Pasé de agresor, a victima de de violencia.... ( CON fotos)

Bueno si, le di unos cuantos golpes, sobre todo cuando le dije que se acostase conmigo. Cuando ella comenzó a llorar, y a decirme que no quería acostarse conmigo, yo creo que le di con el puño cerrado, y cuando la vi en el piso, me le tiré encima, le arranqué parte de su ropa ropa, y a pesar de que ella no dejaba de pedirme, y decirme que no, yo bruscamente separé sus piernas, y como seguía jodiendo diciendo que no, y arañándome con sus uñas, le di un buen golpe en la boca, por lo como que perdió el sentido, momento en que yo aproveché, terminé de arrancarle sus pantaletas y sostén, y al tiempo que le mamaba sus grandes tetas, le enterré toda mi verga dentro de su peludo coño, y para que aprendiera a no decirme que no, también le di por el culo, hasta que finalmente me vine. Y por eso dicen que la violé.


Es más cuando por el alboroto que ella armó, los vecinos llamaron a la policía, ya yo estaba durmiendo la borrachera, Así que me llevaron sin sentido al cuartel de la policía, y luego a la fiscalía. Donde después de que me medio me recuperé, me mostraron unas fotos, en las que al principio no reconocí a mi mujer, ya que le había tumbado los dientes, y apagado los dos ojos, además como que votó algo de sangre por la boca, y de tanta sangre que voto, cuando le cayó en el pelo, cuando estaba en el suelo, ella que tenía el pelo pintado de rubio se le puso como negro, además se le quedó como parado de puntas. Por eso les juro que cuando me mostraron su foto, yo no sabía que era ella.


Bueno con la moda que había de atacar la violencia domestica, el fiscal, el juez, y creo que hasta mi propio abogado defensor, estaban en mi contra, ya que el único consejo que me dio, el muy hijo de la gran puta como mi abogado fue, declárate culpable antes de que muestren la evidencia, y ella suba al estrado. Bueno yo la verdad es que no le hice caso, y traté de justificar mis acciones, diciéndoles que ella me había provocado, cuando me llamó, hijo de puta, y cabrón. Mostraron las fotos de las evidencias, de cómo dicen que yo la había dejado a ella. Y encima cuando subió al estrado se despachó con la cuchara grande, es más hasta se puso a llorar, y claro el maricón del juez, y del fiscal, así como todo el jurado, le creyeron más a ella que a mí. La cosa es que me declararon culpable, de violencia domestica, y de un sinfín de delitos más, como agresión agravada, e inclusive de violación. Abrase visto, que uno no puede tener sexo con su propia mujer, porque dicen entonces que es violación.


Bueno apenas llegué al penal, me entrevistó un social, y me dijo. Bueno pasaras un mes en aislamiento, y luego te integramos al resto de la población. Cuando le pregunté la razón, lo que me dijo fue, es por tu bien, si te metemos ahora, lo más seguro es que te maten. Bueno pasó más de un mes, y medio, pero finalmente me trasladaron a la población. Otra de las cosas que me dijo el condenado viejo ese, fue que no dijera que estaba por caerle a golpes a mi mujer, que inventara cualquier otra cosa, que estuve en un asalto, o en una pelea en un bar, ya que de esa manera, tendría más probabilidades de que no me hicieran nada.

Ya dentro de la población, comencé a tener problemas con un tipo, que desde que me vio, que la agarró conmigo, y a cada rato me buscaba pelea. Bueno yo fui con mi social, y se lo dije. Y lo que me dijo el social fue, ese lo que quiere es comerte el culo, solo te está probando, así que no te dejes, claro a menos que tú no seas como esos tipos, que en la calle son muy machito, y le caen a golpes a las mujeres, pero aquí adentro les gusta que les den por el culo. No podía creer lo que me dijo el social, así que al principio no me dejé, y la pela que ese mismo día, me dio ese tipo, fue algo tremenda, estuve casi tres semanas internado en el área médica.

Cuando salí, al poco tiempo el mismo tipo volvió a quererme joder. Fue cuando se me acercó y mostrándome, un chuso, que es un pedazo de hierro al que se le saca filo, me dijo. De ahora en adelante, tú eres mía. Yo la verdad es que no le comprendí, pero cuando me dijo, esta noche, báñate bien, y lávate bien ese culo que me lo quiero comer. Yo la verdad es que no supe ni que hacer, como cosa rara, cuando me fui acostar, estaba solo en mi celda, mi compañero de celda, no se presento. Procuré no preocuparme por lo que ese tipo me había dicho, y ya me estaba quedando dormido, cuando sentí, el chuzo en mi garganta, y escuché su vos que me dijo. Ya veo que me estabas esperando. Así que sin quitarme el chuzo del cuello, me bajó los interiores con que yo acostumbraba a dormir, y me dijo. Bueno querida prepara ese culito, que es todo mío. Yo con el miedo a que no me fuera a cortar el cuello, me quedé quieto. Y comencé a sentir sus dedos enterrándolos dentro de mis nalgas.


Al poco rato los sacó, y colocando la punta del chuzo contra mi nuca me dijo, ahora prepárate para que sepas lo que es bueno. Y con todo el dolor de mi alma, comencé a sentir como toda su verga, se fue abriendo paso dentro de mí. Las lágrimas se me salían, mientras que él me fue penetrando. Yo no podía hacer nada, que no fuera decirle que no me hiciera eso, quedarme quieto, y hacer lo que me ordenase. Cuando ya su verga estuvo por completo dentro de mí culo, sentí que quitó el chuzo de mi cuello, y dándome unas cuantas nalgaditas me dijo. Bueno puta, mueve ese culito. Por lo que yo, temeroso que no me fuera a matar por desobedecerle, de inmediato comencé a mover mis nalgas, de lado a lado, y sentir como toda su verga entraba, y salía de entre mis nalgas. Yo al principio me sentí sumamente mal, pero a medida que me siguió enterrando una, y otra vez toda su verga, no sé como que le encontré el gusto a eso, al punto que commence hacerme una tremenda paja, a medida que él me daba por el culo.


Él me estuvo dando verga por mi culo, por un buen rato, hasta que de momento, la sacó y colocándola frente a mi boca me dijo. Ahora puta, quiero que me la mames, y cuidado con morderme, que te clavo el de hierro, en lugar del de carne. Yo con lo adolorido que estaba, no me quedó más remedio que ponerme a mamar. Hasta que finalmente se vino dentro de mi boca, y me obligó a que me tragase toda su leche. A la mañana siguiente, cuando los guardias hicieron la ronda, y me encontraron tirado en el piso de la celda, con el culo bien abierto, y lleno de sangre, me llevaron de emergencia, al área médica. En menos de un santiamén todo el mundo se enteró de lo que me había pasado, pero a la hora de la verdad nadie parecía saber quien había sido. Y como no soy soplón, lo único que se me ocurrió decir, fue que no lo había reconocido.


Cuando volví a salir del área médica, en mi cama encontré una cajetilla de cigarrillos, y unas pantis, con una nota que decía, los cigarrillos es por quedarte cayado, y las pantis para que las uses de noche, cuando vaya a visitarte. Bueno la verdad es que desde ese momento, me las puse por varias noches corridas, sin que él me fuera a visitar. Pero cuando finalmente vino, ya estaba yo durmiendo, con mis pantis puestas. Y no fue hasta que comencé a sentir su verga enterrándose dentro de mi culo, que me vine despertando. Bueno desde esa fecha, pasé a ser la mujer de ese delincuente dentro del penal. Claro que cuando a él le daba la gana de compartirme con sus amigos, si yo me llegaba a oponer, como me pasó la primera vez, me dio una pela que no olvidaré nunca, ya que con una navaja, me cortó las nalgas, para que no me olvidase de quienes eran.


Así pasé todo el tiempo que estuve preso, no tan solo siendo la mujer de varios, jefes de distintas pandillas dentro de la prisión, sino que para darle gusto a ellos, me vestía como si fuera una mujer. En par de ocasiones me tumbaron los dientes, por no querer mamar, en otra casi me sacan un ojo, por tontamente decir que no, y en otra me dieron una paliza, creo que fue por el puro gusto de golpearme. Cuando pasaron ya varios años, salí de la prisión, al regresar al barrio, donde vivía, al llegar a la que era mi casa, cuando toqué la puerta, apareció un tipo como de dos metros de alto, con unos brazos más gruesos que mis piernas. Viéndome como con ganas de darme un golpe. Cuando pregunté por la que había sido mi mujer, salió ella, y me presentó a su nuevo marido.


No lo podía creer ella, se veía tan, o más joven que cuando vivía conmigo. Mientras que yo, que había estado enfermo de gonorrea, sífilis, hepatitis y quien sabe que otras cosas más, parecía su tatarabuelo, ella me entregó una bolsa negra, de esas donde tiran la basura, llena con mi ropa, y mis cosas, y riéndose me dijo que se había enterado, como dentro de la prisión un primo de ella, me había convertido en su mujer. Yo estaba muerto de la vergüenza, y traté de decirle que todo eso era mentira, pero seguramente no me creyó. Ahora vivo como pordiosero y ambulando en las calles, expuesto a que me arresten por cualquier pendejada, y como tengo historial criminal, hasta que no les da la gana no me sueltan. El día menos pensado, voy a terminar confesando algo de lo que me acusen, aunque no lo haya hecho, para por lo menos tener cama, comida, y si tengo suerte una buena verga que me claven….