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Por ser como soy es que me pasan las cosas..

Relato enviado por : Narrador el 27/05/2012. Lecturas: 2894

etiquetas relato Por ser como soy es que me pasan las cosas..   Confesiones .
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Resumen
Desde que tengo uso de razón, me han dicho mis padres y amistades que yo soy media loca, parece que no pienso en las consecuencias de las cosas que hago. Y es verdad, ya a mis 27 años, aun soy soltera, con muchos amigos íntimos o con derecho, pero ningún novio formal, por mi reputación de ser media loca, por n o decir puta. Ya que entre mis familiares, conocidos, y amistades, como dice mi madre, tengo fama de ser sumamente libertina, lo mismo por no decirme puta.


Relato
Yo aun vivo en la casa de mis padres, y recientemente, después de que ellos salieron de vacaciones por tres semanas, como los tuve que llevar en la madrugada al aeropuerto, al regresar a casa, ya era demasiado de tarde para salir a celebrar, así que me metí en internet, y me puse a pasar el rato. Hubo un tío, que me pidió que me quitase la ropa, y como yo para eso no como cuento, lo hice, o mejor dicho me quite los pantalones cortos que tenía puestos, quedándome sin más nada debajo de mi cintura, claro que coloque la cámara enfocando mi coño, y no mi rostro.

Yo lo complacía en la mayoría de las cosas que me pedía, al grado que después de un buen rato de estar jugueteando y acariciando mi coño frente a la cámara, me provocó introducirme algo, a manera de despedida, y dejar bien caliente, al tipo ese.

Así que busqué una botella de refresco de las grandes, y separando mis piernas frente a la cámara, lentamente comencé a introducir la botella dentro de mi coño. El pobre al otro lado de la línea, estaba que se moría de la excitación que tenía, y cuando más caliente estaba, apagué la computadora. Quedándome yo metiendo y sacando la botella de mi coño, e imaginándome al tipo ese, lo cortado que se ha de haber sentido en esos instantes.

Yo continué metiendo y sacando la botella de mi coño, y hasta cambié la posición de mi silla, hasta que me quedé viendo, al jardín trasero de la casa, realmente pensaba que estaba completamente sola en casa, ignorando que el jardinero había llegado a trabajar como era su costumbre, bien temprano.

Yo ocasionalmente me da por ser media maluca, es decir que me encanta hacer maldades, y una de mis preferidas es, calentar a los hombres. En el caso del jardinero, lo que yo hacía usualmente cuando me daba cuenta de que él está trabajando en el jardín, o me quedaba acostada en la cama haciéndome la dormida, pero completamente desnuda, y lo veía pasar frente al ventanal de mi habitación una y otra vez. Cuando no era que si estaba vestida, me quitaba toda la ropa y entraba al baño a darme una buena ducha, todo esto sin correr las cortinas, por lo que él se me queda viendo, como un verdadero tonto.

Pero ese día mis intenciones no eran que él me viera introduciéndome semejante botellón por mi coño. Yo estaba de lo más concentrada jugando con mi coño, cuando de momento que abro los ojos, y me encuentro al jardinero a menos de un paso de donde yo estaba sentada. Seguramente se me olvidó cerrar el ventanal, él estaba parado frente a mí, con su enorme verga entre los dedos, pajeandose a medida que yo continuaba metiendo y sacando el botellón de mi coño.

Realmente no me esperaba eso, pero al yo ver semejante instrumento en su mano, y con lo sobre excitada que me encontraba, me levanté lentamente, saqué el botellón de refresco de mi coño, con mi mano agarré la suya, y de inmediato lo conduje hasta mi cama. Donde momentos antes de acostarme, me quité la blusa que estaba usando, quedando del todo desnuda frente a sus abiertos ojos.

Lo cierto es que el jardinero me ha dado una clase de revolcada bien tremenda, con decirles que, me ha mamado las tetas y el coño, como nunca antes otro hombre lo había hecho, pero esa madrugada hasta por el culo me dio, esa primera vez. Después de eso, durante las siguientes tres semanas que mis padres estuvieron fuera de la casa, diariamente, el jardinero hacía conmigo lo que le daba su real gana.

Claro que después de que eso me pasó, no me quedaron ganas de volver a provocarlo, no porque no lo haya disfrutado, sino más bien para evitar que mis padres me descubriesen acostada con él. Pero no es la primera, y seguramente ni la última cosa que me pasa por no pensar en las consecuencias de las cosas que hago.

Como me pasó con mi propio padre, recién y yo había cumplido los 21, y agarré una tremenda borrachera. En esos días mi madre se encontraba cuidando a mi abuela, y yo como ya les dije llegué de madrugada bien borracha a casa. Mi papá me estaba esperando despierto, y apenas entré a la casa comenzó a regañarme, diciéndome que yo no me cuidaba, que era medio loca, que no sabía las cosas que me podían pasar, si continuaba actuando de esa manera tan irresponsable.

A medida que mi papá continuó de tras de mi regañándome, yo seguí caminando rumbo a mi habitación, y a medida que lo hacía, también me iba quitando la ropa. Hasta que me quedé en pantis y sostén a medio camino antes de llegar a mi cuarto. Desde luego que mi papá continuó regañándome, fue cuando con toda la intención, haciendo que estaba llorando, me di media vuelta, y me le tiré en sus brazos, diciéndole que él no me quería.

Mi papá se quedó sorprendido, de seguro él no esperaba que yo hiciera algo así. Aunque me estaba sujetando entre sus brazos, y continué llora que llora, diciendo una y otra vez que él no me quería, y pegando y restregando mi cuerpo más y más contra el suyo. En cosa de segundos, sentí su erecto miembro, aun por encima de la tela de su pantalón, contra mi desnudo vientre.

Sabiendo de sobra lo que eso significaba, continué con mi juego, yo pensaba en permanecer pegada a su cuerpo por unos cuantos segundos más, pero de momento, sentí que sus brazos ya no tan solo me sujetaban sino que me abrazaban con fuerza contra su cuerpo, al levantar la mirada, vi en su rostro que ya no me estaba viendo como a su hija sino como a una mujer, lo que lejos de hacer que yo me detuviese, continué con mayor fuerza restregando mi cuerpo contra el de mi padre, hasta que nuestros labios se unieron, en un fenomenal beso.

Ambos permanecimos unidos por un largo rato, yo sintiendo su lengua que exploraba toda mi boca, y sus manos, acariciando todo mi cuerpo al mismo tiempo, que con gran habilidad, se deshizo de mi sostén y segundos después de mis pequeñas pantis. Yo por mi parte, le fui desabotonando la camisa y el pantalón, y al estar los dos prácticamente desnudos del todo, en medio de la sala él me fue empujando hasta el sofá, donde yo me recosté dejando mis piernas bien abiertas.

El solo hecho de que estuviera a punto de dejar que mi propio padre me penetrase con su verga, me excitó morbosamente bastante, tanto que yo misma agarré su duro y caliente miembro y lo dirigí directo a mi coño. Apenas comencé a sentir como se abría paso entre mi vulva, comencé a moverme, buscando un mayor placer, al tiempo que yo le decía a mi papá, con voz de niña chiquita, qué el no me quería. Mi padre me estuvo clavando por un largo rato, y hasta después de que golosamente los dos disfrutamos de un tremendo clímax, él salvajemente me puso a mamar su verga la que en cosa de segundos volvió a ponerse dura y firme. Ya en esos momentos yo me encontraba tan y tan borracha que debí perder el sentido.

Pero a la mañana siguiente al despertarme, me encontraba en mi cama, toda mi ropa estaba tirada al pie de mi cama, como si me la hubiese quitado en ese lugar, pero aparte de tener todas mis entrepiernas y cara llena de semen, mi culo lo tenía bastante adolorido. Yo por mi parte me levanté como si nada hubiera sucedido, me di un buen baño, y bajé cerca del medio día a almorzar. Mi papá actuó de la misma forma o manera, hasta tuvo el atrevimiento de preguntarme a qué hora yo había llegado. Yo como si no me acordase de lo sucedido, simplemente le dije que no me había fijado en la hora.

Desde esa fecha, ocasionalmente tengo la costumbre de emborracharme cuando se que mi madre no se encuentra durmiendo en casa, por estar cuidando a mi abuela. Mi padre como de costumbre comienza regañándome, pero al mismo tiempo me ofrece un trago, y ya antes de que pase una hora los dos nos encontremos en la cama, haciendo cuanta cosa se nos antoja.

Así que podrán imaginarse, todas las locas cosas que he hecho, como el día que estando en casa de una de mis amigas, como no teníamos para ni tan siquiera echarle gasolina al auto, me dijo en tono de broma que si fuéramos putas, no pasaríamos tanto trabajo para salir de noche. Yo me le quedé viendo, y le dije eso es vámonos a putear, y con lo que saquemos nos vamos de fiesta el fin de semana. Les diré que yo si me fui de fiesta el fin de semana, pero mi amiga no.

En otra ocasión estando en casa de otra amiga mía, celebrándole a una de las chicas su despedida de soltera. No me acuerdo como salió a relucir, lo de tener sexo con los animales. Mi amiga, la dueña de la casa, me retó a que no me atrevía dejar que su perro me montase como a una perra, y para qué fue eso. Mientras me daba un buen trago de ron, que ella me había servido momentos antes, frente a ella y el resto de las chicas me quité toda la ropa. Y le dije que si me atrevía hacerlo. Algunas de las chicas me dijeron que me había vuelto loca, mientras que otras me animaban a que si lo hiciera, hasta que regresó la dueña de la casa, acompañada de un gran perrazo.

Yo después de darme otro trago, me tire al piso, y comencé a toquetearme mi coño, manteniendo mis piernas bien abiertas. En cosa de pocos segundos, el perrote se fue acercando a mí cuerpo, y seguramente atraído por el aroma de mi coño, rápidamente comenzó a olisquearlo frente a todas mis amigas. Mientras que yo continuaba dándome dedo, hasta que el perrazo comenzó a lamer con su inmensa lengua todo mi coño, provocándome un tremendo placer.

Algunas de mis amigas me pedían que me detuviese mientras que las otras me decían que continuase. Por lo que después de un buen rato que el condenado perro me produjo un tremendo orgasmo con su lengua, yo di media vuelta y quedándome en cuatro patas, cual si fuera una verdadera perra en celo, prácticamente le ofrecí mi coño. En cosa de pocos segundos lo sentí como se subía sobre mí, como su erecto y puntiagudo miembro se abría paso dentro de mi coño, y a pesar de los rasguños que me produjeron sus patas, fui disfrutando todo lo que me estaba haciendo.

Ya llevaba un buen rato metiendo y sacando su verga de mi coño, cuando comencé a sentir que su verga se iba poniendo más y más grande, lo que a su vez me provocó un sin número de múltiples orgasmos. Yo no estaba al tanto de lo que era quedarse abotonada, pero esa tarde lo aprendí, y después de que finalmente se bajó de mi cuerpo permanecimos, por un largo rato culo con culo, hasta que finalmente pudo sacar su tremenda verga sin hacerme daño. Después para rematar, volvió a lamer mi coño, haciendo que yo explotase de placer nuevamente, tanto que me le tiré a su lado y con mi lengua se puede decir que le limpie su verga, ante la mirada incrédula de mis amigas.

Como verán aunque después de hacer lo que haya hecho me siento algo mal, lo cierto es que la mayoría de las veces lo disfruto y mucho.


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Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 19:51) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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