Se la mame a mi propio hijo

He aquí les cuento esta morbosa y sucia historia incestuosa, en la misma les comparto mi deliciosa experiencia erótica con mi propio hijo, espero sus comentarios.

Soy una mujer casada, tengo casi cuarenta años de edad, mi nombre es Judith. Iniciaré describiéndome, bien pues soy de tez morena clara, mi cabello es negro y largo, poseo ojos negros y unos labios carnosos muy sensuales. Sin importar mi edad y que soy casada con hijos, he logrado cuidarme y conservarme en forma, poseo pechos muy notables, unas nalgas bien ricas y unas piernas bien cuidadas. Mencionaré que no tengo carrera pues soy únicamente ama de casa, mi marido es quien se encarga de todo a pesar de que sólo es un simple obrero de fábrica textil, aun así el me ama y se ha esforzada por darme una vida signa e incluso hasta con un poco de lujos, me consideraba una mujer decente y hasta religiosa pues nunca pensé que un día pecaría con aquel hombre a quien yo misma di la vida y que una vez lleve dentro mi vientre, pero ya ven lo que son las tentaciones, tampoco soy una adicta al sexo. Debo mencionar que de recién casada yo y mi marido lo hacíamos muy seguido, a veces hasta dos cogidas por día, ambos teníamos mucho fuego pero conforme el tiempo paso sólo tuvimos un solo hijo y actualmente por diversas circunstancias ya no lo hacemos con frecuencia, llega semanas enteras que aunque dormimos juntos ninguno de los dos se acuerda del sexo, incluso mi marido me ha visto desnuda frente a él y ni siquiera tiene una erección , obviamente llega tan cansado de su trabajo que no tiene cabeza ni para el sexo, sólo desea dormir.
Pero como ya mencione el sexo no es mi vida, así que había yo pasado meses enteros sin que ninguna verga entrara en mi vagina y como tampoco le había puesto el cuerno mi esposo pues como dije era yo muy moralista. Así paso el tiempo y mi único hijo fue creciendo y haciéndose hombre, no fue hasta que mi hijo cumplió sus dieciocho años cuando empecé a sentir ese deseo hacia él. Mi hijo quien no diré su nombre es un joven robusto y fuerte, tez medio morena, ojos negros, corte de cabello normal. Es de complexión robusta y poseo un cuerpo un poco llenito aunque no es sobrepeso, así es su físico, le gusta practicar mucho deporte y es un gran estudiante, todo esto me han hecho sentir orgullosa de él todos estos años. Ya va a la universidad y bueno pese a que es un chico guapo no dudo que el antes de lo que hice ya hubiera tenido experiencia sexuales con chicas de su edad, cosa que es muy común en los jóvenes y más en nuestros tiempos verdad.
Bueno como dije yo nunca imagine sentir eso por mi propio hijo pero al llegar a esa edad comencé a sentirme atraída por él, todo comenzó cuando un día sin querer en el baño lo vi orinando, yo me quede ahí viendo como de ese pene largo y robusto salía ese chorro de agua tan excitante para mí. A partir de ese momento comencé a espiarlo principalmente cuando se bañaba, me gustaba verlo totalmente desnudo, en más de una ocasión intente verlo pajearse pero fracase ya que él nunca se pajeaba en casa, por ello deduzco yo sola que el ya tenía actividad sexual y por eso no tenía necesidad de pejearse, así fue como inicio mi loca obsesión por verle la verga a mi propio hijo. Otro de los puntos es que debo confesar que me encanta mamarle la verga a los hombres, siempre antes de ser penetrada me ha gustado sentir un pene en mis manos y hasta dentro mi boca, me encanta el sabor del semen.

Desde ese momento también comencé a masturbarme yo sola, me metía los dedos en mi concha y cuando lograba que mi marido me hiciera el amor, imaginaba que era mi hijo quien me la metía, sin duda ya era una terrible obsesión yo misma me consideraba pecadora por esto y lo irónico es que me gustaba pecar. Esto fue hasta que llego el día en el cual me decidí a lograr lo que había deseado por meses, poseer el pene de mi adorado hijo. Fue una hermosa noche de martes, mi marido llega del trabajo cerca de las 9:00 de la noche, eran entonces como las 7:30, mi hijo estaba haciendo su tarea normalmente en su cuarto. Yo por mi parte esa noche vestía una blusa blanca y una falda a las rodillas color rosa, también portaba medias obscuras en mis piernas y una zapatillas negras de tacón mediano, dudosa y con un poco de temor me fui acercando a su cuarto, en ese momento estuve a punto de desertar pero las ganas fueron más poderosas que mi moral personal.
En fin llegue y entre su cuarto, aseguré la puerta por si a casa llegaba mi marido o sea el padre de mi hijo.

-Hola mamá ¿por qué cierras la puerta?-

-Necesito hablar contigo urgentemente-

-Si tú dirás mami- (Me dijo un poco asustado al no saber nada)

-¡Ponte de pie y cierras los ojos!- Le dije casi imperativamente

-¿Por qué?-

-Solo hazlo mi amor- Le dije con voz muy sensual.

En el momento que se encontraba de pie yo me acerque a él y de inmediato inicie a tocarle su miembro, ¿Mamá que haces?, ¡Tu sólo relájate mi amor! Fue ahí cuando libere su miembro y por fin puede tener en mis manos aquel pene de mi propio hijo que tanto había deseado, el con mirada de duda y asombro seguía, yo estuve acariciándolo por unos minutos, deleitándome con la suavidad de su piel, fue cuando poco a poco se le fuera parando y haciéndosela dura completamente. Al darme cuenta que ya había llegado a la erección plena no espere más e inmediatamente me lo lleve a la boca, comencé besándolo y poco a poco inicie a mamárselo, primero lentamente hasta que fui aumentando la velocidad, su pene entraba totalmente hasta mi garganta y escurría de mi saliva, fue cuando vi que su rostro de confusión había cambiado por cara de placer enorme, no saben el morbo que sentía al tener en mi boca el pene de mi propio hijo, me sentía como toda una PUTA con todas sus letras y me gustaba. Fueron sin duda momentos de gloria para ambos, ya habían pasado más de veinte minutos mamándosela pero cerca de los veinticinco minutos el con voz fuerte dijo -¡Ay mami ya no aguanto, me voy a correr!- ¡No importa hazlo mi amor! Le conteste. Justo en ese instante dio unos gemidos y vacio todo su semen dentro de mi boca, no se imaginan lo rico que fue sentir ese liquido caliente y sabrosísimo en mi boca, me lo trague todita su lechecita, aun así cuando retiro su pene de mi boca escurrieron por mis labios unas gotas de semen que no pude tragar.

Yo pensé que todo iba a quedar ahí pero me equivoque, sin duda mi hijo ya estaba muy caliente y el haberse vaciado no le quito la calentura que yo misma origine en el. Vaya sorpresa que me lleve cuando escuche de sus palabras, -Mami ¿Puedo verte la vagina? No saben lo impactada que quede pero en el fondo deseaba que mi hijo me viera la concha, no le conteste con palabras sino con hechos, me puse de pie y al instante levante mi falda hasta mi cintura, acto seguido baje mis calzones hasta quitármelos totalmente, fue entonces donde por primera vez mi hijo me vio mi zona vaginal libremente. Yo puse una pierna sobre la cama y así quede abierta de piernas a su ancho antojo, mi hijo se encogió y comenzó a chuparme mi agujero vaginal, aunque creo que mis pelitos en esa zona le impedían mamármela libremente, las ganas de pedirle que me penetrara eran inmensas, no saben lo cuanto deseaba que mi hijo me metiera verga, pero yo misma me contuve y decidí no llegar a penetración. Pero justo en ese instante me vino a la mente esa morbosa idea y pensé que si mi hijo se había vaciado en mi boca yo también debía hacer algo parecido. Lo agarre desprevenido y en ese instante deje caer un chorrito de orina sobre su cabeza y ahí finalizo ese momento tan caliente. Le dije que no dijera jamás a nadie lo ocurrido entre yo y el, vaya ni siquiera a su mejor amigo y nunca hasta ahora nadie se ha enterado de esto.