salir de pobre no siempre cuesta 4

Como recordaran mi abuelo recién terminaba de cojerme, sino busquen mi anterior relato. Por tanto estaba medio agitado, yo preocupada fui a buscar agua a la cocina y les diré que tenía razón el viejo.
No debí bajar la guardia, no llegue a llevarle el vaso que mi abu ya estaba encima de mí otra vez. El vaso de agua termino en el piso y yo contra la pared de la cocina. Me estaba comiendo la boca cuando me agarro de los muslos y los puso a la altura de su cadera, su verga seguía fuera pero flácida por tanto imagine que por un día avía alcanzado su límite. Se puso a jugar con mis nalgas y no dejaba de besarme, que por cierto lo hace riquísimo, por lo que me deje comer la boca. Pero sus manos no daban descanso a mis nalgas y piernas, lo abrace y le devolví los besos con toda la pación. Entonces me separo de la pared y empezó a caminar con migo a upa, radiándolo con las piernas.
- Abuelo no te esfuerzos peso mucho – le dije preocupada
- No te preocupes hija levanto cosas más pesadas que vos hace años – y empezó a caminar otra vez sin esfuerzo aparente
- ¿Me va a llevar a la cama abuelo? – dije coqueta – ¿me arropara como cuando era chiquita?
- Para nada hija, no es hora de dormir – me sentó sobre la mesa del comedor – es hora de desayunar y tengo hambre
Sin ningún esfuerzo me saco la remera, pero esta vez completamente, después me saco los pantaloncitos y la tanga juntos. De esa forma que totalmente desnuda, agarro una silla y se sentó enfrente separando mis piernas. Yo no entendía nada y no sabía cómo reaccionar, entonces me miro sonriendo y supe que vendría una mamada de concha como la primera vez. Empezó con el típico lametón lento y largo, metiendo la punta de la lengua entre mis labios y terminando en el clítoris, repitiéndolo unas deliciosas 10 veces o más. Con cada lamida yo me estiraba más y mas, dejándome caer sobre la mesa. Mi abuelo levanto la cabeza y dijo.
- Asumiré que esto te gusta pendeja – indio la cabeza y esta vez metió toda la lengua en mi concha jugando con ella – seguís teniendo un sabor exquisito.
- No hable abuelo y siga que se pierde el momento – dije yo apurada por mas lamidas
- No nena, así no se disfruta… tengo toda la tarde para divertirme con tu cuerpo – yo lo mire esperando no a ver escuchado lo q escuche – veo que entendiste hija… hoy me despacho a gusto y vas a hacer todo lo que yo quiera.
Metió dos dedos y empezó a pasar su lengua sin esperar respuesta. Un “haaa” fue lo único que salió de mi boca por varios minutos, sus dedos y lengua me arrancaban uno tras otro gemido. Y cada vez aumentaba la mamada, metía otro dedo o chupaba más fuerte o mordisqueaba mi clítoris. Estuvo con eso no se cuanto tiempo, yo estaba enloquecida de gusto y el viejo se daba el manjar hasta que empecé a temblar suave y note que se venía otro orgasmo…
- ¿pero qué paso abuelo? – grite al ver que se incorporaba antes de que yo acabe - ¿Por qué paro justo ahora?
- Por puro gusto nena – me dijo sonriendo – pero es hora de que tomes tu desayuno
- ¿Qué desayuno? – pregunte
Me hiso recostar boca arriba y se puso del lado de la cabecera de la mesa, estire mi cabeza asía atrás y vi su verga más dura que antes a la altura de mis ojos. Me agarro la cabeza y estirándome con suavidad la apoyo en mis labios, empujo un poco solamente asiéndola entrar hasta el fondo de mi garganta. Pensé “mierda ¿Cómo salgo de esto?” pero mi abuelo empezó su vaivén rítmico y fuerte. Sus huevos golpeaban en mis ojos, su verga entraba y salía sin resistencia de mi boca, mientras una de sus manos sostenía mi cabeza la otra amasaba mis pechos.
Yo no podía reaccionar, literalmente mi abuelo estaba usando mi boca para su placer y aunque era agradable. Sabía que dejar que el manejara la situación me ponía en mala posición. Bueno, boca arriba sobre una mesa, totalmente desnuda con la verga de mi abuelo en mi garganta ya era mala posición. Estaba haciendo lo que quería con migo y yo lo dejaba, divague un rato como pararlo pero mi cuerpo ya no me hacía caso, estaba caliente, toda mojada y con una rica verga gruesa en mi boca, siendo cogida asta las amígdalas de la forma más vergonzosa y deliciosa posible.
Mientras yo pensaba que hacer mis manos se movieron solas, masajeando mi concha con vigor, mis dedos entraban y salían, jugaba con mi clítoris. Mi cuerpo estaba en el cielo y mi mente en el infierno, pero gozaba como perra igual. Pensaba que no podía dejarme tan fácil y que si pudiera haría eso mismo cada día sin descanso, todo a la vez. Y entonces llegue al punto del orgasmo por tercera vez en solo una hora y pico.
Mi abuelo seguía cogiéndome la boca como degenerado, sus pijasos eran fuertes y rápidos, mi boca me dolía pero que placer sentía yo. Sus huevos golpeaban tan fuerte mis ojos que me ardían y yo solo doceava que no parara nunca, pero su verga empezó a latir y se venía la escupida de semen. Yo me dispuse a tragar todo, muy deseosa y en eso el viejo la saca de mi boca soltando toda la leche encima de mis tetas. Encastándolas bien, su acabada era abundante para ser la segunda de un hombre de su edad, pero lo espesa que era me encanto. Cuando vio que yo no reaccionaba se apuro a ponerse entre mis piernas y metió la verga casi dura otra vez.
- Te debía el que llegues al orgasmo hija – me dijo
Se empezó a mover rápido y su verga resucito enseguida, una vez más dura me dio una cogida rápida y suave. Haciéndome acabar como una catarata, llegue a manchar el suelo y el viejo seguía bombeando.
- Te llego tu segundo aire abu – le dije entre jadeos y balbuceos con voz de puta
Pero esta vez no fingí la voz, me salió natural y el viejo se dio cuenta porque empezó a meterme un dedo en el culito, después otro sin dejar de cogerme. Su respiración ya era pesada, no parecía estar bien pero su verga seguía dándome gusto. Me empezó a envestir con todas sus fuerzas y asta movió la mesa un poco. Yo gritaba con cada pijaso y me importaba poco que me estuviera usando, yo gozaba y no paraba de pedirle más y más. Eso duro unos cuantos minutos y el viejo acabo otra vez en mi conchita que desbordaba jugos de placer. Mi abuelo ya sin fuerzas se dejo caer encima mío y durante casi media hora solo estuvimos así, pero el aprovechaba a mamarme las tetas aunque ya sin fuerzas.
Como era obvio yo pensé que era el final de la jornada, entonces lo acompañe a mi cama para que descansara al menos una hora…
Y si, asta acá llega por hoy… ¿pero creen que se termino el día? De sus comentarios depende que escriba otra vez… espero sus dulces palabras con ganitas. Besos