Cuando mi abuela materna me dijo esas palabras, ya me veía yo cuidando a la vieja. Llevándola hacer compras, a sus visitas médicas, sirviéndolo el desayuno, en fin todo lo que se le puede pedir a un sirviente.
Relato
No pensé jamás, que mi abuela fuera tan puta. No lo digo, por decirlo. La condenada vieja, aprovechándose de que yo era el vago de la familia me dijo de manera bien clara. Jordi, tú no has querido estudiar, a diferencia de tus hermanos que ya todos se han graduado. Y eso mi niño me preocupa, además te gusta la vida loca, las mujeres casadas, y vivir sin trabajar.
Yo a todas estas, solo pensaba por donde escabullirme de su sermón. Hasta que me dijo bien seria, bueno si tú quieres ser mi único heredero, y en ese instante se quedó callada por unos instantes. Momentos en que yo erróneamente, pensé que lo único que me quedaba por hacer, era en convertirme en su sirviente, para poder tener su herencia.
Yo aun me encontraba de pie frente a ella en la sala de su casa, cuando en lugar de seguir diciéndome, lo que ella quería que yo hiciera, me preguntó. ¿Trajiste tú traje de baño? Yo que ni idea tenía que debía traerlo, le dije que no. A lo que ella continuo diciéndome, bueno no hay problema, por lo menos si debes cargar puestos tus bóxer, ¿verdad?
Levantándose del sofá me dijo espérame en la alberca, que ya te alcanzo. Debido a mi mala situación económica, no me quedó más remedio que obedecer a mi abuela. Así que la espere en la piscina. Cuando se apareció se había cambiado de ropa, usaba un viejo biquini, de muchos colores. Fue cuando comencé a darme cuenta de que la vieja no era tan vieja como yo pensaba.
Me sonrió y tumbó sobre la tumbona al lado de su alberca. Yo que no me esperaba lo que ella me iba a decir, le pregunté si quería que le pusiera algo de protector solar, por aquello de írmela ganando.
Fue cuando volvió a repetir, lo que ya me había dicho. Bueno si tú quieres ser mi único heredero, vas a tener que hacerme una mujer muy feliz. Al escucharla decir esas palabras, me confundió, hasta que mirándome fijamente a los ojos, con una mirada sumamente lasciva, me dijo. Es que se te hace muy difícil pensar, que porque soy una mujer mucho mayor que tu, no me gusta el sexo.
Yo no podía dar crédito a lo que escuché decir a mi abuela, pero al ver la forma en que ella me miraba, supe que en realidad eso era precisamente lo que la vieja buscaba.
Mi abuela Antonia continuó hablando, diciéndome. Además quien sabe, si aprendes cosas nuevas conmigo. Ya no me quedaba la menor duda de lo que la vieja deseaba. Así que comencé por tratar de olvidarme que era mi abuela, y tras remover un poco una de las copas del sostén de su biquini, comencé a mamárselas. Así que a medida que le fui mamando sus caídas tetas, también le fui quitando el resto de lo que aun cargaba puesto. En principio, el solo pensar que se trataba de la mamá de mi mamá, pensé que ni tan siquiera se me iba a parar. Pero quizás por lo mismo, del morboso pedido de la vieja, se me ha empalmado, y de qué manera.
A medida que seguí mamando sus caídas tetas, y acariciando su peludo coño, fui sintiendo el deseo no tan solo de follarme a la vieja, sino de hacerlo con mucho gusto.
Yo seguía acariciando su blanca y pálida piel, a medida que nos fuimos acomodando sobre la tumbona, y al momento de comenzar a penetrarla, la verdad es que lo disfruté un montón. Mi abuela movía sus caderas, de manera única, sentía como su coño, apretaba mi verga de una manera que ninguna otra mujer había hecho antes. Sus gemidos, y quejidos de placer, me excitaban, y calentaban mucho más. Al escucharla decirme una y otra vez. Sigue Jordi dame más duro.
Yo continué metiendo y sacando toda mi verga de su coño, mientras que de momento cambiamos de posición quedando frente a frente, y fui yo el que llevado por la excitación comencé a besarla, como si fuera ella una colegiala, introduciendo mi lengua dentro de su boca, sin detenerme.
Mi abuela Antonia, no dejaba de mover sus caderas, y de seguir gimiendo. Yo me la estaba disfrutando como nunca antes me había disfrutado a una mujer. Hasta que fue tanta la excitación que al momento en que ella disfrutaba de un tremendo orgasmo, clavándome sus uñas en mis nalgas, yo me vine dentro de la vieja.
Por un rato pensé que eso sería todo, pero me equivoqué, la vieja en cierto momento agarró mi verga, y llevándosela a su boca, comenzó a mamármela, como nunca antes otra mujer lo había hecho. Luego fue que comenzó a pasar su lengua entre mis nalgas. Por lo que yo apenas pude también le mamé su peludo coño.
Haciendo que la vieja volviera a disfrutar, de no sé cuantos orgasmos. Por varios meses, estuve visitando mi abuela Antonia, casi a diario. Hasta que una noche recibí una llamada de mi madre. Diciéndome que su empleada la había encontrado muerta en la tina del baño. Según mi madre se estaba bañando cuando falleció. Bueno la verdad es que el día anterior yo la dejé dentro de la ducha, pero como la vi tan tranquila pensé que se había quedado dormida, y por no molestarla, me marché sin hacer ruido.
Pero la sorpresa que se llevaron todos cuando al momento de leer su testamento, prácticamente me había dejado todas sus propiedades a mí. Mi madre se me acercó y me dijo, muy compungida, ella siempre me dijo que tú eras su favorito, pero no pensé que en realidad fuera cierto….
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 783538 veces
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:49) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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