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Por estar de ociosa, me violaron…

Relato enviado por : narrador el 04/09/2013. Lecturas: 12036

etiquetas relato Por estar de ociosa, me violaron…   No consentido .
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Resumen
Esto me sucedió, relativamente hace poco tiempo. Me encontraba trabajando de maestra en un campamento de verano, para niños y adolescentes con condiciones especiales. Donde ya a la semana aparte de impartir una que otra tutoría a unos poco chicos, que presentaban alguna condición. Me aburría como una ostra.


Relato

Debido a las mismas condiciones del campamento, nos encontrábamos algo retirados, digamos que de la civilización, ya entre ocho y nueve de la noche todos se iban a dormir, lo que para mí era un martirio, ya que en casa acostumbro acostarme después de las doce de la noche. Así que en ocasiones, con la idea de despejar mi mente, salía a caminar, y fumarme uno de mis cigarrillitos artesanales, por el cercano bosque que rodea las instalaciones del campamento.

Además por el calor que hacía, el primer día salí con el uniforme del campamento, pero los siguientes días, únicamente me dejé un pequeño pantalón corto, y una ajustada camiseta de algodón. Al fin y al cabo, yo pensaba que la mayoría de los chicos, ya se encontraban durmiendo a esa hora.

A medida que fui caminando, me recordé de un novio que tuve, que le encantaba que fuéramos a la finca o hacienda de su familia, donde ocasionalmente, aparte de que nos íbamos a bañar desnudo a una pequeña poza, también disfrutábamos mutuamente el uno del otro.

En las siguientes noches, después de asegurarme que ya todos se habían ido a dormir, como hacía tanto calor, comencé a salir ya cerca de las doce de la noche, en pantis y sostén. Luego regresaba a mi cabaña, donde tras darme una buena ducha me acostaba. Pero esa noche que salí a caminar únicamente en pantis y sostén, llegué hasta la cercana laguna, y recordando las cosas que hacía con mi ex novio, sentada sobre una gran roca plana, a medida que recordaba las cosas que mi novio y yo hacíamos, de manera inconsciente con mis dedos comencé acariciar mi coño, por encima de las pantis. Estaba de lo más concentrada, cuando escuché unas ramitas romperse. Lo que hizo que de inmediato, algo asustada, y temerosa de que alguien me pudiera ver así, me puse de pie, y comencé a caminar con rumbo a mi cabaña.

Realmente más fue el susto, que la realidad de lo que pasaba. En el trayecto a mi cabaña, en medio de una gran oscuridad, observé entre los arbustos cercanos a la laguna, un grueso bulto que se movía, lo que provocó que hasta me orinase del susto. Pero cuando las nubes se retiraron, y la luz de la luna me permitió ver que se trataba de una vaca, que se la pasaba pastando en las cercanías del campamento. Yo regresé a mi cabaña, me lavé, me cambie las pantis y agarré otro de mis cigarrillitos para fumármelo en aquella roca frente a la laguna, solo que justo al salir de la cabaña, no tan solo agarré el cigarrillito, sino que también agarré mi termo de acero inoxidable.

Así que apenas me volví a sentar en aquella roca, prendí mi cigarrillito al que apenas le di un par de jaladas, y lo apagué. Luego me quedé recordando nuevamente las cosas que mi novio me hacía, como ponerse a lamer divinamente todo mi coño, en medio de la charca donde nos bañábamos, cuando de manera inconsciente, comencé nuevamente con mis dedos, acariciar mi coño por encima de la vaporosa tela de mis pantis. Ya llevaba cierto rato haciendo eso, cuando de momento tras tomar otro trago de agua, de mi termo, observé su forma fálica, y sin pensarlo mucho, no tan solo me quité las pantis, sino que también el sostén, y a medida que seguí pensando en las muchas cosas que mi novio y yo hacíamos juntos, cuando visitábamos la finca de su familia. Tras asegurarme que el termo se encontraba bien cerrado, comencé a pasarlo suavemente por encima de mi desnudo coño, bajo la luz de la luna.

Ya a los pocos minutos de estar sintiendo la tapa del termo, contra la piel de mi vulva y los labios de mi vagina, sin ni tan siquiera asegurarme de que me encontraba sola, comencé a deslizarlo dentro de mi húmedo y caliente coño. Básicamente había convertido mi termo en una especie de consolador de acero inoxidable. Mucho más ancho y grueso que cualquier verga que yo misma, hubiera disfrutado, en mi vida.

Estaba tan, y tan concentrada, en el placer que yo misma me generaba, que terminé recostándome sobre la plana roca con mis piernas bien abiertas, sacando y metiendo divinamente dentro de mi coño, gran parte de mi termo. Mi entusiasmo era tal, que no tuve el sentido común de mantenerme callada, sino que gemí y bramé como si fuera una bestia en celo. A medida que no dejaba de enterrar dentro de mi coño, gran parte de mi termo con ambas manos, una y otra vez.

Fue tal mi excitación, que disfruté de múltiples húmedos orgasmos. Sentí como por mis muslos se deslizaba ese liquido vagina, caliente, que salía de mi vulva. En esos instantes al abrir mis ojos, me llevé la gran sorpresa de mi vida. Rodeándome y observándome bien cerca todo lo que yo había estado haciendo, se encontraban tres de los consejeros, chicos de mi misma edad aproximadamente, pero acompañados, por cuatro o cinco de los estudiantes más grandes.

Al darme cuenta de su presencia, de inmediato en sus ojos vi claramente reflejada sus intenciones. Yo lentamente comencé a extraer hasta sacarlo por completo, todo el termo que prácticamente había enterrado dentro de mi coño. A medida que escuché decir a uno que otro de los chicos, mira todo lo que tenía metido dentro de su coño. Yo no encontraba en mi mente palabra alguna, para tratar de explicar lo que segundos antes estaba haciendo. Fue cuando escuché aterrada, a uno de los consejeros diciéndole al resto de sus acompañantes. Muchachos, ahora la maestra nos va a dar una clase completa sobre sexo.

Lo cierto es que el susto que ellos me dieron fue bien grande, no entendía ni una sola de sus palabras, pero a medida que todos comenzaron a quitarse la ropa, supe lo que me esperaba. Uno de los consejeros encontró mi cigarrillito, el cual prendió de inmediato y comenzó a compartirlo con sus compañeros. Aprovechando que yo pensé era un descuido, inútilmente traté de salir huyendo. No bien había tratado de incorporarme cuando sentí varias manos sujetándome por todas partes de mi cuerpo, brazos, piernas, vientre, cabeza, cabello y hasta por mis tetas me sujetaron firmemente. Al tiempo que uno de ellos, colocando una gran navaja en mi garganta, y soplando una gran bocanada de humo en mi cara, me dijo. Ahora que prendiste las mechas te toca apagarlas. Lo cierto es que no entendía lo que me quiso decir con esas palabras.

Pero al ver como ya varios de ellos, se encontraban con sus pantalones abajo, y sus erectos miembros apuntando hacia a mí, no me quedó más remedio que entre sollozos, sumisamente someterme a los deseos de ellos. Al mismo tiempo que lloraba, les fui pidiendo que no me hicieran daño. Lo que a algunos de ellos por lo visto, les causaba risa, ya que uno agarrándome por el coño dijo, si te metiste todo ese termo, nuestras vergas apenas y te harán cosquillas.

Recostada boca arriba sobre la gran roca plana, muerta de vergüenza, miedo, y de indignación, culpándome a mi misma por lo que me estaba pasando, no hacía más que llorar, y pedirles que no me hicieran daño. El primero en penetrarme fue el líder del grupo, un chico que durante el campamento en muy pocas ocasiones había conversado conmigo, pero que yo si me había dado cuenta, de que cuando me miraba prácticamente me desnudaba con la vista. Razón por la que prefería mantenerme alejada de él. Pero en esos momentos, al comenzar a sentir como su verga se abría paso dentro de mi coño, algo dentro de mi cambió, comencé a pensar en que si ya me habían visto, introduciéndome todo mi termo dentro, no tenía porque reprimir mis impulsos, y apenas sentí esa dura y caliente verga penetrándome, como por arte de magia dejé de estar lloriqueando, y como una desesperada comencé a mover mis caderas. Todos ellos se dieron cuenta de que algo en mi había cambiado.

A partir de ese mismo instante, me seguí comportando como una verdadera enferma sexual, ya que al mismo tiempo que comencé a ser penetrada, por el coño, eché mano de una de las vergas que colgaban a mí alrededor, y sin decir más nada me dediqué a mamar, y posteriormente a tragarme toda la leche que fluyó de ella. No bien había terminado con el líder, que de inmediato, como si estuviera borracha pero de sexo, parando mis nalgas y separándolas con mis propias manos, le pedí al siguiente que me penetrase.

El resto de la noche me la pasé dejando que me penetrasen ya fuera por el coño o por mi culo, y dedicándome a mamar cuanta verga se encontraba al alcance de mi boca. Los tres consejeros así como los cuatro o cinco estudiantes, que en esos momentos estuvieron acompañándome, finalmente me dejaron tendida sobre la roca, con mis pierna abiertas, y manando leche por todos mis huecos.

Al despertarme ya había comenzado amanecer, y fue cuando me di cuenta de que aparte de que andaba completamente desnuda, y apestosa a sexo, sudor, y quien sabe que más, alguno de mis violadores, se debió haber llevado mi ropa intima como trofeo, o recuerdo. Por lo que tal como me encontraba, dando uno que otro tras pies, recogí mi termo, y me dirigí a mi cabaña. En donde tras darme un buen baño de agua caliente, fui recordando todo lo que disfruté que me hicieran, y completamente desnuda me metí a la cama.

La coordinadora del campamento, al ver que yo no me había presentado, pasó a verme, y le dije que me sentía resfriada. Al llegar la tarde, ya más descansada salí. Nadie me comentó nada en lo absoluto, y desde luego que yo tampoco dije nada de lo que me había sucedido en la laguna. Esa noche no salí a caminar, y tampoco la siguiente. Pero al tercer día después de lo que me sucedió en la laguna, como si hubiera olvidado todo lo sucedido, volví a ir a sentarme frente a la laguna, casi en las mismas condiciones, y después de haberle dado unas cuantas jaladas a otro cigarrillito de los que yo misma preparo, me quite las pantis y el sostén, y nuevamente me dediqué a introducir mi termo dentro de mi coño. Ya había comenzado a oscurecerse el cielo con unas oscuras nubes de lluvia, cuando al abrir los ojos, después de haber disfrutado otra vez de tener enterrado dentro de mi coño todo mi termo, me encontré nuevamente siendo rodeada y observada por los mismos chicos, quienes esa noche gustosamente volvieron a compartir íntimamente conmigo.

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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 19:47) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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