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PARTE 2 - EL PRIMER CONCIERTO DE MI HIJA Y SU AMIGA: LECCIÓN DE BESOS ( CON foto

Buntaro Relato enviado por : Buntaro el 28/08/2014. Lecturas: 20098

etiquetas relato PARTE 2 - EL PRIMER CONCIERTO DE MI HIJA Y SU AMIGA: LECCIÓN DE BESOS ( CON foto   Confesiones .
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Resumen
Bajaba y besaba su pecho (aun no sus senos), lo que me obligaba a encorvarme para lograr esto, alejando mi cadera de la suya un poco. Pero la calentura entre mis piernas poco a poco iba tomando control y en un momento dado, de repente me incorporé y bajando mis brazos un poco, la tomé con ambas manos por sus caderas pegándola a mi cuerpo, dejando que sintiese mi ya muy evidente bulto sobre su vientre.


Relato
EL PRIMER CONCIERTO DE MI HIJA Y SU AMIGA – PARTE 2: LECCION DE BESOS

Aproximadamente una semana después de aquella gran noche del concierto, precisamente el día que el año escolar terminaba acá en Florida, ya que las chicas saldrían más temprano de clases, ofrecí ir por ellas con la idea en mente de llevarlas a comer algo mientras esperábamos a que mi hijo saliera de la escuela pues a él le había tocado salir a la hora regular aun siendo el ultimo día.

Esta demás decir que desde aquella noche no me podía sacar de la cabeza a Sorayita. Me sentía enfermo de ella. Me sentía estúpido por sentirme… enamorado?! Enamorado como un puberto! Quería sacarla, invitarla a salir, besarla, tenerla en mis brazos… pero no se podía así que mi alternativa era tenerla lo más cerquita que podía, tal como era el caso en ese momento, en el que con el pretexto de invitarles a comer un hamburguesa con malteada, me permitía verla, admirarla, conversar con ella y seguirme alelando con sus encantos, con su inocencia, con su belleza… Pero no me abandonaban las imágenes de sus nalguitas duritas sobre mi bulto erecto entre sus shorts la noche del concierto… Recordaba su aroma y de inmediato se me ponía tieso mi miembro. Tanto así que a la hora de irnos tuve que hacer como que estaba contestando un mensaje de texto muy importante para hacer tiempo y no levantarme con la erección que tenía o todos la habrían visto!

La noche después del concierto, Sorayita se quiso despedir de mí antes de llevarla hasta la puerta de su casa junto con mi hija, por lo que apenas salimos del auto se apresuró a darme un abrazo tímido pero muy cálido. Me lleno muchísimo de ternura pues no paraba de darme las gracias de nuevo, y pues la abrace también y le di un beso en su cabecita, sobre su pelo.

Debo creer que nos habíamos hecho más amigos al ver ella que de alguna forma estaba yo en su misma ‘onda’. Y si, hasta cierto punto tenían razón ambas, pues soy un hombre joven de 35 años alegre, juguetón, cómplice de mis hijos y a la vez hago lo posible por darles el mejor ejemplo siempre.

Comiendo ese Jueves último día de clases, recordábamos de nuevo el concierto y hacían ellas ya planes para el próximo (YESSS!), pero desde que Sorayita subió al auto la notaba muy animada, más platicadora conmigo pero todo en plan sano.

Luego de recoger a mi hijo y dejar a Sorayita en su casa, mi hija me dijo que le había pedido que no me dijera nada pero que la envidiaba por tener un papi muy ‘cool’ y buena onda, cosa que me halago mucho, pero también me enterneció más aun cuando me dijo que también decía que ahora se sentía un poquito menos sola sin su papa en casa pero contando con sus amigos (nosotros como familia, no solo yo).

Mi hija me recordó que ese mismo Sábado comenzaban a trabajar unas horas en la biblioteca pública como parte del programa de verano en el que harían horas sociales requeridas por la universidad, e ir ganando experiencia para su eventual primer trabajo real.

Mi hija entraría a las 10AM y Sorayita a la 1PM, trabajando cada una solo 3 horas. Estuvieron encantadas cuando les dije que yo las llevaría y recogería también, pues Flor, la madre de Soraya, comenzaría a ir al gimnasio por fin junto con mi esposa, quien lleva ya años yendo. Mi hijo lo pasan a recoger un amiguito suyo y su padre para un campamento de fútbol los Sábados, y Domingos es natación, así que podría quedarme por las mañanas con Sorayita, desde las 8AM

INSOPORTABLES se me hacían las horas que faltaban para verla el Sábado. Casi no pude dormir ese Viernes. Y como a las 11PM le hice el amor a mi esposa para descargar ansiedad (aparte de que porque coge sabroso), y de nuevo la sorprendí a eso de las 3AM con la verga parada entre sus nalgas.

SABADO
A las 7:35AM salió mi esposa a recoger a Flor y Sorayita, regresando a las 7:50AM solo para dejar a la niña e irse ellas al gym (yo voy por las noches).
Venia hermosa, con unas sandalias árabes que dejaban sus piecitos desnudos, unos jeans ‘capris’ a media pantorrilla y una blusita blanca de botones al frente. Traía en sus manos una mochila. Cuando me dijo con su vocecita suave y risueña “Buenos días Ernesto», me derritió! Le conteste el saludo y le di un abracito. La rodee con un brazo y les dijimos bye a mi esposa y su mami.
Luego le hice pasar indicándole por donde encontrar a Alexis, mi hija.
Mientras se saludaban, me dispuse a hacerles un desayuno light y en eso estaba cuando mi hijo salió corriendo, tomo un pan tostado y me dijo “Bye papi, ya llego Guillermo por mí!” Y con esto me dio un abrazo y salió azotando la puerta como tantas veces le he dicho que no haga..!

A las 9:15AM salimos y nos dirigimos a la biblioteca, llegando casi media hora temprano, por lo que Sorayita y mi hija seguían conversando. De pronto cayeron en cuenta sobre qué iba a hacer Sorayita las próximas 3 horas. Les dije «Bobitas, tú hija vas y trabajas normalmente, y ni modo Sorayita se queda conmigo hasta su hora de entrada.» Mi hija me vio a los ojos y medio sorprendida me dijo «Eeh… o…k…» Y Sorayita muy sonrojada (se veía hermosa!) dijo «Oh… eh, pues… disculpe Ernesto por la molestia. Si quiere me quedo de una vez allá adentro esperando a mi hora de entrada.»

Me reí y les volví a decir «Bobitas las dos!!! Me refiero a que ‘ni modo’ por Sorayita que se va a tener que aburrir conmigo por 3 horas!» Se miraron y rieron aliviadas diciendo «Aaah ok!» Mi hija se despidió y se fue.
Soraya me dijo «Gracias por hacerme compañía, Ernesto, pero en serio, si tiene cosas que hacer…»
Le interrumpí diciéndole que parara, que a mí me daba gusto y para muestra «Te invito un café frío, que dices?»
«Ah ok, con gusto, gracias!»

Y allá nos fuimos, pasamos al autoservicio de un café y ordenamos un par de lattes fríos.
«Pues ahora nos vamos a esperar a casa.» Y al solo llegar le dije «Ponte cómoda, si quieres ahí está el laptop de mi hija, libros, juegos de vídeo o la televisión, lo que tú quieras, estás en tu casa.»

Me agradeció y respondió que vería un poco la televisión porque de libros tendría suficiente más tarde en la biblioteca, y se rio, sentándose un poco apenada en el sillón de la sala. Le dije que estaba bien y yo me fui a poner unos pantalones deportivos más cómodos, de tela muy ligera y me deje la camisa polo blanca puesta (sin ser vanidoso, gracias al gym que fue idea de mi esposa, no soy un Adonis pero ya se ven los resultados del ejercicio).

Me di cuenta que tenía una semi-erección, mientras me senté en la cama a pensar. Estaba nervioso, ansioso, no podía creer que estaba solo en MI casa con Sorayita. Me agarre la verga sobre la tela. Me la saque y me dispuse a hacerme una buena paja para disipar mis pensamientos, tal vez bajando mi excitación lograba controlarme.
Estaba en lo mejor y casi llegando cuando sonó mi celular y me saco de concentración. Era un texto de mi hija para que le informara a Soraya que no permitían calzado abierto para trabajar. Me pregunte por qué no le había texteado directamente a Sorayita a su celular?! Pero ya que, me eché agua fría en la cara, me lavé las manos y salí a darle el mensaje.

Le encontré afuera en el balcón, y la televisión apagada. Nuestra casa está a la orilla de un lago artificial muy lindo. Salí y le pregunté si estaba bien y me dijo que sí, pero que Sábado a esa hora pasaban solo programas infantiles y se aburrió muy pronto.
Le di el mensaje de mi hija y me respondió que «Qué bien, muchas gracias. Me imagine por eso traje un par de tenis en mi mochila y una mudada de ropa.»

Guardamos silencio unos segundos y no sabiendo qué más, le dije «Ok… pues… quieres platicar mientras?»
«Si, ok, jeje, de qué quiere que platiquemos?»
«No sé, lo que tú quieras. De qué hablan normalmente las chicas lindas y bien portadas como ustedes?»
Rió apenada diciendo «Jajá, gracias Ernesto. No sé, de cualquier cosa. La escuela, música, conciertos -dijo enfatizando con una sonrisa, ropa, mu-» —se detuvo bruscamente.
«Muchachos» —terminé su frase.

«Jijiji, un poquito… y solo a veces, eh? No siempre y nada malo.»
«Jajaja, si yo sé que nada malo. Mis tiempos no fueron hace mucho tampoco, Sorayita, no te creas; aún recuerdo todo eso. Recuerda que como dice tu mami y Xenia (mi esposa): “los hombres somos adolescentes eternos!”»
«Jajaja, si eso le dice mi mami a mi papi»
«Ves?»
«Si… Y es cierto?»
«No sé. Tú qué opinas?»
«Mmm… pues que si es cierto es muy bueno, porque por ejemplo usted fue con nosotros al concierto y nos acompaña siempre que puede a otros lugares. Le gusta la misma música y películas que a nosotras, eso me gusta porque mi papi no es así.»
«Y cómo es tu papi?»
«Pues sí, cuando viene a casa nos lleva de paseo, al cine, me compra la música que le pido, pero lo hace por mí, no porque a él le guste»
«Ah ya veo»
«Si, y eso le digo a Ale (Alexis, mi hija) que tiene suerte ella de su papi»
«Jajaja, gracias, ya me apenaste! Pero quiero que sepas que tú también cuentas conmigo para lo que quieras, ok?»
«Sip, muchas gracias, Ernesto!»
«Y cuantos novios has tenido?» La pregunta me salió así, de pronto e inesperadamente. Sorayita se sonrojó mucho.
«Digo, o-o… o cuantos chicos andan por ahí detrás de ti?» —quise corregir.

«Bueno, pues ha habido unos dos o tres interesados, ningún novio, pero a mí no me gustaron, además de que no tengo permiso de tener novio aun.»
«Ah no?»
«Aja…»

Se quedó pensativa un instante, como decidiendo, y de pronto me sorprendió.
«Ernesto, le puedo hacer una pregunta?»
«Claro Sorayita, la que quieras; por cuanto hago el cheque?»
«Jajaja, nooo, no es eso!»
«Yo sé, jeje… A ver dime, qué quieres saber?»
«Pues antes de la pregunta pues… es que… como que…»

«Tranquila, mira no te preocupes, ya te dije que me puedes preguntar lo que quieras, y si puedo te respondo y si no, buscamos la respuesta.»
«Pues es que la verdad… es que uno de los muchachos que le dije…»
«Te gustó, cierto?»
«Siii, me da mucha pena pero es que si, solo que no sabía qué hacer.»
«Jajá! Es normal, linda, no te preocupes.»

«Le puedo contar algo? Es que me da mucha pena y no le he dicho ni a mi mami para que no piense mal o me regañe.»
Tragando como pude, le dije «Claro, dime, yo te escucho» Y se sentó a mi lado pero a una distancia de respeto.

«Bueno. Es que sabe Ernesto que yo me había decidido a no hacerle caso a mi mami, y ya había aceptado que este muchacho me diera un beso, pero a la mera hora me arrepentí!»
«Por qué?»
«Porque… pues es que no sé cómo, nunca he besado y pues no sé…»

Sentí una ternura enorme y unas ganas de abrazarle y tenerle junto a mí!
Así que me reí y le dije «Chiquita, si eso es lo de menos! Besar sale del corazón y solito se va dando.»

«Si? Pero es que…»
«Claro que hay de besos a besos» —le dije.
«Ah sí? Cómo, no entiendo?» —dijo ella con una carita de inocencia y de querer saber preciosísima.

«Si, mira, te explico…» No sé de dónde ni en qué momento, solo sé que cuando me di cuenta ya le había preguntado:
«Quieres que yo te enseñe a besar?»
Se levantó sorprendida y muy nerviosa diciendo «Cómo? Nooo, que pena Ernesto, nooo, ay Dios…»

La calme diciéndole «Disculpa, no te alteres Sorayita, solo te preguntaba…»
Y me interrumpió con un «No, no, Ernesto, discúlpeme usted, es que es culpa mía porque yo…»

«A ver, a ver, Sorayita… Ven, siéntate. No te preocupes. Solo estamos platicando… Somos amigos?»
«Si… es que…» «No te mortifiques más ya, ok? Ven.» —Y así se sentó.
«Solo te pregunté porque es algo normal, es algo que sucede entre las personas y no es malo sino todo lo contrario. Y es que explicarlo con palabras es fácil pero no hay como la realidad… En fin, para tu tranquilidad, te lo voy a explicar a lo teórico. Escucha: hay varios tipos de besos…»

«Siempre si me va a explicar?» —interrumpió. «Claro, te dije que sí… Te decía que hay varios tipos de besos. Uno es el q…»

«Sabe qué Ernesto?» —Interrumpió de nuevo y mientras lo decía me puso una mano sobre el brazo, lo que me tomó por sorpresa y me quedé mirándole directamente a los ojos.

«S-si quiere, pues está bien… Si usted dice que está bien y no hay problema, enséñeme» —me lo dijo tan ruborizada y con apenas un hilito de voz..! Pero mi mundo se paralizó en ese momento. De nuevo el silencio en mi mente y todo en cámara lenta. «Estoy loco o qué?» —pensaba. «Me acaba de decir que está bien que la base? Estoy soñando?!»

Reaccionando le dije, tratando de aparentar absoluto control y nervios de acero —aunque era todo gelatina por dentro— que en ese caso, mejor fuéramos adentro.
Nos levantamos y ella entro apresurada dando pasitos rápidos y se sentó de inmediato en el sillón para dos de la sala, con las piernitas juntas y las manos entrelazadas sobre sus muslos.

Me senté a su lado y le dije, aclarando mi garganta:
«Bien, solo recuerda que es sólo para que aprendas y que tu verdadero primer beso DE AMOR —puse énfasis— sea aún más inolvidable para ti y tu chico.
«Ok, entiendo»
«Como te decía, hay varios besos. El de amigos que ya conoces…» —aproveche para tomarle su carita con mi mano izquierda y darle un beso en su mejilla izquierda, probando terreno a ver si no se echaba atrás…

«Qué tal, bien?»
«Si, jijiji, todo bien.»
«Sigo?» —pregunté.
«Siga» —dijo.

«El segundo es el de ‘piquito’ o ‘picorete’ como les dice tu mami —yo era un mar de emociones— lo conoces verdad?»
«Sip.»

Y diciendo esto, le solté su carita y me acerqué a sus labios rosaditos, y cerrados. Le di un besito rápido, solo de labios haciendo el clásico sonido de ‘chuik’… Cielo Santísimo, qué delicia de labios; su piel tan tibia y tersa! Pero me tenía que controlar e hice acopio de un esfuerzo sobrehumano por no abalanzarme sobre ella…

«Y ese qué te pareció?»
«Muy bien también… ya me siento un poquito menos nerviosa, gracias.»
«No me agradezcas, te aseguro que es todo un placer y un honor que me des la oportunidad de serte útil” —dije en tono muy bajo.

«Muchas gracias»
«Ok, corazón lindo, ahora, para los que siguen, mejor nos ponemos de pie, si?»
«Parados? Ok»

«Ajem… bueno. El que sigue ya es como el primer beso de novios….»
«Jijiji, ok» —rió nerviosita.

«Suavecito, lento, conociéndose, tienes que sentir cada respiración, cada pedacito de los labios de tu chico, si?» —le decía mientras tomando valor me iba aproximando…

«S-sí, ok» —dijo muy suavemente a la vez que entrecerraba sus ojitos bellos… Su carita me quedaba a la altura de mi pecho, así que tomándole la cintura con mi mano izquierda la acerque a mí, mientras con la mano derecha le tomaba de donde su carita se unía al cuello, rodeando su orejita, haciendo que suavemente alzara la vista y sus labios…
Estaba en otro plano, no había piso ni existía la casa ni nada, solo ella, su cuerpecito tibio parado pegado al mío, tan tibio, con aroma a su shampoo, a su perfume, su piel blanca y rebosada de ese vello fino que le daba una tez aterciopelada tan suave…

Y mientras le susurraba «Siente cada centímetro de su boca así…» nuestros labios se juntaron como en cámara lenta, nuestras bocas por fin se fundían y sentía que el tiempo se había detenido, a la vez que una corriente eléctrica recorría mi espina y me rodeaba alcanzando mi abdomen y subía por mi pecho hasta mis labios.
Suavemente le succionaba sus labios humedeciéndolos, dándole unos toquecitos suaves con mi lengua, al tiempo que giraba mi cara para continuar el beso por ambos lados.

Le sentía respirar profundamente y tuve que asirla un poco más fuerte con mi brazo pues me pareció que se desvanecía un poco o se le debilitaban sus piernas. Me detuve lentamente, estudiadamente, al punto de sentir incluso como los minúsculos hilillos de humedad se cortaban al despegarse nuestros labios.
Me retire un poco y pude verle con los ojos aun cerrados, aun buscando el beso, y fue hasta ese momento la cosa más hermosa que había visto…

En voz baja pero más firme, le pregunté:

«Y éste, qué te ha parecido?»
«Mmm? Diga..?»—me dijo entreabriendo sus preciosos ojos negros.

«Que qué tal te pareció éste?»
«Ah… eh… pues… wow, jijiji… es que usted es un muy buen maestro, Ernesto, perdone.»
«Jajaja, gracias, no es para tanto, pero que bien que te gustó.»

Y como para no cesar de sorprenderme…
«Hay más?» —me preguntó con una carita de inocencia y ganas de saber más que me robó un nuevo trocito de mi corazón!

«Si, si hay más, jajaja, pero estas segura que quieres m-»
«Si, por favor!» —se apresuró a decir sin dejarme terminar la pregunta siquiera.
«…Digo, si usted quiere, o…»

Y tomándole de la barbilla con mi mano izquierda, fue mi turno de interrumpirle:
«Sorayita linda, estaría loco si no quisiera seguir enseñándote» —me miró en silencio y proseguí— «la pregunta que te hago es si TÚ estás segura de querer más? Ya viste que el nivel va subiendo…»

Mirándome a los ojos, me respondió casi susurrando con tan solo un «…por favor…»

Así, sin soltarle de la cintura, seguí mi explicación en tono bajo, tratando ya de sonar seductor, serio, maduro…
«Pues… el próximo beso es el ‘Francés’ y es más apasionado, más profundo, porque además se conocerán nuestras lenguas.» —dije.
«Ok» —respondió ella casi imperceptiblemente.

Fue la GLORIA. Cuando se juntaron nuestros labios de nuevo y me abrí paso entre ellos con mi lengua. Ese primer contacto entre nuestras lenguas fue un detonante: tuve una erección instantánea, casi un mini-orgasmo al tiempo que le hacia el amor a su boca, que saboreaba sus suaves labios y su saliva tibia con sabor a miel… Le tomaba su carita entre mis manos, le apartaba el cabello para acariciar su cuello…

«Lista para el siguiente nivel?»
«Siihhh…» —me respondió rozando el borde de un jadeo.

Me moví de su boca y bese su cuello, mientras simultáneamente le apretaba de la cintura contra mi con la mano izquierda y ponía mi mano derecha por atrás sobre su espalda. Al besar su cuello y saborear el área bajo su barbilla, le escuche un leve “Aaahhh” y dejó escapar un leve gemido.

Bajaba y besaba su pecho (aun no sus senos), lo que me obligaba a encorvarme para lograrlo, alejando mi cadera de la suya un poco. Pero la calentura entre mis piernas poco a poco iba tomando control y en un momento dado, de repente me incorporé y bajando mis brazos un poco, la tomé con ambas manos por sus caderas pegándola a mi cuerpo, dejando que sintiese mi ya muy evidente bulto sobre su vientre.

Al hacer esto, se sorprendió y abriendo mucho sus ojos, de inmediato se separó de mí, sin poder pronunciar palabra, quedándose solo ahí, quieta, mirándome fijamente a los ojos aturdida, ruborizada, indecisa…

Por fin solo atinó a murmurar «…Ernesto…»

Rápidamente me pegué de nuevo a ella y tomándole las manos le pregunte: «Dime, te gusto el beso?» —no me respondió. Solo pudo asentir con su cabecita, sosteniendo aun sus ojos clavados en los míos.

Las 11AM en punto. Mirando el reloj sobre la pared, hice un cálculo rápido en mi mente y me dije que si algo mas iba a suceder, debía ser de inmediato antes de que regresasen mi esposa y su mamá del gym, a las 12PM, o lo dejábamos hasta ahí… con el riesgo de no volver a tener una oportunidad como ésta…

…Continuará.

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Comentarios enviados para este relato
wildthing (5 de July de 2016 a las 16:34) dice: buenísimo

01Brox (23 de June de 2015 a las 15:12) dice: Que exquisito relato

katebrown (18 de October de 2022 a las 20:35) dice: SEX? GOODGIRLS.CF

veterinariobuscayegua (12 de September de 2016 a las 03:48) dice: La parte 3 hace falta.


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