le jalé sus brazos y se los puse en su espalda, lo cual hizo que dejara caer su pecho y cara sobre la cama, de esta manera sus espectaculares nalgas se ensancharan más, en esa posición le comencé a dar arremetidas fuertes, metiéndole y sacándole lo más rápido que podía mi pene en su cuevita, se lo hice así por algunos minutos, ella con su cara enterrada en el colchón cada vez gritaba más fuerte, hasta que llegó el momento en que me decía: Ay , papi, papi, ha, ya, por favor ya, ya.
Hay, papito, papito, ya, ya mi amor ya. Arqueó su cuerpo hacia atrás deteniéndose con sus manos de mis muslos, así se quedó un momento, convulsionándose un poco; luego, se enderezó inclinándose hacia mi y me abrazó amorosamente, toda mi pene quedó adentro; por los gritos que había dado creo que medio barrio se entero y despertó se lo dije, ella no hizo caso,
Relato
Rosaura era vergonzosa o por lo menos lo aparentaba. Ella me decía con voz entre cortada: Cuando la tenía en mi departamento recorriéndola y besándola. No..., no..., no, no, me da vergüenza todo esto. Sin embargo, ahí permaneció permitiendo que yo siguiera adelante, casi de inmediato en que comencé a lamerle su vagina Rosaura empezó a gemir; le recorrí su cueva con mi lengua de arriba hacia abajo en varias ocasiones; localicé su clítoris y comencé a chupárselo, al mismo tiempo que uno de mis dedos lo metía y sacaba en su orificio vaginal, Rosaura cada vez fue gimiendo más fuerte, me tomó de mi cabeza y empezó a mover su cintura levantando y dejando caer ligeramente sus nalgas sobre el colchón, sus puños los fue apretando en mi cabello, al mismo tiempo que me decía: Huy, ah, se siente bien, ay , ha. Así estuvimos un rato, su cabeza la movía de un lado a otro hasta que comenzaron a aparecer unos espasmos en su estomago y vientre al mismo tiempo que gritando me decía: Ya papi, ya, ya, ya, para ese momento ella ya no me reclamaba nada, yo también me despojé de toda mi ropa, la recosté otra vez boca arriba y me subí sobre ella, le besé su cuello ardientemente, luego sus senos, dándome un banquete con esas enormes tetas, sus pezones eran grandes y hermosos, extendidos, sus puntas estaban erectas y duras, succioné un pezón y luego el otro en varias ocasiones, ella gemía dulcemente y de forma suave me acariciaba mi espalda; en seguida, me puse sobre su cuerpo de forma colocando mi pene en su vagina, mi pene quedó encima de su vagina, comencé a besarle su cara y a lamerle sus orejas, ella se metió mi pene en su vagina mamándolo amorosamente, mi miembro estaba bien erecto.
En esa posición estuvimos varios minutos, podía escuchar el sonido que hacían sus labios vaginales al estarme mamando mi pene, cuando yo arremetía con mi lengua en su vagina ella gemía sintiendo en mi verga las vibraciones de sus entrañas; luego, me bajé de su cuerpo,
Me separé de ella diciéndole que su pusiera en cuatro patitas, lo hizo sin replica alguna de forma lenta se enderezó y se acomodó en la cama quedando empinadita, con sus rodillas puestas sobre el colchón, sus manos las estiró agarrando un cojín y apretando sus puños en el en espera de que mi pene la penetrara, la agarré de sus grandes nalgas, le acomodé mi miembro en la entrada de su vagina y de golpe se lo metí, ella pegó un grito diciéndome: Huy papi, despacito por favor.
Agarrado de sus nalgas comencé a hacer que toda mi instrumento le entrara y saliera de su rica cueva, ella empezó de nuevo a gemir, le jalé sus brazos y se los puse en su espalda, lo cual hizo que dejara caer su pecho y cara sobre la cama, de esta manera sus espectaculares nalgas se ensancharan más, en esa posición le comencé a dar arremetidas fuertes, metiéndole y sacándole lo más rápido que podía mi pene en su cuevita, se lo hice así por algunos minutos, ella con su cara enterrada en el colchón cada vez gritaba más fuerte, hasta que llegó el momento en que me decía: Ay , papi, papi, ha, ya, por favor ya, ya. Al soltarle sus brazos que tenía yo aprisionados sobre su espalda se dejó caer en la cama boca abajo saliéndose mi pene de su vagina, aún que ya no tenía mi pene adentro de ella, ahí recostada boca abajo en el colchón seguía gimiendo suavemente, me recosté de espaldas junto a ella y le dije que se subiera en mi y me cabalgara, lo hizo y como berreaba cada vez que se ensartaba mi pene en sus entrañas me abrazó lentamente, su respiración era aún rápida, su cuerpo estaba empapado en sudor, cuando se iba a desmontar le dije que lo hiciera nuevamente de espalda, ella sonrió nerviosamente, pero sin replicar se volteó en esa posición y se fue sentando lentamente sobre mi pobre pene hasta metérselo todo; luego, comenzó a moverse despacio, poco a poco fue tomando velocidad hasta que se empezó a dar fuertes sentones sobre mi miembro, se encontraba inclinada agarrándose con sus manos de mis piernas, mi pene salía casi por completo de su vagina y luego se lo comía todo, sus quejidos de placer aparecieron otra vez diciéndome: Ha, hay, que rico papi, ha. Era hermoso ver su gran trasero subiendo y bajando sobre mi verga, así duramos algunos minutos, ella no paraba de gemir y jadear suavemente moviéndose a su gusto; luego, le dije que se volteara, se bajó de mí cuerpo quedando hincada a un lado, en seguida se volvió a montar de frente a mí, se fue metiendo muy despacio mi pene y cuando todo estaba adentro comenzó a mover sus nalgas y su cintura de una forma muy rica y escandalosa.
Metía y sacaba mi duro pene de su vagina y a ratos movía su cintura de atrás hacia delante, al cabo de unos instantes se daba fuertes penetradas sobre mi miembro, sus grandes senos se los detenía ella misma con sus manos para que no se le menearan tanto, así estuvo un rato, hasta que llegó un momento en que su cabeza la echó un poco hacia atrás y sus ojos se pusieron en blanco, a los pocos segundos lanzó varios gritos diciendo: Hay, papito, papito, ya, ya mi amor ya. Arqueó su cuerpo hacia atrás deteniéndose con sus manos de mis muslos, así se quedó un momento, convulsionándose un poco; luego, se enderezó inclinándose hacia mi y me abrazó amorosamente, toda mi pene quedó adentro; por los gritos que había dado creo que medio barrio se entero y despertó se lo dije, ella no hizo caso,
Rosaura seguía abrazada de mi, parecía como si no escuchara, entonces le dije: Mi amor, descansemos. Ella reaccionó y me contestó con una voz adormilada: Si, si, ya voy, perdón.
Se separó de mi saliéndose mi pito de su vagina, fue al otro extremo de la enorme cama y se recostó agotada, le empecé a decir palabras dulces, la cargué en mis brazos y así desnuda como estaba, realmente era una chica espectacular, tenía un cuerpo voluptuoso y sensual, su considerable estatura, su abdomen plano, sus anchas caderas, sus redondas y enormes nalgas, sus monumentales senos, su pelo dorado que caía como cascada por toda su hermosa espalda, su linda cara y su mirada inocente, junto a lo que me había demostrado que sabía hacer en la cama, era más que suficiente para quedar enamorado de esa mujer; me acordé de lo que me había dicho su comadre con respecto a que el marido estaba enfermo, pregunté de que y me dice andaba buscando mujeres fuera de casa estaba enfermo de una enfermedad sexual y lo trataban en el hospital..
Vi el reloj, eran las doce de la mañana; yo seguía muy excitado, y esa excitación se acrecentó en mí al estar observándola completamente desnuda paseando al baño, me hizo verla con mucha pasión pero a la vez con ternura, entonces le dije: Recuéstate conmigo sólo unos minutos más y luego de ello te prometo que nos vamos. Ella replicando un poco en relación a que ya era tarde me hizo caso y se volvió a recostar, recargó su cabeza en uno de mis brazos y se pegó a mi cuerpo, seguíamos desnudos. La penetré nuevamente ahora por su culo, esta mujer gritaba mucho con la penetración anal, me miraba un tanto sorprendida, yo le pregunté: ¿Alguna vez tu esposo te ha penetrado de esa forma? Ella sonrió nerviosamente y me dijo: No, claro que no, Yo volví a preguntarle: ¿Y nunca te lo ha pedido? Me respondió: Ay que preguntas haces ¿Tengo que contestar? Yo le mencioné: Si tú quieres. Ella sonrió y me dijo: He, sí, alguna vez me lo llegó a pedir, o más bien varias veces, pero jamás he querido, es muy doloroso sin decirme nada se dejó caer otra vez en la cama, me volteé hacia ella abrazándola y le mencioné: Hace un momento cuando te separaste de mí no me dejaste acabar... Déjame acabar en tu nicho oscuro metía y sacaba mi pene de su culo y a ratos movía su cintura de atrás hacia delante, al cabo de unos instantes le daba fuertes penetradas con mi miembro explotando dentro de su intestinos con gran suspiro de ella de pasión y alivio.
Es la historia de como mi suegro poco a poco me fue seduciendo y como termine en brazos de el hasta que me enamore y tuve que terminar con el y de como despues de 4 años nos volvimos a encontrar ayudandome en una situación.
Relato erótico enviado por Anonymous el 31 de August de 2010 a las 00:12:22 - Relato porno leído 123133 veces
Quinto relato de la saga, continuación del relato “Follando con dos compañeras de trabajo”. Estoy de nuevo aquí para seguir relatando las peripecias sexuales que tuvieron lugar después de la gran follada en el despacho de Debla. La siguiente historia se desarrolla en una pequeña habitación de un local de intercambios de parejas.
Relato erótico enviado por ELMORROCHO el 06 de July de 2009 a las 14:00:24 - Relato porno leído 47222 veces