Todo lo que les voy a narrar, sucedió cuando me encontraba de vacaciones en otro país, visitando a una ex compañera de clases. Yadira y yo como ya dije fuimos compañeras de clases, mientras ella y su familia vivían en mi país. Que por razones obvias no voy a decir cuál es, bueno Yadira es mi mejor amiga, y su familia es sumamente rica y acaudalada, por lo que cuando recibí su invitación, no lo dudé ni un solo instante para aceptar.
Relato
Apenas llegué mi amiga y su familia me recibieron como una reina, durante los días que pasamos en la casa de la ciudad, en ocasiones cuando salía con ella y su hermana me abstenía de elogiar algunas prendas de vestir, porque sin ser mi intención, mi amiga o su hermana me la regalaban. Fuimos a varias fiestas, en las que me presentaba siempre como su mejor amiga. Pasamos varios días en una de sus casas en la playa, y hasta conocí a varios hombres, amigos de la familia de mi amiga.
Como a las dos semanas Yadira me invitó a la finca, una gran hacienda propiedad de su familia. Fue cuando apenas llegamos me di cuenta de que algo raro pasaba. Ya que no bien había bajado mi maleta de su avioneta, cuando Yadira recibió la llamada de su padre, solicitándole que regresara con urgencia. Mi amiga se excusó de inmediato conmigo, y me pidió que me quedase, y disfrutase de la casa, que además esa noche como de costumbre para esa fecha celebraban no se qué Santo, sin más ni más me dejó en manos del administrador de la finca, quien de manera muy simpática, trató de que mi estadía fuera de lo más agradable.
Durante el día fui a montar a caballo, vi como herraban a las reses, y hasta como preparaban queso. Ya cuando comenzó a oscurecer, llegué a la gran casona, me di un buen baño, y al irme a vestir, me di cuenta que por olvido o descuido mío, había dejado el resto de mi ropa intima en la maleta que mi amiga se había llevado. Aunque no le di mucha cabeza a eso, pensé lavar la que ya había estado usando, y ponérmela. Lo que hice, y mientras esperaba me puse un vestidito corto y sencillo. La cosa es que la fiesta comenzó y a pesar de lo mucho que exprimí mis pantis, y sostén continuaban mojados. Por lo que decidí hacerme la desentendida y no usar nada bajo el vestido.
Al principio la verdad es que me sentía muy incómoda, pero el administrador, en su afán de que la pasara bien, no dejó de traerme comida, y bebidas. En varias ocasiones hasta me invitó a bailar, y después de un buen rato, como que ya me sentía bien gusto, en medio de la pequeña fiesta. Yo cometí el grave error de seguir bebiendo, como no iba a conducir, ni nada parecido, pensé que nada malo me podía suceder.
La verdad es que me emborrache como una verdadera pendeja, y después de un buen rato no sé porque me dio por llamar la atención de todo hombre que estaba en la pequeña fiesta. Por lo general soy extremadamente recatada y juiciosa, pero en esos momentos de lo que me cuerdo es que para mi resultaba sumamente gracioso, el levantar mi falda y mostrar gran parte de mi desnudo culo o de mi coño a los presentes. Lo cierto es que ya eran cerca de la media noche, y mucho de los invitados se habían marchado, y quizás por hacerme la graciosa en cierto momento, a pesar de las inútiles gestiones del administrador para que me comportase, con la excusa de que me moría de calor, en un abrir y cerrar de ojos me quedé completamente desnuda frente a los presentes.
Esa noche pienso que quizás había unos diez o doce hombres, en lo que aun quedaba de fiesta, y aunque la mayoría se encontraba bastante bebidos, al ver que yo tras quitarme toda la ropa, prácticamente los estaba retando a que se acostasen conmigo, lo que aun recuerdo con suma vergüenza, es que me dejé hacer de todo, como si nada en el mundo me importase.
Vuelvo y les repito hice cosas que buena y sana ni tan siquiera pensaría en hacer. Con decirles que en cierto momento, mientras uno de los tipos que estaba acostado con migo enterrándome divinamente su verga dentro de mi coño, otro comenzó a darme por el culo, sin que yo me opusiera, mientras que a un tercer tipo le mamaba sin vergüenza alguna su verga. Hasta el buenazo del administrador se acotó conmigo esa noche, yo me encontraba actuando como toda una loca, pidiendo más y más verga. Dejando que me dieran por el culo indiscriminadamente, y cuando no yo misma introducía una de mis manos dentro de mi coño.
Yo seguía bebiendo y bebiendo, y haciendo todo lo que me solicitaban, hasta que finalmente uno a uno de los presentes, después de que yo les hubiera mamado su miembro, o dejado que me dieran por el coño o por el culo, se comenzaron a marchar. De algo que si me acuerdo es que, yo misma me preguntaba por qué me estaba comportando así, de esa manera como si fuera una ninfómana, o una puta deseosa de disfrutar toda la noche teniendo sexo, con el primer hombre que se me atravesase. A la conclusión que llegué en esos momentos, mientras me encontraba tirada en el suelo, con mis piernas bien abiertas y enterrándome una y otra vez una lata de cerveza, dentro de mi coño, fue que como no me encontraba en mi país y nadie me conocía, podía hacer lo que se me antojase.
Ya serían como la una o dos de la madrugada, cuando tendida sobre la tierra, pensé que debía levantarme e irme a mi dormitorio, así que a duras penas me pude poner de pie, de mi coño y de mi culo chorreaba una gran cantidad de semen, los que medio limpie con mi propia ropa, que recogí del suelo, tras agarrar un par de cervezas. Pero al pasar por el medio patio con dirección a mi dormitorio, de lo borracha que estaba me volví a sentar en la tierra, destapé otra lata de cerveza, y continué bebiendo. Y sin más ni más me recosté, quizás ya estaba por quedarme dormida, cuando sentí que alguien jorungaba mi coño, o mejor dicho me lo estaban lamiendo divinamente, y a pesar de lo borracha que me encontraba desee continuar jodiendo en ese mismo instante. Pero al abrir mis ojos, y sentarme me sorprendí al ver a uno de los perros de la finca, lamiéndome el coño. Yo me quedé sorprendida, y el perro al ver que yo me había quedado quieta, se volvió acercar a mi coño y continúo lamiéndolo divinamente.
Yo no lo podía creer que el condenado perro me hiciera pasar tan sabroso rato con su lengua. Fue cuando termine de tomarme una de las latas de cerveza, que se me ocurrió en pensar como sería hacerlo con un animal, como les dije buena y sana ni se me ocurriría ni pensar en cosas como esas, así destapando otra cerveza y tras darme otro largo trago, me puse de pie, y dando tumbos me encaminé a un sitio que me pareció más acogedor que el medio del patio. El perro a todas estas no se separaba de mi coño, lamiéndolo a medida que yo caminaba, hasta que llegué a estar bajo una mata. Donde me tiré al piso, y poniéndome en cuatro patas, le ofrecí mi coño al perro.
Realmente no pasó mucho rato, en cosa de pocos segundos, el animal se trepó sobre mí, y de igual manera en cosa de pocos segundos, comencé a sentir como su verga se abría paso dentro de mi húmedo coño. Yo estaba incontrolable, sentía como el miembro de ese perro entraba y salía de mi coño, pero de momento me di cuenta de que eso comenzó a ponerse mucho más grande dentro de mí, y a pesar de mi gran borrachera disfruté como nunca antes los había disfrutado de un sinfín de múltiples orgasmos. Después de eso me debí quedar medio dormida por un largo rato, lo último que recuerdo después de eso, fue que se bajó de mi espalda, y su culo quedó pegado al mío, prácticamente.
Yo aun me sentía muy mareada, cuando volví a sentir que el perro volvía a lamer mi coño, y parte de mi culo, por lo que me desperté, y al ver que ya comenzaba amanecer, dando tumbos me dirigí a mi cuarto. Donde apenas entre, me tiré sobre la cama y hay permanecí hasta que me desperté como a las ocho de la noche de ese día. Hedionda a sexo, a perro, a cerveza, y a quien sabe que más. Con un dolor de cabeza, insoportable, como pude casi arrastrándome entré a la ducha, y me quedé bajo el agua, por quien sabe cuánto tiempo más.
Luego después de que quien sabe por cuánto tiempo estuve bajo la ducha, comencé a enjabonarme, y a medida que lo fui haciendo fui recordando todo lo que hice en la fiesta, y después. Estaba que me moría de vergüenza, pero al mismo tiempo no podía negarme a mi misma que había disfrutado intensamente todo lo que hice y dejé que me hicieran, hasta lo de llegar a tener sexo con el perro. Y a medida que me fui enjabonando y recordando todo lo sucedido, me di cuenta de que mi coño y en especial mi clítoris se encontraban de lo más sensibles, ya que nada más me bastó pasarme un par de veces la barra de jabón por mi coño para que yo misma continuase autosatisfaciéndome, recordando todo lo sucedido. Al día siguiente simple y llanamente hice lo que muchas personas de seguro hacen, actué como si nada hubiera sucedido, así que cuando el administrador, socarronamente me hizo un comentario de lo bien que lo habíamos pasado juntos, yo me disculpé diciéndole, que debido a lo mucho que bebí, no me acordaba de nada de lo sucedido.
Ese día cuando regresó mi amiga, y me preguntó qué había sucedido, llena de vergüenza, y temerosa de que el administrador le fuera con el chisme, le conté parte de lo que había pasado, sin decirle lo del perro desde luego. Ella se comenzó a reír, y me preguntó si lo había pasado bien en medio de todo lo sucedido. Le tuve que admitir que en gran parte lo disfruté. Pero que ahora me moría de la vergüenza, por todo lo que había hecho. Yadira me dijo en ese momento, no eres la primera y de seguro no serás la última a quien eso le suceda, el año pasado unas amigas de mi hermana una alemana y otra holandesa, les pasó algo parecido, y la primera vez que mi mamá trajo a un par de amigas españolas, a pasar unos días aquí, también sucedió algo igual. Así que no te preocupes, que te aseguro que nadie de aquí va a ir a Islas Canarias a contar lo sucedido.
Enterré mis uñas en la espalda de Carlos, era increíblemente doloroso. Las dos vergas lograron entrarme en la chucha pero no completamente.
- Aguanta zorra. Aguanta que te las vamos a meter las dos.
- No… me duele.. duele… no.. paren…
Relato erótico enviado por culona69 el 01 de February de 2012 a las 23:57:40 - Relato porno leído 203140 veces
mientras tanto los demás hicieron un circulo en mi con sus vergas y empecé a lamer cada una de ellas, eran muchos pero le di una buena mamada a todas esas vergas, las más ricas eran por supuesto la de mi suegro, el señor de barba larga y la del gordo
Relato erótico enviado por culona69 el 26 de October de 2011 a las 00:00:07 - Relato porno leído 155780 veces
Monté sobre el señor y él empezó a lamerme los pechos con muchas ganas, se veía que le gustaba. Todo el tiempo los señores me estuvieron diciendo cosas como: "Ah que rica jovencita", "Uy hace cuanto que no tocaba una piel así"
Relato erótico enviado por culona69 el 07 de March de 2012 a las 00:00:07 - Relato porno leído 135527 veces