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Seré vieja, pero no pendeja....

Relato enviado por : Narrador el 20/06/2017. Lecturas: 11215

etiquetas relato Seré vieja, pero no pendeja....   Maduras .
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Resumen

Ya cumplí los sesenta y cinco años, soy viuda desde ya hace mucho tiempo, y hace unos pocos días, después de haber oscurecido, cuando me encontraba recogiendo la ropa que había puesto en el tendedero, me quedé viendo la casa de mi hijo, que queda justo de tras de la mía, y fue cuando vi por el ventanal de su casa que apenas mi hijo salió, mi nuera, su mujer que se encontraba vestida con una bata casera, se la quitó de inmediato, quedando en bragas, y sostén, lo que me llamó la atención, picándome la curiosidad. A los pocos minutos vi como un chico que hace las entregas de la farmacia, llegó a pie hasta la casa de mi hijo, trayendo una pequeña bolsa en sus manos. Yo pensaba dedicarme a mis cosas, pero al ver que mi nuera le abrió la puerta tal, y como se encontraba, supe de inmediato que la muy puta, ya tenía todo listo, para que una vez que mi hijo se marchase para atender su bar, ella le iba a ser infiel con aquel chico. Hasta pensé en llamar a mi hijo por teléfono, y contarle todo. Pero como lo conozco muy bien, sé que de haber hecho eso, a estas horas mi hijo estaría preso, y su mujer y aquel chico seguramente muertos. Pero no habían pasado ni cinco minutos, cuando mi hijo regresó.



Relato
Por lo que me sorprendí al ver como aquel chico de la farmacia, salió corriendo completamente desnudo por la parte trasera de la casa de mi hijo, por lo que seguramente mi hijo no se dio cuenta de nada, ya que a los pocos segundos, vi a la puta de su mujer, tirando la ropa del chico al lado de la basura. El chico vino a esconderse, justo en el patio trasero de mi casa. Como ya era de noche, y mi hijo no se marchaba, decidí, bajar al patio. Apenas abrí la puerta trasera de mi casa, y prendí la luz del patio, vi al joven agachado, tratando de esconderse, de tras de unos pequeños arbustos. Yo me le pare de tras de él y le dije. O me cuentas que pasa, entre tú, y la tipa esa, o me pongo a gritar, y de seguro su marido se va a enterar de que estas aquí desnudo. El chico se encontraba muy asustado, tanto que parecía que se fuera a desmallar. Casi de inmediato, me dijo. Señora por lo que más quiera, no grite, y le cuento todo. Yo lo vi de pies a cabeza, y fue cuando me fijé en su miembro, que a pesar de estar en reposo se veía mucho más grande que el que tenía mi difunto esposo. Yo le indiqué que pasara y tratando de ocultar su miembro con las manos, comenzó a caminar hasta que entró a mi casa, y yo cerré la puerta. Ya dentro me pareció sumamente ridículo que siguiera tratando de ocultar su miembro con las manos, y le dije. Mira, niño no es la primera vez, y espero que no sea la última que veo a un hombre completamente desnudo, así que hazme el favor de tratar de taparte, para que no te vea, que me pones nerviosa. El chico tímidamente retiró sus manos, y le continué diciendo que me dijera que había pasado. Fue cuando él me dijo, la verdad señora es que yo no sé, yo fui a esa casa a llevar una entrega, y que me recibe esa señora casi desnuda, me saltó encima, y comenzó a besarme, al tiempo que me fue quitando toda la ropa, incluso hasta mi ropa interior, y las medias. Era como si estuviera loca. De momento ella le pareció escuchar un auto, y de inmediato dijo. Mi marido. Me tomó de la mano, y me sacó a toda prisa por la puerta trasera. Por lo que bastante asustado salí corriendo, y me escondí donde usted e encontró. Pero le juro que a esa mujer, no la conozco, y nunca antes la había visto. Lo que me dijo el chico ese, me pareció tan raro, que le dije bueno espérame aquí, y no te muevas, que yo voy a ver qué pasa. Así que salí por la puerta que da al patio, y sigilosamente me acerqué a la casa de mi hijo. Cuando llegué a la puerta de su cocina, vi toda la ropa del chico, incluso hasta sus zapatos, tirados al lado de la basura. Luego cuando entré sin hacer ruido por la cocina, escuché a mi hijo, y a su mujer, riéndose, y cuando me asomé sin que me vieran los encontré a los dos completamente desnudos, Inés su mujer estaba sentada en uno de los sillones de la sala completamente desnuda, y con sus piernas bien abiertas, mientras que mi hijo estaba tan desnudo como ella, pero con su cara enterrada en el coño de su esposa, seguramente dándole una tremenda mamada. Fue cuando escuche a Inés, decirle a mi hijo. El pobre chico salió despavorido, ese nunca más regresará a esta casa. Pero que rico me mamas el coño, dame más duro papi....Fue cuando comprendí que mi hijo, y su mujer, habían utilizado al pobre chico, para pasar el rato. Así que de igual forma en que llegué, regresé a mi casa, pero en el camino recogí toda la ropa del chico. Ropa que deje fuera de mi casa, ya que al ver como mi hijo le mamaba el coño a su mujer, además de excitarme, sentí una gran envidia, ya que desde hacía muchos años, nadie me hacía algo así como eso. Por lo que justo antes de entrar a mi casa, me quité la braga, ya que se me ocurrió, que yo también podía sacarle provecho a la situación, por la que atravesaba aquel chico. Sin decirle que ya había recuperado su ropa, apenas entré en la cocina, le indiqué que me siguiera, y tras sentarme en el sofá de mi sala, me le quedé viendo fijamente su miembro, y le dije. Has corrido con suerte, ya que si mi vecino se hubiera dado cuenta, seguramente, y sin preguntarte, si conocías o no a su mujer, por lo menos te hubiera metido un par de tiros. A todas estas, el chico que resultó llamarse Ramón, de pie frente a mí, no hacía otra cosa que sin decir una sola palabra, que afirmar con su cabeza, todo lo que yo le iba diciendo. En esos momentos separé las piernas de forma y manera tal que no me quedó la menor duda de que Ramón, viera todo mi peludo y canoso coño. Ya que abrió sus ojos desmesuradamente, así que le dije. Bueno Ramón, vamos al grano, yo quiero que por lo pronto, en agradecimiento, por no delatarte, tú me mames el coño, y después veremos qué pasa. El chico tras escucharme, no dijo nada, simplemente se me acercó, y mientras que yo, desabotonaba el resto de la bata que tenía puesta, él se arrodilló entre mis piernas, y colocando sus manos sobre mis rodillas, sin dejar de verme a los ojos, fue acercando su rostro a mi coño. Al tiempo que fue abriendo su boca, y sacando su lengua. La que comenzó a pasar por sobre los labios de mi vulva, divinamente. Así estuvimos un buen rato, yo deleitándome y él continuó mamando mi coño, al punto que terminé de quitarme por completo la bata, para luego colocar mis manos sobre su cabeza, y a medida que él seguía mamando mi coño, yo comencé a restregar con fuerza su cara entre mis piernas, gimiendo y chillando de felicidad, hasta que me hizo disfrutar de algo que hacía tantos años que no disfrutaba. Quizás por el mucho tiempo que había pasado, sin que me hicieran algo como eso, quedé algo agotada, pero muy satisfecha. Tendida por completo sobre el sofá de la sala completamente desnuda, y con mis piernas bien abiertas. Ya estaba por quedarme dormida, cuando sentí como Ramón sin que yo le dijera nada, fue colocando su cuerpo sobre el mío, y su parado miembro se fue deslizando divinamente dentro de mi coño. Y si cuando me estaba mamando el coño, me produjo un gran placer, a medida que fui sintiendo como me fue penetrando, me revitalizó de inmediato. No bien el chico continuó penetrándome divinamente, que yo comencé a mover mis caderas, como hacía tanto tiempo que no lo hacía, y a pedirle de manera repetida, que me diera más, y más duro. En cierto momento sentí su boca contra mis tetas, las que sin dejar de moverse, comenzó a chupar y a mordisquear mis parados pezones. Nuevamente volví a sentir eso que momentos antes él me había provocado mientras mamaba mi coño, pero con mayor fuerza, y mayor placer de mi parte. Ramón se vino por completo dentro de mí, y por un rato ambos nos quedamos como rendidos, hasta que él se fue levantando lentamente, quizás pensando que yo me había quedado dormida. Una vez que se puso de pie frente a mí, abrí los ojos, y al ver su miembro aunque ya adormilado, lo que me provocó fue seguir follando. Por lo que al sentarme en el sofá, su cosa quedó casi a la altura de mi boca. Y me acordé, de lo mucho que le gustaba a mi difunto marido, que yo le mamara su verga después de que me follaba. Así que lo único que hice fue abrir mi boca, y colocando mis manos sobre su cintura, atraje el cuerpo de Ramón hasta mí. Y de inmediato me dediqué a mamar su miembro, el que ya al poco rato se había vuelto a poner bien duro. Sin decir nada, me recosté boca abajo en el sofá, y nuevamente sentí como su verga, me volvió a penetrar mi caliente coño. Tal y como mi difunto esposo lo hacía, y de la misma manera, en cierto momento en que se encontraba dándome bien duro, la sacó por completo de mi coño, y en lugar de volver a penetrar mi coño, me penetró por el culo. Tal y como lo hacía mi difunto marido. Hoy en día, ocasionalmente voy al supermercado, y tras hacer la compra de la semana, le pido a Ramón que me la llevé a casa, cuando cierren.....

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Si te ha gustado Seré vieja, pero no pendeja.... vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar Seré vieja, pero no pendeja..... Narrador te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 19:50) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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