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Nueva diversión.

ChicaSlash Relato enviado por : ChicaSlash el 06/05/2016. Lecturas: 6754

etiquetas relato Nueva diversión.   Masturbación .
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Resumen
¿Quién no se ha masturbado? La masturbación es la cosa más natural que ha existido desde tiempos antiguos. Sin embargo, se llega a disfrutar en los momentos menos precisos, donde cerca hay un entrometido... pero esos son los mejores.
Una historia vivida y recordada por siempre. (incesto)



Relato

...

Annie, una preciosa chica de 15 años, llegó del colegio en uno de aquellos días fríos de invierno, donde el Sol apenas es escaso y la brisa fresca los acompaña todo el tiempo.

Ella vive en un pequeño apartamento a las afueras de la ciudad, sólo con su madre quien trabaja todo el día, esforzándose para darle lo mejor a su única hija y complacerla con algunos lujos por ser una niña ejemplar y única.

Sin más, Annie se saca el polerón azul y lo deja botado en el sofá, al igual que las demás prendas, dejándose únicamente la ropa interior; sus braguitas blancas y el sostén blanco.

Luego de varios minutos, recuerda que el hermano de su madre iría a quedarse por varios días con ellas hasta que pasara año nuevo, lo que más detestaba era que no podría disfrutar sus tardes nuevamente hasta que se fuera.

Por lo que decidió darse una despedida grata ese último día.

Corrió descalza por el pasillo hasta su habitación, sacando de su ropero un vibrador de masaje, esos que usan para masajear su espalda. Claro, ese era su principal uso, porque había unos mejores que a ella le encantaban.

Se metió al cuarto de baño, donde se encontraba un espejo de cuerpo completo.

Ahí terminó de quitarse todas las prendas, quedando por fin desnuda, donde el espejo le mostraba cada parte de su cuerpo. Observó su rostro delgado y blanco, sus ojos verdes le regresaban la mirada brillosa por lo que haría a continuación.

Su mano subió a uno de sus pechos, que aún eran algo pequeños por la edad, pero sus aureolas rosadas la excitaban más que a nada. Comenzó a acariciarlo de arriba a abajo, dando círculos en el pezón con una fricción lenta.

Desde el espejo miraba su rostro descomponerse por el placer que comenzaba a experimentar, al sentir que su vagina estaba mojada. Gimió alto, pues estaba sola y no había de qué preocuparse.

No tardo mucho tiempo para que dejara de masajear sus pechos y salir del baño para recostarse por fin en su cama de edredones azules.

Volvió a masajear sus pechos mientras flexionaba las piernas, dejando su vagina expuesta, sentía el fresco aire del día, sin embargo sabía que pronto entraría en calor, lo que provocó más sus ansias.

Encendió el vibrador de masaje y comenzó a pasarlo por su pezón derecho, hasta llegar al izquierdo y comenzar a bajar lentamente hasta su parte más íntima, dónde no dudo ni un segundo en dar vueltas por su pequeña vagina, provocando espasmos en su cuerpo por la sensación.

Sintió sus mejillas arder al momento de colocar el vibrador en su clítoris, que ya estaba hinchado y al tocarlo con el objeto hacia que su experiencia fuera mucho mejor.

Hizo que el vibrador hiciera pequeñas vueltas sobre su vagina, lo hacia lenta muy lentamente y comenzaba a torturarse, pero esa era lo que más le gustaba. Sus gemidos subían de nivel cada segundo. Sus dedos ayudaban en el trabajo, pues ahora se encontraban dentro de ella, metiéndolos rápidamente para luego sacarlos de igual forma.

Lo que Annie no sabía era que alguien la espiaba desde que comenzó su pequeño juego de todas las tardes. Un hombre que tenía en el pantalón un gran bulto y lo acariciaba al compás de las pequeñas manos de su sobrina.

El hombre, sin pensarlo se adentro más a la habitación, aprovechando que la niña tenía los ojos cerrados y estaba consumida en el mayor placer nunca antes visto, lo que hacía más excitante.

La miró. Su pequeña boca estaba entre abierta, de ella salían gemidos muy eróticos, que lo hacían ponerse cada vez más duro de lo que jamás estuvo. Sus pezones estaban duros y mojados, supuso que por la saliva de ella.

No soportó más la imagen de la pequeña en esa posición: con sus piernas flexionadas y su mano casi hasta el fondo de sí mismo, por lo que gimió fuerte.

Eso, por supuesto, alertó a Annie, quien abrió los ojos horrorizada y gritó al ver a su tío mirarla con los ojos más oscuros, y peor (o mejor), con su mano derecha moviéndose con ímpetu al mirarla.

— ¡No! No es lo que parece —trató de taparse inmediatamente con el edredón, pero la mano de su tío lo impidió rápidamente.

—Tranquila, Annie, es algo normal —dijo su tío, dejando olvidado su bulto, que no dejaba de estar erecto en ningún momento, sentándose junto a ella en la cama—. Todos lo hacen, y está bien, pequeña.

Annie estaba más que nerviosa al ver como su tío la miraba con deje de lujuria. Aunque eso, en lugar de incomodarla, hacía que sintiera una extraña sensación en su parte más íntima, un cosquilleo que le comenzaba a gustar.

—No le diga a mi mamá —suplicó Annie, consiguiendo taparse un poco, cuando su tío se levantó de la cama.

—Claro que no —dijo sonriendo—. Porque aunque no es malo, ella no lo verá de la misma forma.

Annie asintió.

Pero para sorpresa de ella, su tío comenzó a desabrocharse el pantalón y ella abrió los ojos completamente.

Dejó que su miembro se extendiera y lo acarició un poco, Annie no sabía que hacer, lo único que hacía era mirar espantada el gran pene de su tío, la cabeza estaba roja y gorda, muy gorda. Jamás había visto un pene más que en los libros de Anatomía del colegio.

Su tío se acercó a ella, subiéndose en la cama y dejando su pequeño cuerpo debajo de él. Annie, muy asustada trató de alejarlo, pera era imposible, su tío era más grande y fuerte que ella.

—No, no, espere, no me haga nada —pidió, intentando sin logro alguno alejarlo—, prometo que no le diré a nadie, pero no me toque.

El hombre hacia caso omiso y comenzaba a besarle los pechos, succionando los pezones y lamiéndolos hasta dejarlos rojos y mucho más duros.

De pronto, Annie dejó de intentar forcejear al sentir un placer enorme por lo que su tío comenzaba a hacerle. Era una nueva sensación. Una sensación que hacía que se mojara mucho más de lo que ya estaba. Comenzó a gemir.

—Veo que te gusta mucho.

Annie asintió con las mejillas sonrojadas.

El hombre comenzó a besarla, bajando por su cuerpo hasta llegar a su vagina. Annie, por instinto cerró las piernas, pero él sonrió y las abrió, mirando su rosada vagina, sin ningún vello y completamente mojada.

No dudó en besar y rodear los pliegues vaginales con la lengua, haciendo que la chica gimiera más fuerte. La lengua experta del hombre viajo al pequeño botón de carne rosa y lo movió, dando más placer.

—Aahh, aahh.

Comenzó a succionar el botoncito. Le dio pequeñas y suaves mordidas. Sentía el cuerpo de Annie retorcerse, y, por inercia, Annie tomó de los cabellos a su tío, aplastando más su cara contra su vagina.

No tardó mucho tiempo en llegar al orgasmo, soltando un gran y glorioso gemido.

Annie trataba de regular su respiración tan agitada, pero volvió a perderla al ver que su tío se quitaba la camisa, dejando ver su abdomen plano y duro. Annie se sonrojó y giró su rostro para otro lado, dándose cuenta de lo que acababa de hacer, pero, ¡Dios! Su tío estaba muy caliente, era tan atractivo y hermoso.

Miró su cuerpo y observó su pene erecto. Al parecer le tocaba regresarle el favor.

Tímidamente se acercó a su tío, que estaba de rodillas encima de la colcha, mirándola sin pudor alguno. Annie tomó entre sus manos el caliente miembro y comenzó a mover su mano de arriba a abajo, por todo el tronco húmedo. Luego, sacó su lengua y lo lamió, como si de una paleta se tratase.

—Aahh, sí, pequeña —Alagó con voz ronca su tío—. Lo hacer muy bien.

No paraba de lamer, le comenzó a gustar la manera en cómo ese miembro enorme entraba por su boca, morder la cabeza gorda y roja y escuchar los gemidos de su tío.

No le dio tiempo el darse cuenta que había sido apartada de su gloriosa papeleta y echada hacia atrás. Miró intrigante a su tío, creyendo que había hecho algo mal.

—Tranquila, Annie, todo está bien —Avisó sonriendo, como si le hubiera leído la mente al contestar su pregunta—, eso sólo que quiero terminar este juego antes de que llegue tu mami.

Él se encimó en ella, tratando de no aplastar su cuerpo con el de él. Comenzó a besarla lentamente, para luego pasar a lo extremo y meter sus lenguas hasta el fondo.

Se separó un poco y acarició su vagina con un dedo, ella comenzó a gemir y mover las caderas. Metió dos dedos en ella, de adentro a afuera, haciendo que los gemidos salieran más y más de su pequeño ser. Las mejillas de Annie estaban sonrosadas.

—Creo que estás lista —dijo, comenzado a tomar su pene—, ¿Eres virgen? —Preguntó, mirándola a los ojos y dejando el pene en la entrada de ella, acariciando las paredes de la niña, provocando más gemidos.

—Aahh... sí.

Dicho eso, él metió lentamente su pene en ella. Annie cerró fuertemente los ojos al sentir un dolor ahí abajo, pero el comenzó a besarla por toda la cara.

Su tío comenzó a moverse lentamente en ella, soltando gemidos y dando pequeñas y leves estocadas, para no lastimarla.

De pronto, Annie comenzó a sentir más placer que dolor. No se sentía nada igual a la masturbación, esto era diferente, una sensación muy deliciosa el sentir su vagina siendo la acogedora de un miembro, uno muy pero muy grande y caliente.

—Aaahh, aahh, sí, más, tío.

—Mmhmm... Aahh.

El vaivén comenzó a ser más rápido y furioso. Annie ya no recordaba ni el dolor sufrido antes, ahora sólo sentía una sensación tan grande que quería más, quería tener toda la polla de su tío dentro de su pequeña vagina.

Su tío la besó en el cuello y tomó entre sus manos sus pechos, moviéndolos en círculos y jalándolos. Eso hacia que gimiera mucho más.

Ya no tenían más espacio de esa manera, por lo que él decidió tomar de las nalgas a Annie y sentarla en sus piernas, dejando que su miembro se hundiera más en ella, que llegara hasta el fondo y tocara así su punto G.

—Oh, mi dios, Aahhh, esto es Aahhh... más, por favor, aahhh.

—Así, Annie, muévete más Aaaahhhh, mueve ese lindo culito tuyo que siempre me ha gustado.

Más desenfrenado. Más rápido. Más duro, Más placentero.

No tardaron mucho en llegar al orgasmo juntos. Ella sacó sus líquidos y él la llenó de su esencia.

Sus respiraciones estaban agitadas y sus frentes perladas. Ambos se dieron un beso tan pasional y se recostaron juntos.

—Creo que después de todo no serán tan aburridas mis tardes. Ahora tendré una nueva diversión.
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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 22:06) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

katebrown (18 de October de 2022 a las 19:34) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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