La hija tenia los pechos grandes, pero los de la madre eran descomunales.
Relato
Es una respetable señora casada a la que apenas conocia de vista, madre de una amiga mia, la hija tenia un buen par de tetas, pero las suyas eran enormes.
Por lo visto, la buena señora (Rafaela), espiaba las conversaciones de su hija y las amigas.
Sentado al volante de mi coche con la ventanilla abierta, esperaba a su hija y otra amiga cuando Rafaela se apoyo en la puerta, llevaba una camisa con los tres botones de arriba abiertos, las dos moles de carne que tenia por pechos se mostraban esplendorosos, mis ojos inevitablemente se dirigieron alli, la mujer sonrio y fue directa al grano:
-Mira mi marido es un putero, a mi solo me folla entre las tetas y luego va a pagar cuando mi chocho pasa hambre, las niñas dicen que las haces ver las estrellas cada vez que las taladras, estoy dispuesta a pagarte el doble de lo que cobra una puta para que me eches un buen polvo. Piensalo.
La hija y la amiga subieron al coche sin haber escuchado nada pero se rieron de la cara que me quedo, creian que solo por ver las tetas de Rafaela.
Acepte la propuesta, quedamos en un hotel y yo llegue 45 minutos tarde, aproveche para poder aguantar follandome a la madre que su hija estaba sola en casa, para que la muchacha vaciara mi cojones a conciencia (no eramos novios, solamente follabamos cuando nos apetecia).
Cuando entre en la habitacion del hotel olia a hembra, Rafaela creyo que yo no acudiria y se masturbo varias veces, pense que aquello retrasaria su orgasmo.
Me abrio la puerta desnuda, sus enormes tetazas colgaban coronadas por unas grande aureolas negras, entre y por un momento los dos nos quedamos sin reaccionar, el olor a coño hizo que me arrodillara ante ella para lamerselo, apenas tres lametones bastaron para que se ccorriera doblando las rodillas de placer, me levante y la lleve hasta la cama donde se sento mientras yo me desnudaba, ella se tocaba mientras me miraba, cuando mi ropa ya estaba en el suelo le pedi que se pusiera a cuatro patas, las enormes tetas tocaban las sabanas de la cama, agarrandola por la cintura le meti por detras la polla en el coño, mientras metia y sacaba ella gritaba como una loca de placer, tuvo un orgasmo que al terminar la hizo caer de cara sobre el colchon.
Me tumbe a su lado, mi verga cansada estaba flacida, le pedi que la enderezara y metiendola entre las tetazas consiguio que volviera a ponerse en guardia, ella aprovecho para sentarse encima volviendo a clavarsela, esta fue ella quien subia y bajaba mientras sus pechos rebotaban de su vientre a su cara, se corrio de nuevo, pero no le permiti que sacase la polla del coño, me sente clavado en ella para poder comer de aquel inmenso manjar. Mientras le comia las tetazas hincaba la verga mas adentro, volvio a correrse de nuevo cuando yo le inunde su interior de lefa.
Cuando me marchaba quiso pagarme no acepte, a partir de entonces me hizo llegar regalos por medio de su hija. A la que tuve que explicarle porque le caia tan bien a su madre, cosa que le alegro mucho pues sabia de las andanzas de su cornudo padre por los puti-clubs de la zona.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513555 veces