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Nos culiamos a nuestra rica vecina

Relato enviado por : Anonymous el 25/03/2021. Lecturas: 3918

etiquetas relato Nos culiamos a nuestra rica vecina   Vecinas .
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Resumen
Trabajaba con mi hijo en nuestra nueva casa de campo, y fuimos visitados por nuestros mejores vecinos y amigos. Pero mi vecino, por trabajo, tuvo que viajar a otra ciudad cerca, viaje de ida y vuelta en el día, y pasó a dejar a mi querida vecina, su señora. Pero el trabajo se le alargó y tubo que quedarse hasta el otro día. Ella molesta con su marido, no le quedó otra que quedarse con nosotros.
Claramente no teníamos idea lo que iba a pasar, pero los juego de la aplicación del celular de mi hijo fue la culpable.



Relato
Nos culiamos a nuestra rica vecina

Esta historia es muy reciente, sábado 9 de enero 2021. Es como la segunda parte, como el episodio II. (Y espero que hallan más).
El episodio I no lo pensaba escribir, ni siquiera pasó por mi mente, no tenía nada del otro mundo.
Pero con el Episodio II amerita que escriba la primera parte de esta gran experiencia que estoy viviendo, para que tengan el contexto de esta, la 2° parte. (Pronto la escribiré).

Me llamo Luis, tengo 43 años, soy de la media en cuanto a belleza. Y pasado de la media con mi dote. Tengo 2 hijos, pero en esta historia menciono solo al involucrado, Martín de 21, estudiando, bien buenmozo, alto medio corpulento y medio atlético, pero muy casero. Se encierra en su pieza, estudia y crea música. Sale muy poco y casi no tiene amigos, solo compañeros de estudio. Experiencia sexual, del 1 al 7, un 2.

Saliendo de la enseñanza media, dejó embarazada a su expolola, Así es que se le pasó la vida de adolescente de una, y tuvo que apechugar. Pero hasta eso es flojo. Toda esa responsabilidad la veo yo y mi esposa Paty. Por su puesto que no siguieron juntos, pero sí con sus responsabilidades.
Cuento esto porque explica la poca experiencia que tiene mi hijo para las cosas de amor. Mete el pico una vez y deja preñada a la mina. Pastel!!!.

Vivimos en un condominio, al lado tengo unos vecinos muy buena onda, matrimonio con suegra.
Fabiola y Pato, tienen 49 y 51, ambos se ven más jóvenes que nosotros, son deportistas y bien bailarines.
Ya hemos salido juntos a muchas partes de vacaciones, compartimos mucho también en nuestras casas. Con la pandemia no queda otra.

Mi país (Chile), nos ayudó a sacar algunos dineros que teníamos ahorrados para la pensión. Para mí fue mucho dinero. Y realicé mi sueño de comprarme un campo. Lo compré al medio de un bosque de árboles nativos, rodeados completamente de naturaleza, lejos de la muchedumbre. Aún no tengo agua ni luz. La civilización está bien lejos. El boliche más cerca está a 20 minutos en auto.

Todo mi núcleo familiar, incluido mis vecinos Fabiola, Pato y suegra fuimos a celebrar al campo mi nueva adquisición. Días antes, con Pato creamos un pequeño parque acuático para capear el calor, que son mangueras con aspersores a 3 metros de altura, para crear una nube de agua, y otros con chorros y duchas.

Luego de unas semanas, empecé el proyecto de edificación de mi casa, a pura mano y pala. Mi hijo Martín me ayuda en casi todo. Nos vamos de Lunes a Viernes, armamos mi carpa familiar. Mi vecino Pato me acompaña y me ayuda de vez en cuando.
Pero esa semana, Pato y Fabiola se fueron antes a unas cabañas a Quillón, de mini vacaciones, a 30 min de mi campo. Por cosas del trabajo de Pato, le tocó un viaje a Los Ángeles, a 1 hora y media de Quillón. Era un trabajo de ida y vuelta en el mismo día.

Pato, para no dejar sola a Fabiola, la pasó a dejar a mi campo. Llegaron antes de las 12 del mediodía, descargaron algunas compras de materiales que le pedí y algo para acompañar el almuerzo.
Pato se fue de inmediato. Quedamos los 3. Pero Martín y yo seguimos trabajando. Mientras Fabiola preparaba algo para refrescarnos.

En el sector de mi campo hace mucho calor, las temperaturas son siempre altas en verano, 25° a 40° en el día, y en las noches bajan bastante.
Como aún no tengo agua y luz de las empresas, ya tenía agua y luz gracias a un generador y una bomba de agua y un pozo que perforé.
Hicimos un pasillo de regadío aéreo (agua pulverizada) con mangueras para poder refrescarnos y capear un poco el calor.

Ya a la hora del almuerzo, Fabiola nos llama. Pero antes, los 3 nos fuimos a refrescarnos al pasillo acuático. Nosotros 2 andábamos solo con el torso descubierto, Fabiola andaba con un vestido largo de playa blanco y rosado, y abajo se veía un bikini blanco y negro. Su vestido algo dejaba traslucir, pero mojado es otra cosa. Y ahí empezaron mis malos pensamientos, que ya los he tenido antes y muchas otras veces.

Terminamos de almorzar y nosotros volvimos al trabajo. Fabiola volvió a mojarse y luego agarró una sombra y se puso a descansar.

A las 7 de la tarde llama Pato que aún está allá, había un retraso de su cliente, y que era muy probable que se quedara.
Fabiola no estaba muy contenta con eso, porque no andaba con más ropa ni sus útiles de aseo.
No le quedó más que quedarse. Para mí era muy bueno, por un lado, porque entre nosotros había ya pasado de todo hace un poco más de 1 año. Pero quedamos en que no iba a pasar nada más, nunca más. Y así fue. (Esta es la 1° parte que escribiré después de esta).
Por otro lado, estaba mi hijo, que ha compartido con ella igual que yo en nuestros eventos familiares y vecinales, aún le dice “tía Faby”, y no sabe nada que nosotros tuvimos algo, más que algo.
Yo le tenía muchas ganas, pero solo me tenía que conformar con mirarla y conversar.

Luego de arreglar un poco la carpa y el auto, porque no teníamos claro aún como íbamos a dormir, las faenas se terminaron a las 20 hrs. Fabiola ya nos tenía una rica cena.
Con mi hijo nos fuimos a duchar al pasillo acuático.
Una vez perfumados, limpios y decentes, nos sentamos a la mesa bajo las estrellas.
Como sobre mesa, preparé unos tragos y nos pusimos a conversar los 3.

A las 10 de la noche salieron los juegos de naipes. En media hora después, a mi hijo se le ocurrió hacer juegos de “Reto o Verdad” del celular. Ahí estuvimos jugando harto: Baile sensual frente a la persona, decir piropos medios hot, contar algún sueño erótico, buscar el caramelo con los ojos vendados, etc, etc.

Como todas las noches, en el campo o la ciudad, entremedio de los cigarros, me fumo un pitito (marihuana) y me acompaña mi hijo. Fabiola ya estaba fumando cigarrillos antes que nosotros, porque no le hace a la marihuana.
Cuando me quedaba ya la mitad del pito, Fabiola se atrevió a pegarle unas piteadas, y seguimos con los juegos, que estaban muy entretenidos y se estaba poniendo bien hot la cosa.

El juego cada vez estaba subiendo de nivel y a mí me tenía bien cachondo. En un momento, Fabiola quería ir al baño y había que acompañarla, y yo no quise y le dije a mi hijo que acompañara a la tía.
En mi campo solo hay maleza, bosque y planicies. Tenemos 1 hectárea para elegir el baño entre las malezas.

De vuelta del “baño”, los 2 llegaron muy contentos y muertos de la risa. No quise preguntar nada y seguimos el juego y compartiendo con los tragos.

Salieron varios bailes sensuales y quitadas de ropa íntimas, mi hijo ya estaba sin calzoncillos pero con su pantalón corto, y a Fabiola le tocó sacarse el sostén, en su caso fue el top del bikini (traje de baño). Pero seguía con su pareo completo. Y quedaron marcadas y a medio trasluz sus ricos pezones y redondas tetas. A mí me tocó bailarle sensualmente, le corrí la silla a más espacio y le rodié. A mi hijo le tocó tirarles uno piropos indecentes, yo le pegué una mirada a mi hijo para que fuera moderado y respetuoso, pero se tiró una que decía “que ganas de poder chupar esas orejitas”. Fabiola abucheó y reclamó porque no tenía nada de indecente. Y obligó a repetirle una nueva, y que la tuteara. Volví a mirar a mi hijo con peor mirada, pero solo estaba muerto de la risa. Y le dice “quiero besarte de los pies hasta la cabeza, hasta escuchar tu primer gemido”. Ni a mí se me habría ocurrido eso. Fabiola celebró aplaudiendo y yo le llamé la atención.

Luego de otras pruebas, a Fabiola le salió un baile erótico, y eligió a mi hijo. La app tiene todo, así es que ella eligió 1 de los 3 temas sugeridos, y se puso a bailarle.
Empezó por atrás de él, bailándole bien pegados, desde atrás abrazó a mi hijo y le metió las manos por debajo de la polera y le tocó su pecho. Luego lo soltó y siguió rodeándolo con movimientos muy eróticos, hasta que ella levanta una pierna y la cruza sobre él, quedando parada en frente, la vi menearse, subir y bajar frente a la cara de mi hijo. No sé si hubo contacto entre la cara de mi hijo y las tetas de ella. Yo solo podía mirar su espalda.

De ahí me paré y dije que ya era hora de irse a dormir, ya eran pasadas las 12 de la noche.
Paramos todos los juegos, nos quedamos algunos minutos más para terminar los tragos y ordenar la mesa para evitar los animales de rapiña.

Una vez calmadas las cosas, le dije a Martín que llevara a la tía a la carpa y nosotros dormiríamos en el auto.
Me fui a ordenar la colchoneta al auto. Esperé más de 5 min que volviera Martín, pero este no llegaba. Me quedé callado para escuchar algo, pero solo cantaban los grillos. No quise pensar nada y me prendí el último cigarrillo. No alcancé a fumármelo todo y me empecé a acercar a la carpa, ya estaba a 40 metros y empecé a escuchar algunas risas y murmullos. En la carpa se veían algunas siluetas, pero nada claro. Rodié la carpa sigilosamente hasta ver la entrada. Ya a esa distancia escuchaba a mi hijo negarle algo. Me acerqué a 5 metros y veo a los 2 sentados de frente en la colchoneta, Fabiola le sujetaba sus manos y se las pasaba por sus tetas. Cuando mi hijo se quedó ahí, las manos de ella se fueron en picada al short. Fabiola manoseaba el pico de mi hijo y él amasaba sus tetas.
Yo no sabía si parar lo que estaba pasando, lo que estaba viendo era mi vecina culiándose a mi hijo, o tratando de culiárselo.

Me quedé mirando un rato más y me retiré. Dejé que las cosas fluyeran solas.
Volví al auto y casi me corro una paja. Estaba con todo el pico parado.
Pensé muchas cosas, una de ellas era que sería una gran historia para mi hijo, el sueño del pibe. Culiarse a una “vieja” 28 años mayor, vieja pero rica!!!.

Traté de dormir, pero daba puras vueltas. A lo lejos escuchaba entre los grillos, algunos gemidos, no sé quién de los 2 era. Miraba el reloj y el tiempo no pasaba.

Logré cerrar los ojos un par de minutos según yo. Pero ya había pasado hora y media.
Entre incomodidad y algo de frío me hizo despertar. Y ya no escuchaba nada, ni los grillos. Entonces, decidí irme a dormir a la carpa. Al acercarme silenciosamente, no se escuchaba nada ni se veía nada. Todo apagado. Al asomarme, ambos estaban durmiendo, mi hijo mirando hacia una orilla y Fabiola detrás de él con un brazo sobre su cintura, como cucharita. Yo me allegué al otro extremo, mirando a la pared de la carpa.
Traté de volverme a dormir, pero sólo logré pasarme rollos y más rollos. Saber que estos dos estuvieron culiando aquí mismo hace poco. Y yo casi pajeándome como un adolescente.
Mi pico aún no bajaba y el sueño no me llegaba. Pensé muchas cosas hasta que al final inventé un contacto físico con los pies de ella, para ver si había alguna respuesta. Al tercer intento Fabiola se mueve, y espero que más sucede. Pero tuve que tocar 2 veces más y ella estira una pierna y me la pone encima de la mía. Yo le hice unas sobaditas para ver si estaba consciente, y me las respondió. No esperé más, me di vueltas y dejo caer mi mano en su cintura, a esperar un buen recibimiento o un charchazo.

Para mi suerte no pasó nada. Y seguí subiendo mi mano, hasta que llegué a una de sus exquisitas tetas. Y ahí no paré más. Fabiola hizo un giro de 90° y me quedaron las 2 tetas paraditas, para mi solito. Se las amasaba muy suave, sus pezón estaban blanditos y muy suaves, pero bastó solo unas tocaditas más y se pararon como mi pico.
Fabiola no estaba inconsciente, estiró su mano más cercana y empezó a buscar mi paquete. Se encontró con la tremenda roca. Levanté mis caderas y me saqué el short. Fabiola no dejaba de agarrármelo. Y yo bajé mi mano y le agarré su conchita, que estaba empapada y completamente desnuda. La agarré de la cadera y me la jalé hacia mi, dándole vuelta para que quedara cucharita. Quería puro culiármela todo este año y ese día era mi oportunidad.
Le pasé mi pico por toda su rajita, sonaban todos los jugos. No me importaba si eran de ella o de mi hijo, sólo quería culiármela. Alcancé a metérsela varias veces, hasta bien al fondo, le enterré todo mi pico hasta el fondo, me quedé quieto algunos segundos para que sintiera adentro mis alterados latidos.

Quería besarle esos exquisitos labios, porque besa como las diosas, y eso me calienta a mil. Pero también quería gritar y decirle muchas cosas, pero teníamos que estar en silencio para no despertar al patán de mi hijo que, por lo visto, se fue de una buena culiada de su vecina, su tía Faby (tía de conocida). Pero lo que yo no sabía, es que mientras me agarraba a mi, también estaba agarrando el pico a mi hijo. Estaba a 2 manos bien sujeta de nuestros picos.
Quise seguir moviéndome, pero la muy caliente, se me desclava y se acomoda, y se pone de rodilla y en picada al pico de mi hijo, dejándome todo su chorito y el chico en mi cara. Eso era una invitación que no iba a dejar pasar. Adopté la misma pose detrás de ella y empecé a chuparle como nunca. Metí lengua, dedos, mi pera, nariz, todo lo que pude de mi cara. Mis dedos no paraban de abrir, cerrar, acariciar, meter y sobar. Fabiola empezó a gemir entremedios de las chupadas que le daba a Martín, y a mover su culo con unas ganas, abría y cerraba sus nalgas para que pudiera entrar más.
Me paré arrodillado detrás para metérselo todo, y me encuentro de vista con mi hijo, sólo le hice señas para que siguiera y se liberara, que se olvidara que estaba yo.
Seguí con lo mío, le agarré las caderas y empecé a metérselo lento y rápido. Y Fabiola empezó a gozar y a liberarse de todo lo que nos podía incomodar a los tres. Ya no nos importaba si alguien se daba cuenta, si alguien escucha nuestros gritos de placer, estábamos desinhibidos completamente.

Estuvimos toda la noche culiándonos a nuestra vecina, como cual película porno. Y lo mejor de todo es que con Fabiola no usamos condón, ella se cuida con pastillas. Mi hijo feliz poder eyacular adentro de una mujer sin la preocupación de dejar, de nuevo, a otra embarazada.

En un momento, mi hijo tomó la iniciativa y la tomó de las caderas, la puso en 4 y se lo metió lentamente. Quería sentir como era a lo perrito. Pero luego él se echó para atrás, sin despegarse de ella, y le dijo que se moviera, quería ver sus sentadillas sobre su pico.

Y la mejor parte de todas fue cuando, mi hijo se la tenía encima de él, con todo su pico en su chorito y besándole sus redonditas tetas. Fabiola gemía y tiritaba. Yo solo los miraba. Cuando se le salía el pico, ella misma lo agarraba y se lo volvía a meter, la última vez q se le salió, antes de metérselo, le estrujó unas gotas a mi hijo y se las pasó con su dedo por su chico, eso me dejó recaliente y, me arrodillé y me tiré mi salivita en la punta del pico y me puse a rosarle su ano, y de a poco se lo fui metiendo. Nunca había escuchado mugir a una mujer, y tampoco había hecho un trío y creo q mi hijo menos.
Para los 3 era una excitación máxima. Fabiola besaba enloquecida a mi hijo, tiritaba y daba espasmos con sus nalgas, lo que me hizo acabar antes que todos. Y Fabiola, con un brazo me sujetó para que no me saliera, y empezó a moverse sola, al ritmo de mi hijo, hasta que los extensos estertores y suspiros salieron de ella. Ahí ella me suelta y nos empezamos a desencajar. Cuando yo ya estaba retirado, ella intentó levantar una pierna para salirse de encima de mi hijo, pero él la agarró de las caderas y siguió envistiéndola, hasta volver a acabar.

Cuando ya estábamos en un descanso, empezamos a escuchar a los pajaritos. Entonces solo nos quedamos dormidos, sin decirnos nada más. Hasta que, como a las 7:00 am sonó un mensaje en el celular de Fabiola, le pregunté al oído y me dijo que Pato iba a llegar a almorzar con nosotros, que él nos traería el almuerzo. Y me di vuelta para dormir una media hora más. Cuando desperté, mi hijo se la tenía clavada a lo misionero, pero al revés, él encima y ella boca abajo. No sé por dónde se la estaba metiendo.
Esperé que terminaran y me levanté, me bañé y fui a prender fuego para mi desayuno. A los minutos salió Fabiola con su pareo, vestido blanco rosado, y me pidió jabón y una toalla. Se fue a bañar al parque acuático piluchita, y yo la miraba entre las ramas. Se veía tan rica y a la vez tan caliente, que no podía creer lo que hicimos.

Fabiola vuelve a la carpa envuelta en la toalla, apenas le tapaban sus cachetitos. A los minutos, escucho algunas risas y luego un silencio. Me asomé un poco, y mi hijo la tenía nuevamente tirada en la colchoneta, boca arriba y con las piernas abiertas, y chupándole toda su conchita. A lo mejor, entre tanto culiar y culiar, no tuvo tiempo para chupársela, y le faltaba eso para completar sus sueños de una.
Los dejé solo otra vez y empecé a laborar.
A los minutos sale Fabiola vestida con ropa de mi hijo, un polerón y un pantalón buzo arremangado. Se acercó a preparar el desayuno y al llegar mi hijo nos sentamos a desayunar, sin decirnos nada de lo que había pasado en la carpa.
Le di algunas instrucciones a mi hijo y nos pusimos a trabajar.
Fabiola tomó una frazada y se fue a descansar a un claro con sol, cerca entre los árboles.

Ya eran las 10:30 am, con una temperatura de 22° y me llaman de la tienda del pueblo que la mercadería había llegado. Martín ya tenía la misión de ir a buscar el pedido. Eran 1 hora de viaje, ida y vuelta, más 45 min para cargar todo, más la lista del super. Casi 2 horas en todo.

Cuando parte Martín, quedé pensando que era el momento de hablar con Fabiola sobre lo sucedido. Así es que partí a verla. Estaba sobre la frazada, tomando sol solo con su bikini. Hablamos, pero no fue tanto, más bien hablé yo, pero me hicieron callar con un beso. Ella dijo que ya había hablado con Martín y ya estaba todo claro, y con eso bastaba. Pero ese beso me prendió y me tiré al ataque. No fui bien recibido la primera vez, pero seguí y terminamos culiando de nuevo, a pleno sol. Estábamos empapados en sudor. Nos fuimos al parque acuático y con shampoo nos dimos baños eróticos, las últimas tocadas y penetradas.

Al momento que volvió Martín, nosotros ya estábamos cada uno en sus menesteres, yo trabajando y ella tomando sol.

A las 13:30 llegó Pato con el almuerzo que había prometido.
La mesa ya estaba preparada, Fabiola se había lucido con lo poco que teníamos, ensaladas, vasos y servicio. Pato había traído mariscos, ceviches y salmón con acompañamientos. Como si hubiese sabido que necesitábamos recuperar energías.

Luego de la sobremesa, se retiraron los 2 a su cabaña. Nosotros seguimos laborando sin decir nada. Pero cuando llegó la noche y nos preparamos para cenar, empezamos hablar del tema.

Pero eso será tema para otra historia.

Ella y yo podemos aceptar y entender lo sucedido y, además, callar todo. Pero mi hijo tendrá grandes y largas pesadillas eróticas. Nunca más se le va a repetir una historia así.

NO tengo fotos de esa noche, pero gustoso compartiría más detalles por mail: potrochancal@yahoo.com

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 20:18) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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