Se estaba cayendo el cielo, era una noche tormentosa pero a la vez sensual y tentadora. Aquella noche volví a sentir mujer en brazos de mi nuevo amante, aquel que me llevo a los excesos de la lujuria.
Relato
Enrique un hombre dos años mayor que yo, el 33 yo 31. Nos conocemos desde hace un par de años pues somos compañeros de trabajo en el colegio donde yo desempeño un cargo como profesora. Enrique por su parte nomas es un intendente del colegio bachillerato, un hombre guapo, atractivo pero antisocial, introvertido y algo raro. A pesar de ser guapo no tenia éxito amorosamente. Su pasión es su trabajo pero él se dio cuenta que no le hacía indiferente, muchas ocasiones en el pasado coqueteábamos por miradas pero era todo. Porque además en esos tiempos tenía una relación con un idiota que solo me embarazo y me dejo. Yo misma sentía culpa por darle motivos de pensar que me gustaba así que deje de seguir su juego por mucho tiempo.
Luego de mi embarazo y tener a mi bebe mi figura de mujer decayó un poco pero seguí gustándole. Algunas semanas encontraba una rosa en mi bolso, él pensaba que no lo sospechaba pero yo sabía bien que era él. No me molesto porque para mí no era una amenaza, más bien lo tomaba como un niño que anhela un juguete de lujo, eso aumentaba mi ego femenino y me gustaba. Afortunadamente nunca nadie se entero de esto. En fin luego de años de soledad y vivir una monótona vida de madre soltera a mi me empezó a dar ganas de ampliar mis horizontes como hace años pero estaba vez quería a un hombre un tanto manipulable, uno que pudiera manejar a mi antojo ayudada de mi belleza y comiera de mi mano.
Así que vi bueno seguir el juego entre ambos y sin duda lo disfrute como tienen idea, aquella noche descubrí un hombre distinto, detrás de su fachada de tímido y antisocial se escondía uno de los amantes que más me han hecho gozar en la vida. De esta manera empezó mi desliz, el me deseaba intensamente tanto que las primeras veces que le permití besarme temblaba como adolecente y ¿saben? Me encanto tener el control. Aquella noche de pasión llego al fin, era casi de noche. Había terminado mi última clase pero antes de irme pase a relajarme un poco en la sala de recreación de la escuela. Enrique supo aprovechar el momento para consumar nuestros deseos.
Al vernos nuestras miradas se fundieron, esa noche estaba muy guapo, usaba una camisa de moda ajustada. Casi me quedo muerta al ver su intensa mirada de deseo, lento empezó a caminar hacia mí, con cada paso yo me sentía más nerviosa. El me tomo abrazándome. Con sus labios recorrió mi cuello, su tibia respiración erizo mi piel, estaba tan calmado, en su mirada desbordaba amor hacia mí. No el no me deseaba; me amaba.
Con sus besos recorrió todo mi cuerpo, mis labios, mis senos y fue bajando más hasta mis muslos. Se coló entre mis piernas, perdió su cabeza bajo la falda de mi vestido yendo a mi intimidad. Me estremeció sentir sus chupadas sobre mis bragas, hace tiempo que no sentía tal placer con un hombre pero él era el indicado. Mi excitación fue creciendo hasta el punto de no retorno, mi cuerpo pedía a gritos que me hiciera el amor. Enrique me cargo llevándome hasta una de las aulas deshabitadas, no prendimos la luz pero podíamos vernos perfectamente, estaba caliente a más no poder. Mi amante preparo su miembro, me quede asombrada al ver sus dimensiones intimas. En verdad tenía un miembro hermoso
El se puso un preservativo, yo me senté en la paleta de una butaca esperándolo con ansias. Enrique separo mis piernas, remango mi falda y me bajo despacio mis bragas empapadas de su saliva. Aun antes de poseerme me beso en los labios con amor, ternura. Sus ojos le brillaban parecía que era su más preciado tesoro. Mientras me besaba no me di cuenta solo sentí como fue penetrándome suavemente hasta que tuvo todo su miembro bien dentro mi zona vaginal. El me inicio hacer el amor muy tiernamente, sus movimientos dentro de mi eran suaves y armoniosos. Para esos momentos aun no sentía mucho pero el amor que me tenía era suficiente para hacerme sentir protegida en sus brazos.
Mi fiel amante me consentía como nunca, me hacía el amor como a una reina y me encantaba pero esto tuvo un fin. Llego al fin la verdadera sorpresa… enrique incremento su vigor al máximo, yo pegue de gritos al momento. Casi no podía llegar a su nivel; por momentos creía no soportar. El sudor le bajaba por todo su rostro pero no se cansaba de bombearme. Tomo mis senos apretándolos como frutos de verano y de ellos se apoyo más. Enrique me tiro al piso, se poso sobre mi y continuo penetrándome como solo el sabia hacerlo. Eran momentos de intenso placer para ambos, estaba maravillada del aguante tan grande que tenia. Al paso de casi media hora yo no pude más me la saque e inicie a masturbarle con mis manos. En pocos segundos termino con el condón aun puesto. Desde luego pensé que había sido todo por esa noche pero que equivocada estaba, luego de vestirme salí del colegio. Estaba lloviendo a cantaros, tome un taxi de regreso a casa pero lo mejor de la noche apenas estaba por comenzar.
Al bajar del taxi mientras caminaba para entrar a mí departamento Enrique me volvió a tomar a fuerza; con sus brazos vigorosos de hombre me sometió, levanto mi falda y destrozo mis bragas de un jalón. El sintió mi intimidad aun estaba húmeda de la cogida que habíamos tenido hace unos instantes.
Me puso detrás contra la pared y sin preámbulos volvió a penetrarme pero ahora anal, yo me convulsione al sentir su enorme miembro entrando entre mis nalgas y él le excito eso. La lluvia caía sobre nosotros, estábamos mojadisimos pero no teníamos frio, todo era calor para los dos.
Yo estaba inquieta no podía creer que me estaban culeando justo frente a mi departamento donde en cualquier momento mis vecinos o mis padres podían salir y vernos pero las calles estaban desiertas sin duda a causa de la tormenta.
Enrique iba muy a prisa yo me tapaba la boca para no gritar y me ardía el ano pero eso siguió estimulándolo, pronto me halo del cabello como un jinete tirando de una yegua. Sentía sus labios morder mis orejas y murmuraba cosas sucias a mi oído más pronto termino, sentí su chorro caliente derramarse por mis nalgas y muslos.
Me sentía sucia, de ninguna manera podía entrar a casa así con el culo lleno de semen, desarreglada y apestando a fornicación. Sin pensarlo no entre a casa, de nuevo me fui con él a vivir la noche de pasión que tanto espere en mi vida, aquellas culeadas de ensueño que dejaron marca en mi vida. Esa noche me poseyó en todos lados, en bares, en baños públicos y terminamos en un hotel donde fui enteramente suya hasta las primeras horas del alba.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513554 veces
Relato casi en su totalidad real que demuestra que toda mujer casada es una puta sumisa en potencia
Relato erótico enviado por morboso sadico el 29 de July de 2009 a las 18:09:16 - Relato porno leído 299794 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:48) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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