POR SENTIRME LADY GAGA III

Despúes del baño y mi desayuno por el culo, mi marido se fue al entrenamiento porque a mí me faltaba arreglarme. Nomás bebió medio jugo y se marchó en su automóvil. Y yo me dispuse a ponerme la ropa que ya había pensado: "una calza de licra negra gruesa y ajustada, con una playera holgada (de algodón) también negra, que me llegaba hasta la entrepierna e insinuaba sensualmente mis caderas y nalgas; y como no me puse tanga ni sostén me encimé una ligera y larga chamara de nylon color blanco (rompe vientos).
De haber sido soltera, o ir acompañada por mi esposo; aquel corto viaje lo habría hecho con una microfalda y sin calzones, así como con una simple blusa ombliguera. Pero en esa ocasión por respeto y fidelidad a mi marido, no quise ir enseñando la pepa a cualquiera. Cepillé por segunda vez mi pelo café oscuro y lacio al hombro (quebrado de las puntas), me puse un poquito de rímel en las pestañas y un poquito de sombra alrededor de mis grandes ojos; tomé mi neceser ya preparado y un pequeño morral de cuero café del mismo tono que mis zapatillas de piso. Y salí a las 6.30 de la mañana, ocupando un taxi en la primer esquina, y en 20 minutos más estuve frente a la entrada de la central camionera.
Bajé del taxi muy femenil, y cuando pasé junto a los maleteros, como me vieron sin equipaje tan sólo murmuraron: ¡mamacita chula, morenita preciosa! y el clásico chiflidito de fiu, fiu. Lógico que me halagaron y comencé a contonearme como lo que soy, una verdadera puta.

Abordé el autobús, y saliendo del D.F. me eché una larga siesta. Al poco espacio de yo haberme despertado de mi letargo, detuvo el vehículo el chófer (en la tercer caseta) para cambiarle una llanta, por eso nos avisó: "tienen 30 minutos y pueden tomar algún refrigerio". Yo olvidé mi reloj, pero pregunté y eran a las 9.30 de la mañana, aunque ya hacía un fuerte calor por lo que me quité el "rompeviento", y descendí en busca del baño para hacer del uno; entré al baño de mujeres pero las dos tazas estaban sucias ¡qué asco!... por lo que salí casi corriendo y me fui tras de una barda, ahí me bajé la calza y me senté a orinar precipitadamente, se alargó el chorro pero cuando acabé me limpié muy bien el chocho con dos servilletas; en seguida me levanté subiéndome la calza: "y de repente escuché ruido entre unos matorrales y árboles por lo que asustada voltee a ver... a la hora que salieron dos soldados morenos y como de mi estatura o un tantito más altos.
¿Qué está haciendo aquí señorita? dijo uno. Es que tuve que hacer una necesidad, contesté tímidamente. ¡Por eso está el baño! dijo el otro, recogiendo las servilletas con que me limpié para en seguida guardarlas en el bolsillo del pantalón. Además la basura se tira en su lugar, como justificando su fetichismo.
Por favor señorita. Dijo el primero. Muéstrenos alguna identificación oficial. Mis credenciales (la de elector) estaban en mi morral, por lo que me acompañaron al autobús; los dos subieron conmigo y subieron tras de mí mirándome cínicamente el trasero. Le mostré la credencial y luego de leer detenidamente me dijo: ¿usted cómo se llama? -me llamo Elvia señor. Aquí dice Elvio Srita. -se han de haber equivocado, respondí. No, en un documento oficial no se pueden equivocar. -Bueno, soy Tv y le repito que me llamo Elvia. -A ver acompáñenos por favor. -adónde y por qué respondí enfadada. -Es que nosotros estamos para eso, para en todo caso que sea sospechoso investigar la identidad de la persona; y esta equivocación amerita una investigación para aclarar su verdadera identidad.
De pronto, no se me ocurrió otra opció mas que bajarme con ellos, caminamos un centenar de metros y me subieron a un camión pintado de verde. ¿A ver cómo está eso de que es usted travesti o transexual? Dijo el más educado. Soy Tv salido del clóset.
No mientas. Dijo el soldado agresivo. Eres trans porque no tienes pito ni güevos y aquí está la prueba. Para esto sacó un celular donde me había retratado desde que me bajé la calza y me senté a horcajadas para mear, hasta que me limpié y me subí la calza palpándome las asentaderas. Yo quedé sorprendida y de una pieza viendo el celular, y la verdad, me gustó que me hubiera retratado; pero actué como toda una señorita.
Eso de retratarme es un delito señor no sea abusivo, le dije con voz temblorosa y le pedí el celular cosa que me negó. -Si lo quieres, ya sabes cómo, aflójanos un taquito y te vas en seguida.
-Puedo gritar y decir que me quieren violar, reproché. ¿Y quién te haría caso? Además te podría violar y desaparecer como a cualquier zorra de las que desaparecen por aquí.
Nomás oí eso, y empecé a temblar atemorizada no de ser violada sino de ser asesinada, y vino a mi memoria rápidamente la serie de feminicidios cometidos en este país, por lo que agaché la cerviz temiendo por mi futuro.
No se espante señorita -dijo el educado. Yo respondo por usted, pero la verdad es usted muy hermosa, y mientras viene el teniente para consultar su caso, no estaría mal que usted y nosotros aprovecháramos el tiempo. Y no se ofenda, pero es usted tan bella que dan ganas de secuestrarla y violarla, no le hace que tuviera que pagar mi delito con una larga condena. Él me desnudaba igual que el otro con la mirada, mientras yo lo veía tras mis gafas oscuras, y la verdad era guapo que hasta le encontré un lejano parecido con mi marido, claro que mi Yani es mucho más guapo pero en mi fantasía imaginé que era él para hacer menos pesaroso esos momentos de martirio.
No le cuesta nada señorita, permítame con todo respeto amarla como se merece, no sea malita primor regáleme un poco de vida ¡por favor mamita! -Yo lejanamente oía su voz, pero vi que se acercó mirándome fijamente y me dio un ligero beso en los labios, fue cuando cerré los ojos y seguí pensando en Yany, y el soldado aprovechó para darme otro beso, para esto abrí la boca y acepté su lengua en mi deseosa boca. ¿Hacemos el sexo linda? -Bueno. Le agarré la palabra pero poniendo ciertas condiciones. -Pero que sea con condón y con lubricante porque es la primera vez. Mentí por el miedo de que me dejaran bien abierto o sangrando el culo.
El soldado guapo y educado y que me besó, sacó un condón rápidamente. En cambio el soldado mal educado no traía protector, por lo que se fue casi corriendo a conseguir uno y a conseguir la crema líquida. Nomás salió el soldado, y nosotros dos nos abrazamos y comenzamos a darnos besos de lengüita como dos viejos amantes; me quitó la calza y la playera y quedé totalmente en pelotas: me acarició y besó desde los pies hasta mi sedosa cabellera, en seguida me dijo que me empinara abriendo las piernas y apoyando mis manos en el asiento trasero; yo obedecí sumisa y sentí como sus manos acariciaban mis nalgas al mismo tiempo que introdujo su lengua en mi ojete, lo estuvo saboreando largo rato... y como el otro no volvía se sacó el miembro; era más chico que el de mi marido (como de 14 ó 15 Cm parado)... en cuanto se lo vi me gustó y no me aguanté las ganas de mamárselo antes de que me enculara, le di una docena de chupetones hasta llegar a los huevos también más chicos que los de Yani. Me volví a empinar y esperé la cojida. Él escupió en mi ano y escupió en la punta de su verga, y cuidadosamente me dedeó para segundos después meterme de un jalón la mitad de su verga; yo le dije que toda y empezó el mete y saca con ganas. Sus huevos rebotaban en mis sudadas nalgas y me daba livianas nalgadas... y en esos sublimes instantes que me tenía bien ensartada, entró el otro soldado. Me cortó la inspiración, y más al ver que llegó con otro tipo más moreno que ellos dos, alto y flaco con un aire de costeño que sin decir nada se sacó velozmente una descomunal verga como de 15 Cm. colgando y unos mega huevotes que me estremecí nomás verle tamaño paquetote. Ya no gocé del todo con la presencia de aquellos dos, pero seguí cojiendo con ganas y como se acercó el soldado mal educado con su mediano pene parado le di una buena mamada, hasta que se vino el soldado que me cojía.
El soldado mal educado no consiguió condón, y llevó al otro porque tenía crema. Pero ni loca que me hubiera dejado meter esa fenomenal tranca ¡toco madera! Pero el soldado agresivo se aferró aunque sea a mamarme el culo y con tal de que me dejaran libre lo dejé chupar mi ano, luego de un rato se levantó y recogió el condón sucio para lavarlo y salió aprisa hacia los baños.
Volvió sin tardanza y se puso el condón que ni lo llenaba, pero como lo tenía muy tieso me lo metió de un tirón y se chorreó precozmente. Entonces el tercer hombre también quiso lavar el condón que no le hubiera llegado ni a la mitad de su gigante pene, tan grueso como el tubo de cartón donde viene enrrollado el papel higiénico.
No ya no. Protesté. En eso no quedamos. Y el mal educado insistió -sí, que te coja él, y a mí dame otra mamadita, al fin que te encanta la verga putita.
Ese no fue el trato, yo que tengo verija ya cumplí con mi palabra, ahora, ustedes que tienen muchos huevos cumplan con su palabra ¿o no?
Tiene razón la señorita. Dijo el educado quien me dio una buena cojida. "Vístase preciosa" me dijo. Yo la acompaño a tomar la primer corrida. No me dijo dos veces, me puse la calza y la playera, tomé mi neceser y mi morral y salí del camión, con el vivo deseo de darle una mamadota al negro, pero ni modo de descararme tan feo; además reaccioné que lo que más quería era salir de aquel aprieto.

No demoré mucho en Taxco, y volví entrada la noche (19 horas) al departamento, Yany ya me esperaba preocupado. Yo le confié mi percanse y la cojida que me dieron, más que nada lo hice por fidelidad y él no se molestó, sino que hasta se excitó mucho, pues nos metimos a bañar y me cojió como poseído. Desde ese día no he salido fuera sin mi marido, aunque sinceramente a veces fantaseo y sueño con recibir otra cojida como la que me dieron, pero incluyendo al vergón del negro. Elvia.