Por borrachera de mi marido…fui puta.

Soy Carolina tengo 44 años soy morena, pelo negro largo, ojos café oscuro, mis senos son pequeños, mi cuerpo uno de tantos, eso si tengo un buen trasero y piernas bien redondeadas. Madre de dos hijos de 19 años uno y el otro 14, ambos tan locos como su padre y el mayor lo acompaña a veces en sus borracheras, amigos todos de la farándulas y de las fiestas.

Un día no se que celebraban en el trabajo, pero había jolgorio, no deseaba ir, pero mi marido casi me obligo a asistir a la comida por la celebración.

En ella me encontré con dos señoras de los otros empleados, Ana la mas joven con 36 años y Julia con mi misma edad, cual de las tres estábamos mas enojadas por estar allí mientras lo hombres bebían y comían, sucedió lo de siempre tipo diez de la noche nuestros maridos borrachos, estaban en esa fiesta unos hijos de don Arturo el dueño y unos amigos de estos jóvenes en total eran con los dos hijos cinco jóvenes, aburridos nos digieran por que no bailábamos con ellos, aceptamos y por dos horas no paramos de bailar ya que los jóvenes se turnaban y compartían sus parejas mientras algunos de ellos descansaban entre baile nosotras baile que baile sin descansar esas dos horas, nos dio sed los movimientos y comenzamos también a beber, nos dejaron descansar unos momentos mientras comíamos y bebíamos y vamos a bailar, a beber estábamos medias mareadas ya nos habíamos emparejados con los chicos que mejor bailaban así que uno de los hijos y un amigo fueron a buscar otros festejos.

Mi compañero de baile era un chico de 24 años rubio y gustaba de apretarme cuando bailábamos, en la cumbias aprovechaba de recorrer mi cuerpo con sus manos sobre todo mi trasero, en los tangos me atrapaba y envolvía con sus brazos hasta casi asfixiarme al apretarme en el baile, en los mambos aprovechaba de pegarse a mi cuerpo y rozaba sus herramientas de macho excitados por los movimientos, a veces me ubicaba entre sus piernas y sobaba su miembro dilatado con mi cóccix demostrándome el buen miembro que tenía y que este estaba agitado por mi cuerpo. En un respiro Ana me comentó que su chico que tenía apenas 20 años, la tenía loca con los agarrones y manoseos si desaparecía que la buscara en esa pieza del fondo donde había unos colchones arrumados.

Julia la venía muy ilusionada en brazos de un mozalbete de unos 23 años que la recorría y besaba entre vueltas y vueltas de los bailes.

En un descanso mi pareja me apoya contra las paredes de la pieza de atrás y se ubica apretado a mi clavándome su miembro dentro de su pantalón entre mis piernas…, que haces le reclamo, no alcanza a responderme por que desde el interior de esa pieza se sienten aclamados quejidos…, curiosos entramos y encontramos a Ana con sus vestimenta recogidas recostada sobre unos colchones recibiendo duras penetraciones del macho que la acompañaba sin pantalones, dándole duro en su vientre apoteósicas penetraciones que sacaban esos estertores de la dama.

Mi acompañante no se contuvo y tomándome me acomoda en un colchón en el suelo y al caer sobre mí, recoge mis faldas metiendo sus manos en mi vagina acariciándomela y saca calzones y trata de acomodar su pene en mi vagina, lucho por impedirlo, pero es mas fuerte que mi y pronto me introduce su apéndice de carne y músculos bruscamente en mi desprotegida vagina, que se humedece al contacto con ese intruso miembro, como se meneaba el macho sobre mi cuerpo si parecía una maquina perforadora clavándome su miembro en mis sensibles entrañas, a los diez minutos lo acompañaba en sus movimientos con gran agitación sin importarme que metros mas allá estuviese mi marido bebiendo, cuando finalizamos nuestro apareamiento vemos a Ana y su pareja fumándose un cigarrillo y abandonando disimuladamente el cuarto ahora ocupado por nosotros y Julia que a mi lado se revolcaba con su pareja sobre ella en los colchones.

Descansamos sentadas en una mesa las tres y nuestras ocasionales parejas nos servían bocadillos y tragos, para luego ubicarse a nuestro lado. De pronto el chico que bailaba con Ana me saca a bailar un apretado mambo ubicándose atrás pegado a mi trasero y moviéndose como una mezcladora mientras sus manos recorren mi cuerpo aun excitado con el coito anterior, no me opuse a ninguno de sus movimientos y luego de tres bailes me introdujo en la pieza y a lo perrito encajó su pene en mi vagina libre de calzones que el macho anterior había guardado en sus bolsillos, no me opuse y gocé un segundo apareamiento con este púber macho. Gemí y suspiré taladrada por ese nuevo pene en mi matriz recibiendo las descargas de sus testículos con grandes sollozos de placer. Al retirarnos tratamos de no pisar a Ana que la estaban cabalgando admirablemente haciéndola gemir de gusto. Al rato entra ahí Julia acompañada del muchacho que me había poseído por primera vez en ese evento.

Casi al finalizar la fiesta los muchachos nos intercambiaron y cada una a media lucidez por los líquidos de las copas servidas, todas mujeres casadas y con hijos fuimos llevadas por los machos que no nos habían complacidos con sus penes a los colchones. No anduvieron con galanterías sino que al hecho nos desnudaron y cada cual penetro a su dama duramente haciéndonos gemir de dolor y pasión comenzaron a menearnos con sus penes en el fondo de nuestros vientres clamando piedad y mejor trato de sus miembros en nuestras irritadas entrañas que completaban sus terceras penetraciones en dos horas. Como habíamos satisfecho a estos tres machos casi de la edad de nuestros hijos llevándolos a un placentero emparejamiento y ellos nos habían satisfecho con gozosos delicias de sus penes llenándonos de semen nuestras matrices.

Al amanecer cuando nuestros maridos nos recogen para retirarnos a casa, cada una de nosotras había refugiados en su vagina, a tres nobles miembros de una juventud erótica.

Lamentablemente Ana saca premio y queda embarazada de ese evento y no sabrá hasta cuando el bebé nazca quien es el padre, lo único seguro que tiene que su marido no lo es.