salir de pobre no siempre cuesta 6

Tras un mes de solo hablar yo ya deseaba algo de fiesta, para mi desgracia se lo avía comentado a mi abuelo y encontró la forma de darme lo que yo dije. Me llamo al cel como solíamos hacer, me dijo que tenía ganas de salir, de ir a un club donde se reunía con sus amigos una vez cada mes y esperaba que yo pudiera ir, para darles envidia. Tras mucho hablar me dijo que eran solo dos de sus más viejos amigos y dado que nunca me avían visto no sabrían que soy su nieta, le costó un poco pero me termino convenciendo. Aunque para mis adentros lamentaba el no poder coger, seguro que dándole su gusto él medaría el mío pronto.
Pensando en dar un buen espectáculo para los amigos de mi abuelo elegí a conciencia mi ropa, pensaba darle algún infarto si podía a alguno, entonces agarre mi mejor vestido. Todos pensaran que uno rojo o negro entallado, pero no ni parecido. Me puse un vestido hasta la rodilla, con breteles fino y holgadito de color verde suave, el escote es apretado y muestra poco, pero lo demás es totalmente suelto hasta abajo. Me lo puse sin corpiño y con unas botitas blancas que llegan hasta la rodilla, me peine con una sola trenza bien firme y me puse un colgantito chico pero llamativo, como para guiar las miradas y ya lista para impresionar salí para encontrarme con mi abu. Baje por el ascensor y salí tan rápido como pude, no quería que nadie me viera pero el encargado estaba para mi sorpresa en la recepción, al verlo casi corrí para irme y sentía su mirada encima voltee un segundo y casi se le salían los ojos. Cuando entre al taxi aun me seguía con la mirada, pero llame a mi abuelo y confirme la hora y el lugar, ya en camino me relaje un poco.
Nos encontramos en un café que estaba a pocas cuadras del club donde nos esperaban sus amigos, tras los piropos de rigor por parte de mi abuelo me dijo muy serio.
- Bueno hija, estos dos locos con los que pasaremos la tarde son como mis hermanos pero son muy degenerados – se rio – podría decirse que aprendí de ellos las cosas que te hago hija –
- ¿Entonces pueden propasarse? – le pregunte preocupada
- No para nada hija, salvo que vos les digas que pueden propasarse, igualmente ¿no te molesta si te pido algo muy especial hija? – yo negué con la cabeza – podrías provocarlos un poco, solo para que se entusiasmen, será divertido verlos – dijo con una risa maliciosa
- Emmm no se abuelo, ¿Qué pasaría si lo toman como una invitación? – pregunte
- No te preocupes nena, no harán nada sin que alguno de los dos les diga que pueden –
Y con esa garantía fuimos al club. Obviamente yo estaba confiada y cuando entramos no vi nada raro, nunca avía entrado a los clubs de jubilados pero me pareció muy alegre y pintoresco, aunque tenía un cierto aire a seriedad. Sus amigos estaban sentados en el centro del bar, bien de esos caros mesas de vidrio sillas de madera trabajada, mas parecía un restorán internacional. Yo los salude muy animada con un beso en la mejilla, teniendo cuidado en acercarme a la boca pero no mucho, cuando uno se reacomodo en la silla note que eso avía salido bien. Nos sentamos, estuvimos charlando como una hora, mi abuelo les dijo que yo era su noviecita y obviamente yo seguí el juego.
Tras algunos tragos los tres estaban ya riéndose, yo por si a caso solo tomaba graciosas, en eso uno se levanta y dice que avían abolidito una nueva área de privados, que podíamos ir a comer algo más tranquilos. Mi abuelo acepto enseguida, a pesar de que tenía dudas yo dije que si, el camarero nos llevo hasta un pasillo con múltiples puertas y entramos en una. Como esperaba era un lugar muy cómodo, con unos sillones grandes y una mesa en el centro, lo único raro era que la mesa no estaba fija al piso. Algo me parecía raro pero no sabía bien que era, pedimos algo de comer y nos sentamos a esperar la comida, entonces el tono de la charla cambio rápido. Los amigos de mi abuelo le preguntaban como era yo en el sexo y mi abuelo les dijo contento “es todo lo que se podría esperar de una pendeja tan cojible como esta que ven además es obediente”. Yo algo nerviosa fui al baño para calmarme, cuando volví solo estaba mi abuelo.
- ¿Dónde están tus amigos? –
- Fueron a ver qué paso con lo que pedimos nena, tarda mucho –
- Abuelo, ¿no crees que se están pasando con las bromas sobre si soy buena o no en la cama? – le pregunte rápido
- ¡Pero hija solo estamos bromeando! – dijo el y se abrió la puerta – se olvidaron la comida vejetes –
Dijo mi abuelo disimulando, al rato trajeron los platos y comimos haciendo bromas. Como se imaginaran todas las bromas eran sobre sexo y siempre alucian a mí. Pero yo lejos de asustarme les daba motivos, sentándome para que vieran mis piernas o moviéndome de forma que resaltaban mis tetas, incluso mientras comía deje caer algo de agua sobre mi pecho y mi abuelo amoroso lo limpio.
Todo eso y los chistes nos tenían algo caliente, yo al verme rodeada de 3 hombres que se notaba me querían comer entera ya empezaba a tentarme. Y sin darme cuenta acariciaba mimosa la pierna de mi abuelo, pero sus dos amigos si lo notaron y de golpe tenia a uno de ellos del otro lado de mi, cuando me acaricio la pierna mire a mi abuelo como suplicante y el dijo.
- Recorda querida, vos decidís – miro a sus amigos que asintieron – obviamente que nos queremos divertir, pero vos decís hasta donde –
Lo mire y muy a mi pesar le abrí la bragueta, después hice lo mismo con su amigo y antes que nada les dije “por la cola no, lo demás hare lo que pidan”. Mi abuelo y sus amigos apartaron la mesa, luego me rodearon acariciándome con suavidad. Yo pensé dado que estaba jugada podían ponerle prisas y agarre del bulo a dos de ellos, uno era mi abuelo el otro no sé, pero enseguida mi vestido empezó a ser levantado por los tres. Uno de los amigos de mi abuelo, que llamaremos Alan, me desabrocho el vestidito y lo saco sin esperar nada. José, el otro hombre, se prendió a mis pechos como si fuera la primera vez que veía unos, pero mi abuelo solo me sostenía de la cadera como para evitar que yo me mueva.
Mi abuelo me sostenía, José jugaba con mis petas y Alan con mis nalgas. En unos segundos me convertí en su manjar, al ratito de estarme saboreando me hicieron recostar sobre la mesa y los tres me atacaron. Mi tanguita voló enseguida y mi abuelo se pego a mi concha dándome una de esas mamadas que el bien sabia dar, Alan se adueño de mis tetas y José fue el según yo más vivo. Saco su verga que estaba como un hierro, dura y caliente, y sin preguntar la metió en mi boca, cuando José lo vio empezó a decir.
- Cornudo de quinta, eso no se hace con una niña tan dulce –
- ¿estás seguro de que no se hace? Porque no parece molestarle –
Obviamente tenía razón, yo mamaba con ganas y solo esperaba sentir las otras dos vergas que me esperaban, chupe y lamí, la mordisquee y bese como si fuera mi vida en ese cacho de carne venoso. El viejo no hacia un solo movimiento, me dejaba trabajar a gusto pero yo quería que pusiera de su parte y la solté para ver que hacía. Y no me defraudo al instante me agarro la cabeza y empezó con el mete saca mas frenético que podía, su cara estaba roja ya por el esfuerzo y mi concha era una catarata. Mis pechos ardían y mi boca pedía descanso. Pero yo disfrutando como estaba no los pensé detener y en eso Josecito acabo la mas enchastrada mamada que hasta ahora e echo. Los hilos de semen me salían de la boca y el cara dura seguía largando, parecía que no cogía hacia años y cuando termino se dejo caer en el suelo tan satisfecho que no podía moverse. Mi cara era un cartel de semen y mis pechos rojos de las mamadas y pellizcos que Alan les propino.
- Bueno nena ¿lista para el plato fuerte? – pregunto mi abuelo mientras me daba unas servilletas para que me limpiara – mi otro socio y yo no hemos ni sacado las vergas, pero vas a tener que complacernos a ambos… juntos – lo mire
- ¿juntos? – ambos asintieron - ¿Quién por donde? Les dije que la cola no –
- Tranquila – dijo Alan – prefiero que me la mames –
- Y yo entre tus piernas nena – dijo mi abuelo
Me termine de limpiar y me acomode como ellos me pidieron, en el suelo a 4 patas. Mi abu la metió como siempre, de un solo envión, entro bien y espero. Entonces Alan saco la suya… mi dios… era enorme, como mínimo 9 cm de ancho y unos 30 de largo. Asustada le empecé a decir “no me tragare ese monstruo” pero antes de decir “ese” la tenía en la boca. No sé como lo logro, pero en segundos media VERGOTA estaba dentro de mi boca y garganta. Pero el maldito seguía empujándola, mientras mi abuelo empezó su labor, con cada embestida de mi abu un poco mas de ese caño entraba en mí. No sé si entro toda pero me costaba respirar y los dos viejos se empezaron a coordinar para darme pija, yo me sentía morir y ellos disfrutaban. Al poco rato ya estaba acostumbrada, me tuvieron en esa posición dándome como mínimo media hora, el vergota no la saco ni para que yo respire, pero mi abu acabo y le dio lugar a José. Cuando José acabo yo estaba media inconsciente y Alan seguía cogiéndome la boca a gusto. Los otros dos solo miraban y decían guarradas, como: si no se la sacas de la boca quedara deforme la pobre, o, no creo que esta putita aguante tanta carne junta, y también, para no ser profesional hay que ver como se la disfruta. Al poco rato de eso Alan empezó a sacarla despacio y solo dejo la cabeza dentro de mi boca “chupa pendeja” me ordeno y obviamente empecé a mamar como pude, me dolía todo pero estaca deliciosamente satisfecha, cuando su verga empezó a latir supe que se venía la lecheada. Creí q me bañaría pero no, fue apenas un poco, ni para saborearla. Y entonces quede tirada, totalmente cansada y ellos se sentaron un rato a descansar.
Mientras yo me recuperaba los tres viejos decían lo buena que yo era cogiendo y mamando. Y mi abuelo se llevo las ovaciones por tener a una pendeja como yo para su deleite. Después de ese festin que se dieron con migo pensé que nos vestiríamos y a casa, pero saben que mi suerte nunca es tanta.
Por eso lo dejamos para la próxima lindos… espero sus comentarios y esta vez hare una pregunta estando en el lugar de mi abuelo ¿Qué me pedirían hacer? Espero comentarios, besitos