Por celar a mi esposo, mi propio hermano se aprovechó de mi. ( CON fotos)

Cuando Gerardo, me vino con el cuento ese, de que había visto a Braulio mi esposo, andando con una puta. Yo no lo dudé ni por un solo instante, pensé que era cierto. Por lo que le dije a mi hermano, que deseaba agarrar a mi marido con las manos en la masa. Gerardo de inmediato se puso a mi completa disposición, diciéndome que haría todo aquello que yo le pidiera, con el fin, de que Braulio mi esposo no se burlase más de mi.

Ya desde el principio, debí haber sospechado algo, pero no lo hice. Quizás en el fondo deseaba que todo fuera cierto, que mi esposo me engañara con alguna puta barata. Para realmente darle sentido a mis celos, aunque en su vida, Braulio me dio razón ni motivo, para que yo desconfiara de él. Pero aun, y así yo lo celaba, además conociendo a mí hermano, que siempre supe que mi esposo no le caía bien, debí desconfiar de sus palabras, pero tonta de mí no lo hice.

Así que siguiendo los consejos de mi hermano, contraté a un detective privado que él me había recomendado, luego me enteré que era un amigo de él, al que le pidió hacerse pasar por detective, para engañarme. Pero eso desde luego que yo lo ignoraba, así que cuando ese tipo se me presentó con una credencial falsa, y luego con unas borrosas fotos, diciéndome que ese era mi esposo al que había seguido hasta un motel, yo quise creerle, como toda una pendeja. A todas estas mi esposo me comentó, que al siguiente día, no pensaba venir a almorzar, ya que seguramente iba a pasar todo el día, reunido con el contable, pagando los impuestos. Lo que para mí fue, como si me hubiera dicho, que se iba a encontrar con su amante.

Aterrada llamé a mi hermano, para contarle todo lo sucedido, y lo siguiente que hiso Gerardo, fue convencerme de que deberíamos realmente agarrarlo con las manos en la masa, a lo que yo no me opuse. Así que siguiendo los consejos de mí hermano, bien temprano fui al motel, donde supuestamente mi marido, se reunía regularmente con su amante, pero un poco más tarde. Así que apenas mi esposo salió de casa, seguí los consejos de mi hermano, y alquilé una habitación, y me puse a esperar, hasta que al poco rato llegó Gerardo, quien para pasar el rato, me pidió que pidiera que trajeran algo de beber, a la habitación. Yo la verdad que no vi nada de malo, en tomarme un trago con mi hermano, mientras esperaba para agarrar a mi esposo engañándome con una puta barata. Pero al poco rato comencé a sentirme, sumamente mareada, y ante la insistencia de Gerardo seguí bebiendo.

Ya me había tomado unos cuantos tragos, cuando hablando con mi hermano del mucho calor que hacía, no sé como yo, ante una simple sugerencia suya de que me quitase la ropa, así lo hice, quedándome en pantis y sostén. Luego Gerardo le dio por recordarme de cuando éramos adolescentes, y de cómo él, y yo en más de una ocasiones escondidos tras la casa, nos besábamos, nos acariciábamos, y mutuamente nos tocábamos nuestras partes, cuando de momento a medida que lo fuimos recordando, que me encuentro entre los brazos de mi hermano, dejando que me besara y acariciara por todas partes. Sin que yo opusiera resistencia alguna.

Poco a poco mi hermano, entre besos y caricias me fue quitando lo poco que aun yo tenía puesto, hasta que me dejó totalmente desnuda. Fue cuando riéndose me confesó, que todo era un cuento de él, para acostarse conmigo. Pero al decírmelo, ya había comenzado yo a sentir como su verga entraba dentro de mi coño. Por lo que no pude, o mejor dicho en ese mismo instante como que no quise que se detuviera. A medida que los dos nos besábamos de manera salvaje, yo comencé a mover mis caderas, restregando mi coño contra su cuerpo sintiendo como entraba, y salía su verga, mientras él continuó metiendo y sacando toda su verga de mi coño. No sé qué fue lo que me pasó, quizás estaba drogada, pero a medida que seguía teniendo un salvaje sexo con mi hermano mayor, le pedía que me diera más y más duro. Así fue como Gerardo, mi propio hermano se aprovechó de mí. Pero no contento con eso, el muy desgraciado, aprovechándose de mi estado, también me puso a mamar, y para mi mayor desgracia hasta me tomó fotos.

Cuando yo me desperté completamente desnuda en aquella habitación del motel, y pude darme cuenta de todo lo sucedido, apareció nuevamente Gerardo, pero acompañado de su amigo el supuesto detective. Yo indignada por el engaño en que había caído, iba a comenzar a insultarlos, y a decirles que los iba a meter preso. Cuando mi hermano sonriendo me dijo. Inés tú podrás decir lo que se te antoje, pero aquí la que pagó la habitación del motel fuiste tú. Aquí la que pidió los tragos fuiste tú, la que me rogó que me acostase contigo se acostó conmigo, fuiste tú, a la que mi amigo le va a dar por el culo, es a ti. Y la que aparece en las fotos mamando verga eres tú misma. Así que, Inés piensa bien lo que vas hacer.

Yo no podía creer lo que me estaba pasando, hasta que mi hermano, me dijo. Vamos hacer un pequeño trato. De ahora en adelante, cuando yo te llamé, ya sabes a que vienes. De lo contrario, le hago llegar las fotos al pendejo de Braulio, que de paso seguramente debe estar donde dijo que estaría. Yo me sentí atrapada entre la espada y la pared, por lo que sumisamente me vi obligada aceptar sus condiciones. En ese mismo momento, ya sin sentirme mareada y en completo uso de mis facultades, Gerardo me dijo. Bueno ahora vamos a ver si entendiste, así que ve y lávate que mi amigo y yo te esperamos en la cama.

Bueno esa tarde, entre los dos me hicieron de todo, y al mismo tiempo, así que mientras mi hermano me daba por nuevamente por mí coño, su amigo me encajó toda su verga por el culo, y para rematar, a los dos se las tuve que mamar. Desde esos momentos, sin poderlo evitar me convertí en la esclava sexual de mi hermano mayor. Bueno es cierto que en ocasiones soy yo la que lo llamo, ya que siento, una morbosa excitación al estar teniendo sexo, con mi propio hermano. Mi pobre esposo Braulio, el pobre no tiene ni la menor idea, por las que estoy pasando. Por celosa.