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Perdiendo mi virginidad en la despedida

Relato enviado por : vaginita-caliente el 14/02/2013. Lecturas: 30483

etiquetas relato Perdiendo mi virginidad en la despedida   Primera vez .
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Resumen
Sé que en nuestros días es raro que una mujer conserve su virginidad hasta después de los veinte, pero en mi caso así fue, me llamo Esmeralda. Conserve mi virginidad anal y vaginal hasta mis veinticinco años de edad, tan sólo faltaban dos meses para mi boda y fui desflorada por un chico en una despedida de soltera que mis amigas me organizaron.


Relato
Sé que en nuestros días es raro que una mujer conserve su virginidad hasta después de los veinte, pero en mi caso así fue, me llamo Esmeralda. Conserve mi virginidad anal y vaginal hasta mis veinticinco años de edad, tan sólo faltaban dos meses para mi boda y fui desflorada por un chico en una despedida de soltera que mis amigas me organizaron. ¿Saben? Uno de mis sueños era llegar virgen a mi noche de bodas, sin embargo yo sabía perfectamente que el hombre con quien me iba a casar era un hombre muy experimentado, coscolino y además sabía también que sus amigos igual le iban hacer su despedida, por eso acepte que mis amigas me hicieran la mía, aunque primero no estaba muy convencida, esto del sexo había sido un tema delicado en mi familia. Fui educada en un seno familiar conservador y estrictamente cristiano, mi padre es un hombre muy severo y nunca en mi juventud me dejo tener novio, aunque si tuve uno en mis años de colegiala, pero nunca jamás le permite tocarme ni mucho menos tener intimidad conmigo.
Recuerdo que en la universidad si llegue a tener un solo faje con un chavo pero sólo fue eso, no pasó a nada más que simples manoseos sobre la ropa. Había sido una niña bien toda mi vida, me perdí de lo que otras chavas hacían, jamás fui al antro, ni a perrear, mucho menos tomaba ni salía con amigas mucho. Mi familia me tenían controlada, por toda mi juventud me dedique a ser buena e incluso llegue a llevar la palabra de Dios a los hogares como misionera en algunas ocasiones, todo lo que hacía era con mi familia, esto era a diferencia de mi hermana menor que ella nunca obedeció a nuestros padres y si ella dejo de ser virgen a corta edad, yo me sentía corta ante ella, recuerdo que solía hacerme burla y me apodaba por el nombre de “monjita” decía que por recetadita iba a morir virgen. Mi hermana a pesar que era cinco años menor que yo era bien loca y libertina. Recuerdo que una ocasión tuvimos una conversación algo morboso que casi logro despertarme las ganas. Esa vez que estaba sola en casa con mi hermana bien sarcástica y vulgar me dijo ¡Hey monjita! ¿A poco no te gustaría un día sentir un suave pene de hombre dentro tu vaginita, sentirlo como se mueve dentro de ti y venirte bien rico varias veces? Hasta me toco mi zona intima mientras me decía esto. ¡Claro que no sucia, yo no soy como tu vale y déjame en paz! Le dije, ¡Mmm tonta, no sabes de lo que te pierdes! Me contesto. Esa conversación si me dejo un poco en tentación pero la reprimí pensando en mi moral y en la ley divina que mis padres me habían inculcado. Así pues supe guardarme bien de todas estas cosas, sólo me dedique a estudiar, termine la universidad y seguía siendo virgen. Cumplí mis 24 años y conocí en mi trabajo a un hombre del cual me enamore profundamente, con el inicie una relación algo larga, ya teníamos más de un año de novios. Sin duda el era mi prospecto ideal, guapo, soltera y romántico, aunque después de enterarme por sus amigos que ya habían tenido muchas mujeres en su vida, la verdad me desconcerté mucho. Aunque ya era tarde para dejarlo, para este momento el ya había pedido mi mano formalmente ante mis padres y nos casaríamos en cinco meses. Durante el tiempo que duro nuestra relación muchas veces quiso hacerme suya pero nunca lo deje pues era virgen y soñaba con que fuera su mujer pero hasta la noche de bodas, aunque si en unas veces lo deje manosearme, en la última vez lo deje acariciarme mi zona vaginal sin bragas, pero lo detuve cuando quiso introducirme sus dedos y nunca más le volví a permitir, le deje en claro que hasta la noche de bodas no conseguiría nada conmigo. Faltaban escasos dos meses para nuestra boda, mis amigas entonces comenzaron a planear mi despedida de soltera a escondidas de mis padres, al principio yo no quería pues eso me parecía abominable ante mis ojos y además presentía que es lo que podía pasar si aceptaba. Pero al final acepte pues sabia te ante mano que los amigos de mi novio igual le iban hacer su despedida.

En fin todo fue un viernes, hace menos de cuatro semanas. Mis amigas junto con mi hermana organizaron todo, el evento se realizo en el departamento de una amiga. Asistieron muchas chicas, algunas no las conocía pues eran amigas de mis amigas, también algunos chicos. Entre ellos estaba Fernando, un chico de mi edad que me presento mí hermana, sin duda mi hermana era la más interesada en que esa noche me cogieran, eran alrededor de las 9: de la noche. En esos momentos me sentía un poco fuera del lugar por no estar acostumbrada a esa clase de eventos, la fiesta estaba llegando al máximo, había música, alcohol y un par de novios estaban en pleno faje, me sentía algo incomoda, pero mi hermana me insistió hasta que comencé a tomar algunas copas, ella misma me presento a Fernando, al parecer era algo así como su ex. La verdad que si era guapo y varonil, tenía una camisa que marcaba muy bien su cuerpo de hombre. Esa noche si me sentía algo sensual, tenía un lindo vestido azul, ajustado y de falda corta que enseñaba bien mis muslos, además de mi trasero.
Al parecer las copas me fueron relajando, mi hermana por fin lo logro, estaba ya bailando reggaetón con él, por primera vez en mi vida me estaban perreando, llego un momento en que se me pego bastante y sentí bien su paquete en mis nalgas. No lo podía explicar pero una sensación rara que nunca había sentido por primera vez estaba sintiendo, me estaba excitando, al sentir su paquete detrás de mi me estaba calentando mucho, de hecho fue tanto que a los pocos minutos me voltee y comencé a besarme con él, mi hermana se hacía que estaba platicando con sus amigas pero estaba bien al pendiente de lo que pasaba. Fernando me dijo muy tiernamente al oído ¡Esme, quiero metértela! Yo le sonreí y solo le conteste con un ok. Me tomo de la mano y comenzamos alejarnos de todos buscando una recamara en el interior del departamento, pude notar las miradas morbosas de mis amigas y de mi hermana al verme yéndome con Fernando, subimos al segundo piso. Al entrar en la recamara me sentía bien nerviosa y asustada, estaba temblando de nervios y mis manos me sudaban, el inicio a besarme en la boca tiernamente, sus labios se fundían con los míos, el me tocaba mis nalgas sobre mi vestido, luego comenzó a tocarme mis bragas bajo mi vestido. Aunque tenían bragas pude sentir sus manos de hombre calientes acariciando mi vagina bien rico, poco a poco comencé a mojarme, el estaba haciendo todo lo posible por excitarme al máximo, me tocaba mis pezones, mis nalgas todo mi cuerpo y me besaba como nunca nadie me había besado, esa noche entre sus brazos por primera vez me estaba sintiendo mujer. Yo estaba de pie contra la pared, Fernando subió la falda de mi vestido lentamente, el se fue deleitando viendo mis muslos, con mucha delicadeza fue deslizando mis bragas por mis muslos hasta que me los quito totalmente ¡No espera! Le dije, ¡Tranquila, se que eres virgen, te prometo que no te lastimare, si te sientes incomoda sólo dime y aquí la dejamos ok! Estas palabras me llenaron de confianza. El tiernamente me acariciaba mi vagina, intentaba separar mis labios vaginales como si quisiera verme dentro, yo estaba ya bien excitada, poco a poco el me besaba mi vagina, me sentía en el cielo al sentir su lengua recorrer mi vagina, era algo que nunca había sentido y me encantaba sentirlo, me hizo venir dos veces en ese instante, ¡Que rico sabes Esme! Me dijo muy dulcemente, el se puso de pie, bajo sus pantalones liberando su miembro, por un instante pensé en chupárselo pero me retracte, así que sólo se lo masturbe poquito, era la primera vez que tenía un mimbro de hombre en mis manos, le acaricie su glande con delicadeza, fue en ese instante que no sé ni cómo se me salió la frase y le dije casi suplicándole ¡Hazme el amor! El me tomo y me acostó en la cama con mis piernas de par en par, vi en ese momento como se puso el preservativo, se subió a la cama y por unos minutos estuvo solamente frotando su miembro en mi vagina, tratando de conseguir la mayor lubricación posible, el escupió sobre mi vagina y muy poco a poco inicio a empujar, despacio sentí como mis labios vaginales le iban abriendo paso a ese pene que me estaba desflorando, gracias al lubricante natural del condón fue resbalando poco a poco dentro de mi vulva, al principio no me dolió pero cuando dio por fin toco con mi himen si sentí feo, tuve que apretar mis dientes para no gritar, pero cuando por fin me desgarro un dolor fuerte me golpeo y grite un poco. Fernando se quedo quito dentro de mí, me beso y me dijo ¡Tranquila ya esta! Por un instante me la saco y pude ver como su pene estaba embarrado de un poco de sangre, se lo limpio con su pañuelo y nuevamente volvió a penetrarme, aunque por segunda vez me dolió pero ya muy poco el lentamente inicio a metérmela y sacármela, el dolor se había ido, era puro placer, ahora estaba gritando pero de gozo, amaba sentir como el pene de Fernando entraba y salía de mi rajita ya no virgen, él quería metérmela por detrás pero si no me deje al pensar si me había dolido mucho por mi vagina que no iba hacer por mi culo, al decirle que no el incremento la velocidad de penetración en pocos segundos la velocidad era tal que me estaba volviendo loca de placer, me sentía bien zorra con mis piernas al aire y su pene entrando y saliendo a máxima velocidad de mi vagina. Eran minutos de gloria los que estaba viviendo en brazos de Fernando, el al terminar retiro su pene de dentro de mí, se saco el condón y eyaculo sobre la colcha. Seguimos besándonos por unos minutos más, nos descansamos brevemente y luego nos vestimos, yo me limpie mi intimidad con su pañuelo y se lo deje de recuerdo, me arregle y volví a salir a la fiesta. Estuve por unos momentos más contándoles a mis amigas lo que acababa de suceder entre Fernando y yo, por fin ya no era virgen. Esa noche ya no lo volví a ver, me fui con mi hermana a casa, ahora estaba a su altura. Sólo falta un mes para mi boda con mi prometido y ahora estoy tal como me merece, bien desflorada.

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Comentarios enviados para este relato
sergio45 (20 de April de 2013 a las 06:18) dice: pero no llegaste virgen al matrimonio lo mismo que nada

katebrown (18 de October de 2022 a las 21:21) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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