Continuando el anterior relato, Camila buscará la oportunidad de entrar a un instituto de inglés, pero no todo saldrá tan bien como ella espera. todo gracias al director y a su madre que la meterán en algunos aprietos.
Relato
Soy Camila y ella es mi madre: el director
Hola, ya saben, soy Camila otra vez. Luego de todo lo que les conté en el anterior relato, llegamos a casa. AHí estaba mi padre y mi hermano viendo la TV. Ellos me saludaron sin problemas, aunque dijeron que olía raro, para luego mirarme con curiosidad.
-Por qué me miran así? -dije-
-Acostumbras caminar así por la calle -dijo mi padre-
Rápidamente me di cuenta que se refería a que se veían mis pezones. No quise mostrarme intimidada y convencida le respondí
-Pues, padre, fíjese que una mujer es libre de andar como mejor le parezca, es más, si yo quisiera andar desnuda, podría hacerlo y nadie debería de hacer, ni decir nada. Queda claro? -Me sentía segura y orgullosa de lo que acababa de decir-
-Si eso es cierto, por qué no lo demuestras? O es que acaso solo has estado diciendo toda esa palabrería para ocultar algo que ha pasado? -dijo mi hermano. Lo odiaba, me conocía bien y sabía cómo retarme-
-Hijo, no provoques a tu hermana. -dijo mi padre-
-Pues claro que puedo, pero ahora no es necesario. Todavía la gente no está preparada para esas cosas. -Traté de desviar y minimizarlos para no hacerlo. No tenía ganas de desnudarme delante de ellos. Ya era suficiente con todo lo que me había pasado y muy dentro de mí, todavía quería conservar mi intimidad.-
-Hazlo, Cami. Tu abuela siempre fue una mujer de palabra y no creo que tú ahora quieras ser la excepción -Mi abuelo había despertado y me lo decía mientras bajaba las escaleras.-
-Jajaja qué poco conoces a mi hija, ella si dice que cree en algo, ella lo hará. Solo que la toman en grupo y ella puede tardar en procesar. Por favor, no la incomoden, que para eso está su madre para ayudarla.
Mi madre rápidamente me quitó la blusa cual si fuese una camiseta dejándome en toples. Instintivamente me tapé con los brazos. Una cosa es que me viera mi madre, pero por muy familia que sean, seguían siendo tres hombres.
-Hmmm… No que muy liberal? -Intervino mi padre-
-Hace frío, solo es eso. Lo hago y me voy a mi cuarto que quiero dormir.
Dejé a la vista mis pechos unos segundos y me fui a mi cuarto, sin más. Ya en mi cuarto recordaba que hasta ayer solo mi madre y mi mejor amiga me habían visto desnuda, y mi madre fue hace muchos años. Y hoy por reparar mi suerte y querer cambiar de actitud terminé mostrada desnuda a ocho personas y varios de ellos no solo me miraron.
Decidí dormir, no quería pensar más en eso. Eran ya las 2 de la tarde desde que todo había empezado. Me quité la falda que ya no la soportaba, me tiré en mi cama y perdí la noción del tiempo.
Un ruido me despertó. Todo ya estaba oscuro y yo descansaba boca abajo. No me moví, quería estar segura de lo que pasaba a mi alrededor. Vi una sombra grande moverse de un lado a otro ignorándome. Ahí sentí el frío en mi espalda y trasero. Cómo podía haberme dormido desnuda y sin curbrirme con el frío que todavía lograba sentirse. Sí que debía estar muy cansada. La sombra parece que encontró lo que buscaba, me dio una leve caricia en la nalga derecha y salió.
Todo me había dejado demasiado perturbada. Acaso en mi casa se estaban pensando tomar esas confianzas? Yo había dejado claro que no quería que nadie entre a mi cuarto y menos si estoy yo ahí, pero decidí no hacer mayor problema ya que solo fue algo rápido.
Era casi la media noche, lo único que tenía en el estómago era los vasos y lo que mi vecino me habían dado. Tenía hambre y bajé a comer lo que encontrara y regresé a dormir lo que quedaba de la noche, ahora sí abrigada.
Después de eso, no tuve mayores inconvenientes por un tiempo con mi familia. Así que puedo pasar a contarles lo que sucedió al día siguiente. Me desperté muy tranquila, sentía que todo me iría mucho mejor. Tenía fe en todo lo que me habían dicho y hecho, aunque todavía faltaban un par de sesiones, creo que ya debería de mostrar las mejoras.
Me fui a bañar temprano, me revisé todo el cuerpo y noté que ya había regresado a la normalidad. Me preocupé mucho por mi vagina, la manera en que lo había nestirado ese negro no era normal. Me metí un dedo y entró fácilmente, pero al tratar de meter dos ya me costaba un poquito, así que deduje que regresaría a su estado natural. El pensar que en el futuro no podría tener sexo con otros hombres porque nadie tiene el tamaño que ese tal Moise se maneja, y veía mi futura vida sexual arruinada, pero después de esto, me animé a continuar como siempre. También revisé mi ano, este sí me ardía un poquito todavía, pero no me preocupó mucho porque no es que vaya a tener sexo anal así porque sí, ni en poco tiempo. Al menos así pensaba.
Terminé de bañarme, me sequé, me enrollé en la toalla y salí en dirección a mi cuarto, pensaba en la vida, en todos los buenos cambios que vendrían. Acaso ahora tendría un buen enamoradito? Me iría mucho mejor en mis cursos del instituto? y... tendría ya un nuevo celular? Entre a mi cuarto y mi madre me esperaba sentada en mi cama.
-Hija, acaso piensas tomarte todo el tiempo que te da la vida? Ya olvidaste que hoy iríamos a averiguar sobre el instituto de inglés que vimos la vez pasada?
Era cierto, había olvidado que a unos veinte minutos de mi casa, había un instituto de inglés, pero me sorprendía que por las mañanas tenían muchos alumnos, pero en las tardes solo veía unos cuantos. Igual tampoco me importaba, yo tenía ya una base del idioma y quería solo completarlo.
Rápidamente me cambié. Ella ya me había separado un conjunto que pocas veces usaba por el gran escote que tenía la blusa. Me puse el sujetador y me pongo la blusa y no, eso no quedaba bien. Mi madre me dijo:
-Por qué te haces problemas? Aprovecha tu juventud y esos pechos que tienes, mira nada más lo redondos que son, no es necesario que uses sujetador para esa blusa. Ya no eres una niña, no seas mojigata, "señorita liberal".
Me dolió en el orgullo, pero tenía razón, había que mostrar una nueva actitud tras los cambios que ya empecé desde ayer. Era una mujer y debía de actuar como tal. Sé que por dentro me sentía como una niña intimidada, pero por fuera no podía mostrar eso. Me puse lo que ella había seleccionado y así fuimos a averiguar sobre cómo llevaría el curso. Por cierto que ella sí no se esforzó en ataviarse. Salió con la ropa de casa que siempre usa y ya estaba.
Llegamos al lugar, todavía era temprano. Desde que llegué el portero se me quedó mirando y alumnitos que paseaban por ahí, además de otras personas que parecían profesores y profesoras, pero ignoré todo eso. Recorrimos las instalaciones y vimos que muchos estaban en sus salones estudiando de manera normal. Me llamaba la atención lo largo de los pasillos, y lo amplio del lugar. Parecía un hospital. Al final de todo estaba una especie de oficina del que dirige todo. Nos fuimos a recepción y preguntamos:
-Hola, buenos días señoritas, mi hija desea estudiar aquí, me podría dar la información necesaria? - dijo mi mamá-
-Claro que sí, señora... blablabla
Y se pusieron a hablar hasta un punto en el que mi mamá preguntó por algún examen para nivelarse, ya que yo ya tenía al menos más que lo básico. Ellas dijeron que sí había, pero que donde estábamos muy pocos lo tomaban, así que debíamos de hablar con el director, el Lic. López, así que nos indicó que fuéramos con él, pero que esperáramos un momento ya que su formación cristiana lo obliga a cumplir ciertos rituales a ciertas horas. Sonó muy raro, pero obedecimos y esperamos.
-Ay, hija, esos cristianos son muy raros. Su religión los lleva a un fanatismo que me hace cuestionar tantas cosas. Alguna vez conocí a uno así y por poco y se pone a rezarme. Jamás busques uno así, y no discutas tampoco con ellos porque jamás ganarás.
-Está bien, mamá. Gracias por siempre aconsejarme.
Tras quince minutos de espera se escuchó una voz desde adentro que decía que podíamos pasar. Nos levantamos y tocamos la puerta por formalidad y solo escuchamos "adelante". Cruzamos la puerta y un hombre en traje muy bien acicalado nos esperaba, pero grande fue su sorpresa cuando levantó su mano en señal de alto dirigiéndose a mí.
-Señorita, a dónde cree usted que ha venido? Este es un lugar de enseñanza y aprendizaje, no una fiesta para que usted se presente con esa vestimenta? Le parece a usted correcto?
-Lo que pasa es que mi... -mi mamá no me dejó terminar-
-Discúlpela, por favor. Ya sabe cómo está la juventud, se sienten los dueños del mundo y quieren ser tan liberales. Yo le dije que ya hace frio y se abrigara, pero parece que el calor propio de la edad es más fuerte. -Pero qué estaba diciendo mi madre?-
-Es muy lamentable lo que me dice, señora. Cómo una señorita puede tener más poder de voluntad que usted, toda una señora. -Replicó-
-Sí, pero a veces ella es muy obediente, quizás hoy se levantó del otro lado de la cama. -dijo ella-.
Yo no sé qué historia se estaba montando aquí mi madre, pero preferí ya no discutir nada, si a un cristiano no se le puede refutar, a mi madre, menos.
-No se preocupe, señora, aquí también sabemos instruir señoritas rebeldes
Dijo señoritas rebeldes? Se nota que ese hombre no sabe lo que me hicieron ayer. Si fuera rebelde no me hubiera dejado (o tal vez sí) aplicar ese tratamiento tan raro, aunque mi suerte se vería afectada. El punto es que no soy rebelde!
-Sí, por favor. Sé que ella sabrá comportarse. Nosotros solo venimos por...
No la dejó terminar y nosotras seguíamos paradas en la entrada. Él solo dijo:
-Disculpe, señora, pero no puedo dejar que ella, esté ante mí con ese atuendo, por muy jovencita que sea ella sigue siendo una mujer y su cuerpo tentación para el pecado. Recuerde usted que una mujer es más provocativa cuando insinúa. Por eso una mujer en paños menores será más deseable que una mujer desnuda, además que la biblia avala lo que digo...
Y se soltó un rollo del pecado enfundado en la poca ropa y su diferencia con la desnudez. En pocas palabras, este hombre quería que me quite la ropa? Solo era un escote y una falda corta. Muy corta, pero falda al fin. Yo creo que estaba exagerando. En esto pensaba cuando escucho:
-... y por eso ella por lo menos debe de quitarse todo ese conjunto
-Sí Lic. López, tiene usted razón, ahora mismo ella lo hará. -a mi madre se le fue un tornillo-. Pero no tiene un biombo o una bata para que luego se lo coloque?
-Esta es una oficina, no un vestidor, señora. Ella debe de saber que somos los adultos los que mandamos y debe de saber comportarse.
-Tiene usted razón. Hija, por favor, quítate todo eso que me estás avergonzando.
No podía creer lo que escuchaba.
-NO! Si quieren me retiro y ustedes hablen. -repliqué-
-De ninguna manera! Lo ve, señora? Ya pretende dar órdenes. Señorita, obedezca, por favor.
-Es que se me hace demasiado. Además usted tiene cámaras de seguridad aquí adentro.-traté de defenderme-
-Esas cámaras solo las monitoreo yo y solo se usan para emergencias o reclamos. Estás dando muchos peros y mi tiempo se está perdiendo. Señora, ya que no está colaborando, yo mismo se lo quitaré.
Se paró frente a mí y me fue quitando todo lo que tenía puesto. No tardó nada, me hizo dudar si tenía experiencia haciendo esto de desnudar mujeres. Me sacó la blusa un poco rápido volando algunos botones, me sacó la falda sin bajar el cierre, lo cual me lastimó las caderas y cuando creí que me dejaría así, sacó unas tijeras del bolsillo, se agachó y cortó mis braga por cada tira de los lados echándolos a la basura. Y ahora cómo iba a salir de aquí?
-Así está mejor. No tolero que la juventud se pierda y no conserve los buenos valores. -sentenció sin mirarme-
Mi madre y yo nos mirábamos. Yo no sabía si taparme o dejarme los brazos a los lados.
-Ya nos podemos sentar? -dije, tratando de que el escritorio cubriera mis partes bajas.-
-Sí. Por favor, tomen asiento. Díganme, en qué puedo ayudarles? -ya había "ayudado" bastante, no creo que pudiera hacer más en este lugar... si hubiera sabido lo que me faltaba-
-Lo que pasa es que mi hija Camila quiere formar parte de su institución. Ella es muy buena con la lengua y aprende muy rápido. Ella sabe un poco del idioma extranjero y queríamos que se nivele para que no pierda el tiempo, pero acá dicen que muy pocos dan ese examen de nivelación y que debíamos de hablar con usted.
Se tomó su tiempo en lo que me miraba directamente a los ojos y me soltó algunas frases en un inglés muy fluido que a duras penas entendí y pude responderle. Era algo así como si estaba segura de resistir la prueba de nivelación que él estaba dispuesto a darme, a lo que solo dije: yes.
-Veo que no estás tan perdida. Está bien. El examen que te daré será después de que lleves un par de clases con un grupo de la tarde. Son muy pocos alumnos y la profesora Adriana es una de las mejores tanto en metodología, como en paciencia. Sé que te divertirás y estarás totalmente lista para tu examen. Estás de acuerdo?
-Sí, claro. Cuándo tendré esas clases?
-Hoy mismo ellos tienen su clase, así que esperas hasta las 2 y empezarás. Como tú solo estarás dos clases, les pediré que se esfuercen el día de hoy y de las 2 horas normales que hacen, se queden por lo menos 3 horas. Estamos de acuerdo?
-Sí, señor
-En el caso de que tus compañeros no puedan quedarse el tiempo extra, será solo con la profesora
Se me hacía raro que lo serio del inicio se le había ido poco a poco para terminar tratándome de mejor manera. Luego de hablar de precios, el día del examen, llenar algunos papeles y dejar todo listo ya casi eran las 11 am. Si preguntan por mi desnudez, pues al notar que el Lic. López no me prestaba mucha atención y mi madre ya me vio desnuda ayer, no me sentí taaan incómoda. No era nada normal estar en pelotas delante de un total desconocido, pero tampoco se propasaba, así que como parte de mi cambio, lo tomé con naturalidad. Además que el señor se nota cristiano radical y yo no quería problemas.
-Lic. López, nos retiramos, mi hija volverá a las 2 pm, por su clase. -dijo mi madre-
Qué bien que nos vamos a retirar, pero mi madre no se da cuenta que estoy desnuda y mis interiores en el cesto de basura? Cómo iba salir de ahí? Otra vez con mis partes al aire? No me gusta el exhibicionismo por muy buena figura que tenga y tengo algo que se llama orgullo, pero si me quejaba pensarían que otra vez estaba como una rebelde y vaya a saber de qué manera podría castigarme este hombre por "controlarme". Así que esperé a ver qué solución encontraban.
-Está bien, señora. Ella irá directamente a su salón que está escrito en su matrícula a la hora indicada. -y se levantó como invitándonos a salir-
-Muchas gracias. -dijo mi mamá y se levantó-. Bueno, hija, quieres acaso quedarte aquí? Mira que nos ahorraríamos unos centavos en pasaje
Me levanto cruzando mis brazos cubriendo solo mis pechos. Olvidé describir que mi vello púbico es muy escaso y cortito, a lo mucho y le doy un poco de forma para que no crezca más allá de lo debido, así que decidí no taparlo, ya que "no hay nada que ver ahí".
-Hija, vístete, que ya nos vamos. -dijo mi mamá-
-Está bien, mamá -respondí
-Señora, no puedo creer que usted promueva esa manera de vestirse de su hija. Pedirle que se ponga esa ropa solo promoverá la rebeldía en ella. -refutó el señor-
-Entonces, qué me recomienda? Ella no puede regresar a casa desnuda porque tomamos el autobús y hay un poco de gente allá afuera. -me defendió ella. Vaya defensa tenía, allá afuera estaba abarrotado y más por la hora-
-Le parece bien si ella se queda. Aquí tengo un uniforme tipo buzo del instituto. Se lo puedo prestar por hoy o usted podría comprarlo.
-No, no, solo préstamo, para que lo use solo por dos días, no lo justifica
Hablaban en serio? Él tenía un buzo y no me lo ofreció desde el comienzo y mi madre decía que el estar yo desnuda no justificaba el comprarlo? Preferí no decir nada porque como iban las cosas capaz y me botaban como estaba.
-Pero tengo hambre y no he desayunado. Debo ir con ella a comer. -dije-
-No te preocupes, aquí traen el almuerzo a las 12 en punto, pediré que también traigan el buzo y también un almuerzo extra.
-Y qué haré una hora aquí sin ropa, no me pueden dejar así.
-Se lo dije, señora, apenas pueden y empiezan a quejarse de todo. Usted apoye lo que yo diga. -Y mirándome me dijo- Señorita Camila, de verdad que usted quiere salirse de control, pero tranquila que yo la ayudaré a encontrar el camino. Te vas a quedar ahí sentada y esperarás hasta las 12. Luego te vestirás y comeremos. Luego quizás debas esperar otro poco e irás a tu clase. Así se hará. -Finalizó-
-Sí, señor. -solo dije. En una mañana me había vuelto la mujer más rebelde del mundo al que debían de cambiar a como diera lugar, solo por una ropa que mi mamá seleccionó-
-Lo ve, señora, ya empezamos a comprendernos. Usted vaya tranquila que aquí será una mañana tranquila y tendré todo bajo control. Por las tardes las cosas cambian un poco, pero nada de qué preocuparse, ella estará regresando en unas cuantas horas. Tiene usted mi teléfono ante cualquier duda.
-Muchas gracias, es usted un ejemplo de disciplina. Bueno, hija, me retiro. Quedas en buenas manos, por favor, haz todo lo que te indique y no hagas enojar al señor que ha sido muy bueno con nosotras. Lic. López, si hace algo indebido tiene usted mi permiso de llamarle la atención. Con permiso.
Sin decir más se retiró. Empezaba a pensar que mi mamá pensaba muy bien de la gente porque era la segunda vez que me estaba dejando totalmente desnuda delante de alguien desconocido. Al menos ahora solo era una persona y por sus creencias cristianas, parecía inofensivo. Muy estricto, pero no llegaba a más durante esa mañana. Me dijo que me queje sentada y así lo hice, la verdad que me prestaba poca atención y eso muy dentro de mí me daba curiosidad. Una chica como yo, porque hay que decirlo todo, tan bien proporcionada, con facciones tan finas como las tengo, no podía pasar desapercibida. Es decir, mis tetas no son cosa que veas así nomás, mis caderas y mi cinturita son fuera de serie, me lo han dicho tanto que el hecho de que este hombre me ignorara de tal manera me llevaba a pensar de que quizás era gay, lo cual mejor para mí, ya que no tengo nada en contra de ellos, pero me hacía sentir más segura. O... quizás esto ya hizo antes y le parecía normal.
Mataba el tiempo pensando y el señor en sus cosas cuando de repente tocan la puerta. Me asusté mucho y le pregunté al director que qué debía de hacer. Él me miró y dijo:
-Quédate donde estás. Tú estás prácticamente castigada, así que silencio,-para luego decir- ADELANTE!
Entró una de las secretarias. No me había percatado lo bien cubiertas que estaban ellas. Acaso a ellas también las habrá castigado cuando se presentaron por el puesto? Yo continué quemando tiempo pensando en cualquier cosa para distraerme, siempre cubriéndome mis pechos y dejando una mano sobre mi pubis con las piernas cruzadas. Me favorecía que no se me viera la vagina, pero hacía que mis piernas se vean más grandes. Y lo de no verse la vagina no estaba muy segura si por debajo pudiese verse.
Ellos terminaron de hablar luego de 10 minutos y se retiró. Ella me miró, noté un poco de sorpresa, pero luego pareció disimular el no inmutarse. Igual ya se iba retirando para lo poco que hizo por mí.
Ya no sabía qué hacer, no podía decir nada porque casi todo lo que decía era tomado en mi contra y yo que solo quería aprender inglés y me pasan estas cosas. Pensé que mi mala suerte continuaba, pero pensando de manera positiva, había logrado tener ese examen de nivelación y es un logro en cuanto a estudios. Parte de mis cambios es también dejar de culpar a la suerte porque uno también debe de colaborar, claro que mañana continúo mi "terapia" que me dolía de solo pensarlo, pero hoy debía de estar decidida.
Nuevamente tocan la puerta, pero esta vez tenía ritmo. El lic. dijo nuevamente "Adelante". Era la señora de limpieza. No lo podía creer, el mundo es un pañuelo, al menos mi pequeña ciudad. La señora de limpieza era la esposa del señor Víctor, mi vecino. Jamás hubiera pensado que ella trabajara aquí. Inmediatamente me acordé que el día de ayer su esposo me vio en situaciones muy vergonzosas en las cuales incluso él participó, como para ahora verla directamente a los ojos. La señora Carmen entró y empezó a limpiar ignorándome por completo. Ordenó algunas cosas, sacó la basura del cesto. Noté que se dio cuenta que ahí también se iban mis interiores para luego voltear a verme de manera inquisitiva. Sé que la señora tenía su carácter, pero su mirada era fulminante. Acaso el señor Víctor le habría comentado algo de ayer? Se me hacía todo muy extraño.
A todo esto el director se veía tranquilo en sus asuntos. La señora Carmen recogió mi ropa y también lo metió a la bolsa. Esto me estaba preocupando más porque me hablaban de un buzo que todavía no llegaba y no es que confiara mucho en el Lic. Mi mamá pensaba esperarme en casa y cómo podría volver? Tan joven y ya me sentía con tantos problemas. Decidí dejarlo a que serían problemas del futuro, por ahora que pase lo que pase, ya después veré y vi como todo, absolutamente todo lo que traía encima era llevado.
La señora se me acercó con su cara seria. Yo juraba que su marido le dijo algo por eso me miraba así y preferí ni saludarla. Ella tampoco lo hizo, solo dijo:
-Niña, levántate, debo limpiar ese sitio
Yo me levanté cubriéndome como buenamente podía. Pude ver que mi asiento tenía una mancha. La señora le dijo al director:
-Lic. López, debo de llevarme ese asiento. Esa niña la ha embarrado toda con sus fluidos vaginales y si se seca será difícil limpiarla luego.
Qué vergüenza, en ningún momento me percaté de que yo producía todo eso, es decir, el día de ayer lo noté un poco, pero con tanto alboroto y lo tenue del lugar no le presté atención, pero acá con toda la iluminación y sin tanto ajetreo era más visible. Me había causado mucho morbo todas estas situaciones en mi cuerpo que recién iba aprendiendo estas sensaciones tan sui generis. No podía mirar a la señora que esperaba una respuesta del director. Él se levantó con una cara entre indignado y extrañado. Me tomó de una mano y me dio una vuelta y luego se agachó al nivel de mi vagina.
-Es inadmisible este tipo de reacciones -dijo-
-Señor, yo no quise hacer eso. Lo siento, por favor discúlpeme. -imploré-
-Señora Carmen, retire esa silla, y a esta... se ño ri ta, la baña y me la trae. Veo que no controla sus emociones, pero acá también aprenderá eso. Me la trae al mediodía.
-Trabajos extras... Lo que me toca por hacer limpieza. -susurró la señora- Niña, agarra esa silla y sígueme.
Quedaban 20 minutos para que sean las doce, según el reloj que tenía en la oficina. Pero no podía salir así, y quise preguntar:
-Disculpe, señora, hay algo que me pueda prestar para poder acompañarla? -Me hice la que no la conocía, total ella ya me trataba así-
-Toma mi mandil, no es mucho pero puede servirte. Apúrate.
-Señora Carmen, sea discreta. Recuerde que las clases de la mañana son rutinarias. Cuando pasemos a las clases de la tarde ya puede hace lo que quiera.-Dijo el Lic. y no entendí a qué se refería.
-Sí, señor López.
No tuve más opciones que ponérmelo, al menos taparía mis tetas y mi vagina. Así que trataría de no dar la espalda a nadie. Esperaba no quedara lejos y tuve mucha suerte, solo estaba a dos salones/oficinas o lo que sea que hayan sido y me parece que nadie me vio. Estaba contenta porque mi suerte estaba cambiando. Ya tenía algo de ropa (un madil es una prenda y a estar totalmente desnuda, ya es algo), estaba lejos del director, en un salón y con una señora que conocía. Todo marchaba muy bien.
Le pregunté:
-Vecina, qué vamos a hacer?
-Mira niña, primero me dices señora Carmen que no estamos en el vecindario. Segundo, no he tenido un buen día porque parece que hoy todos se pusieron de acuerdo para ensuciar más y ahora te encuentro a ti ensuciando un asiento y encima debo de bañarte.
-Disculpe, señora Carmen, no quise faltarle el respeto. Lamento que haya tenido un mal día. No se preocupe, yo puedo limpiar lo que ensucié y bañarme sola, solo indíqueme dónde está la ducha.
-Quisiera ver eso de cómo limpias una silla. Las niñas de ahora son unas inútiles. Pero lo de bañarte nada, si no lo hago bien, el director me descontará, no quiero problemas, además no hay tiempo, así que toma esto y muévete.
Se le notaba incómoda y ya no quería replicar más. Tomé el jabón, me puse de rodillas y empecé a refregar el asiento de la silla. La señora solo me miraba de lejos. Lo enjuagué con un poco de agua y creo que ya había quedado, solo faltaba que seque.
-A esto le dices lavar? Se nota que ni bañarte sola podrías. -se acercó para recriminarme-, ya después lo haré yo. Tienes suerte que aún no es mediodía y debo devolverte para esa hora.
Rápidamente me cogió del brazo y me metió a un cuartito. abrió la llave y me dejó caer el agua. Instintivamente retiré mi cabeza ya que yo ya me había bañado en la mañana.
-Señora Carmen, será mejor que no me moje el cabello, lo tengo muy largo y todavía está húmedo de lo que me bañe en la mañana. Tardará mucho en secar. -Le dije-
-Y cómo va a comprobar el director que estás bañada? Quieres que te revise el coño de nuevo?
-Creo que igual lo va a hacer
-Sí, pero como no quiero problemas te grabaré para tener pruebas de que hice mi labor, además lo que más necesita limpiarse es ese coño tuyo que es toda una fuente.
-Lo siento, señora -dije agachando la mirada-
-Ya deja de disculparte, dame ese mandil y levanta tu pierna hasta este pasamanos para que termines de derramar lo que tienes y yo tener mejor acceso a tu vagina.
Dejó su celular grabando sobre el lavadero y yo no tuve más remedio. Ahí estaba yo siendo lavada minuciosamente en mi chochito. Ella no se media y metía sus dedos y frotaba mis labios mayores, los menores, el interior de mi vagina y acabó dándolo todo en mi clítoris. Mis piernas temblaban, ya no podía seguir con mis piernas abiertas en esa posición. Sentía que iba a explotar, mi orgasmo estaba por llegar, ya no podía resistir. Sí, algo bueno para este día e iba ser intenso. Y... suena el timbre de salida sacándome de mi trance. No podía creer que iba a tener un orgasmo con mi vecina. Sé que iba a ser muy bueno, pero ese timbre fue algo bueno porque no puedo hacer ese tipo de cosas. Mi suerte se manifestaba de nuevo. Ella me dejó, me echó un último chorro de agua y empezó a secarme. Terminamos, ella tomó su celular y esperamos unos minutos a que la gente se fuera para regresar a la oficina del director. El regreso fue casi como la ida, pero ahora sin mandil y sin gente. Ella tocó la puerta y otra vez se escuchó:
-Adelante
Ingresamos, el director ordenaba sus cosas y sin mirarnos agradeció a la señora Carmen.
-Ya puedes retirarte. Y tú -mirándome- alístate, la comida ya llega.
-Disculpe, señor, pero y mi buzo?
-Dije que vendría, pero no especifiqué el orden de llegada, tú mantente así
-Tampoco es que tenga muchas opciones -dije sin controlarme-
-Señorita Camila, quiere usted que me olvide del buzo?
-No, no, no. Lo dije sin pensar, no volverá a pasar. Yo aquí espero el almuerzo.
Este día se me estaba haciendo muy largo, pero apelaba a que tenía la suerte renovada y así fue. La comida del delivery lo trajo el hombre de seguridad. Me miró de arriba a abajo y solo sonrió sin que lo viera el director. Se retiró tranquilamente y me alistaba para almorzar con el director. Estaba por sentarme cuando me detuvo con un:
-Alto ahí. Qué crees que haces?
-Me siento para poder comer.
-Y acaso crees que voy a permitir que me ensucies otro asiento? Además pensabas comer sin agradecer los alimentos? Ven aquí y de paso te vas haciendo a la idea.
Su tono nuevamente había cambiado. Se puso un pañuelo en la pierna izquierda y me sentó sobre ella separando mis piernas dándole la espalda. Yo nuevamente no dije nada más que "discúlpeme, por favor" y esperé. De verdad ya debía de dejar de pedir disculpas tantas veces.
Él se puso a rezar rápidamente que no podía entenderlo a pesar de tener su boca a escasos centímetros de mi oreja, solo entendí "amén" y yo repetí eso y creí que ya empezaríamos. Colocó un plato a cada lado y empezamos a comer. Comer así era muy incómodo, pero no quería decir más y ya tenía mucha hambre, pero también pensé que si acababa rápido, luego ¿qué haría estando sentada ahí desnuda? porque se pondría más incómoda la situación, así que como nunca comí como toda una señorita.
Iba comiendo bien, aunque ruborizada por la situación. Yo rogaba por no haber soltado fluidos en este tiempo, pero mi panochita me había jugado una mala pasada porque el director empezó a mover su pierna de un lado a otro frotándome y en un momento dado me pidió que me ponga de pie. No comprendía por qué o quizás no quería comprender, pero al levantarme vi como el pañuelo estaba empapado. Él lo levantó casi transparente lucía, pero no era todo. En su pantalón una mancha se veía y era eso lo que al parecer él había sentido. Debí de haberme puesto de todos los colores en ese momento.
-Señorita, es que acaso usted no sabe respetar los sagrados alimentos? Lo único que me faltaba, luego de esto tendré que darme un baño. Ah! pero usted aprenderá a controlarse.
-Discúlpeme, señor director -susurré-, le dije que mejor me sentaba en una silla.
-Y ver todo lo que has ensuciado? Mira nada más!
Lo dijo mientras me señalaba la mancha y luego se desabrochaba el cinturón. Se quitó el pantalón delante de mí y pude ver que usaba ropa interior tipo short algo largo y una pierna de este también había sido mojado por mí. Yo quería enrollarme en el piso y desaparecer, pero me quedé helada cuando se retiró también ese calzoncillo quedando desnudo de la cintura para abajo. La verdad que con todo el trajín que me dieron ayer, tenía todavía las hormonas revueltas y ver ese pene de un tamaño regular para estar en estado de reposo me calentó un poco.
-Venga y siéntese de nuevo. -aunque su mirada no era la de antes pues me hacía sentir como a una presa-
-Pe... pero usted cree que esto es correcto?
-Si estamos así es porque tú lo has provocado. Ven y no repliques.
Me acerqué a él meneando mis caderas de manera involuntaria. Poco a poco su pene cobraba vida al sentir el contacto de mi piel. Separé mis piernas para rodear su pierna y dándole la espalda sentarme. Estaba en eso cuando sentí sus manos en mis nalgas jalándome hacia atrás. No dije nada pero me puse nerviosa. Su pene estaba ya totalmente erecto y tenía un tamaño respetable.
-Tranquila y sigue bajando. Si esto sucede es porque también tú lo has provocado. Mira nada más todo lo que tienes. Todo esto es tentación -magreaba mis senos- No puede ser que tan joven puedas contener el pecado en ti -Manoseaba mis piernas- Esta fuente es de vida pero tú lo usas cual súcubo y como hombre de bien debo de darte una lección -y hundía sus dedos en mi conchita- Ven, sigue bajando.
Empecé a sentir algo en la entrada de mi vagina, pero no entraba porque él me sostenía a la altura necesaria para que no me penetre.
-Señor direc...
-Cállate. No te he dado permiso de hablar.
Y sin más me soltó y me penetró de un solo golpe. Con toda mi lubricación resbalé dejando que todo estuviera en mí. Recordar esa sensación a la que hace un día había sido sometida casi me arranca un orgasmo. La polla del director no se comparaba a la de Moise, pero tampoco podría decir que era pequeña, sino más como la del brujo. Tantas reacciones dentro de mi conchita que de seguro pudo percibirlas porque su pene empezó a latir dentro de mí. Segundos después empezó el bombeo y para lo sensible que todavía estaba, me fue imposible no empezar a gemir. Tanto magreo y sobeteo ya me había calentado y el orgasmo cortado que tuve en la ducha no me permitieron decir nada.
Él no se cortaba. Parece que la comida ya no le importaba y la verdad que a mí tampoco. Se sentía bien, pero tampoco quería que piense que me gustaba lo que me hacía, así que iba a seguir hasta que terminara y ya. Este hombre mayor tenía mucho aguante, me tomó de los pechos desde atrás y continuó martillándome por más de diez minutos. Yo rebotaba y el clímax se acercaba…
-Perfecto, lo estás haciendo bien. Veo que conoces de estas cosas. Con cuántos has estado? Todo el colegio? Ya tus profesores te conocen…? Síii…
Justo en ese momento sentí que se hinchaba más su pene y pensé que estaba por terminar, pero él se quedó inmóvil
-Jajajaja casi termino, pero todavía quiero más. Tenemos un buen rato como para desperdiciarlo. Así que MUÉVETE! -y me suelta una nalgada-
No tenía muchas opciones y, si bien ya había yo tenido mi orgasmo, tuve que reprimirlo muchísimo par no darle el gusto a este señor, así que continué moviéndome. Tengo mucha resistencia en las piernas y por eso las tengo tan firmes, pero este movimiento repetitivo me estaba cansando de más y había empezado a sudar.
-Veo que ya empiezas a fatigarte y yo he tomado un segundo aire. Ven aquí.
Me levantó, él se puso de pie y me apoyo contra un lado del escritorio.
-Aprovecha en comer que no te queda tiempo, así que hazlo, mientras yo terminaré lo que empecé como todo hombre debería de hacer. Su palabra es lo más sagrado. Comprendes!?
En lo que preguntaba me enterraba su pene otra vez haciéndome lanzar un leve gemido, pero lo disimulé lo mejor que pude. Si dice que coma, pues tendría que hacerlo, aunque todavía faltaba para las 2.
Pues si no tenía más opciones, lo dejaría terminar y yo acabaría mi almuerzo lo más rápido que podía en esa situación. En eso estaba cuando tocan a la puerta. Se me congeló el cuerpo y solo me movía por el bombeo que mantenía el lic. López. Él no se inmutaba. No quería escuchar lo que siempre decía cuando sonaba su puerta, pero lo dijo:
-Adelante!
-Señor, aquí le traigo el buzo que solicitó para la alumna. -era la señora Carmen, que me miraba con naturalidad. Este instituto por las tardes era muy raro-
-Muy bien, déjelo en esa silla, ella ahora no lo necesita, pero ya se lo pondrá. Y si ya terminó su almuerzo, retírelo.
Acaso ni por la presencia de la señora podía ser discreto? Sin pudor alguno me follaba y la señora continuaba el juego porque ni cerró la puerta.
-Se… ño… ughhh… ra…
-Dime, niña
-Dis… ahh… culpe, trae… ughh… ropa… in… ighhh… terior? Auu -le causaba gracia al director martillarme con ahínco mientras hablaba para que tartamudeara-
-Jajaja ya habrás creído que esto es una tienda de lencería. Tú debes de tener el tuyo
-Sí… sí tenía… aghhh… pero… us… ughhh… ted lo botó… ghhh
-Pues es una lástima porque de eso no tenemos. Pero no te preocupes, el buzo es oscuro y tapa todo, no se te verá nada, si eso te preocupa. -luego hablando al director- Lic. López, la chica se ve muy incómoda, al tener las tetas grandes, se las está apachurrando demasiado.
-No me percaté, pero la posición facilita que coma.
-Pero ella ya terminó
Qué bonita charla se había generado, lo único malo era que a mí me follaban y ya no quería.
-Ok, señora, solo porque usted me lo sugiere. A ver Camila, ven y siéntate conmigo.
Él se sentó en su silla y me sentó sobre él mirándolo, separando mis piernas y ensartándome una vez más. Qué más daba, creo que más de 45 minutos y el hombre seguía dándome, su resistencia me sorprendía, aunque quizás así era ya que no tenía mayor experiencia que la de ayer.
En esa posición él podía morder, lamer y chupar mis pechos y su pene entraba tranquilamente y otra vez me tocaba hacer piernas. Subir y bajar manteniendo yo el ritmo en la que él me penetraba aunque sus manos me ayudaban sosteniéndome del trasero separando mis nalgas.
-Niña, tienes un poco irritado el ano. Tienes problemas por ahí?
No era la mejor situación para preguntarme porque yo ya estaba concentrada en hacerlo terminar y me movía intensamente, tanto que era él el que gemía. Tras su pregunta le bajé el ritmo y creo que el director pudo tomar un tercer aire
-Sí, tuve una terapia por esa zona… y mañana tendré otra.
-Déjame revisarlo
-No se moleste, señora. Acaso no se percató mientras me bañaba?
-No le di mayor importancia porque estaba molesta, además la iluminación no ayudaba, pero ahora que las manos del director te las separa se ve muy bien. Y mira nada más cómo está.
Con algunos dedos empezó a tocar mi ano y no tardó en introducir algunos. Sentir nuevamente esa sensación de tener una polla penetrándome por delante y (ahora dedos) por detrás. Me hicieron acabar una vez más, explotando jugos sobre el pubis del director. Él sintió mis contracciones vaginales y no tardó en rugir
-Ahhh, sí. Cómo aprietas. Puedo sentirlo, cómo se contraen tus músculos. Siento que terminé lo de varias semanas de abstinencia. Se me ocurren muchas blasfemias por las cuales luego tendré que expiar…
Siguió hablando, pero ya no le presté atención, solo sentía su pene latir en mi interior soltando todo lo que podía y se mantenía firme. La señora se había retirado a la puerta.
-Me retiro, lic. López. Debo todavía muchas cosas que hacer.
-Sí, sí. No se preocupe.
Y se fue, mientras yo lo tenía dentro y me apoyaba en su hombro. Diría que hasta me dormí de lo relajada que estaba.
Un movimiento me despertó de ese estado. El director sin sacármela me apoyó al borde del escritorio y me bombeaba suavemente, como con cariño. Yo quise seguir haciéndome la “desmayada”, pero solo pasaron cinco minutos cuando se detuvo. No parecía que fuera a terminar hasta que se dijo en voz baja:
-Ya basta, si continúo sería pecado y no quiero caer en lujuria.
Me dio unas palmadas en la mejilla
-Hey, Camila, despierta. No es hora de dormir.
Yo me hacía la que iba recuperando la conciencia.
-Sí? Qué pasó?
-Pues que te dormiste. Ya, cambiate que tu clase empieza en breve.
Sacó su pene de mi interior y me dejó pisar el suelo. Fue por su interior que ya había secado, al parecer, para luego ponerse sus pantalones. Yo busqué el buzo, pero necesitaba limpiarme lo que el director había dejado en mi interior para no mancharme yo, ni al buzo prestado.
-Señor director, puedo bañarme para ponerme el buzo?
-Si sabes cómo llegar, pues anda.
-Gracias
Me puse la parte de arriba del buzo y con el trasero al aire fui lo más rápido que pude al baño, pero estaba cerrado. Qué hago ahora? Recordé que cuando paseaba con mi mamá por acá en la mañana había un baño en cada piso uno sobre otro, así que subí al segundo. No veía a nadie y eso me animó, lo malo era que el semen no podía quedarse dentro y comenzaba a escurrirse por mis piernas, esas últimas penetraciones que me hizo lo batieron un poco espesándolo, pero ya se diluía y la gravedad hacía lo suyo. Llegué al segundo baño, este sí estaba abierto, pero no tenía duchas, me percaté que el de varones sí tenía. Era muy arriesgado entrar a esas duchas y que un hombre me viera y se quiera aprovechar de mí. Entré a un cubículo del baño de hombres y me encerré, felizmente no estaba sucio y aquí me puse a pensar qué decisión tomar. Y llegué a dos opciones: El día de ayer ya había probado lo que era el semen y de varios, incluso uno directo del pene de mi vecino, así que podría recoger todo lo que salía de mi conchita y tragármelo, total? Uno más no hacía diferencia, además me iría rápidamente de ahí. La otra opción era jugármela el todo por el todo y bañarme ahí con la esperanza de que nadie llegue.
La incertidumbre me mataba, pero ya no quería arriesgarme y el semen seguía escurriendo e hice la primera opción. Me senté con las piernas totalmente abiertas y con mis dedos iba metiéndolos en mi vagina para luego sacar la leche que había recogiendo con mi otra mano e ir bebiéndolo. No sabía nada mal. Luego sería cosa de lavarse las manos. Hice unas cinco veces el procedimiento hasta que ya no salía mucho, aunque mis piernas y mi vulva habían quedado resecas y algunas partes pegajosas.
En todo ese momento nadie había entrado, tiempo en el que pude haberme bañado y no estar tragando los fluidos del director. Eso me llevó a tomar la segunda opción, salí y abrí la llave colocando mi vulva en la dirección del chorro. El agua fría ya se me hacía costumbre y todo resto estaba diluyéndose. Toiba bien...
-Buenas tardes, señorita, qué sorpresa! Usted siga en lo suyo
Un hombre de mediana edad entró sin tapujos y se fue a los urinarios que estaban al lado de las duchas, se sacó el miembro y empezó a miccionar mostrándome sin ninguna vergüenza, mientras me miraba
-Hoy en día debería de haber más libertad, eso de clasificar a las personas por su sexo es retrógrada, no somos animales...
Se sacudió el pene al terminar, se lo guardó y se dirigió a los lavamanos y continuaba hablando mientras me miraba por el espejo.
-... con permiso, señorita. Continúe que no todos son como yo. Este lugar es peculiar.
Yo no me había movido ni un centímetro en todo ese momento. Ni el agua fría me hacía reaccionar hasta que salió. Me apuré y con las manos traté de sacudir el agua que quedaba. Me puse el pantalón y me dirigí a mi salón.
Este instituto también es chico como para tener la suerte de encontrarme con...
Continuará
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Se agradecen los comentarios/sugerencias. Continuaré con más historias.
Pd. Disculpen algunos errores en el relato anterior. Tendré más cuidado.
...Hermanito, ya no sigas. No sabes lo que haces”.-Me decía llorando Astrid.
Yo, cegado me dije a mí mismo que si ya había llegado hasta ahí, no podía irme sin meterle el polvo...
Relato erótico enviado por charly_bo el 11 de June de 2012 a las 00:00:02 - Relato porno leído 247201 veces
Si te ha gustado Soy Camila y ella es mi madre: el director vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Soy Camila y ella es mi madre: el director.
DonHistoriador
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:55) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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