O me acompañas a mi cuarto, o grito....

Pero por otra parte la casa es tan grande, que en ocasiones he pensado que me encuentro sola, cuando me llevo la sorpresa de que ya sea mi mamá o mi papá se encuentran en casa, y así también me ha sucedido con otras personas, además en lugar de una sola puerta de entrada, tenemos tres, la principal, la de la cocina, y la del ventanal de la sala que da al patio trasero de la casa. Por lo que cuando el sábado en la noche sentí unos ruidos, lo primero que pensé fue que ya fuera mi mamá o mi papá se encontraban en la cocina. Por lo que tal como me había levantado de mi cama, me dirigí a la cocina para tomar un vaso de agua y volver a la cama. Como acostumbro a dormir unicamente con unas pequeñas bragas puestas, lo primero que me dice mi mamá, al verme así, es. Niña anda a vestirte, mientras que mi viejo, de inmediato apenas se da cuenta de que ando por decirle así, medio desnuda, abandona la cocina, sin decirme nada. Así que cuando entré en la cocina, la realidad fue que no me encontré a ninguno de mis padres. Prendí la luz, y como estaba bien molesta, ya que antes de llegar a casa, mi novio, luego de estar besándome por un largo rato, de momento recibió una llamada, y sin más ni más me dejó en casa. Lo cierto es que se tenía que presentar al cuartel, ya que es teniente del ejercito. Pero a mi me dio por pensar que el muy hijo de la gran puta, estaba usando eso como excusa para salir con alguna sucia, quita novios.
Estaba bien cabreada, tanto que cuando entré a la cocina, y prende la luz, no me fijé que tras de mí había un tío. Usando pasa montaña, ocultando su rostro. Pero al terminar de tomar el agua, y darme vuelta me lo encontré de frente. Ya estaba a punto de ponerme a gritar, cuando me di cuenta que sus aterrados ojos, los tenía clavados en mis paradas tetas, que en ese instante llevaba al aire. No se ni como me di cuenta de ello, pero él estaba mucho más asustado que yo. Tanto que les juro que lo escuché pedirme, por lo que yo más quisiera que no gritase. En ese instante y estando prácticamente desnuda frente a él, di un paso al frente, no se como me atreví a extender mi mano, y agarrar el bulto que se encontraba entre sus piernas. Él abrió los ojos desmesuradamente, como que él no podía creer que yo le estuviera agarrando su miembro de esa manera, aun por encima de la tela de su pantalón. Fue cuando se me ocurrió de repente decirle. O me acompañas a mi cuarto, o grito. No hizo falta de que me respondiera, sentí como aquella cosa que yo mantenía sujeta con mi mano, de momento había comenzado a ponerse grande.
Ya habíamos entrado a mi cuarto, cuando sentí a mi mamá entrando en la cocina, por lo que sin soltarle su cosa al tipo ese, me asomé a la puerta de mi dormitorio, y al ver a mi mamá, ella me dijo. Has dejado la luz de la cocina prendida, y de la misma manera en que entró a la cocina, salió apagando la luz, y marchándose a su dormitorio. Yo sin soltarle, le dije sino quieres que grite, vas hacer lo que te diga. A lo que él muy asustado y pegado contra la pared, me respondió, diciéndome. Lo que quieras, pero no grites. Así que solté su pantalón diciéndole, ahora quiero que me hagas feliz, y al terminar de decirle eso, me recosté sobre mi cama, y tras quitarme las pequeñas bragas, separé mis piernas mostrandole mi depilado coño, bien abierto. Él se me fue acercando al tiempo que fue soltando la hebilla de su pantalón, y justo en ese instante se me ocurrió, que bien podría darme una buena mamada de coño. Y Así se lo hice saber, por lo que sin decir nada, el tipo ese se arrodilló frente a mi, que estaba con mis piernas abiertas, se medio subió el pasamontañas, y comenzó a pasar tímidamente, su lengua por encima de los labios de mi vulva. La verdad es que la sensación de que me estuviera lamiendo el coño, era bien agradable, pero deseaba que me hiciera algo más, por lo que coloqué mis manos sobre su cabeza, al tiempo que la apretaba contra mi cuerpo, y le dije. Mamamela con gusto, o grito. Comencé no tan solo a sentir su lengua, sino que los labios de su boca, así como sus dientes, restregándolos contra todo mi coño, incluso contra mi clítoris. Me la succionaba, divinamente, no como mi novio, que en ocasiones como que le cuesta trabajo, el satisfacerme de esa manera. Yo comencé a disfrutar de la placentera sensación de que ese completo desconocido, me estuviera mamado mi coño de manera tan rica. Yo gemía de placer, y felicidad, al sentir sus dientes mordisqueando mi clítoris, cuando no lo estaba succionando con sus gruesos labios. Esa fue la primera vez en mi vida que supe lo que era un orgasmo húmedo, ya que el chorro que salió de mi coño, al momento en que él me hizo llegar al clímax, fue algo increíble. Yo quedé con mis piernas bien abiertas, agotada, pero feliz. Fue cuando lo vi que se ponía de pie, ante mi, y sin yo decirle nada, terminó de quitarse los pantalones, fue cuando me llevé un susto, ya que su miembro aparte de que era mucho más grueso que el de mi novio, también era casi el doble de largo. Además la cabeza de su verga, era de un color morado, casi como el de sus carnosos labios. Yo me quedé sin saber que hacer, pero apenas comencé a sentir como aquella cosa comenzó a deslizare dentro de mi, mi alegría y felicidad se multiplicó. Tanto que desde ese mismo momento comencé a mover mis caderas como una loca. Sintiendo como su largo y grueso miembro entraba y salía por completo dentro de mi coño. Yo restregaba mi cuerpo contra el de él, buscando sentir más y más adentro de mi aquel tremendo pedazo de carne. Por un largo rato seguimos, en esa misma posición hasta que yo de ociosa le pedí que se colocase tras de mi, y nuevamente disfruté el sentir, como aquello se deslizaba sabrosamente dentro de mi coño. Yo estaba del todo entregada, al disfrute que él me estaba provocando. Cuando de momento, al mismo tiempo que me enterraba su sabrosa verga dentro de mi coño, comencé a sentir sus gruesos dedos explorando mi apretado culito. Cosa que por unos instantes me asustó, pero estaba tan excitada, que cuando él sacó su miembro de mi coño, y lo colocó sobre mi palpitante esfínter, aunque siempre me dolió algo, el sentir como me penetraba por el culo, al tiempo que con sus manos agarraba mi coño, me hizo disfrutar de una experiencia como nunca antes había disfrutado.
Yo quedé hecha una piltrafa, gustosamente agotada, y deseosa de que todo se repitiera nuevamente, por lo que antes de que él se marchase, le di mi móvil, y le dije, espera mi llamada, para que me vuelvas a visitar. Bueno en ocasiones mi novio me pregunta, por qué ya no me gusta quedarme hasta tan tarde con él, y le respondo que debo levantarme temprano para ir a la universidad.