pecado en familia 2: en el nombre del hijo

Un par de horas después de haber sido testigo de la follada entre mi padre y mi hermana, retorno a la cabaña cerca de las 3 de la madrugada encontrando todas las luces apagadas. Camino a mi cuarto pude ver que la puerta del cuarto de mis padres estaba cerrada, y como para llegar al mío tenía que pasar primero por el cuarto de mi hermana, aproveche de espiarla y la encuentro durmiendo semi desnuda sobre la cama. Inmediatamente se me vienen las imágenes lujuriosas del contacto sexual que ella había tenido con mi padre y nuevamente se apodera de mí una calentura que no se apagaba con nada. Comienzo a pajearme mientras la observo dormir, y por un instante siento el impulso de dirigirme a su cama y tocarla, pero me abstengo, pues tenía que encontrar primero la manera de persuadirla para de mutuo acuerdo concretar una follada entre hermanos. Total si mi padre había conseguido seducirla, por qué no iba a ser posible que yo siendo más joven representara para ella también su objeto de deseo carnal y cediera a mis perversos deseos. Por el momento, no me quedaba más que encerrarme en el baño para acabar de correrme la paja que ya había empezado… la calentura me consumía.

El resto que quedaba de noche prácticamente no dormí, me tocaba y estimulaba la verga una y otra vez eyaculando en varias ocasiones pero sin conseguir que el agotamiento se apoderara de mí para conciliar el sueño. Que de conseguirlo lo más seguro es que me traería imágenes y sueños eróticos como quien presencia en un cine películas porno en formato continuado.

Fue así como trace un plan para chantajear a mi hermana y conseguir hacerla mía. La idea de competir con mi padre me incitaba y calentaba aún más. Le mostraría a mi hermana que yo era mejor que él en la cama, quizás mi miembro aún no estaba tan crecido como el de él, pero sin duda toda esta perversa morbosidad que me motivaba a vivir mi propia experiencia de incesto, compensaría el o los dos centímetros de diferencia que tenían nuestras vergas, ya que al menos si de grosor se trataba ambos estábamos muy a la par.

Al otro día conseguí salir a trotar solo con mi hermana, ya que por lo habitual salíamos los 4 juntos a ejercitar. Pero para mí fortuna mi madre efectivamente se había bebido unas copas demás donde su amiga y estaba con algo de resaca sintiéndose indispuesta. Aproveché de sugerirle a mi padre que se quedara para atenderla y aprovechara de regalonearla mientras mi hermana y yo salíamos a realizar la rutina diaria de ejercicios. A mi padre le pareció consecuente mi sugerencia y se quedó para acompañar a mi mamá.

Mientras trotábamos conversábamos trivialidades con mi hermana, yo no podía dejar de pensar en lo que había visto entre ella y mi padre anoche y trataba de encontrar la manera de decírselo para a la larga conseguir mi objetivo de hacerla mía. De pasada miraba de reojo su culo y sus tetas en movimiento, al tiempo que me empalmaba, definitivamente ya no veía a mi hermana como tal, ahora ella representaba para mí una hembra hecha para el placer.

Para que ella no se percatara de mi erección adelantaba un poco el trote. En uno de esos adelantos me detengo a flexionar y la invito a ella a detenerse también. Fue en ese momento que sin pensarlo más le digo sin tapujos:

-“Te vi follando anoche con el papá” –
Ella guarda silencio y detiene sus flexiones evitando mirarme y sin saber que decir.
- “Ya que no dices nada quiero que sepas que todo esto me tiene muy caliente, y por lo mismo quiero follarte yo también”.
- Ella me dice tontamente: - “¡Pero si somos hermanos!”
- Lanzo una carcajada burlona y le pregunto sarcásticamente: -“¿Acaso eso te molesta?”. No veo por qué si follas con nuestro padre, no puedes follar conmigo.
- “Es que yo estoy enamorada de mi padre. Hacerlo contigo sería solo sexo”.
No me importaba su declaración de amor filial, lo que sí era importante es que ya al menos estaba concibiendo la idea de tener algo conmigo, era este el momento en que tenía que presionarla para conseguir que aceptara.
-Le digo: “Hermanita, Si no te dejas follar por mí, hoy mismo le cuento todo a la mamá”. Lo hice con convicción, esbozando una sonrisa maligna.
Mi hermana me implora que por favor no lo haga. Que eso destruiría a la familia y que lo más probable es que ella sería exiliada del núcleo.
En realidad tenía toda la razón, pero a pesar de ello me deje llevar por mi caliente instinto y me mantuve firme en mi postura, Tanto así que a mi hermana no le quedó más que ceder a mi amenaza.
- “Está bien, tú ganas. Dime que es lo que tengo que hacer”

Excelente, ya había conseguido lo que quería, ahora juntos planearíamos la forma de hacer que nuestros padres se ausenten de la cabaña y así consumar esta idea de cogerme a mi hermana que me tenía hirviendo de la calentura.

Le comento que quería cogérmela esa misma noche, y para ello debíamos deshacernos de nuestros padres. Le sugerí que nos dirigiéramos al pueblo y le compráramos unas entradas al cine para la última función nocturna, se las obsequiaríamos a modo de sorpresa y los persuadiríamos para que salgan más temprano a cenar a un restaurant tailandés que gozaba de muy buena reputación en la zona.

Pasado el momento de tensión, nos miramos y sonreímos con un dejo de malicia. Retomamos el footing como lo más natural, solo que en esta ocasión me pude percatar que mi hermana también había cambiado en algo, quedó evidentemente prendida con la posibilidad de follarse a su hermano después de haber sido cogida por su padre. Mientras avanzábamos en el trote me miraba con lujuria deteniéndose sin pudor en mi abultado paquete, yo me empalmaba y volviéndome su cómplice en la lujuria le decía: - “esto es solo un adelanto, ya verás como te haré gozar esta noche, después de probar ésta verga te harás adicta a ella”.

Llegada la noche nuestro plan resultó a la perfección. Les obsequiamos las entradas al cine y sin dificultad los convencimos de salir antes a cenar. Juntos con mi hermana despedimos a nuestros padres y tras cerrar la puerta yo no aguanto más y automáticamente dirijo mis manos directamente hacia sus tetas. Ella me aparta y me dice: - “Espera un poco! que nuestros padres se pueden devolver y no quiero que el papá se entere que también estoy follando contigo”. Yo le respondo – “está bien, pero mira como me tienes” al tiempo que le indico la tremenda erección que tenía bajo el pantalón. Ella lo mira y dice – “mmm, ese bultazo promete”- “pero de todas maneras será prudente esperar un rato, por el momento quiero que subas a mi cuarto y me esperes yo en un momento te alcanzo”

Ya instalado en el cuarto de mi hermana, me dispuse a esperarla de lo más cachondo. Para ganar tiempo me despoje de toda mi ropa y me propuse sorprenderla y calentarla exhibiendo mi verga en una postura que beneficiara su tamaño en su máxima extensión. Entonces me puse en cuclillas sobre la cama doblando mi espalda hacia atrás y levantado la pelvis como ofreciendo mi miembro completamente duro. Para que mi hermana cuando hiciera ingreso por la puerta no se resistiera a la tentación de comerse el miembro viril de su hermano.

No tardó nada en subir. Cuando ingresa y me ve en la postura de exhibición de mi verga, abre los ojos en expresión de sorpresa y se humedece los labios con la lengua exclamando: - “Qué pichulón que tienes… al parecer lo dotado es de familia” – Mmm que rico! – Me dice: - “Mira yo también tengo algo para ti” – Se saca la remera y me muestra sus tetas, se toma una dirigiéndola hacia su boca y comienza a languetear.

- “Ay hermanita, que rica que estás” – “Acércate que quiero probar esas tetas del demonio” – Yo hervía de deseo, de ganas, quería desesperadamente poseer a mi hermana, y ella jugaba a seducirme desde la puerta ahora mojándose la conchita y masturbando su clítoris – “Ay hermanito, ¿y me vas a chupar mi chochita?” – “Por supuesto pequeña putita… ven y haré con ella lo que nunca te han hecho”.

Se termina de sacar toda su ropa y completamente desnuda comienza a dirigirse hacia mí. Yo me agarraba el miembro a dos manos y apretaba jactándome de lo duro que estaba. Le decía: - “Mira lo que te espera” – “Quiero que me corras la paja” – “Sí hermanito, lo que tú digas”. Me lo agarra y comienza a moverlo fuertemente con su mano, apoyo mi cabeza en la cama y comienzo a agitarme subiendo y bajando mi pelvis para aumentar más aún la sensación de placer, bramando de calentura. Yo creía que me iba a correr enseguida, era tan fuerte la sensación de sentirme masturbado por mi hermana que el placer aumentaba a cada pajeo y estimulaba mis deseos de correrme. Sin embargo, aguante, pues quería disfrutar a pleno de la experiencia de hacerlo con mi hermana. Me incorporo, la tomo con fuerza por las caderas y entierro mi boca en su vagina exquisita. Ella comienza a gemir mientras yo recorría con mi lengua toda su zona pélvica desde el clítoris hasta su concha que era como una fuente de jugos. Sus fluidos eran deliciosos y abundantes, me los bebía como quién exprime desesperadamente con la boca una naranja. Cuando subía a su clítoris me encontraba con esa pelotita erecta que estaba ahí como si me pidiera que me la coma. La mordía con cuidado y apretaba con mis labios para hacerla experimentar algo de dolor placentero, mi hermana gritaba y se mordía los labios de placer al tiempo que alcanzaba un orgasmo – “ay hermanito, ay hermanito… como me haces gozar” – Después del espasmo orgásmico de mi hermana, aproveche enseguida de penetrarla. Metí mi pichulón con fuerza, estaba demasiado caliente para tener consideraciones. Mi hermana gritaba de placer y me incitaba a meterla más adentro aún, yo bombeaba y bombeaba sin parar. La embestí hasta el fondo, ella se movía al ritmo de mis empujones, se refregaba internamente en mi verga, movía hacia adelante y atrás y también hacía movimientos circulares que me volvían loco de placer y a ella la llevaban a alcanzar orgasmos intensos. Luego ella me pide que me detenga y me mantenga inmóvil dentro de ella, necesitaba descansar. En cambio yo estaba que explotaba de la calentura, le digo: - “esto para cuando yo digo… ahora putita quiero que me la chupes igual como lo haces con el papá” – ella me mira a los ojos con una expresión tan caliente, que no era necesario obligarla, era evidente que me correspondía en el deseo. Saco mi pija de su vagina y la dirijo hacia su boca. Me la agarra por el centro y comienza a languetear rico, muy rico – “ay hermanita, eso es, muy bien, mueve la lenguita… no pares” – Comienza a tragársela poco a poco y chuparla con tal devoción que se notaba su afición por la felación, que de seguro había sido adquirida por la mucha práctica con mi padre. Eso me calienta, eso hace que se active mi naturaleza competitiva, quería demostrarle a mi hermana que soy mejor que nuestro padre. Fue así como comienzo a descargar toda mi leche derramándola en su cara, eran chorros y chorros de moco que escurrían por el rostro de éxtasis de mi hermana.
Justo en ese momento se siente que comienzan a abrir la puerta de entrada a la casa, eran mis padres que volvían de su salida… CONTINUARÁ.