Soraya una mujer madura agraciada

Estoy feliz a mis 18 años 6 meses he sido promovido al curso superior en mis estudios es decir cambio de enseñanza ahora iré a una enseñanza técnica universitaria. Mi satisfacción se manifiesta en mis acciones estoy alegre y me entretengo conversando con las clientes del negocio de papá.

En verdad me levanto todas las mañana tipo 5:00 horas sin desayuno salgo a la feria o mercado de abasto al mayorista en la vega, ahí desayuno compro las verduras y frutas que me encarga mi padre y algunas que yo crea que serán de rápida venta en el negocio.

Este día satisfecho y feliz me enredo en una conversación con doña Soraya una mujer madura madre de dos hijos Juan de 13 y Ana de 7 años, ella tiene 38 años y es una mujer que sin ser esplendida en su físico llama la atención en su forma de caminar y al tratarla es muy agradable cordial y simpática, lo que hace que uno le haga la corte a ella y ella se deja seducir con las palabras, además ese día ella está en sus días de mayor fecundidad y eso la tiene alterada y risueña dejándome tomarla por su cintura sin reclamar cuando la llevo a la bodega a elegir mejores verduras. Oye me dice si nos ve mi marido me golpeara por permitirte ciertas libertades…, y tú le digo ¿permite que te golpee?..., no lo conoces cuando esta idiota es una fiera, desdichadamente estoy casada con él.

Llegamos a la bodega donde están las verduras que recién traje en la camioneta y ella se agacha descuidadamente lo que me hace atracarla sin que se de cuenta contra las cajas de verduras ubicándole entre sus nalgas mi miembro reproductor ella siente la dureza y me mira con grandes ojos, diciéndome calma tus impulsos muchacho soy muy mayor para ti, no lo creo le digo hace tiempo que la deseo sentirla como mi mujer, me mira y sonríe eres un pícaro no te acusaré, pero sepárate me dice. Soy mayor y te destruiría por tu juventud…

Eso crees, le contesto, mas me destruirías si no me satisfaces…

Ella corresponde a mis palabras acariciándome la cabeza, eso me altera y aprovecho de abrazarla, ten cuidado nos pueden ver y la que pagara las culpas seré yo, dice, apartándome y saliendo hacia la tienda, compra lo que necesita.

Sus compras superan sus fuerzas y me ofrezco para ir a dejárselas, acepta la acompaño hasta su casa, en el camino sus hijos le dicen que van al parque aprovechando que están de vacaciones con sus amigos y amigas, ella mira la hora y dice son las diez y media a las trece horas almuerzo sin ustedes, ¿escucharon?, si mamá dicen en coro y van corriendo donde los amigos.

Bueno dice ella la casa será para nosotros ya que mi marido esta en el trabajo y al decirlo me sonríe.

Entramos en ella y la sigo aún alterado por la juventud de mis impulsos enredados en mi felicidad y excitación, al ingresar a la cocina ella retrocede unos pasos y me comprime sin querer contra el muro, con mis manos ocupadas por las bolsas, me mira y se sonríe diciéndome ahora nada haces, en la bodega te sobraban energías… dejo caer las bolsas y la abrazo, la casa es nuestra me dice mi marido no llega hasta la tarde.
Leo me toma en sus brazos y los tenía fuertes llevándome a la cama, serás mi yegüita, una yegua que llegara a relinchar de gusto…, en esos me dice subiéndome mis vestidos y me despeja del calzón mi vagina y cuando quiero darme cuenta tenía su pene entre mis piernas meneándose como un impetuoso animal clavándome duro en mis entrepiernas que tuve que abrirme bien para no ser dañada, Soraya toma entre sus manos mi pene lo manosea y este vibra y mas crece a su contacto, ella lo ubica entre su pliegues vaginales introduciéndose este al estar tan húmeda su vagina hasta mas allá de donde llegaba mi marido, no duro mucho estaba demasiado ardiente por ella y vacío mis fluidos en su matriz llenándosela con mi semen.

Ella me acariciaba diciéndome estaba caliente mi macho, ahora tendrás que reponerte y satisfacerme por que estoy deseosa de ti.

Quince minutos más tarde estaba recuperado y excitado de saber que nuevamente tendría un exitoso apareamiento con mi madura vecina…

Nos recostamos en la cama y ella me solicita que le bese su barriga y lame su vagina, le doy en el gusto y ella mientras le lamo su vagina y beso su vientre me manoseaba mi pene, cuando este estuvo a sus máximo grosor y duro, ella lo lleva a su vagina y comienza un delicioso meneo que introduce a este hasta el fondo de sus entrañas, como gemía y sollozaba ardiente esa mujer a lo menos diez minutos gimió, lloró, gritó y se deleito de mis movimientos salvajes contra su vagina y su cuerpo. Al no poder contener mas nuevamente en un deliciosa copula lleno sus entrañas con los ríos de mi semen… ella me dice, no nos protegimos y me has llenado dos veces de semen mi matriz de seguro estoy preñada de ti, me mira y me dice estoy en mis días de fertilidad así que estoy engendrada por ti, tengo en mi entrañas un hijo tuyo. Espero que quieras tener muchos hijos mas en mi vientre, por que lo haces de maravilla el acto de apareamiento y quiero seguir siendo tuya.

Que una mujer mayor casada con hijos te diga eso es extraordinario…, por supuesto que seguiré siendo tu amante, le digo, al levantarme e irme de su casa.