Papá me quito la inocencia

Tenia catorce años cuando perdí la virginidad en manos de papá. Yo era la menor, vivía con mis padres y mi hermana mayor que era seis años más grande que yo, estudiaba la secundaria y no era específicamente una santita pero aun era virgen a esa edad aunque tenía novio, yo sentía inmensas ganas de estrenarme en el sexo pero me daba miedo ya que mi entradita vaginal es algo estrecha y pensaba que me dolería mucho al momento que un pene de hombre me penetrara por ahí.
Mis padres ya eran algo grandes, mi padre era un hombre de cincuenta y seis años de profesión contador pero aun conservaba buena condición física, aun era un hombre capaz de volver loca a una mujer en la intimidad y de eso doy firme testimonio porque en sus brazos goce divinamente, no me arrepiento de haberme entregado al hombre que me dio la vida. Pero como dije pensaba que cosas como el incesto no pasaban en la vida real o por lo menos no en mi familia, mi hermana y mi padre supieron ocultar muy bien sus aventuras por mucho tiempo hasta que yo misma los descubrí con las manos en la masa.
Creo todo fue por descuido, ese día iba a salir con mi novio pero por la prisa me descuide y rompí la blusa que iba a ponerme, me puse bien histérica y lo único que pensé fue tomar una blusa de mi hermana ya que casi somos de la misma talla, así que fui a su recamara para buscarla, estaba buscando entre su ropa cuando escuche que se abría la puerta, lo único que se me ocurrió para que no me viera fue esconderme rápido en el guardarropa. Vi a mi hermana entrar junto con papá, aseguraron la cerradura y ambos comenzaron a besarse en la boca, esta por demás decir que me quede petrificada al ver eso, estaban como locos los dos. Papá le arranco la falda junto con sus bragas y la tiró en la cama, vi como se quito sus pantalones y dejo al aire su miembro bien duro con un tamaño bastante grande, era la primera vez en mi vida que le veía la verga a mi padre. La puso boca abajo y al momento la penetro analmente, pude ver claramente la pija de papá entrar en el culo de mi hermana y su cara de placer era inmensa, podía escuchar los chasquidos de semejante culeada que le estaba dando, iban tan rápido que no paso mucho tiempo y acabaron.
Papá se retiro de ella, se vistió y salió como si nada. Mi hermana quedo por unos segundos tirada en la cama, luego se vistió y salió de su recamara. Como loca tratando de no ser vista me retire también y ya ni pude ir a la cita con mi novio, esas imágenes no se me borraban de la mente y tenia sentimientos encontrados, no sabía si sentía repudio o algo muy parecido a la excitación, esa noche todos cenamos como si nada, papá y mi hermana seguían ocultando sus relaciones, por un instante quise decirle a mamá pero no me atrevía hacerlo. Esta por demás decir que mis ideas sucias iban aumentando día con día, empecé a investigar en la red sobre casos o historias de incesto y la verdad me gustaba lo que leía en la red, yo misma estaba cada día más convencida de estrenarme con mi padre.
Además con forme me iba haciendo más grandecita veía la forma en que mi padre me hablaba o miraba, deduje que ya estaría deseándome también. Nuestra primera vez, la primera vez que sentí sus manos de hombre en mi cuerpo fue una mañanita, yo me estaba bañando como siempre antes de ir al colegio, cuando salí estaba ahí en el tocador afeitándose, el me sonrió en el espejo sin decirme nada. No me pregunten en que estaba pensando pero al momento deje caer la toalla de mi cuerpo y quede desnuda ante él, claramente vi su mirada de morbo, yo me puse mis pantis y mi falda escolar. Al momento que me despedí de él dándole un beso en la mejilla, papá se volteo rápidamente y me beso en la boca, al mismo tiempo sentí sus manos de hombre subir entre mis piernas y me agarro la panocha directamente, me estaba tocando tan divinamente que en un par de minutos explote mojando mis pantis, papá humedeció sus dedos con mis flujos y los probo. Esa mañana así me fui a clases con la concha húmeda de la venida tan rica que me provoco mi papi.
Los dos sabíamos que deseábamos mucho más que eso y sólo tuvimos que esperar hasta la noche para nuestro momento. Ese fue mi último día como niña virgen, mi novio también andaba de calenturiento conmigo pero ni le hice caso, sabía que quien tenía que estrenarme era mi papi. Esa noche de jueves, todos cenamos como siempre y nos dispusimos a descansar, era ya de madrugada y creo había dormido ya un par de horas tranquilamente en mi cuarto. Sin duda fue un despertar divino, sentí entre sueño que alguien me quito las sabanas y me estaban tocando en mi intimidad divinamente, al abrir los ojos en penumbras del cuarto pude ver a papá, sus manos estaban masajeando mi conchita aun con mis pantis puestas, vi sus ojos con un inmenso brillo de perversión y lujuria. Yo misma deslice mis pantis hacia abajo dejando mi conchita a su merced, papi separo mis piernas y fue directamente a comerme mi conchita.
Era la primera vez que un hombre me chupaba mi rajita y se sentía maravilloso, era un experto, me daba ligeros mordiscos en mis labios y buscaba mi clítoris, quiso meterme dedos pero me dolió a lo que rápidamente se dio cuenta de mi virginidad. ¡Mi princesa eres virgen! Me dijo dulcemente, yo le sonreí, el abrió una botellita de aceite y me aplico en toda mi intimidad e igual en mi culo, se puso de pie y bajo su bóxer dejando ver su pija ya bien dura, igual se aplico lubricante. Sin pensarlo tome su suave miembro en mis manos dándole masaje lentamente, luego de masturbarle yo misma la puse el condón. Volví acostarme separando mis piernas, papá se poso sobre mí, agarre su miembro y lo puse en mi entradita, intentaba empujar cuidadosamente pero aun así me dolía un poco, sentí su pija resbalar lentamente hacia dentro gracias al lubricante, centímetro a centímetro estaba dentro de mí. Sólo un muy leve malestar sentí y al fin su pija estaba bien metida en mi conchita, papi me besaba en los labios era muy cariñoso conmigo. Cuidadosamente inicio a moverse dentro de mí, casi toda la noche estuvimos haciendo el amor en distintas posiciones, que deliciosa noche fue.