Sin prisas

Lo primero que hizo fue cambiar la lencería , más abierta y atrevida pues ella deseaba enseñar sus
tetas.
Los vestidos con escote pronunciado hacían el conjunto perfecto.
Yo estaba más caliente que nunca y ella también porque las miradas de los hombres iban directas ahí.
De tal suerte que quisimos celebrarlo y nos fuimos a comer a un buen restaurante.
Y naturalmente el premio de consolación era una tarde de velada de sexo.
Nos duchamos los dos y dispusimos el ambiente apropiado , ni mucha ni poca luz .
Nos dimos unos buenos bocados en la ducha y llegamos ya calientes a la cama.
La orden era , sin prisa.
Por tanto los besos de calentamiento eran preceptivos y luego empecé a probar sus nuevas tetas que todavía no lo había hecho.
Aquello era otra cosa , emocionante , hermosas , no tímidas como antes sino rotundas .
Nos frotamos y refrotamos bien , duras y tiesas . No le producía dolor .
Con la polla en medio de las dos me froté también . El canalillo era especial para eso.
Ya entramos algo más y saboreé sus jugos vulvares y chupé requetechupé el clítoris .
Se venía continuamente arriba y yo la bajaba dejando de chupar.
Un tobogán continuo .
La quinta marcha que puse la puso a cien . Postura misionera y previamente el caballito ella encima de mi grupa.
Con el misionero yo dusfruto porque la veo disfrutar y la montada es soberbia .
En un momento nos vinimos arriba y lanzó un grito de placer .
Y seguimos felices.