Por el solo placer de hacerlo… ( CON fotos)

La verdad es que en ese momento, me encontraba atravesando por una crisis emocional. Me había enterado que Luis Alberto mi esposo, por hace más de quince años, me había sido, y aun me seguía siendo infiel, con un par de mujeres, que trabajan en nuestra fabrica. Con las que hasta tenía, un par de hijas en una, y con la otra tenía un niño de apenas dos años. Lo cierto es que me había enterado, ya hacía una semana. Por lo que en medio de la depresión en que me sumí, decidí irme a nuestra casa de campo, sin decirle nada a nadie. No quería ver a Luis Alberto, ni escucharlo, y mucho menos sentir que estaba cerca de mí. Lo cierto es que me sentía sumamente mal, ya que antes de tomar la decisión de marcharme a la casa de campo, le pregunté por qué lo había hecho. Y su respuesta simplemente fue. Porque le dio la gana. Ya llevaba como tres días, encerrada en la casa de campo, donde apenas comía. No porque no tuviera comida, es que sencillamente, no tenía hambre. Tampoco me bañaba, porque no me provocaba. Cuando al principio, comencé a escuchar que alguien, se reían de mí. Luego de las risas, comencé a escuchar voces de mujeres, burlándose de mí. Y hasta tuve alucinaciones, donde podía ver claramente a mi marido, teniendo sexo por toda la casa, con aquellas dos putas. Ya en ese momento me di cuenta de que estaba bien mal de la mente. Ya que sabía de sobra, que Luis Alberto, estaba de viaje, y no se encontraba en la casa, además a las dos mujeres, aunque las conocía por ser empleadas de la fábrica, en nada se parecían a las que yo veía revolcándose con mi esposo, por toda la casa. Por lo que decidí, darme un buen baño, comer algo, para luego salir a caminar, y despejar mi mente. Lo cierto es que a medida que comencé a caminar, me fui sintiendo, mucho mejor. Tanto, que mentalmente mandé a Luis Alberto, para el carajo. Y no me refiero, a la pequeña isla cercana a Madagascar. Al regresar a la casa, me volví a dar otro baño, y hasta aproveché para depilar por completo toda mi vulva, luego me puse a limpiar, y a cocinar. Pero después de ducharme, y secarme, me quedé tal y como estaba, y así realicé toda la limpieza de la casa, y preparé mi cena. Cuando sentí que alguien tocó la puerta. La verdad es que me encontraba tan distraída, que ni me acordaba de que andaba completamente desnuda. Por lo que al abrir la puerta, me encontré de frente con el agrónomo de la finca, que al verme completamente desnuda, clavó sus ojos en mi recién depilado coño, por lo que, por poco sus ojos se salieron de sus cuencas. Tras unos cuantos segundos, fue que me di cuenta de mi total desnudez. Pero por aquello de no parecer una loca, en lugar de cerrarle la puerta en sus narices, sonriendo le invité a pasar, diciéndole que tomara asiento, mientras que yo me ponía algo. De inmediato fui al cuarto, y me puse mi bata de baño. Para regresar a la sala, y atenderlo. Yo me sentía algo avergonzada, y hasta se lo comenté, diciéndole que estaba tan distraída, que ni cuenta me había dado, de que andaba desnuda. Felipe el agrónomo, me dijo. Que si por él fuera andaría así todo el tiempo. Pero de inmediato continuó diciéndome. Que al ver mi auto, decidió pasar para informarme que durante el siguiente día, estaría tomando las medidas de los potreros. Yo lo invité a que se quedase a cenar, pero me comentó, que en el auto se encontraba esperándolo su sobrino. Al que debía llevar a casa de su hermana. Pero que si yo deseaba, podía pasar al siguiente día por el potrero, para mostrarme en el sitio, lo que tenía planificado hacer. Tras Felipe retirarse, no podía borrar de mi mente, la manera en que se quedó viéndome, aun después de que me puse la bata. Por lo que al irme a dormir, no pensé en otra cosa, que en la forma que él se me había quedado mirando, por lo que durante toda la noche, me la pasé soñando que Felipe y yo teníamos sexo. A la mañana siguiente, preparé algo de comida, agarré un mantel, con la idea de hacer una especie de picnic, cuando fuera a ver al agrónomo. Cuando llegué al potrero, ya Felipe estaba realizando el solo su trabajo. Pero aún continuaba viéndome, de la misma manera. Quizás en otras circunstancias, yo hubiera actuado de otra manera, pero tenía en mente, la traición de Luis Alberto, y lo mucho que eso me había afectado emocionalmente. Por lo que, tras agarrar el mantel que había llevado, sin vergüenza alguna, lo salude cariñosamente, plantándole un cálido beso en la mejilla, diciéndole. Entonces no es cierto, que prefieres andar desnudo todo el tiempo. Pero antes de que él me respondiera, se me ocurrió, comenzar a quitarme toda la ropa. Y una vez que estuve completamente desnuda ante él, en medio de aquel descampado, Felipe me tomó en sus brazos, y mientras acariciaba todo mi desnudo cuerpo, sin mediar palabra, me plantó tremendo beso, a pleno sol. En cosa de breves segundos, yo lo ayudé a desnudarse por completo. Por lo visto, sin que a él ni a mí, nos llegase a importar que alguien nos fuera a ver. Los dos una vez que ambos estuvimos completamente desnudos, seguimos besándonos, y acariciándonos. Cuando en una de las caricias que le daba a su cuerpo, una de mis manos, se topó con su parado y caliente miembro. Y casi como acto reflejo, me arrodillé ante él, y llevé su verga a mi boca, la que sin pudor alguno me dediqué a chupársela, mientras que con una de mis manos, yo misma me acariciaba todo mi coño, ante sus ojos. Hasta que él me pidió, que me detuviera. Haciendo que yo me recostase sobre el mantel, y separando mis piernas, dirigió su rostro directo a mi coño, para de inmediato dedicarse a mamarlo, divinamente. En esos momentos, Felipe continuó, chupando mi clítoris, y acariciando los labios de mi vulva, produciéndome tanto placer, que me hizo disfrutar de un salvaje orgasmo, a pleno sol. Yo me encontraba tan excitada, que cuando al poco rato, él colocó su parada y caliente verga entre mis nalgas, no dudé ni por un segundo, en dejar que me penetrase, por donde le diera su real gana. Por unos segundos, sentí su caliente glande, punteando mi culo, pero me bastó separar ligeramente mis piernas, para que aquella cosa, caliente y dura, se deslizara sabrosamente dentro de mi coño. Yo chillaba, y gritaba de placer, mientras que Felipe, metía y sacaba por completo, una y otra vez todo su sabroso miembro, dentro de mi coño. En esos momentos, no podía creer que yo le estuviera pagando a Luis Alberto con la misma moneda, a pleno sol, y en medio de ese descampado. Lo mejor de todo eso, fue que al siguiente día, después de pasar la noche, nuevamente con Felipe, pero en la casa. Regresé a la ciudad, justo cuando Luis Alberto, regresaba del viaje. Como él sabía de sobra, que yo estaba al tanto de sus infidelidades. Apenas lo vi, le dije. Durante el día de ayer, me acosté con el agrónomo de la finca, no una sino dos veces, la primera a pleno sol, en medio del campo, y la otra me lo llevé a la casa. Fue cuando Luis Alberto, me preguntó ¿Por qué me había acostado con ese desconocido, en el campo? Y tras responderle, lo que le dije, le recordé que tanto la fábrica, como la finca son de mi exclusiva propiedad, lo mismo que la casa, y los apartamentos. Luis Alberto, se sonrió, y de la manera más seductora, me pidió que le contase, como la había pasado yo en compañía del agrónomo, y a medida que se lo fui relatando, ya se pueden imaginar lo que sucedió…..