Hola, por cuestiones de mis actividades, conocí a una chica muy atractiva, le llamaré Paty, es alta, con un precioso cuerpo, unas piernas de esas que no puedes dejar de ver por su forma tan hipnotizante, unos glúteos de tamaño regular pero exquisitos. Ella me platicó sus experiencias cuando despertó a la sexualidad y me pareció algo que no me lo podía quedar para mí, así que me autorizó a presentarlo por esta página, espero les agrade.
Relato
Dice que cuando era muy joven, tenía una curiosidad sobre lo que hacían sus papás durante las noches, pues escuchaba ruidos y quejidos en su habitación. Una vez, cuando se suponía que estaba dormida, escuchó esos ruidos, enseguida se levantó cuidadosamente y se acercó a la habitación de sus padres, ocultándose tras el librero. Ahí vio como su papá estaba con su rostro entre las piernas de su mamá, aprovechando la luz de la lámpara del buró; primero le pareció asqueroso pero conforme escuchaba a su mamá quejarse, sintió como un calorcito recorría sus partes, era una sensación que solo había experimentado viendo escenas cachondas en una telenovela.
Minutos después, su mamá se incorporó y se dispuso a darle una buena mamada a su papá, dice que era una escena muy caliente y sin imaginarse lo que seguía, vio como su mamá se agachó para darle a su papá una mamada en su pene. Inicialmente le pareció sucio pero se imaginó que fuera ella quién lo hacía y poco a poco lo fue deseando, luego su madre se montó a su papá clavándose ese palo entre las piernas y con un subir y bajar sin descanso.
Después, ella se acomodó levantando las nalgas frente a él, quien tomándola de la cintura, le metió su gran pene despacio y luego, acelerando el ritmo provocando unos ruidos exquisitos; ante tal escena, mi amiga sintió unas ganas incontrolables de acariciarse la vagina e introducirse un dedo, para saber lo que se sentía tener algo dentro de sí y estaba tan mojada que después de un rato, sintió su cuerpo desfallecer a causa de un orgasmo tan rico que se volvió su gran adicción.
Ella fantaseaba con un hombre que le hiciera lo que había visto hacer a sus papás ya varias veces y cierto día, mientras se bañaba, notó que su hermano quería usar el baño urgentemente, así que le permitió pasar pero entre la cortina, alcanzó a verle la verga. Vio como se la sacudía despertando un deseo por tenerla en sus manos, luego siguió bañándose y se dio cuenta que su hermano trataba de espiarla, es más chico que ella por tres años. De inmediato, ella le gritó de cosas haciéndose la ofendida y temiendo ser acusado, su hermano se salió rápido del baño pero había descubierto que también el sentirse observada y deseada, le daba un extra a sus fantasías.
Luego de eso, ella se vistió con un short y una blusa delgada, peinándose, después bajó a la sala y se sentó junto a su hermano, enseguida le dijo “le voy a decir a mis papás lo que hiciste” pero apenado, él le dijo “discúlpame, es que fue un error”. Entonces, ella le preguntó qué quería ver y por qué lo había hecho, él le contestó que quería saber cómo eran las chicas bonitas sin ropa, esto detonó su calentura e hizo un trato, proponiéndole “prometo no acusarte si prometes que no le dirás a nadie que me viste desnuda”.
Inmediatamente, él le reclamó diciendo que ni siquiera pudo verla bien, que no contaría nada y que lo perdonara por su estupidez. Al momento, ella lo abrazó y le dijo que lo perdonaba, al mismo tiempo lo recargó sobre sus senos y él pudo vérselos por el escote que tenía su playera, luego le preguntó si le había gustado lo que vio y le reiteró “no vi nada”. Haciéndose la sorprendida, lo cuestionó “¿ah, no?”, enseguida lo abrazó otra vez y un poco extrañado, él le preguntó “¿qué haces?.
Ella solo se le acercó y le dio un beso en la mejilla mientras tomándole la mano, se la recargó en su seno, él se quedó inmóvil y tembloroso, luego le preguntó si los quería ver sin blusa pero el chamaco no supo qué responder y ella adicionó “esto será tu regalo de cumpleaños, ¿sí?”. Al momento, le dio un beso en los labios y se despojó de su playerita, enseguida él le dijo “son muy bellas”. A continuación, ella le explicó cómo acariciarlas y cómo chuparlas y luego de un rato, se despojó de su short y notó que él ya estaba incómodo con su pantalón, por lo que procedió a quitárselo y le comentó “me gustaría chuparte la verga, ¿quieres?”.
Conforme ella se acercaba a su verga, su vagina produjo una lubricación tremenda y al fin, lo hizo suavemente, recorriendo con sus labios a todo lo largo de su falo, además se lo besaba y poco a poco, se la introdujo en la boca, sintiendo como crecía un poco más hasta salirse de su mano y su tembloroso amante no lo podía creer. Después, ella le pidió que le chupara su rajita y le fue indicando cómo lo hiciera, luego se quitó la tanga roja a media pierna y fue entonces que cumplió su sueño y hasta gemía de placer recordando a su mamá, sabía que esa sensación era la gloria y se sentía mucho mejor que alguien le hiciera eso y ya no sus dedos.
Era tanta su cachondez que le pidió que se subiera a ella, para que se la metiera pero debía ser cuidadoso, pues era virgen aún, así que ellos se acomodaron y la chica dirigía el evento con movimientos suaves y delicados. El dolor inicial fue pasando conforme iba entrando ese pedazo de carne en sus rinconcitos más calientes, incluso se limpiaron los pocos residuos de sangre que provocaron y en unos momentos, ya estaban en un mete y saca delicioso.
Al mismo tiempo, las imágenes de sus papás venían a su mente y ella le iba diciendo qué posición tomaran, así alcanzó unos seis orgasmos en 70 minutos, aquello era excitante y él no lo podía creer, la fuerza de su juventud le dio para dos eyaculaciones dentro de ella y los jugos de ambos escurrían pareciendo no tener fin. Aún así, ellos seguían y seguían hasta que se olvidaron de la escuela y de todo lo demás, habían descubierto lo increíble que es el placer sexual y se hicieron amantes por bastante tiempo, con las precauciones que dan las píldoras de emergencia.
Ella le comentó sobre lo que veía en la recámara de sus papás y se volvieron cómplices espiándolos y fajándose mientras los veían, cada noche era una lección práctica de las posiciones más cachondas; incluso vieron como una noche, al no estar su marido por asistir a un funeral de un tío lejano, su madre dejó pasar a la casa a un hombre que no conocían ellos. Escucharon la puerta abrirse casi a media noche y pensaron que era su papá pero al escucharlo hablar, no reconocían la voz, así que fingieron seguir dormidos.
Rápidamente, su mamá fue a verlos, luego cerró la puerta de su habitación y en unos pocos minutos, se escuchaban susurros, besos y caricias en el cuarto de sus padres; como de costumbre, se levantaron a ver y no reconocieron al hombre que estaba atendiendo a su mamá esa noche, aunque notaron que era más joven que su papá. Ambos los veían desde atrás del librero, Paty agachada y su hermano parado detrás de ella mientras el joven amante le daba unas buenas lengüeteadas a su concha y la madre susurraba gemidos de placer.
Pasados unos minutos, el joven la cambió de posición, haciéndola levantar el culo para que él le diera unos lengüetazos en el ano, al tiempo que ella gemía en voz baja, luego le dijo a la mamá que quería metérselo por el culo pero ella se negaba. Acto seguido, él le dio su palo a ella para que se lo chupara y se lo devoraba con la experiencia de una hembra en celo pero ya no aguantaba más, quería que ya se la metiera hasta adentro y se le montó, dándole sus senos para que los saboreara mientras ella se clavaba su verga de un solo sentón.
Muy pronto, ella soltó un gemido de placer evidenciando su gran orgasmo, cosa que a Paty ya la tenía escurriendo de su conchita, enseguida estiró su mano y tomó el pene de su hermano, acercándoselo a su boca, para saborear la lubricación de su miembro. Nuevamente escuchó decir al joven que le diera oportunidad de estrenarle su ano y de nuevo, la madre le dijo que era para más tarde pero estaban tan calientes que poco a poco fue cediendo y al fin, le pidió que solo lo hiciera despacito y con cuidado.
Así lo hizo dándoles a ellos una lección más de sexo y sin demorarse, en ese mismo instante empezaron a hacerlo también, detrás del librero. Para eso, él le mojaba su ano con su pene babeante, pues primero se lo introdujo en su vagina, para dejarlo bien mojado, luego lentamente y a petición de Paty, se lo fue metiendo en su culito hasta el fondo, quedándose unos instantes así, luego fue marcando el ritmo con el mete y saca mientras apretaba el culito muy bien, provocándole dos orgasmos deliciosos.
Estaban cogiendo tan calientes, allí parados y contemplando a su madre y su joven amante pero les dio terror al escuchar que la puerta de la calle se abría y se cerraba, era su padre que regresaba a la casa, eran las 2 de la mañana. Rápidamente, la mamá bajó a alcanzarlo y él le dijo "hueles bien", luego ella añadió “creí que llegarías antes, así que empezamos hace un momentito, llegas a tiempo”.
Al instante, ellos pasaron a la recámara y lo que vieron fue increíble, dos hombres besando, acariciando y penetrando a su madre en diferentes posiciones, también ella les daba unas mamadas deliciosas. Posteriormente, su padre se acomodó detrás de ella mientras seguía mamándole el palo al invitado, luego se lo metió en la vagina un rato mientras le dedeaba el ano hasta que le preguntó a ella si estaba lista para lo que deseaban y le respondió que ya lo quería.
A continuación, le pidieron al joven que se acostara en la cama, luego ella se le montó metiéndose su verga en su vagina, enseguida su marido se acomodó y se la metió en su ano, esa doble penetración fue la gloria para todos y aunque costaba trabajo moverse, después de un momento, la madre era quien se movía desenfrenadamente moviendo el culo en forma circular, de arriba abajo y cambiando de posición. Ese espectáculo duró casi hasta las 4 de la mañana, siempre alumbrados por la luz de la recámara.
En esa ocasión, Paty y su hermano grabaron algunas escenas de ese encuentro y tienen la fantasía de hacerlo algún día, incluso Paty me las mostró y es increíble lo cachondo de las imágenes, además ella guarda la cinta como parte de sus tesoros especiales.