algunas pajas que me hice durante el transcurso del instituto en las clases. Comenten y puntúen si les gusta.
Relato
Yo, tan caliente en mis épocas de instituto, recuerdo que solía sentarme en las sillas de atrás para masturbarme con el silencio atento de la clase.
Allí tenía a la vista a todas mis compañeras perfectamente desarrolladas. Estaba Laura, una morocha alta con un buen par de tetas y un culo de diosa que solía adornar con leggings y pantalones de licra. Era la más deseada de la clase sin duda. En las clases de geografía en la que éramos menos, yo me sentaba detrás suyo y la fotografiaba con duras erecciones que debía resistir para no pajearme y correrme allí encima de ella. Me gustaban sus rasgos gitanos y sus ojos grandes y negros. La mejor foto que capturé de Laura, ella se encuentra acomodándose el pelo mientras recoge las cosas de su mesa, apurándose porque la clase había acabado y debía llegar puntual a la siguiente, empinándo el culo con unos leggiins negros marca decathlon, mirando hacia atrás durante el giro de su cabeza para así hondear su oscura cabellera.
Paralelamente a ella habían un montón de chicas más a las que yo cercaba, pero Laura se merece ser la primera en mencionar, pues su historia en relación a mi polla es tremenda.
Hablando más acerca de su carácter, ella era una chica popular y conocida en toda la comarca sin dejar de ser una gran estudiosa. Una característica común de esta gente es que siempre intenta etiquetar lo que hace, clasificar su tiempo, exteriorizando esa voluntad a la estética personal. Laura solía usar suéters ajustados y poco escotados pero que realzaban sus pechos igualmente. Además usaba gafas de pasta con cristales sin graduar y colocaba un lápiz en su oreja. Era toda una parodia de sí misma, pero muy hot.
Durante una clase de geografía en la que yo me disponía a fotografiarla como regularmente hacía, vi trasparentar lo que era a todas luces un hilo de tanga rojo. Las fotos confirmaron la primera impresión e inmediatamente se desató en mí una locura perversa materializada en una potente erección. Mi pene mide 16cm pero es gordo. Ese día aseguraría que llegó a un récord de tamaño. Era uno de esos días. La previa observación del culo de Laura y las fantasías que lo sobrevolaban
en mi mente, habían gestado en mí un estado de enagenación transitoria. Deseaba pajearme en medio de la clase de geografía y correrme encima de ese culo mientras recogiera sus cosas. Y lo iba a hacer.
Había varios problemas: para empezar, mi amiga Marta se sentaba a mi lado. Ella gozaba del mejor culo de la clase, una gran belleza y figura pero también unas tetitas escasas y respingonas. Marta tenía una predisposición a la hora de las juntas: ella era más de hombres que de mujeres a la hora de hacer planes y uno de mis amigos era su novio. En fin: en las butacas de atrás podría haberlo hecho a gusto pero con Marta a mi lado sería difícil. Sin embargo Laura se inclinó hacía delante dejando ver el triángulo de su lencería y eso acabó de decidirme.
Me abrí la bragueta de mis jeans y empecé a sobarme la pinga por encima del calzón. Miré al profesor y él lelo y zomie, seguía en lo suyo. Marta tenía su teléfono encima de su muslo izquierdo, el que estaba pegado a la pared, y disimuladamente chequeaba las actualizaciones de sus redes. Laura se movía y el tanga se realzaba.
El culo apretado en el hilo empezaba a sobresalir como las carnes de embutidos envueltas en redes. La postura sentada de Laura presionaba el culo frente a la silla y lo imaginé por unos segundos botando encima de mi falo de forma desesperada.
Ya no pude más y me la saqué del calzón a riesgo de que todos me vieran, pero sobretodo Marta que también era una chica popular con la que me había costado amigarme, temiendo que ese acto enfermo acabara con nuestra relación.
Nada pareció cambiar y yo empecé silenciosamente. Miraba las caderas de Laura, su camiseta de rayas horizontales de algodóon sin escotar que se apretaba a su cuerpo y realzaba una figura de ninfa. Yo seguía aunque cada vez más ruidosamente.
Fhp,fhp,fhp,fhp,fhp....Empezaba a sentirse debido que estaa preeyaculando. Creí que Marta me miraba pero no. Seguí masturbándome hasta que Laura extrajo el lápiz de su oreja y lo puso en su boca, chupando con su delgada y mojada lengua la punta roja. Yo estaba a punta de estallar en semen, pero debía esperar a que tocara el timbre y ella se levantara. Segundos después, sonó el timbre, estaba dispuesto a correrme por debajo de la mesa con la esperanza de que el chorro saliera disparado hacia su culo, con mucha suerte, o como mínimo a sus piernas. Sólo deseaba marcar esos leggins negros.
No pude porque ocurrió lo impensado: la sirena y la prisa de la gente me habían desconcentrado. Muy caliente y con la polla muy dura esperé a que todos se fueran. Le dije a Marta que no era necesario que me esperara y se fue. Al final sólo quedamos el profesor y yo que esperaba otra clase y no observó que llevaba los calzoncillos a la vista por mi cremallera formando una tienda de campaña con pene totalmente a punto de culminar.
La vida, amigos, es justa a veces y esta vez lo demostró cuando vi a Laura sola en mitad del pasillo. Corrí hacia ella silenciosamente, pero una muchedumbre de alumnos que esperaban la siguiente clase me empujó a mi y a ella. Cuando todo pasó ella dijo haber perdido su lápiz y me pidió ayuda para encontrarlo por el suelo o donde sea. Le dije que yo iría hasta la clase, que esperara allí y buscara de mientras. Ella agradeció el gesto. Fui hacia la clase dejándola atrás y me iba girando para ver las posiciones que adoptaba. Entré en el baño que quedaba de camino a la clase y reanimé mi polla dejándola lista para la eyaculación.
Laura, al otro lado del pasillo, seguía en posición perrito buscando por debajo de las taquillas su lápiz. Yo me puse detrás suyo, creí qu no podría eyacular y la idea se descubrió equivocada cuando Laura, con sus leggings negros y su postura de perrito, alzaba la pompa como invitándome a todas las ideas sucias que se me ocurrieran. Su erguimiento era tal que el triángulo rojo volvió a posarse en el fin de su espalda, ella intentaba ponérselo bien a su vez que con la otra mano revisaba por debajo de los radiadores.
Yo creo que me vio venir, lo estaba pidiendo la chiquita. Con una gran pajota terminé grandes chorros blancos de semen que se marcaron en su culo, en su tanga y en su mano que intentaba poner bien el tanga. Yo seguía masturbándo mi miembro con mucho más descaro: ahora me atrevía incluso a apoyar la punta en sus leggings negros, que rebosaban semen caliente y espeso, cayendo por todas sus nalgas. Su tanga estaba manchado y su mano también. Quitó su mano del radiador y giró su cabeza. Vio cómo mi cabeza gorda le golpeaba la cola. Se levantó y nos miramos, y ella se tocaba el culo con las dos manos. Intentaba verse la retaguardia y luego veía pasmada sus manos llenas de mi leche
Me levanté y me fui a la siguiente clase: matemáticas. Laura nunca diría nada de lo que pasó y fue gracioso escuchar los comentarios que hacían sobre esas manchas blancas que ella y yo sabíamos que era semen. Ella nunca me delató. Le había encantado, pero no debía ser egoísta, habían muchas más chicas adolescentes y provocativas esperando ser agasajadas.
El me acariciaba mi vagina muy placenteramente y ahí fue cuando comencé a disfrutar y sentir placer. Me estaba excitando ser tocada de esa forma tan morbosa y decidí abrir mis piernitas para darle paso completo, al instante sentí clarito como me metió las dos manos bajo mi falda tocándome con más libertad.
Relato erótico enviado por Anonymous el 31 de August de 2009 a las 00:02:20 - Relato porno leído 208392 veces
la tia culona no tubo mas remedio que pegarse a mí y practicamente me hizo sentir su culo, estaba apoyada en mi, el bus estaba repletísimo y yo estaba ya sintiendo el culo de esa tia en mi verga, su espalda estaba completamente pegada a mi pecho asi que tenía la oportunidad perfecta
Relato erótico enviado por lucas fernandez el 16 de February de 2010 a las 23:47:20 - Relato porno leído 169187 veces