Pillado con las bragas en la mano 5º

Subi las esaleras de la piscina detras de ella contemplando su precioso culito los labios del coño que asomaban entre los muslos cada vez que subia un peldaño.

Montse se agacho para coger la toalla, los rayos del sol hacian que el precioso trasero reluciera, lo acaricie y ella separo los muslos, puse mis manos en sus caderas y por detras ensarte de golpe su chocho, grito de placer, segui clavandole con fuerza, a cada embestida Montse respondia con un grito y su coño se mojaba mas. Tan chorrosa estaba que mi polla se salia de la cueva, en una de esas mi capullo quedo en la entrada de su ano, mi diosa me pidio que siguiera por ahi pero me advirtio que nunca la habian dado por el culo.

Fui entrando despacio por aquel estrecho pasillo, mientras ella se quejaba pero me decia que la partiese, una vez que mis huevos chocaron con sus nalgas estuve un momento quieto, se cogio a los brazos de la hamaca y se preparo para la follada. Con suavidad metia y sacaba mientras le acariiaba la pepita, sus quegidos ahora eran gemidos de placer, me vacie en sus entrañas, al notar mi leche en su interior tambien se corrio mojandome los dedos, los cuales chupe.

Como si de dos niños enamorados se tratase, comimos mirandonos a los ojos y despues debiamos ir a la estacion, a mi tren todavia le faltaban unas horas, pero las gemelas regresaban ese mismo dia unas horas antes.

Montse se quito el batin y se puso el mismo vestido que llevaba por la mañana pero sin ropa interior, la falda apenas cubria los muslos, pense que si en algun semaforo alguien se fijaba le veria todo el coño.

Por el camino mientras ella conducia ibamos metiendonos mano, al llegar a la entrada de la ciudad, Montse tenia una teta fuera del vestido y el hocho una vez mas chorreando, a mi me costo trabajo poder guardarme la verga en el pantalon. Entro en un parking subterraneo, bajo a la ultima planta, busco la plaza mas apartada y pasemos a los asientos de atras del coche, como dos novatos comenzamos a besarnos, a tocarnos, a desnudarnos. Me tumbe sobre ella, esta vez como si se tratase de dos enamorados que hacen el amor por primera vez, la penetre con dulzura, besandola y acariciandole, ella me abrazo apretandome contra su pecho duro, note como los pezones pinchaban mi torso, sin prisas follamos hasta que mi diosa tuvo otro orgasmo, segui metiendo y sacando hasta que yo tambien me corri, al notarlo ella volvio a entrar en trance y su coño de nuevo solto zumo de hembra.

Se aceraba la hora de la llegada de sus hijas, apenas llegamos al mismo tiempo que el tren, mientras Montse besaba a las gemelas, un hilillo de lo que yo le habia depositado en su interior le resbalaba por el muslo.

Cuando me despidio a mi, no le importo que sus hijas estuvieran presentes, me beso en la boca metiendome la lengua.