Semana de vacaciones

Las últimas vacaciones saldría con mi familia, parecía estar condenada a sufrir, en la playa pero restringida por mis padres, al final dejaron a uno de mis hermanos llevar a un amigo y a mí a una amiga, la elegida fue Bere.

Bere es mi amiga de la escuela es mas chica que yo por unos meses, tiene 17 pero parece más grande de edad, tiene una cara muy bonita su nariz finita, es morenita clara y tiene unos ojos grandes muy expresivos, no es muy alta tiene poquita bubbie pero tiene buena pompa y unas piernas bien trabajadas ya que juega volley y las tiene largas y normalmente todas en el equipo le decimos sobre sus bonitas piernas.

Los primeros días pasaron normal. A mi papá no le parecían nuestros bikinis porque según él enseñábamos mucho pero mi mamá nos defendió y no hubo más problema. Los bikinis de las dos eran muy parecidos de arriba, ninguna de las dos tenemos mucha bubbie así que no había problema pero de abajo originalmente el mío cubría un poco más de media pompa pero cuando caminaba se me metía entre mis nalguitas y se hacía mucho más pequeño, eso atraía las miradas de los hombres y más si iba con Bere que llevaba casi hilo dental e incluso caché varias veces a mi papá viéndola.

Intentamos hacer algunos amigos en la playa pero mis hermanos o mi papá nos arruinaban los momentos y en las noches y en las noches salíamos todos en familia así que era imposible conocer chavos. En las habitaciones estábamos mi mamá con nosotras dos y mi papá con mis hermanos y su amigo en la otra habitación.

Por ahí del 4° día bajamos a desayunar mi mamá y yo, Bere que había despertado al último se quedo bañándose. Ese día ya estando en la playa las dos solas me dijo:

-¿Te puedo decir algo y no te enojas?
-Sí, claro.
-Ves que en la mañana me quedé bañándome en el cuarto, pues mientras me bañaba entró tu papá buscando a tu mamá, al principio pensé que eras tú y no le di importancia, escuche ruidos afuera y después se metió al baño, fue cuando le hablé y como no me contestó abrí la cortina y me vio desnuda.
-¿Y qué hiciste?
-No sabía qué hacer y él lejos de salirse se me quedó viendo raro y después se fue y cuando salí y vi en mi maleta la bolsa donde traigo mi ropa interior estaba toda revuelta.

No sabía que decirle ni que hacer pero a partir de ese día mi papá se mostró mucho más complaciente con nosotros, cosa que aprovechamos, pensando que lo hacía para que no le dijéramos a mamá. Al día siguiente sería viernes y había una fiesta en un antro de la zona y queríamos ir, le dijimos a mi madre pero nos dijo “yo no sé, díganle a tu padre”, le comentamos a papá pero nos dijo ni sí ni no.

El viernes en la playa las dos nos acostamos boca abajo para asolearnos y mi papá se ofreció a ponernos bloqueador. No vi problema en eso y dijimos que sí. Inició conmigo poniéndome en la espalda, desabrochó mi bra y ya sin obstáculo alguno me puso en toda la espalda, lo hacía suavemente logrando que me relajara por el masaje, continuó con mis piernas desde los pies que presionó de manera muy rica, mis pantorrillas y mis muslos por afuera y por la parte de adentro llegando a rozar la tela de mi bikini en mi conchita. Bere no perdió detalle de nada y solo me sonreía; en un movimiento que hizo mi papá sentí su pene duro en mi pierna por debajo de su short, me alerté pero era mi padre, sabía que no llegaría a más. Cuando pensé que ya había terminado se puso más bloqueador y comenzó con la parte alta de mis muslos y metió sus manos por mi bikini tocando directamente mis nalgas, no sé qué reacción habré tenido que Bere soltó una risita, me sobaba mis pompas, las apretaba incluso metía sus dedos en la rayita de en medio, Bere sonreía burlonamente y yo no sabía que decirle a mi papá para que se detuviera, en su pierna sentía cada vez mas pegado su miembro y disimuladamente hacía movimientos para frotarse, sacó sus manos, agarró mi bikini y me lo metió entre las pompas, parecía que traía tanga, un último apretón de nalgas y terminó.

Con Bere comenzó igual, con la espalda, noté como Bere también se relajaba, la verdad es que lo hacía muy bien, sus piernas, con Bere no solo rosaba, lo tocaba descaradamente tocando su conchita cubierta por la fina tela del bikini, la sonrisa de Bere había desaparecido, cuando comenzó a tocarle las nalgas que tenía prácticamente descubiertas hizo intento de levantarse pero la detuve.

-Pa, entonces nos dejaras ir en la noche, ¿Verdad?, nosotras nos hemos portado bien.
-OK, pero a qué hora regresaran.

Después de una pequeña negociación acordamos el horario, mi papá no dejaba de manosear a Bere mientras hablábamos y esto creo que nos ayudo a llegar a un acuerdo muy favorable para nosotras.
Ya para la noche no hubo comentarios de cómo habíamos obtenido el permiso, yo solo pensé que le iría muy bien a mi mamá esa noche con la calentura que traía mi papá, Blanca había escogido una minifaldita con mucho vuelo, cuando bailara se le vería la ropa interior que era una trusa blanca pero transparente de atrás, se le veía la piel de su trasero y una blusa blanca, era notorio que no traía brasier. Yo también escogí falda pero más pegada, blusa sin mangas, bra negro y tanga rosa.

En el antro había mucha gente, estuvimos bailando nosotras hasta que se acercaron unos chavos a invitarnos unos tragos, tenían mesa así que aceptamos, la mesa era corrida en forma de U dejaron pasar a Bere, luego uno de ellos, yo y después otro de los chavos, del otro lado de Bere se sentó otro y así quedamos HMHMH , nos trajeron la primera ronda y todo iba perfecto, eran muy agradables y el de mi izquierda me gustó, para la segunda ronda uno de ellos habló algo con el mesero y le dio dinero, no le tomé importancia en ese momento, pensé que le estaba pagando las bebidas, al traerlas había dos separadas “estas son las de las señoritas sin mucho alcohol” dijo el mesero, yo en la fiesta ni me preocupo le di un sorbo pero comenzaron a corear “fondo, fondo, fondo” y me la tome completa, “te toca Bere”, dije, sin decir nada se tomó la suya.

Ni un minuto pasó y el chico guapo me tomo de la mano y me llevó a bailar, Bere se quedó con los otros dos. Mientras bailaba me comencé a sentir algo mareada pero extrañamente llena de energía y hasta algo prendida. El chico, Aldo, se me pegaba mucho y yo lo dejaba, incluso yo arrimaba mis nalgas a su paquete, no me podía controlar, pusieron una canción más tranquila y él me abrazó por la cintura “me gustas”, me dijo, me besó el cuello y yo sentí como un shock eléctrico en todo mi cuerpo, me pegué mas a él que bajó sus manos y agarró mis nalgas, yo me dejaba hacer, busqué a Bere pero no recordaba ni donde estaba la mesa.

La siguiente canción fue más movida y yo bailaba muy sensual, incluso me tocaba los pechos y me chupaba un dedo (cosas que nunca hacía mientras bailaba) me pegué a él de espaldas y sentí su paquete más crecido en mis nalgas, recordé el masaje de papá y me prendí más, él tomó mi blusa y le empezó a subir, hasta subí mis manos para que me la quitara.

-Vamos a otro lado.
-Espera deja le aviso a mi amiga.
-No la interrumpas, está ocupada.

Me señaló donde estaba la mesa y Bere besaba a uno de los chicos que le agarraba una bubbie y el otro le metía los dedos en la vulva, debía estar disfrutando mucho porque se movía hacia delante y hacia atrás.

Aldo me jaló, habló con el de la barra, le dio dinero que el chavo aceptó gustoso y le señaló una escalera, subimos, pasamos unas puertas y se metió en un cuarto, había una cama y un sillón. De inmediato comenzó a besarme y a tocarme los pechos, yo le correspondía el beso y tocaba su paquete que en verdad se me hizo grande, desabrochó mi falda que cayó al suelo, tocaba mis nalgas, hacía a un lado el hilito de mi tanga y también tocaba mi rayita, volví a acordarme de mi papá, bajé su short, no traía calzón ni boxer así que me hinqué y me lo comí, mete, saca muy rápido, sentía tantas ganas y él parecía disfrutarlo mucho “no pares”, me decía “que puta eres”, yo seguía en lo mío, me lo sacó de la boca y se fue a sentar al sillón, hice mi tanga a un lado y me monté en él, brincaba como loca “tócame las nalgas” le decía, gemía como nunca lo había hecho, “la rayita de en medio, tócame ahí” , en cuanto lo hizo me vino un orgasmo riquísimo. Me bajó de él y me puso en cuatro en la orilla de la cama, me penetró, “nalguéame”, cada vez lo hacía más fuerte y eso me hacía llegar a más orgasmos.

-Me voy a venir.
-En mis nalgas, vente en mis nalgas.

Pero no me hizo caso y se vino dentro de mí, en ese momento ni me preocupe por eso, con muy poco había quedado satisfecha, se vistió y se fue, yo tarde más en arreglarme también me baje.

Al terminar de bajar la escalera iría a buscar a Bere pero me abordó un chico guapo y muy alto.

-Hola, porque tan solita.
-Iré a buscar a una amiga.
-Bailemos una pieza y después te ayudo a buscarla.

Yo que seguía alegre acepte, comenzamos a bailar, yo me le pegaba y él se dejaba sentía su bulto en mis nalguitas. Sus brazos y su abdomen eran duros, seguro hacía ejercicio, en ese momento me vino la idea de tener la leche de dos dentro de mí.

-¿Quieres que te la mame?
-Si

Lo agarré de la mano y subimos las escaleras, nos metimos en el cuarto y lo bese, él me tocaba por todos lados, desabroché su pantalón y lo bajé junto con su boxer y comencé a pajearlo, él ya me tocaba los pechos por debajo de la blusa y el bra. Me hinqué y comencé a chupar su paletita de arriba abajo, fabricaba saliva para que brillara, me lo metí a la boca y jugué con mi lengua en su cabecita, gemía “sigue sigue”, me decía, cuando empecé el mete saca sentí en mi lengua las primeras gotas de líquido pre seminal, pensé que no duraría mucho así que me paré y lo empujé a la cama, se acomodó hasta la cabecera y yo me monté en él dándole la espalda.

-Ya habías tenido otra fiestecita particular, ¿verdad?.
-¿Porqué?
-Tienes las nalgas rojas.

Me dio un azote, solté un grito mezcla del dolor de la nalgada y el placer de montarlo, otra nalgada, ya había tenido varios orgasmos.

-¿Te gusta?
-Sí, mucho.

Era extraño, por momentos me imaginaba que era mi papá el que me pegaba y eso me gustaba, me paró y me pidió que me pusiera en cuatro, él se dirigió a su pantalón.

-Estira los brazos sobre la cama (así lo hice imaginando la postal que tenía de mi culo), con que te gustan los azotes.

Me dio uno que en verdad me dolió, grite muy fuerte, tenía lágrimas en los ojos, volteé y me había dado con su cinturón. Al no obtener reclamo mío me dio en mi otra nalga, grite, me salían las lágrimas del dolor pero estaba empapada de excitación.

-Abre más las piernas.
-Si papá, dame más.

Me dio un tercer azote en la rayita de en medio, sin saberlo, me había causado un gran orgasmo.

-Ya papi, cógeme, vente dentro de mí.

Ni dudó, me penetró así como estaba y bombeo, lo hacía muy rápido, sentía un gran placer, gritaba como loca, “más papi”, “vente en mí papi”, así lo hizo, sentí su líquido dentro de mí, me deje caer y quede boca abajo, lamió mis pompas que debían estar al rojo vivo. Él se vistió y se fue. Me quedé ahí pensando lo que había hecho y me quede dormida.

Horas más tarde desperté y Bere estaba junto a mí en la cama, también desnuda, tenía la cara blanca seguro era semen que se le secó, pensé decirle pero no me animé y se fue al hotel, la desperté, buscamos nuestra ropa y bajamos las escaleras, teníamos una gran resaca, al bajar estaba el chico de la barra haciendo limpieza.

-Ya despertaron las princesas, tomen.

Nos dio dos vasos con suero (eso nos dijo) que nos puso como nuevas enseguida.

-Hoy también hay fiesta, las esperamos, yo invito los tragos.

Ya en el hotel mi mamá nos regaño por la hora que llegamos pero le dijo a papá que habíamos llegado a la hora acordada.

-¿Qué hiciste?, me preguntó Bere cuando estábamos solas.
-Cuéntame y te cuento.
-Tú cuéntame primero, yo te pregunté antes.

Le conté y ella me contara…

-Papá, papá, oye hoy también habrá fiesta en el antro, ¿Nos dejarás ir?
-No sé, depende como se porten…