Cuando mis tíos, botaron de su casa a mi primo Eduardo, mi mamá lo recibió en la nuestra. Peleándose con mi tía, llamándola miserable, porque mi tía quería que su hijo, o sea mi primo se pusiera a trabajar, mientras estudiaba en la universidad.
Relato
Cuando Eduardo llegó, lo primero que mi mamá me dijo, de manera bien autoritaria, para que no me quedara la menor duda al respecto, fue. Ahora Eduardo es como tú hermano mayor, así que tienes que hacerle caso, en todo. Ya que él es ahora el hombre de la casa. Mi madre como que se olvidó que yo lo era, o por lo menos yo así lo creía, hasta ese momento. Mi primo era mayor que yo, por lo que mi mamá, lo ubicó en lo que ella llamaba la habitación de los huéspedes. A los pocos días, cuando regresé de clase, noté un fuerte olor, que salía de la habitación de mi primo, y al acercarme a curiosear, me invitó a entrar. Eduardo estaba fumando, pero aquello no era un cigarrillo normal, y aunque yo nunca la había fumado, supe que se trataba de marihuana. Apenas entré, me invitó a sentarme en su cama, mientras miraba en el televisor, un video porno. Yo me quedé extasiado viéndolo, mientras que él no dejaba de echarme el humo en la cara. A los pocos días me llamó a su cuarto, y nuevamente nos pusimos a ver películas porno, al tiempo que el volvía a fumar, y de cuando en cuando, me echaba nuevamente el humo en la cara, cosa que yo no le daba importancia, ya que lo que yo deseaba era seguir viendo como le daban verga, a las mujeres, de los videos. En cierto momento mi primo, se quitó toda la ropa, y me dijo que hiciera lo mismo, y que para que estuviera más cómodo, cosa que hice de inmediato, él sin dejar de fumar, se puso a hacerse la paja. Mientras que yo, comencé a reírme, como un tonto. Fue cuando por primera vez me dijo que fumara, lo que hice más que todo, por curiosidad. Como nunca antes había fumado, casi me ahogo tosiendo. Pero por insistencia de él, volví a tomar otras bocanadas. Y mientras seguíamos viendo algunas revistas y videos porno, después de que yo le di otra bocanada a su cigarrillito, de la manera más tranquila, mi primo agarró mi mano, y la colocó sobre su verga, diciéndome. Ayúdame un poco hacerme la paja. Yo que no se en que estaba pensando, mientras no apartaba mis ojos de la pantalla, comencé a masturbarlo, sin ponerle realmente atención a lo que hacía. De momento mi primo, apagó la tele, y me volvió a dejar que le diera otra profunda bocanada, a su cigarrito. Cuando comencé a decirle que la volviera a prender, me dijo. Si quieres seguir viendo esos culos, me la tienes que mamar. Yo lo tomé como una broma, pero al ver que no prendía la tele, y se cómo él agarraba su parada verga, sin pensarlo mucho, ya que la nota que cargaba era tan grande, que coloqué mi boca sobre su ya parada verga, y de inmediato él volvió a prender el televisor, así que mientras miraba como a un par de chicas, un par de negros, le daban por el culo, yo me puse a mamar la verga de mi primo. Pero al poco rato, comencé a sentir que me acariciaba las nalgas, y hasta como me metió uno de sus dedos dentro de mi culo. Sin que yo protestase, ya que no quería que apagara la tele. Esa tarde mi primo se vino dentro de mi boca, y yo bien molesto, me retire de su cuarto. Pero al siguiente día, me volvió a llamar, y sin decirme nada, me ofreció un cigarrillo entero de marihuana, y prendió la tele. Para que los dos siguiéramos viendo videos porno. Luego de un rato, él se desnudó, y me dijo que me quitarse toda la ropa, cosa que hice, mientras que yo sin dejar de ver la pantalla me masturbaba. En cierto momento, cuando me sentía con tremenda nota, mientras seguía haciéndome la paja, mi primo comenzó acariciar mis nalgas. Y poco a poco, tras colocarse a mi lado, casi sin darme cuenta, comenzó a pasar su verga entre mis nalgas. Cuando le dije que se detuviera, me apretó con fuerza contra su cuerpo, y sentí dolorosamente como me penetró. Yo traté de zafarme de él, pero a medida que más lo intentaba, con más fuerzas Eduardo me abrazaba, y me empujaba su verga dentro de mi culo. Y entre ese mete y saca, como que algo de eso comenzó a gustarme, ya que después de un corto rato, yo estaba moviendo mis nalgas, buscando más placer, hasta que mi primo se vino, dentro de mi culo. Diciéndome que por la manera en que me movía, por lo visto me había gustado mucho, que él me diera por el culo. Yo no se lo pude negar, pero le dije que se lo diría a mi mamá, y él me dijo. Si anda y dile, que yo le diré que tú fumas marihuana, y que te encanta ver pornografía, y a los de tú escuela les diré que te encanta que te den por el culo. A ver a quien le va a creer más. Yo sabía que no era a mí, y mi primo también. Pero antes de irme al baño, me dijo. Para la próxima, te va a gustar más. Al siguiente día, después de que mi mamá de fue a trabajar al hospital. Apenas ella se fue, Eduardo prendió un par de sus cigarrillos, me dio uno, y mientras que yo me puse a ver a un par de tipos, teniendo sexo con una chica, a la que al mismo tiempo, la penetraban por su coño y el culo. Eduardo salió del cuarto, y cuando regresó, lo hizo trayendo varias prendas de mi mamá, diciéndome. Estas las saqué de la ropa sucia, así que póntelas, que quiero ver cómo te quedan, por un momento protesté, pero finalmente le hice caso, y apenas terminé de ponerme todo incluso un ajustado vestido, Eduardo me abrazó, y comenzó acariciarme, y besarme, tal como si yo fuera una chica. Al principio, quise sepárame de él, pero ya al poco rato, lo dejé que siguiera agarrándome las nalgas, y besándome, lentamente me fue subiendo el ajustado vestido, me bajó las bragas, hasta que nuevamente comencé a sentir como su parada verga, se fue enterrando dentro de mí culo, sin que yo protestara. Mientras que yo, sin que él me lo pidiera comencé a mover mis nalgas, frenéticamente. Eso siguió sucediendo durante varios meses, sin que yo, desde luego, le dijera nada a mi mamá. Tiempo durante el cual, no volví a cortarme el cabello, porque así me lo ordenó mi primo, aparte de que continuó haciendo que me vistiera con algunas prendas de mi mamá, además de que me ponía a mamar, para luego darme por el culo sabrosamente, y decirme de forma repetida, que yo era su puta. Hasta que un día, Eduardo, no regresó a dormir a casa, al siguiente día me enteré por la tele, que lo habían detenido, por vender marihuana, a menores de edad. Yo de inmediato saqué de su cuarto, las revistas, los videos, y varias bolsas grandes llenas de marihuana, y escondí todo en el patio trasero de casa, antes de que mi mamá se enterase, de que a su preciado sobrino, lo había metido preso. La cosa es que a Eduardo, le dieron una sentencia de unos cinco años, tiempo en que mi mamá los fines de semana lo iba a visitar a la carcel. Mientras que yo ya había desarrollado el gusto, por la marihuana, por el porno, y que me dieran por el culo. Solo que no se lo dije a mi mamá, ya que con el arresto de Eduardo, actuaba como si se hubiera muerto alguien de la familia. A los pocos días, en el colegio, descubrí que Octavio un compañero de clase, fumaba marihuana, al principio me lo negó, pero cuando le dije. Que yo también fumaba, y que tenía un poquito en casa, gustoso aceptó mi invitación para fumáramos tranquilos en mi casa. Al llegar lo llevé a mi cuarto, luego fui a mi escondite en el patio, y saqué varias revistas porno, y hasta uno de los videos, que después de ponernos a fumar, lo dejé viéndolos, mientras que yo sin decirle nada me fui a cambiar de ropa. Cuando regresé a su lado, ya mi amigo, se estaba con los pantalones en sus rodillas, haciéndose la paja, pero al verme vestido, con una corta faldita bien corta, y una pequeña blusa, mostrándole mis nalgas descaradamente, se quedó boquiabierto, sin saber que decir. Hasta que me le acerqué y con voz de chica, le dije. Hola, yo soy la hermana gemela de Manuel, y extendiéndole mi mano, agarré la suya, para seguir diciéndole. Mi nombre es Manuela, pero me dicen Ela. Octavio desde luego que de inmediato, se dio cuenta de que era yo, pero me siguió la corriente, y cuando le pregunté si estaba haciendo ejercicio, agarrándole su parada verga, él sonriendo me respondió que sí. Mientras que yo suavemente comencé hacerle la paja. Poco a poco me fui agachando, hasta que boca estuvo frente a su verga. Sin preguntárselo, comencé a besar su colorado glande, para luego comenzar a pasarle la lengua cual si fuera una barquilla de helado, hasta que me puse a chupársela toda, por un corto rato. Hasta que deseoso de que me penetrase, saqué su verga de mi boca, y nada más bastó que me pusiera en cuatro patas, sobre mi cama, para que Octavio, rápidamente se colocará tras de mí, y después de bajarme la braga, me penetrase divinamente. Así que mientras que él me fue empujando todo su miembro dentro de mi culo, yo lo movía tal como mi primo me había enseñado a que lo hiciera. Desde ese día, Octavio se convirtió en una especie de marinovio mío, claro que en el colegio, no se lo dijimos a nadie. Y por lo menos una o dos veces a la semana, me acompañaba a casa, para mutuamente hacernos felices, pero a diferencia de mi primo, Octavio nunca me dijo que yo era su puta. Me besaba, me acariciaba, me ponía a mamar, y desde luego que sabrosamente me daba por el culo. Hasta que cuando llegamos a la universidad, se puede decir que él terminó conmigo, ya que conoció a una chica, con la que si podía alardear frente a sus compañeros. Mientras que yo, conocí a un grupo de chicos y un par de profesores, con los mismos gustos míos, y poco a poco, me fui integrando a sus fiestas, en las que todos, nos vestimos de chica. Y complacíamos a otros chicos, y profesores. Cosa que cuando a mi mamá no sé cómo se enteró, que yo me vestía de mujer, y me lo vino a reclamar. Yo le confesé, que todo era cierto, pero también le dije. Que yo, no tan solo me vestía de mujer, sino que también era gay, y fumador de marihuana. A ella, casi le dio un ataque, al escucharme decirle, que su sobrino favorito, fue quien me puso a ver videos porno, por primera vez. También fue quien por primera vez, además de ponerme a fumar marihuana, se aprovechó de mí a la fuerza. Para luego bajo la amenaza de decirle a ella, que yo fumaba marihuana, y que veía videos porno, obligarme a que me pusiera la ropa íntima de ella, cuando él quería darme por el culo, o ponerme a mamar su verga, por lo que gracias a él, me transformé en lo que soy ahora. A mi mamá nunca más la he vuelto a ver, ni hablar con ella. Aunque me enteré, gracias a un cura, que le gusta comerles el culo a los chicos como yo. Que la vieja está como loca. Que se la pasa metida todo el día, en la iglesia confesándose…
Yadira y yo que me llamo Luis, llevamos varios años de casados, pero no nos consideramos una pareja común y corriente, ya que desde que éramos novios nos dimos cuenta que tanto ella como yo somos personas de mente abierta, ella no se considera dueña de mi cuerpo, ni yo tampoco me considero dueño del suyo, por lo que si nos place en algún momento llegar a tener relaciones con otra persona, las disfrutamos abiertamente, sin que por ello el amor que nos sentimos mutuamente se vea lesionado o disminuido. En ocasiones tanto ella como yo también le damos rienda suelta a nuestras fantasías, con la completa colaboración tanto mía como de parte de ella.
Relato erótico enviado por narrador el 13 de March de 2011 a las 21:45:11 - Relato porno leído 120862 veces
es rico usar hilos mas si te ven y te tocan mas si te miran y luego no te quieren dejar de coger lee mi relado
Relato erótico enviado por Anonymous el 02 de June de 2012 a las 22:38:28 - Relato porno leído 89635 veces
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:28) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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