Ni nombre digamos que es Nela, lo que si les diré que desde hace cierto tiempo practico el baile de la bomba, es de origen afroantillano, y de mucho arraigo en el folklore de mi isla. Estaba tan y tan envuelta en los ensayos de la bomba, que en una ocasión en que presentábamos en el teatro Soto Arriví un espectáculo, a mi me pasó algo que me ha dejado marcada para el resto de mi vida.
Relato
Como de costumbre todo el grupo de bailadores, estábamos bien nerviosos, ninguno de los chicos o de nosotras somos bailarinas profesional, por lo que momentos antes de subir al escenario, a la directora se le ocurrió repasar un paso en particular, fue cuando ella se dio cuenta de que dos de nosotras estábamos usando pantis blancas y no los pantaloncitos negros que debíamos tener puestos en esos momentos. Por lo que de inmediato nos mandó a que nos cambiásemos.
Mi compañera y yo entramos al camerino, yo de inmediato me quité las pantis, y justo cuando iba a agarrar mi pantaloncito negro, en ese instante entró otra de nuestras compañeras, quejándose de que la falda le apretaba demasiado, yo dejé de hacer lo que estaba haciendo y le presté ayuda, ya que según ella apenas y podía respirar. La cosa es que me envolví en ayudar a mi compañera, que realmente se había ajustado la falda excesivamente, apenas terminé de ayudarla, que entra la directora y nos dice, apurándonos, que ya comenzamos a subir al escenario.
La verdad es que a mí se me olvidó todo, y salí con el resto de las bailadoras, y de inmediato nos encontrábamos frente a todo el público bailando al ritmo de los tambores. Yo estaba tan y tan envuelta en mi baile, que le puse todo el corazón, agarraba mi falda y la batía con fuerza, marcando el ritmo del tambor. En algunos de los pasos una debe subirse la falda, por lo menos a la altura de los muslos, pero yo como ya dije le puse tanto calor, que me la subía hasta un poco más arriba de la cintura.
Algo que si me di cuenta fue que cuando yo bailaba, todo el público se quedaba extasiado, y arrancaba un gran número de aplausos y ovaciones, incluso de gente que se ponía de pie. Lo que a la vez hacía que yo pusiera más empeño en bailar mejor, en demostrar lo buena que era repiqueteando, y haciendo pasos de bastante complicados, que el tamborero se esmeraba por seguir.
La mayor parte de las veces, agarraba mi falda y batiéndola con fuerza, me la subía o la colocaba de forma y manera tal que todos los presentes, se dieron cuenta de que no cargaba pantis. Durante el resto del baile me la pasé mostrando todo mi coño a los presentes, sin que nadie me dijera nada en lo absoluto, ni tan siquiera mis compañeras ni la misma directora.
Al terminar el baile, fui asaltada por un sin número de hombres a los que yo no conocía, hasta que el tamborero, me agarró de la mano y disculpándose con todos ellos les dijo, mi mujer y yo nos retiramos. Yo me quedé boquiabierta por lo que él acababa de decir, y cuando ya en los pasillos del teatro comencé a reclamarle, el que se haya tomado la atribución de decir que yo era su mujer, entró la directora y me dijo, de haber sabido que estabas dispuesta a mostrar tu coño descaradamente, te hubiera puesto en el papel principal.
Yo me quedé de una sola pieza al escucharla, y como si no creyese lo que ella acababa de decirme levanté mi falda, y me encontré que había estado bailando mostrando todo mi peludo coño a los presentes. En ese instante me acordé que no me había puesto el pantaloncito negro, y muerta de vergüenza me dejé llevar por el tamborero que me ocultó del resto de las personas, metiéndome en un pequeño y oscuro camerino.
Yo muerta de vergüenza me puse a llorar, entre sus brazos, mientras que él me consolaba, abrazándome y acariciándome todo mi cuerpo, al grado que cuando sentí su mano sobre mi coño, ya él llevaba un buen rato besándome, y como si me hubiera tocado el botón de encendido, yo en lugar de separarme simplemente abrí mis piernas. Sin tan siquiera quitarme la ropa, recostada contra la pared del pequeño camerino, simplemente me subí la falda hasta la altura de la cintura dejando mi coño completamente descubierto.
Él para mi sorpresa, se arrodilló ante mí y colocó su cara entre mis piernas, y con su boca y lengua comenzó hacerme un sin número de delicias. Yo estaba tan excitada y caliente, que separé más mis piernas, sintiendo su lengua como pasaba sobre mi clítoris el cual mordisqueaba divinamente con sus dientes, arrancándome profundos y largos gemidos de placer.
Era tanta la excitación que yo sentía en esos instantes, que comencé a pedirle de manera desesperada que me lo metiera, por lo que él poniéndose de pie al tiempo que se las arregló para sacar su verga del encierro de su pantalón. La que de inmediato desapareció, dentro de mí caliente, y húmedo coño, tragándose todo su duro y caliente miembro divinamente.
Por un buen rato, yo estuve mueve que mueve mis caderas, sintiendo bien dentro de mi toda su grueso y caliente miembro, metiéndolo y sacándolo una y otra vez de mi aporreado coño, arrancándome profundos gemidos y gritos de placer. Al punto en que por primera vez en mi vida, disfruté de múltiples orgasmos seguidos. Al terminar ambos nos quedamos quieto por un corto rato, él agarró parte de mi propia falda y se limpio su verga con ella. Mientras que yo con otro pedazo de mi falda también me limpiaba entre mis muslos, su semen que se me escurría desde mi coño por mis piernas.
Al salir del pequeño camerino, ya el revolú se había terminado, mis compañeras se habían retirado, por lo que entré al baño donde me asee, y desde luego que me cambié de ropa. Al siguiente día cuando me reuní con el resto de la compañía, nadie me hizo comentario alguno de lo que me había sucedido, pero cuando comenzamos a ensayar, la única que tenía las pantis puestas era yo el resto de las chicas estaban ensayando sin más nada debajo de su falda.
Mi Madre, a sus 42 años, es una hembra que está rebuena. Mi Padre, un pobre idiota. Así que una noche decidí darle marcha a ella con mis amigos, mientras mi padre miraba..........
Relato erótico enviado por domo54 el 12 de December de 2008 a las 11:35:56 - Relato porno leído 313438 veces
Era un día normal, común y corriente, yo regresaba de la prepa, yo soy un chavo moreno, alto, con buen cuerpo, bien dotado y muy atrevido, no tengo novia y ese día fue uno de los mejores en mi vida
Relato erótico enviado por Anonymous el 29 de August de 2008 a las 13:06:42 - Relato porno leído 213148 veces
Mi nombre es Alicia, y hasta no hace mucho mi familia, y yo desde luego vivíamos en un retirado pueblo, en el que apenas y nos enterábamos de las noticias, ya que ni tan siquiera llegaba la señal de la Tele. Por lo que cuando nos mudamos a la ciudad, lo que más me impresionó fue el baile del perreo
Relato erótico enviado por Narrador el 04 de June de 2012 a las 23:00:35 - Relato porno leído 150465 veces
Si te ha gustado Se me olvido…. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Se me olvido…..
narrador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:53) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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