Es increíble lo excitante que puede resultar el corto historial sexual de una esposa.
Tratare de hacer este relato algo ameno, aunque no será corto, pero entreteniéndoles mientras les cuento la verdad con detalles. Sepan desde ya que todo esto me lo contó ella, mi esposa, a través de los años que llevamos casados (19).
Relato
Que tal están? Tratare de hacer este relato algo ameno, aunque no será corto, pero entreteniéndoles mientras les cuento la verdad con detalles. Sepan desde ya que todo esto me lo contó ella, mi esposa, a través de los años que llevamos casados (19). Todo esto que me dijo me sorprende, teniendo en cuenta lo seria, recatada y poco abierta a nuevas experiencias que es ella. Es muy hermosa, es atractiva, pero ella no se da cuenta de eso e incluso llega hasta la timidez en ocasiones. Además, he agregado algo de nuestras propias vivencias ya como marido y mujer, aunque esta parte más de nuestra actualidad, la podrán leer en la 2a parte.
COGIDA… PERO NO TANTO - Cuando conocí a mi esposa, ella ya había estado con dos hombres. El primero y quien la desvirgo tenía “un penecito rico, rosadito y siempre olía a jaboncito” en sus propias palabras. A juzgar por su recuerdo, no pasaría de las 6 pulgadas (casi 15.5 cms). Pero así y todo, siempre acababa y tenía orgasmos ricos y ni siquiera necesitaba frotarse el clítoris, es decir, no necesitaba masturbarse durante la cogida para llegar. Eso fue a los 15 años de edad de mi esposa. Al cumplir los 17 años, las cosas no iban bien con su novio, y como trabajaba medio tiempo por las tardes en una panadería, poco a poco fue descargando sus tristezas en los oídos de su jefe y propietario del negocio, un hombre grueso (que no gordo), casado, de 33 años. Su esposa, una regordeta blanca que en su tiempo estuvo buena pero se había dejado engordar y el carácter se le había amargado… Cuando mi esposa rompió con su novio, a unos cuatro meses de cumplir 18 años, el que la escucho y cuido en esos días fue su jefe. Él le decía que con él no tendría esos problemas, que la podían pasar bien y le contaba sus problemas con su esposa. Pero mi esposa lo rechazaba. Al pasar los días, quizás en el fondo por agradecimiento, acepto salir con él. La llevo a comer, y luego le dijo que si iban a un cine “especial”. Ella acepto y el cine especial resulto ser un motel, aunque ella no lo sabía. Al entrar primero su jefe y encender la tv, estaba una porno de las más crudas y ella se sintió apenada, se enfadó y corrió al auto. Se fueron y al final de cuentas la logro convencer que lo disculpara, y como ya era noche y estaban estacionados en una zona obscura de la ciudad, la beso y ahí en el auto con ventanas obscuras se la cogió.
DESVIRGADA DE VERDAD - Cuenta mi esposa que aunque en la obscuridad no se la logro ver, sintió que la verga la partía en dos! Tanto así, que mientras se la metía y ella se quejaba, él le empezó a decir que era una mentirosa, que no había cogido. Con nadie y que lo de su novio era cuento para que él, su jefe, le diera atención. Tan apretadita le sentía su raja. Y ella le dijo que no, que lo que pasaba es que tenía la verga muy grande. Entonces le dijo: “Mamita rica, así de apretadita como esta me va a sacar los chorros muy rápido! Me voy a poner un condón.” El la trataba de “usted”. Y así lo hizo, de debajo del alfombrado del piso del coche, saco una cajita de condones aplastada (el jodido tipo se ve que siempre andaba preparado!). Abrió uno y le saco la verga para ponérselo. Dice que al sacarle aquella vara, sintió como quedaba vacía, abierta, y con ardor en la entrada de su cueva, que ni la primera cogida que le dio su novio le había dolido. Con el condón puesto, su jefe hizo hacia atrás el respaldo del asiento, le halo de las caderas hacia si para que quedara a la orilla del asiento con medias nalgas colgando, le abrió las piernas y se las levanto en “V” y así se la volvió a empezar a meter. Ahora si sentía ella como que en verdad la estaban desvirgando con aquella vara de carne caliente dentro del condón entrándole y saliéndole! Más que placer, sentía dolor y pasaron varios minutos hasta que cuando pensaba que no acababa nunca, ese hombre que era su jefe le dio tres estocadas finales fuertes (aunque no hasta el fondo porque dice que no recuerda haberle sentido los huevos) y se vino. Luego se desplomo sobre ella y le dijo lo rica que estaba, que ahora sería su muñequita, su princesa, y que la próxima vez se la iba a coger más rico en un hotel. Con el pasar del tiempo y debido al trabajo de mi esposa y sus estudios, casi no salían, pero aun así salieron unas 10 o 12 veces más a coger, incluso aun después de que ella regresara con su novio pues a él si lo quería. Cuenta mi esposa que todavía cogió dos veces más con su jefe después de haber vuelto con su novio. Incluso una vez en la parte de atrás del negocio mientras su novio la esperaba en la entrada a que se “arreglara” (picarona, no?) La segunda vez que cogió con su jefe si ya fue en un hotelito nuevo de las afueras de la ciudad. Ahí dice que ya se tomó su tiempo para calentarla propiamente, le mamo por primera vez la concha y la acaricio.
LA VERGOTA DEL JEFE - En verdad, sí se asustó la primera vez que vio la gran verga de su jefe; no podía creer que TODO ESO le había entrado en su panochita aquella noche! Se la vio cuando él se fue a duchar rápido y salió del baño en toalla y en el camino se la quitó para que le viera. Le vio aquella tremenda pieza de carne morena y cabeza roja muy dura y horizontal, apuntando hacia el frente, pero que cuando se paró frente a ella y él se la empezó a menear, le creció más de verle la cara de sorpresa a mi esposa, se le entiesó por completo y apuntaba ahora hacia arriba. Al fin le tomó la mano y se la puso en la verga y ella se la sobo un rato sin salir de su asombro. Era pues, apenas la segunda reata que veía en pleno. De los huevos ni se diga. Dice que los tenía grandes, le colgaban como péndulos y calientes. No se la mamó, no se atrevió dice. Así que fue ahí cuando él se dedicó a darle caricias, a mamarle la concha y la volvió a hacer despatarrarse en “V” mientras le mamaba la rajita, el clítoris y le sobaba las nalgas por abajo. Le pregunté qué le decía su jefe mientras se lo hacía, y dice que era: “Mi niña, que rica y cerradita se le ve su cosita” Y: “Con razón me apretaba tan rico la otra noche!”. Luego la puso en cuatro hincada al borde de la cama, y me dice que fue la primera vez que le mamaron el culo a ella. Al principio dice haber sentido mucha pena, hasta raro, pero conforme pasaron unos cuantos lengüetazos noto que se sentía riquísimo y el vello facial crecido del hombre le raspaba las nalgas y el ojete muy rico. Se la quiso meter así pero ella le dijo que no, que le lastimaría, así que la volteo, la abrió de piernas y le empezó a frotar aquella vergota por toda la rajita abierta y a castigarle el clítoris. De esta manera ella sentía que casi se corría, pero de pronto él se detuvo, tomo un condón, le lamió la entrada de su cueva y el clítoris por unos segundos, y como la notó a punto, se la metió. La experiencia fue casi como la primera vez, con dolor al sentir cómo la llenaba por completo por dentro. Primero la cabezota caliente y luego el tronco grueso de la pija. Aunque esta vez estaba mejor lubricada por la mamada de culo y coño que le habían dado. La lamida de culo que le dió la había mojado aún más, así que poco a poco, aunque aún con dolor, se concentró en tratar de disfrutar el mete-saca. Le pregunté: “Y te gustó?” Extrañamente, dice que lo empezó a disfrutar cuando comenzó a sentir los huevotes del macho de su jefe estrellándose contra su culo, entre sus nalgas. Le dijo: “Prepárese mi amor que hoy si se la voy a meter toda, hasta los huevos, oyó?” Y así hizo, cuando creyó ella que no podía más, se la dejo ir hasta la base del tronco… fuerte, aunque con cuidado a la vez. Al menos su jefe supo controlar eso y no lastimarla más. Después de un rato el se vino vaciándose por completo en el condón, pero ella no. Así que en el baño, mientras se aseaba, dice que pensó: “No puede ser que me acaba de partir tremenda verga y me voy a quedar con las ganas?! Ah no, eso no!” Y con ardor de panocha y todo, se masturbó frotándose el clítoris hasta que acabó muy sabroso.
AGRANDÁNDOLE EL HOYO - Durante las próximas cogidas le tomaron el “truco” a la cogida; ella encontró como acabar y lograr unos buenos orgasmos en algunas posiciones. Ya se atrevió a montarlo, a cabalgar aquella verga dura y en base a su descripción, simplemente GRANDE en toda la extensión de la palabra: era larga como de unas 8.5″ pulgadas (unos 22.5 cms.), pues años después la comparó con un consolador que vimos en un sex shop y sorprendida me dijo que era “casi como clonada”), gruesa, cabezona, de venas gruesas, con un tremendo par de huevotes y olía a “macho”. Había aprendido a masturbarse mientras se la cogía este señor, y así el dolor era más soportable e incluso encontraba que se podía correr sabroso cuando se acostaba boca abajo y el por detrás se la metía por la panocha mientras chocaba su pelvis contra sus nalgas. “Es que el ruido de mis nalgas aplaudiendo mientras me las golpeteaba con cada empujón me excitaba” -me confesó. Para entonces ya su rajita se había ido convirtiendo en una buena panocha, más usada, más madura e inclusive, ya se habían aventurado en un par de ocasiones a coger más de una vez en su sesión sexual. Ya del todo desvirgada en fin, y bien abierta. Y así lo comprobaría con su novio.
HASTA ADENTRO… SIN TOCAR FONDO - Una noche, recién había vuelto con su novio, este la fue a buscar para invitarle a su casa, pues sus padres habían salido de excursión y regresaban hasta el siguiente día por la tarde. Se estuvieron besuqueando, se metieron mano de nuevo y ella se sintió muy muy excitada después de casi tres meses de no haber estado con él. En la cama, se sintió preocupada al ver cuando se sacó la verguita y sorprendida se dio cuenta que le pareció muy pequeña! Igual, se dijo que todo estaría bien. Cuando acostada se abrió de piernas y se preparó para recibir la cogida de su noviecito, este se la puso a la entrada y empujo con cuidado. Para sorpresa de él, sin resistencia alguna, este se fue de una sola vez hasta el fondo! No hizo más que hundir el rostro en el cuello de ella y quedarse quieto… Ella noto lo que pasaba, que se había dado cuenta que ella ya no era la chiquilla de su novia, que su pucha ya no estaba como la había dejado. Ella de inmediato, para no hacerlo sentir mal, se le ocurrió decirle: “Um que rico mi amor… que rico sentí, me tienes muy excitada.” La verdad es que casi ni sintió la antes ‘perfecta’ verga de su amor, ahora ‘muy pequeña’. Cogieron. Se reconciliaron. Mi mujer le dio la cogida de despedida a su jefe (la que no fue nada fácil porque él no la amaba pero era difícil dejar ir a un bomboncito como lo era [y sigue siendo] mi mujer!) y renuncio a su empleo en la panadería. Fue una de las pocas veces en que cogieron más de una vez en el encuentro, e irónicamente, dice que la ÚNICA vez que lo disfrutó, que gozó de la vergota de su jefe, con dolor siempre, pero que la hizo acabar a puro cogérsela, sin que ella se masturbara. No cabe duda que ya se estaba amoldando a la envergadura de aquel mástil. Pero, dos meses después, la cosa termino mal con su novio. Se dejaron de nuevo por mutuo acuerdo. Ella no lo sintió tanto esta vez, y al mes y medio, me conoció a mí.
NOS CONOCIMOS - La primera vez que la vi fue en la fiesta de cumpleaños de la novia de uno de mis mejores amigos. Salimos en pareja y aunque nunca hicimos intercambios, si compartíamos habitación en moteles y hotelitos, nada más separados por cortinas, pues las muy penosas no se atrevían a verse cogiendo. Yo quede en la categoría intermedia, pues erecto llego justito a las 7″ (17.75 cms.), aunque mis huevos honestamente son más bien pequeños. Yo en ese tiempo la sentía aun apretadita, ‘rica’, aunque debo agregar que ya muy excitada notaba como se dilataba su vagina en ocasiones y eso me excitaba sobremanera. Una vez mi amigo nos espió e hizo la “broma” de abrir de golpe la cortina, pese a las supuestas ‘protestas’ de su novia, y nos vio justo cuando mi esposa, novia en ese entonces, me estaba montando, así que le vio las nalgas y el culo y mi verga ensartada en su panocha. Fue justamente esta situación la que le recordaba yo a ella hace unos dos años, ya radicados nosotros acá en Miami, con dos hijos, una nena de 10 años y un muchacho ya de 15. Mi esposa, quien antes se enorgullecía de su cuquita apretadita, debido a que ambos partos fueron naturales, ahora tiene una rajota sabrosa, grande, sin problemas de lubricación (cosa que antes padeció), actualmente con poco, unas 4 o 5 estocadas bastan para que se dilate y empezarla a gozar plenamente. Me vuelve loco escucharle los sonidos de ‘chapoteo’ que hace cuando me la cojo y está muy mojada. El caso es que recordábamos esa vez cuando nuestro amigo nos vio por unos segundos cogiendo. A él nada menos hacia un par de días le había re-encontrado en una red social y entre tantas cosas que hablamos salió el tema. Me confeso, amparado en la distancia que da el Internet, que le había fascinado mi esposa siempre, y que el verla así esa noche hacia tantos años, lo había hecho que se cogiera a su novia, amiga de mi esposa, imaginando que era mi esposa a la que penetraba. Hasta el día de hoy, de vez en cuando se había hecho alguna paja recordándola. Me reí y le dije que era un descarado, pero que lo entendía y le hice un par de bromas, pues sé muy bien QUE mujer tengo la suerte de llamar esposa. Al contarle esto a mi mujer, ella se sorprendió mucho y no podía creer que ella le gustase tanto a nuestro amigo. Me confeso que de no haber sido novio de su amiga, quizás hubiese sido novia de él y no mía. Pero las cosas se dieron como se dieron y estaba muy feliz y dichosa de nuestro matrimonio y familia.
COGIENDOMELA: MI VERGA + 1 DEDO - Con todo y todo, note que se excito y comenzamos a coger. No quiso que le hiciera mucho preámbulo, casi de inmediato me pidió que se la metiera, pero justo antes de hacerlo le dije: “Ok, pero al menos déjame vértela como la tienes y se giró sobre su costado dándome la espalda y levanto la pierna izquierda, dejándome que con una mano le abriera las nalgas y se le separaran los labio de la concha. WOW! Me le quede viendo a aquel agujero rico, húmedo, algo abierto, y que olía tan rico a mujer, a su perfume que me encanta, a sexo y “a jaboncito”, pues mi esposa es súper limpia. Rasurado por completo su Monte de Venus. Casi no me contengo, pero antes de ensartarle la verga de golpe, se me ocurrió algo. Me agarre la verga con mi mano izquierda y puse mi dedo índice pegado a lo largo del tronco, con la punta justo detrás del borde de mi cabeza caliente, la sentía como palpitaba, y así le dije: “Mi amor, te voy a coger más rico hoy, vas a ver” “Ah sí?” Me dijo ella. “Ok pues, dale, hazme rico que tengo muchas ganas…” Obviamente, se había excitado con la confesión que le conté de mi amigo. Que delicia sentir como le iba entrando mi verga junto con mi dedo! Que caliente y mojado, con un poco más de resistencia pero sabroso, pues nunca se lo había hecho así. No paso mucho tiempo, y sé que se dio cuenta que le estaba dando duro no solo con la verga pero además con un dedo, pero se corrió sabrosísimo, hacía tiempo no la veía tornar los ojos hacia atrás de esa manera y sacar la lengua y con la punta relamerse el labio superior así de lado a lado, con tanta lujuria… Que sensación sentir los espasmos de su vagina apretarme la verga y mi dedo, mmm! Después de la cogida y de haberme derramado a chorros dentro de su ahora más amplia panocha, casi me arranco de ella y sin decir nada solo apretando los dientes, me paso la pierna por detrás de mí cuello y prácticamente me puso a comerle su muy abierta raja, con el clítoris aun sensible y palpitándole. Poco falto para que se corriera de nuevo, pero me empujo, haciéndome a un lado, me acostó asegurándose de quedar con el culo apuntando a la ventana (nuestra ventana da a un lago, y no me percate que la persiana estaba entreabierta), y me monto de golpe dándome la espalda, cabalgando como máquina de gozar, viéndole yo como sus nalgas de mujer y madre se estrellaban contra mi pelvis, haciendo ese sonido fuerte de piel golpeteándose entre sí. Tengo la imagen viva de como se le abrían y cerraban las nalgas en ese subir y bajar frenético, dejándome verle el culo rico cada instante que se le separaban. “Te gusta como se ve, mi amor? Ves cómo me coges? Te gusta? Dime, te gusta?” me decía en su trance. La sentía “amplia”, mas a sus anchas. Como relámpago, se dio vuelta y quedo montándome dándome golpes con sus ricas tetas por toda la cara. Era tan evidente que estaba imaginándose la escena de nuevo de cuando mi amigo la vio montándome así. A punto de acabarle dentro de nuevo, entre dientes alcance a escuchar que murmuraba algo así como “Así, pero quiero más verga… quiero que me DEN más!” Y como pude le dije: “Que te DEN más, quienes?” ”Tonto, TU, que me des más, ay así, así, que rico, ay mi amor me vengo, ah, ah…” Ni que decir queda que fue una buena acabada la que le eche de nuevo en su cueva de placer. Dice que no recuerda que paso ni que dijo, pero que “por algo, no sé por qué” se excito mucho y le encanto la cogida.
…Continúa en la 2a Parte.
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:49) dice:
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