Pasan dos semanas, quedo de verme con Luciano en el paradero de autobuses, llego a la cita temprano, sin embargo, lo veo a lo lejos con su mujer y su hijo, mi sonrisa se borra de mi rostro, trato de disimular mi frustración haciendo que estoy esperando algún autobús inexistente.
_Espera algún autobús señorita? me dice un señor de unos 60 años, fornido y alto, saludándome amistosamente.
sonrío nerviosa, Si, nerviosa, su voz gruesa y potente me hacen olvidar por un momento la situación.
_ No gracias, respondo.... el se aleja hacia su camión a unos metros de mi, porque no sé si es una impresión solamente mía, pero la verdad es que noto que él me mira con cierta dedicación, su mirada choca con la mía de vez en vez poniéndome nerviosa, hace frío, estoy vestida con pantalones de mezclilla ajustados y una chaqueta gruesa de color negro. sin nada existente que diera paso al morbo, sin embargo, su mirada me inquieta, Camino unos pasos, sin sentido, buscando alguna salida, sin querer quedo frente al autobús, nadie mas esta, el gentilmente me invita a subir y yo acepto el sube tras de mi, su mirada seguramente está a nivel de mi trasero.
En un momento, antes de sentarme en algún asiento, me volteo y me percato de su amable sonrisa y de su mirada.
Ahora no tengo dudas, él me observa, debo admitir que siempre hay alguien que me observa y eso me produce cierta sensación de expectativa por lo que pueda suceder, pero esta vez es diferente, me siento alagada, motivada.
El ordena a Luciano que mueva el autobús, quizá para dar a notar su autoridad de macho para lucirse con la hembra, ahí me doy cuenta que es el papá de Luciano, el pobre ni voltea a verme bajo la mirada inquisidora de su mujer saca el autobús del paradero.
Yo estoy sentada al otro lado del pasillo, él va a un lado de su hijo dirigiéndolo, me observa por el retrovisor, No mira mi rostro sino mi cuerpo, creo que mira mi cabello negro, recogido con una cinta rojo oscuro, quizá mi rostro o simplemente trata de adivinar mis pechos o mis caderas.
El autobús se detiene en el centro comercial y yo me bajo, le lanzo una sonrisa, el me corresponde sonriendo y de repente siento ese extraño rubor en mis mejillas, algo que no me había pasado antes, una especie de ¿vergüenza?, no se, algo me esta pasando, me encamino sobre la banqueta en esta mañana fría, pensando en que quizá solo es producto de mi imaginación, pero muy dentro de mi, deseo saber si el me sigue observando.
Voy absorta en mis pensamientos, en estas nuevas emociones, me doy cuenta que quiero encontrarlo, quiero que me vea y que su mirada me haga sentir esa mujer extraña, en la mujer que ha descubierto en mi sin decirme nada, sin tocarme.
Me queda tiempo de sobra, recorro local tras local del centro comercial, entro a ver una película y al salir lo veo en una salida, como un autómata camino inconscientemente a su encuentro y realizo los movimientos necesarios de modo que al doblar en el próximo pasillo me encuentro frente a el.
Me saluda muy atentamente con esa voz masculina que le agrega un toque extra a su persona, yo respondo con una sonrisa,
_ Uf, hace calor... le digo quitándome el abrigo girando y quedando de espaldas a el por unos momentos, intentándole mostrar mi anatomía.
puedo sentir su mirada diseminada sobre mi cuerpo, me doy cuenta que no es una mirada común, que no es la mirada vulgar y corriente de los hombres cuando tratan de desnudar a una mujer, no.....la sensación que tengo es otra, siento que mi cuerpo ees descubierto por el de una forma como nadie podría hacerlo.
Llegamos al final del último pasillo, él me sigue a unos metros de distancia, me deja libre, seguramente porque siente que de todos modos me tiene, y yo quiero hacer algo definitivo para que le quede claro que me gusta su mirada, su voz, su presencia.
Pero...y ¿Cómo dar el primer paso? ...... generalmente siempre en esta etapa ellos son los que se abalanzan sobre mí, pero él es distinto, me quedo a la entrada del pasillo, los latidos de mi corazón se aceleran al sentir su mano sobre la mía.....
Una quinceañera caliente, logra lo que tanto ansía: descubrir que el sexo va mas allá de meterse tímidamente un dedito. Su portero le dará una dulce lección.
Relato erótico enviado por euterpe el 11 de October de 2004 a las 10:03:00 - Relato porno leído 196509 veces