Por andar borracha, perdí una apuesta con mi esposo… ( CON fotos)

Así que después de criticarme, y yo defenderme diciendo que había agarrado la botella por equivocación, me dijo. Te apuesto, a que no pudes pasar el resto del día, sin darte un trago. Yo por no darle la razón acepté, pero después de que le dije que aceptaba, le pregunté que pasaba si yo perdía. Y él riéndose me dijo, sencillo haras todo lo que yo te ordene.

La verdad es que ya como a eso de las tres de la tarde comencé a cocinar unos espaguetis, y se me ocurrió echarle algo de vino a la salsa que estaba preparando. Así que después de sasonar la salsa, me di un trago de vino, pero en lugar de detenerme, seguí bebiendo. Por lo que cuando regresó mi esposo, aparte de que los espaguetis nunca los cociné, me encontró bien borracha.

Así fue que él me dijo. Ya sabía yo, que ibas a perder. Pero no pensé que fueras hacerlo de manera tan rápida. Yo por no seguir escuchándolo le dije, bien perdí, ¿y qué? ¿Qué quieres que haga, que deje de beber? Fue cuando Julio me respondió, no que va, si quieres seguir bebiendo, eso es cosa tuya, pero acuérdate que habíamos quedado en que si perdías, harías todo lo que yo te ordenara, ¿verdad?

A mi no me quedó más remedio que decirle que tenía razón, y en ese momento me dijo, Ok vete dando una buena ducha, que más tarde regreso. Yo para no seguir escuchando sus burlas, de inmediato me fui a darme una ducha, y escuché cuando Julio salío de casa. Así que me tiré en la tina, en parte a pasar la borrachera, mientras me caia el agua encima.

Cuando salí de la ducha aun mi esposo no había regreesado, comencé a vestirme, pero por aquello de sentirme mejor, fui al bar que tenemos en casa y me di un trago. De hecho me di varios tragos, y casualmente cuando me estaba dando otro trago, regresó mi esposo acompañado por un conocido de él.

Yo andaba únicamente tenía puestos unos pantaloncitos cortos, y más nada, ni sostén, ni blusa, ni pantis. Así que al él abrir la puerta me encontró con la botella en la boca, nuevamente. Se sonrió, y le indicó a su visita que entrase. Yo algo confundida, o avergonzada, traté de ocultar mis tetas que estaban al aire, pero fue cuando Julio me dijo. No Marina, quedate tal, y como estas, acuérdate que perdistes la apuesta, y vas hacer todo lo que yo te ordene.

Lentamente fui bajando mis brazos, y la botella de ron que aun tenía dentro de mi boca. Mientras que Julio le indicaba al su amigo, que entrase. El tipo no dejaba de mirar mis tetas, mientras que mi marido, acercándose a mi, y frente a él sin la menor vergüenza, comenzó a tocármelas.

Yo me comencé a sentir incomoda, ya me disponía a protestar, y pensaba salir corriendo para nuestro dormitorio, cuando Julio, agarrándome de la mano, me dijo. Perdistes la apuesta, así que vas hacer todo lo que yo te ordene.

Yo aunque sin decir una sola palabra, me quedé a su lado, escuchándolo decirme de inmediato. Así que como bebes, como una puta, te traremos los dos como a una puta. Yo me quedé sorprendida de las palabras que me terminaba de decir mi marido, cuando el otro tipo cercándose, comenzó al mismo tiempo que Julio, agarrar mis tetas.

Al poco rato tanto mi esposo como su amigo continuaron agarrándome por todos lados, mientras que Julio me acercó la botella de ron que yo estaba bebiendo cuando él llegó. Yo si cotinué bebiendo, y dejando que me agarrasen ppor todas partes, hasta que con suavidad, Julio y su amigo hicieron que me arrodillase entre ellos dos.

Así que después de que me encontré de rodilla, y vi que ambos habían quitado roda su ropa, bueno al ver sus miembros frente a mi cara, supe de inmediato que era lo que ambos deseaban, por lo que no me quedó más remedio que ponerme a mamar sus vergas.

De ese momento en adelante, yo perdí la poca vergüenza, y pudor que aun me quedaba. Así que mientras uno de ellos dos me ponía a mamar, el otro me enterraba su cosa, ya fuera por mi coño, o por mi culo.

El resto del tiempo, además de ponerme a repetir que yo era toda una puta, hicieron conmigo lo que les dio la gana, sin que yo me opusiera en lo más minimo. Es más hasta lo disfrutaba el sentir el miembro no tanto el de mi esposo, como el de su amigo, entrando y saliendo de mi coño, o de mi culo, frente a los ojos de Julio.

Realmente eso para mi no fue un castigo, sino todo lo contrario. Y a pesar de la gran borrachera que cargaba encima, disfruté del placer de ser penetrada por los dos. Así que a medida que ya fuera mi esposo o su amigo, el que me estuviese penetrando, yo seguía moviendo mis caderas, disfrutando del placer que ambos me proporcionaban.

En cierto momento me puse a pensar que seguramente, mi marido después de hacerme todo lo que él y su amigo me hicieron, me votaría de la casa, pero la verdad es que no se si por la borrachera, o por lo mucho que disfruté, el ser la mujer de los dos, a un mismo tiempo, que realmente poco me importó lo que me fuera a suceder después.

Hasta que quizás por tanto beber, y lo agotada que me encontraba, perdí el sentido. Al despertarme al siguiente día, completamente desnuda, en medio de la sala, y llena de semen por todas partes. Tardé un rato en recordar todo lo sucedido, y con un gran dolor de cabeza, por lo mcho que había bebido, me dije a mi misma. Vez lo que te pasó por borrachona, ahora me jodí.

Ya me encaminaba al baño para darme una buena ducha, cuando apareció Julio mi esposo, diciéndome. Si quieres volver a dsfrutar de otra noche como la de hayer, más vale que no te vuelvas a emborrachar. Yo al principio, como que no entendí lo que Julio me había querido decir. Pero al salir de la ducha, me dijo. Si lo de anoche te gustó, no te vuelvas a emborrachar. Pero si te vuelvo a ver borracha, como una perra, te voto de la casa….