Noelia, la cuñada

Noelia, la cuñada.


Pasan unos días casi el mes y veo en casa señales de Ingrid que me necesita, me acerco cuando su marido esta en consulta y vengo de regreso de mi colegio.

Al abrirme la puerta ingreso en su casa trato de abrazarla y ella me dice primero hablaremos de dos temas… sorprendido digo ¿Cuáles temas?

Ella me dice de mi cuñada recuerda que me dijiste que no tenías inconvenientes de aparearte y juntarte con ella, además de compensarla fecundándola.

Y de lo mío y tuyo, estoy embarazada de casi un mes, el causante de que este fecundada eres tú. No termina de hablar la abrazo beso y recorro sus cuerpo manoseándola ella feliz solo reía.

Me empezó acariciar mi espalda con sus manos y me restregaba su vagina sobre mi pierna le agarre las nalgas y se las apreté y de una vez, empezamos a besarnos al sentir como mis manos recorrían todo el cuerpo de Ingrid y poco a poco mi verga esta que estallaba dentro de mi pantalón por lo que empecé a quitármelo, y después la ropa de ella en la sala y ella me agarro del brazo y me llevo hasta la habitación nos quitamos el resto de la ropa, se acostó en la cama dejándome ver su bella vagina rasurada al verla no aguante y me lance a echarle una buena mamada y sentía todos sus jugos vaginales que salían de su vagina ella gemía de placer ya cuando no aguanto mas me acomodo en la cama baca arriba y ella se monto encima metiendo toda mi verga en su vagina al estilo jinete y empezó a moverse de tal manera que sentía como mi pene se ponía cada vez mas dura al punto que no soporte mas y desparrame todo si semen dentro de esta mujer, hoy mi amante a la cual ella al notar que me vaciaba n ella y su útero estaba bien mojados se bajo limpio mi pene y sin pensarlo mucho se lo llevo a la boca yo emocionado con Ingrid y por el momento que estaba viviendo note que mi miembro se estaba poniendo duro nuevamente, coloque a esta en posición de perrito y metí mi pene por su vagina mientras metía mi dedo por su trasero y empecé a darle con tal fuerza escuchaba como gemía y gozaba mientras yo metía y sacaba mi pene de su vagina con gran fuerza una y otra vez, unos minutos así Ingrid se acostó y elevo sus piernas al techo y abierta metí mi pene otra vez y con movimientos circulares se lo iba metiendo y sacando mientras mis manos jugaban con sus senos nuevamente la llene otra vez de semen, descansamos y esperamos la llegada de Noelia.

Suena el timbre Ingrid abre, aparece una mujer de 32 años, trigueña clara, grandes pechos y su trasero que se conservaba como si tuviera 20 años. Era una mujer que provoca admiración y despierta la envidia entre las mujeres. ¡Oh sorpresa mía…, era una profesora del colegio! Me acerqué a ella y comencé a acariciarle su espalda, reaccionó con sorpresa al darse vuelta nuestras caras quedaron frente a frente, me mira con horror al reconocerme como uno de sus alumnos, tomé la iniciativa y la besé frenéticamente. Mis fuertes brazos la rodearon como nunca antes alguien lo había hecho.

Noelia me dice luego que en un momento sintió que enloquecía, yo era uno de sus alumnos, pero también ella sabía que su cuñada perdía el juicio por estar ensamblada por este chico. El mareo que producía su excitación se agudizaba cada vez más y el placer que estaba sintiendo era indescriptible. Richy ese muchacho le acariciaba la espalda y la cabeza. Metía sus dedos por entre mis cabellos, haciéndome sentir en el cielo. No decía una sola palabra. Sus manos se posaron en sus tetas y las apretaba de tal manera que me producían un placentero dolor. Como pudo desabroché el pantalón. Para mi sorpresa al bajar los slip, eso no era de un muchacho era de un animal, de un caballo, tieso, duro y el grosor era tremendo mas grueso que mi antebrazo. Metí mano a su trasero y acaricié esas duras nalgas.

Él hizo lo mismo conmigo. Sus fuertes manos me envolvían toda. Me desnudó por completo y comenzó a besarme y morderme los pezones. Mi excitación iba en rápido aumento. Me dijo al oído que desde primer año, hoy en tercero me había deseado en silencio, que muchas de sus fantasías juveniles las había tenido conmigo. Comencé a besarle sin atreverme a mirar lo que persistentemente rozaba mi vientre, tanto me había gustado. Y fui bajando lentamente dichosa la vista. Su pecho no tenía un solo vello y mi lengua disfrutaba con ese sabor salado de su sudor. Al llegar a su pubis pude ver ese hermoso pene animal, lo más bello que había visto en mi vida. Un pedazo de carbón de unos 20 cms a punto de reventar. Nunca había visto una erección como esa: ¡¡¡Que dureza!!!, ¡Que fuerza! Lo agarré en mis manos.

Rápidamente caímos en la cama. Mi deseo no daba esperar e inmediatamente nos volteamos colocándose sobre mí. De un solo golpe recibí su palo entre mis piernas, el que se deslizó suavemente debido a mi grado de excitación. Parecía un salvaje. Que muchacho más apasionado, respiraba profundamente y emitía un ruido excitante cada vez que me envestía. Colocó una de mis piernas en su hombro, para que lo sintiera mejor, como si no fuese suficiente con esos 20 cm taladrándome de la forma en que lo estaba haciendo, mis gritos de placer iban aumentando a cada arremetida. Recibí una ración de carne, gruesa y dura como nunca en mi vida, me sorprendía la capacidad de aguante de este chico, pues llevaba dentro de mí más de 30 minutos en los cuales yo ya llevaba dos orgasmos interminables. Me decía obscenidades en mi oído, que tenía la vagina más rica que hubiese probado, que era estrecha y le daba mucho placer, que sintiera como su miembro me taladraba, que mirara como mi vulva blanca se tragaba su pene morena, que siempre había soñado con clavarme su estaca, etc., etc., y eso me calentaba muchísimo más. Era hermoso ver ese contraste de nuestras pieles. Entendí cuan bellas son las relaciones con muchachos jóvenes.

Cada envestida era como un fuerte fogonazo que me quemaba las entrañas. Le pedí que me echara su leche, que quería sentir ese calor en la zona de mis deseos. Eso al parecer lo excitó tanto que anunció su venida con unos gritos impresionantes, para descargar su torrente en mi matriz y caer pesadamente sobre mí. Su espesa leche quedó en mis entrañas y comenzó a desparramarse sobre mis ovarios buscándome un óvulo a fecundar, lo encontró. Le besé como muestra de agradecimiento por ese gran apareamiento. A pesar de la venida, su pene no perdía tamaño. La besé y comencé a limpiarla de nuestros jugos. El sabor era indescriptible. Sus jugos tenían un sabor más penetrante que el de mi esposo. Estando en esas nos quedamos dormidos con mi cabeza en su fuerte pecho.

Cuando despertó me mostró su equipo sexual me quedé de un pieza… contrastaba enormemente con el de mi marido una vez realizado los placeres del coito, su pene era grande, y ancho… quería mas.

Subió mis piernas en sus hombros y comenzó a lamer mi caliente vagina, y con sus huesudos dedos abrió los labios y encontró mi prominente botoncito lo agasajo y nuevamente estaba más que lista y ansiosa de recibirlo, aún así me dolió un poco, cuando finalmente lo pude sentir dentro de mi, comprobé las ventajas de tener un amante joven, era tan vigoroso, se movía rápido, lo metía lo más profundo que podía al tiempo que con sus delgadas manos amasaba y magreaba mis senos, mm… mm… lo sentía tan grande dentro de mi, que me arrancó un orgasmo delicioso, finalmente se vino dentro de mi con mucha fuerza y abundantemente..... Estaba asegurado mi embarazo, mi gestación.

Obviamente pensé que se tomaría unos merecidos minutos antes de continuar con nuestra deliciosa sesión de sexo, pero que equivocada estaba!, cuando terminó de venirse, me pidió que cambiáramos de posición, así que me puse en cuatro patas en la tradicional posición de “perrito” y…. Me penetró con la misma fuerza y energía que al principio, sensibilizada como estaba me hizo tener otro orgasmo casi de inmediato… se apoyó de mis senos para cogerme con fuerza, así como estaba lo sentía más grande si es que eso era posible, me lastimaba y al mismo tiempo era tan placentero…. Lo sentía en mi garganta

Me volvió a llenar de su leche calientita y abundante… era tan rico sentir su gran pene explotando de placer dentro de mi… pensé perdiste Horacio, mi marido, desde ahora compartirás tu mujer con este muchacho, mi alumno, el que me llenara de hijos.