Desde bien pequeña, cuando me antojaba de algo, y no me lo daban, agarraba una tremenda pataleta, no dejaba de gritar, llorar, de tirarme al piso, y hasta prácticamente arrancarme la ropa, hasta que no me daban lo que yo quería.
Relato
Aunque mi mamá trató en muchísimas ocasiones de corregirme, pero como vivíamos en casa de mi abuela, y yo era la única nieta, mi abuela, hasta mis tías, regañaban a mi mamá, diciéndole que ella era muy dura conmigo. Finalmente mi mamá se cansó de tratar de corregirme, por lo que crecí actuando de esa manera en todo momento que deseaba algo, y no me lo daban.
Ya de adolescente, seguí haciendo lo mismo, y hasta en el colegio manipulaba a todos, actuando de esa manera. Bueno me acostumbré a que cuando algo no salía como yo quería, me daban esos ataques.
La cosa es que en una ocasión, estando ya en la universidad, discutí con Hernán uno de mis novios, y que me dio un ataque. Desde luego que no faltó quien dijera, que yo estaba histérica, que lo que me hacía falta era un buen macho para que se me quitase eso. Hernán mientras seguimos siendo novios, no volvió jamás a llevarme la contraria.
Pero una noche que me encontraba en el gimnasio, yo había llegado algo tarde, y mi tiempo para usar las maquinas de hacer ejercicios, ya había pasado. En ese momento se encontraba el quipo de pesas, haciendo ejercicio. Aunque estaba bien consciente, de que ya mi tiempo se me había pasado. Me hice la desentendida, y comencé a usar los equipos.
Pero casi de inmediato el entrenador del equipo, me pidió que me retirase, diciéndome. Que aparte de que no me correspondía usar el gimnasio, distraía a los muchachos. Fue cuando comencé a tener otro de mis ataques, procurando manipular no tan solo a los chicos del equipo, sino también a su entrenador.
Comencé por ponerme a respirar aceleradamente, y apenas uno de los chicos del equipo entendió que algo malo me pasaba, yo continué con mi pequeño teatro, diciendo que sentía que me iba a morir, por su parte el entrenador, pareció no prestarme la menor atención, por lo que decidí aumentar la intensidad de mis ataques, ya que comencé a actuar como si estuviera mareada, repitiendo una, y otra vez que me iba a morir.
Apenas habían pasado unos cuantos segundos, cuando me tire sobre una de las colchonetas, gritando, y llorando, vi que ya le había llamado la atención a todos los estudiantes por lo que comenzaron a rodearme. Pero el entrenador, ni caso me hacía. Por lo que volví a aumentar la intensidad de mis gritos, de mi llanto, pero además prácticamente comencé arrancarme la ropa de hacer ejercicios que tenía puesta.
Fue cuando volví a escuchar, esa gruesa voz que decía. Lo que esa tipa tiene es un ataque de histeria, y hasta que no consiga que le den una buena revolcada no se le va a quitar eso. A pesar de estar haciendo mi mejor actuación, me sentí indignada al escuchar eso. Fue cuando se me ocurrió, hacer lo que yo hacía cuando era niña, y mi familia no quería complacerme. Comenzaba por arrancarme la ropa, pero antes de que fuera a quedar desnuda. Ya fuera una de mis tías, o mi abuela intercedía por mí.
En esos momentos me pareció que era lo mejor que yo podía hacer, para convencer a cualquiera de que tenía un fuerte ataque. Y tanto mi pantalón corto de de licra, como mi camisera los hice añicos, con mis uñas, sin dejar de revolcarme sobre la colchoneta en la que había caído, mientras continuaba dando gritos, diciendo que me iba a morir, y presentando temblores por todo mi cuerpo, como si estuviera convulsando.
En fin tanto el pequeño pantalón negro de licra, como la camiseta que tenía puesta para hacer ejercicios, me los arranqué. Ya para ese instante pienso que todos en el gimnasio me estaban rodeando, menos el entrenador.
Así que decidí jugar mi última carta, y sin dejar de contorsionarme, y con una de mis manos dentro de mis pantis me agarré el coño, mientras que con la otra prácticamente me arranqué el sostén. En mi vida lo había hecho, pero en ese instante me pareció que sería algo bien teatral. Capaz de convencer al más incrédulo.
En efecto el resultado fue prácticamente inmediato, el entrenador, pidió que le abriesen paso. Procuro calmarme, al tiempo que me ayudaba a ponerme de pie. Y entre él y los chicos me condujeron al almacén donde guardan las colchonetas.
Yo pensé que para la próxima ocasión, aunque yo llegase tarde, en que yo le dijera que iba a hacer ejercicios, lo pensaría dos veces, antes de oponerse. Yo para no salirme de mi papel comencé decir, que lo único que deseaba era ponerme hacer ejercicio.
Que me perdonasen, pero que era algo que no podía controlar. Fue cuando el entrenador, continuó calmándome, y pasando sus gruesas y fuertes manos sobre mi piel. Yo prácticamente estaba completamente desnuda, y bastante agotada por el esfuerzo realizado. Como para darme cuenta de lo que él estaba haciéndome.
Yo no me esperaba que algo así me fuera a suceder, pero de momento, que el entrenador del equipo de pesas, colocó una de sus manos, sobre mi nuca, al tiempo que colocó sus labios contra los míos, introduciendo su lengua dentro de mi boca, y con su otra mano, agarró mi casi desnudo coño descaradamente frente a los chicos del equipo.
Yo la verdad es que no me esperaba nada semejante, me quedé pasmada, sintiendo como deliciosamente sus dedos se introducían dentro de mi vulva, y su lengua dentro de mi boca. Además mi nuca es uno de mis tantos puntos débiles, por lo que aunque traté de oponerme, la verdad es que al sentir su bica y sus dedos acariciándome de esa manera, prácticamente me entregué en sus brazos.
Ya a los pocos segundos, ambos estábamos tendidos sobre una de las tantas colchonetas, yo con mis piernas bien abiertas, pidiéndole al entrenador, que me metiera su fabulosa verga. Los chicos del equipo de pesa, no apartaron los ojos de nosotros, y vieron como yo me retorcía de placer a medida que el entrenador enterraba todo su miembro dentro de mi coño.
Y como si fuera poco seguramente escucharon, de manera clara e inequívoca, que yo le pedía me que diera más, y más duro. Mientras restregaba mi coño contra su cuerpo para sentir más, y más dentro de mí, su tremenda verga.
Pero al momento en que yo disfruté de un salvaje orgasmo, y él sacó su verga, viniéndose sobre mi desnudo vientre. Luego el entrenador agarrando lo que aun quedaba de mi camiseta, para limpiar su verga, al igual que lo hizo con mí vientre, diciéndole a los chicos del equipo. Bueno jóvenes, hagan fila, que hoy le vamos hacer el favor a esta chica de quitarle lo histérica.
Todos y cada uno de los siete, me penetraron, ya fuera por el coño, la boca o el culo. Hubo un momento en que mientras uno de los chicos me daba por el culo, otro me tenía enterrada toda su verga dentro de mi coño, mientras que a un tercero le mamaba como loca su verga.
Dejándome completamente agotada pero muy feliz. Al terminar el último de ellos, el entrenador me llevó hasta las duchas, y se aseguró que yo me bañase. Pero antes de marcharme aun estando desnuda, me puso a mamar su verga.
Al día siguiente de ser la histérica de la escuela de economía, pasé a ser la insaciable de todo el recinto universitario, razón por la cual al parecer todos en el recinto de la universidad sabían lo que yo supuestamente había hecho. Es más después de eso, no volví a tener ningún otro ataque. A mis compañeros nada más les bastaba acercase a mí, y preguntarme si quería tener acción, para que yo sin pensarlo les dijera que sí.
El colmo fue lo que me sucedió con Hernán mi novio, el que al parecer no se había enterado de nada de lo ocurrido, hasta que una tarde me encontró completamente desnuda en el laboratorio de idiomas, teniendo sexo con tres chicos. Él en lugar de molestarse, o pedirme explicaciones, se bajó los pantalones y esperó que yo terminase de mamarle la verga al que la tenía dentro de mi boca, para luego tomar su lugar. Claro que después de eso terminamos, pero lo volví a ver en muchas ocasiones, pero ya no como novio.
Enterré mis uñas en la espalda de Carlos, era increíblemente doloroso. Las dos vergas lograron entrarme en la chucha pero no completamente.
- Aguanta zorra. Aguanta que te las vamos a meter las dos.
- No… me duele.. duele… no.. paren…
Relato erótico enviado por culona69 el 01 de February de 2012 a las 23:57:40 - Relato porno leído 203962 veces
mientras tanto los demás hicieron un circulo en mi con sus vergas y empecé a lamer cada una de ellas, eran muchos pero le di una buena mamada a todas esas vergas, las más ricas eran por supuesto la de mi suegro, el señor de barba larga y la del gordo
Relato erótico enviado por culona69 el 26 de October de 2011 a las 00:00:07 - Relato porno leído 156570 veces
Monté sobre el señor y él empezó a lamerme los pechos con muchas ganas, se veía que le gustaba. Todo el tiempo los señores me estuvieron diciendo cosas como: "Ah que rica jovencita", "Uy hace cuanto que no tocaba una piel así"
Relato erótico enviado por culona69 el 07 de March de 2012 a las 00:00:07 - Relato porno leído 135895 veces
De como mi esposa me traiciono cuando se fue de viaje y como se le complicaron las cosas.
Relato erótico enviado por Anonymous el 27 de July de 2010 a las 00:02:24 - Relato porno leído 111766 veces
Si te ha gustado Por andar de histérica, pase a ser la insaciable. ( CON fotos) vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Por andar de histérica, pase a ser la insaciable. ( CON fotos).
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:36) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF farverg44
(16 de February de 2015 a las 19:01) dice:
estuvo buenisimo y caliente este relato sigue escribiendo mas de tus locuras linda por cierto de donde eres?
Registrate
y se el primero en realizar un comentario sobre el relato Por andar de histérica, pase a ser la insaciable. ( CON fotos).
Vota el relato el relato "Por andar de histérica, pase a ser la insaciable. ( CON fotos)" o agrégalo a tus favoritos