Algo en mi interior me obliga a cambiar en las noches y desear cosas que a ninguna mujer se le ocurriría. Mi morbo me llevaba a fantasear con sexo sucio, con indigentes, borrachos o drogadictos hasta que se hizo realidad
Relato
Después de una adolescencia normal con amores y desamores, estudios y fiestas, sin vicios y con una familia estable, noté varios cambios hormonales luego de cumplir mis 19 años. Siempre me he considerado muy centrada tanto en mis estudios como en mi vida sentimental. Actualmente tengo un novio, Jean Pierre, algo mayor (30 años) de familia italiana, blanco, alto y delgado. Yo mido 1,65, blanca, ni delgada ni gorda, cabello castaño claro por debajo de los hombros. Mi nombre es Dayana, estoy estudiando derecho en una Universidad privada y no trabajo ya que casi todo me lo dan mis padres y los lujos mi novio.
Generalmente salgo los fines de semana a una discoteca, a la playa o a cenar en los sitios de moda. Tengo sexo con mi novio que me satisface ampliamente. Todo parecía estar bien en mi vida hasta que empecé a padecer insomnio. Todas las noches me despertaba a las 2 de la madrugada y no podía volver a dormir. Esto se agravó con mucha sudoración e ideas locas sobre el sexo. Durante una semana estuve comprando mucha ropa provocativa, minifaldas, tacones, blusas, tops, todo con la finalidad de excitar a los hombres. Cada noche, mis deseos sexuales aumentaban y no precisamente para acostarme con mi novio sino que mi mente se centraba en salir y hacerlo con desconocidos pero no era con cualquier desconocido sino con indigentes, hombres que vivieran en la calle.
Después de despertarme varias noches con esas ideas, me decidí a probar. Me coloqué una minifalda blanca, un top que me resaltaban mis senos 38 y unas botas blancas. No me coloqué ropa interior. Salí a esa hora a pesar de la inseguridad y me dirigí a un sitio donde generalmente había visto algunos indigentes. La mayoría de los pocos hombres y vehículos que transitaban a esa hora me decían vulgaridades o me preguntaban cuanto cobraba. Luego de caminar varias cuadras sin lograr mi objetivo se detuvo un taxi y el conductor me ofreció llevarme. Pensé que sería una buena idea recorrer la zona y saber que podía conseguir además el taxista era un hombre negro, ordinario y mal vestido por lo que si no conseguía lo que estaba buscando tal vez podía probar con él ya que nunca había tenido sexo con un negro. Le dije que necesitaba encontrar a un amigo que estaba en situación de riesgo por lo que comenzamos a dar vueltas por la zona. El taxista no paraba de ver mis senos y mis piernas. Luego de varias vueltas en las que vi algunos sitios y hombres interesantes le dije al taxista que no iba a continuar buscando. El comenzó a tocarme las piernas…
- Mami pero no me vas a dar nada con lo buenota que estás?
- Tengo que regresar a la casa pero puedo hacerte algo con la boca.
- Debes hacerlo divino mami.
El taxista condujo a un sitio bastante solitario, se estacionó y se bajó el pantalón sacando su miembro bien erecto. No me dio tiempo a acomodarme ya que me tomó por el cabello y en segundos ya lo tenía frente a mi boca. Comencé a lamer su tronco grueso y negro, chupando su cabeza y llevándolo a lo más profundo de mi garganta
- así mamita… eres toda una puta…ahora chúpame las bolas también…
Su miembro entraba y salía mientras mi lengua recorría cada centímetro humedeciéndolo.
- Voy a acabar mami
- Si negro, dame toda tu leche
- Ahhhhhh trágatelo perra
Tragarlo fue excitante, luego seguí lamiendo para dejarlo sin rastros de semen, antes de bajarme el taxista me manoseo por todos lados.
La siguiente noche caminé directamente hacia un camino que llevaba a las orillas de un río donde habían algunas viviendas de cartón, dos indigentes salieron a mi paso y sin mediar palabras me metieron las manos debajo de la falda.
- Vienes a buscar drogas verdad?
- No, yo no consumo y creo que me equivoqué de lugar
A pesar que era mi fantasía, estos hombres olían muy mal y se veían muy agresivos, así que pensé en irme cuando uno de ellos sacó un cuchillo y me arrancó la blusa.
- No te equivocaste zorrita, aquí vas a llevar verga por todos lados.
- Entra a nuestra mansión (ordenó el otro indigente mientras reía y me empujaba)
La mansión era un conjunto de maderas, láminas de zinc y cartones que los protegía de la lluvia y el frio de la noche; adentro un colchón sucio y con varios resortes salidos, varias cajas de cartón donde guardaban sus pertenencias y algunos velones encendidos que iluminaban tenuemente el interior. Me ordenaron quitarme la ropa mientras ellos también se desnudaban. Al verlos sin ropas pude constatar que tenían tiempo sin bañarse y que sus miembros eran bastante gruesos. Los dos eran de piel oscura, no tan negros como el taxista de la noche anterior, más bien mulatos. El mayor de unos cincuenta años y el otro algo más de treinta. Ya al estar los tres desnudos me empujaron hacia el colchón y se lanzaron sobre mi manoseándome bruscamente y pasando sus lenguas por todas partes. En pocos instantes estaba impregnada de sus salivas y olor. En ese momento comencé a liberar mi mente y entregarme a sus inmundos cuerpos y deseos. Los besaba apasionadamente en sus bocas hediondas metiendo mi lengua mientras acariciaba sus penes totalmente erectos.
- Abre la boca perrita y mama estas vergas como solo tú sabes
- Las dos a la vez
Al inclinarme para comenzar a hacerlos me llegó un fuerte olor a sudor y suciedad pero creo que eso me excitó más y comencé a darles placer con mi boca y lengua. Lamía, chupaba, me las metía hasta lo más profundo, pasaba mi lengua varias veces por sus bolas.
- Quiero la lechita, acaben en mi boca que tengo muchas ganas de probarlas
- Claro mami, nos gusta como becerreas
- Aquí tienes la mía, quiero verla en tu boquita
Ambos llenaron mi boca y esparcieron su semen también en mi cara. Yo mantuve sus leches espesas haciendo gárgaras con ellas para después tragarlas. La satisfacción de estos degenerados se reflejaba en sus rostros pero querían mucho más... (sigue en parte 2)
Una semana antes de su cumple mi esposo me pregunto ¿Qué me vas a regalar? prometiste que me darias lo que yo quisiera, yo pense que me diria que tuvieramos sexo anal mas seguido,yo racionaba mucho ese tipo de sexo ya que mi esposo tiene una verga muy gruesa y cada que tenemos sexo anal lo disfruto mucho si pero me queda el culo muy adolorido, el se vuelve loco con mi culito dice que esta muuy apretadito, pero no fue eso lo que el pidió, lo que queria era un capricho mas lujurioso,de plano me dijo -Quiero que invites a mi comadre Lina a tener sexo con nosotros ,no me extraño que me pidiera hacer un trio ya que ese antojo ya lo había pedido de hace tiempo lo que si me saco de onda fue que me pidiera que invitaramos a Lina ,ella ha sido mi amiga desde que eramos niñas
Relato erótico enviado por Aly el 15 de December de 2010 a las 01:16:59 - Relato porno leído 191499 veces
el acompañar a mi esposo a hacer unas compras en una ferreteria me encontre a un joven atrevido quien me recargo su vergota en las nalgas y me agrado terminando cogiendo riquisimo tenia una vergota como de burro mmmm que rica
Relato erótico enviado por comando bigos el 16 de March de 2013 a las 00:00:03 - Relato porno leído 165790 veces
SOMOS UNA PAREJA QUE DESDE MI MARIDO SE ENTERO QUE LE METI LOS CUERNO, LO UNICO QUE QUERIA ERA VERME HACIENDOLO DELANTE DE EL, VESTIDA COMO UNA PUTA..........
Relato erótico enviado por Anonymous el 25 de March de 2011 a las 00:11:50 - Relato porno leído 160637 veces