En mi vida había pasado por algo como esto, y todo por culpa del tacaño de mi esposo. Mi nombre es Nora, tengo 50 años, de los cuales llevó casada más de treinta con el tacaño de Carlos Juan. No somos personas pobres, pero por su manera de administrar el dinero, quien no nos conozca, diría que nos estamos muriendo de hambre.
Relato
Aunque ya estoy más que acostumbrada a su manera de ser, nunca deja de indignarme las tonterías que Carlos Juan hace, con tal de ahorrarse unos cuantos centavos. Por lo que cuando le dije que era hora de llevar a nuestros nietos a casa de nuestra hija, poniendo cara de tragedia me dijo que fuera yo, ya que mi auto gasta mucho menos gasolina que el que él tiene. Pero a pesar de eso, le pedí que me diera dinero para echarle, a lo que él me dijo, yo usé esta mañana tu auto, y lo dejé con un cuarto de tanque, por lo que con eso te da para ir, y regresar de casa de la nena.
Yo indignada agarré a mis nietos, y se los lleve a mi hija, en donde me quedé hasta que se hizo bien de noche, ya que no quería ver a mi esposo. De regreso es que me di cuenta de que ya el auto andaba realmente con la reserva. Y por lo tarde que era, lo primero que se me ocurrió fue entrar en la primera bomba de gasolina que encontré en el camino.
Yo confiadamente me detuve, vi al joven a cargo, y le pedí que llenase el tanque, y fue cuando de momento me acordé que no tenía ni un solo centavo encima, sumamente avergonzada le dije que se detuviera, pero ya llevaba más de medio tanque llenó, y cayéndoseme la cara de vergüenza, le explique que yo había cometido un error. El chico me escuchó de manera calmada, y para mi sorpresa, después de haberle dicho que no tenía dinero, él continuó llenándome el tanque. Para al terminar de hacerlo, decirme. Señora no se preocupe yo le creo, además se ve que usted es una dama, que aparte de ser muy hermosa, es honrada, y seguramente mañana cuando tengo el dinero pasará a pagarme. Y de no hacerlo bueno me tocará pagar a mí. Pero ya le dije no se preocupe, que yo confió en usted.
Desde luego al siguiente día, ni siquiera le dije a mi esposo lo que me había sucedido, ya que por ahorrarse el dinero del tanque de la gasolina, era capaz de pedirme que no volviera a pasar por esa bomba de gasolina. Yo pasé por el banco saqué el dinero, de mi cuenta, y al pasar por la bomba de gasolina, no encontré al joven, fue cuando otro empleado me dijo que él se encargaba del turno de la noche, y que llegaba mucho más tarde.
Lo cierto es que yo estaba tan y tan agradecida con ese chico, que me propuse pasar a la noche para pagarle. Así que esperé a que Carlos Juan, se fuera a la cama, como de costumbre, y ya cuando lo escuché profundamente roncando, al terminar de ducharme por la prisa nada más me puse mi bata de casa, y decidí salir a pagarle. Pero apenas me monté en mi auto, comencé a pensar en todo lo que ese joven me había dicho, que aparte de ser una dama muy hermosa, era honrada. Lo que me hizo sentir sumamente halagada.
Apenas llegué a la bomba, estacioné mi auto, y me bajé para nuevamente darle las gracias, cuando él me vio, noté que su rostro se alegró, de inmediato le di el dinero, y le dije que estaba muy agradecida por el favor que me había hecho la noche anterior. Fue cuando me di cuenta de que él no dejó de observarme de pies a cabeza, fue cuando me di cuenta, que la condenada bata, que me había puesto, por la prisa con que salí de casa, no había cerrado los botones. Permitiendo que aquel jovencito, sin que yo me lo propusiera, me viera parcialmente desnuda, ya que ni ropa intima cargaba en esos momentos.
De momento me sentí sumamente avergonzada, y al tiempo que trataba de cerrar la bata, muerta de vergüenza, comencé a tratar de explicarle que por la prisa de venirle a pagar, me había pasado eso .Él se me quedó viendo, y de inmediato colocando sus manos sobre mis hombros, me dijo. Señora no tiene nada porque avergonzarse, además usted tiene un lindo y hermoso cuerpo, que ya muchas mujeres de seguro quisieran tener.
Eso como que me tranquilizó un poco, le di las gracias nuevamente, y aun sintiéndome algo avergonzada, me dirigí a mi auto. Sin poder quietarme de la mente, la manera en que ese chico me había estado viendo, ni las bellas palabras que me había dicho. De momento me vino a la mente, la imagen de mi tacaño esposo, diciéndome, como siempre que no tenía dinero. En ese instante me detuve, di media vuelta, y con paso firme, me dirigí al mi joven benefactor, diciéndole. En mi vida he hecho algo como esto, pero ahora mismo quiero agradecerte de manera bien intima, el gran favor que me hiciste anoche, así como las bellas palabras que me has dicho. Por lo que viéndolo de la manera más seductora que pude, le dije. ¿Dime donde?
El chico se me quedó viendo asombrado de pies a cabeza, de inmediato tomó mi mano y me condujo, dentro de lo que entiendo sería la oficina. Salió por un instante, apagó las luces, y al regresar cerró la puerta. Quedándoseme viendo como hacía mucho tiempo no sentía que un hombre me veía. Yo aunque algo nerviosa dejé que mi bata se deslizase hasta el suelo, para quedar completamente desnuda frente a él.
Dios un paso hacia adelante, y tomándome entre sus brazos, comenzó a besarme por todas partes. Yo estaba tan y tan excitada, que lo único que se me ocurrió hacer, fue dejarme caer sobre un inmenso sofá que había dentro de ese lugar. Sus manos recorrieron todo mi cuerpo, mis senos, mi vientre, mis muslos, en fin hasta mis nalgas. Yo había cerrado los ojos, cuando de momento sentí su boca sobre mi coño. y como de manera más que magistral comenzó a mamarlo.
Yo no me pude contener y en cosa de pocos segundos, cosa sumamente rara en mi, él logró arrancarme un salvaje orgasmo, como hacía muchísimo tiempo que no disfrutaba. No bien se incorporó, lo vi como se fue bajando sus pantalones, y como de entre la tela de los mismos emergió su erecta verga. Yo mantuve mis piernas bien separadas, y comencé a sentir y disfrutar del momento en que comenzó a penetrarme divinamente.
En mi vida yo había mamado el miembro de un hombre, pero esa noche luego que me hizo disfrutar de otro tremendo orgasmo, pienso que en agradecimiento, o quizás de manera instintiva, me dediqué a mamar su verga, para luego sentir como me la enterraba entre mis nalgas.
Cuando regresé a casa, Carlos Juan seguía durmiendo, seguramente soñando como seguir ahorrándose unos cuantos centavos. Yo volví a ducharme, y al acostarme me quedé dormida tan plácidamente, que ni atención le puse a los ronquidos de mi marido….
Le subí completamente su falda abriendo sus piernitas exquisitas, inicie a mamarle sus piernas cada centímetro de ellas hasta que llegue a su zona vaginal todavía cubierta por su calzón, con mi boca muy lentamente le fui retirando el calzón hasta que le vi por primera vez su vagina hermosa, la cual estaba súper mojada de sus flujos vaginales, ella comenzó a gritar de placer y fue más cuando tome un poco de crema de chantillí aplicándole en toda su raja vaginal, con esto empecé a comerle el coño.
Relato erótico enviado por Anonymous el 25 de September de 2009 a las 17:28:48 - Relato porno leído 234373 veces
Llegue al bar y estaba Sebastian esperandome, me vio y no sacaba su vista de mi cuerpo, lo salude con un beso muy cerca de su boca para hacerle los ratones, inmediatamente me pregunto si no queria ir a su departamento (era del padre que se lo habia dejado encargado por unos dias ya que estaba en Chile). Le dije que bueno y subimos a su auto- Llegamos a su departamento y cuando entre hice un movimiento sexy con mi culo.....
Relato erótico enviado por gatitacelosa el 04 de April de 2012 a las 23:28:46 - Relato porno leído 201931 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:24) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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