La imaginación vivida de una joven antes de ir de fiesta.
Relato
Soy exhibicionista de closet, lo reconozco.
Me gusta enseñarme; suelo vestir con faldas cortas, con vuelo o muy ajustadas; blusas de escotes prolongados, de frente y por la espalda; con vestidos semitransparentes o transparentes; procuro las tangas y minitangas, los bra de media copa y abiertos; en fin cualquier cosa que exponga mi hermosa humanidad a los ojos ajenos. Soy partidaria de mostrar y que me vean, las piernas largas y torneadas, la forma curva y firme de mi culo, mis grandes y turgentes tetas.
Alguna vez me pregunte si siempre fui así. Mamá me contó que de chiquita me encantaba ir desnuda por la casa, también me cuentan que ya más grandecita, a los 6 años fuimos un día a desayunar y yo no me puse calzones, mis padres se dieron cuenta cuando sentados en la mesa subí mis piernas a la silla y, cómo vulgarmente se dice, le saque foto a toda la concurrencia, pero ellos, en lugar de molestarse se desternillaron de risa.
Pero aun así, a pesar de sentir ese placer sanísimo que me da el mostrar mi suculento cuerpo (perdón por la vanidad, pero es cierto), a pesar de todo eso, digo, no he podido, aún, mostrar a ojos intrusos mi cuerpo mientras realizo el acto amoroso. He tenido coqueteos con la situación pero nunca he podido trascender, quizá y sólo quizá por un ataque de pudor.
Todo eso lo pienso ahora, mientras estoy frente al espejo, cepillándome el cabello y alistándome para salir a una fiesta de amigos. Mientras me arreglo el peinado veo mi torso desnudo y me pregunto, ¿Y si hoy fuera el día?, ¿si hoy me diera permiso de mostrarme mientras alguien, quizá mi pareja, o un amigo, alguien, estuviera dentro de mí?
Papá entra rápidamente para decirme que Adrian llamo para avisar que viene un poco tarde. Ninguno de los dos parecemos reaccionar a mi desnudes. ¿No se da cuenta que he crecido? ¿No se da cuenta que con el sólo hecho de saber su mirada los pezones se me han puesto duros? Continúo. Ahora mientras maquillo mis ojos acaricio a ratos uno de los botones de mis tetas. Y dejo que la imaginación de lo que sucederá me lleve a otra parte.
En un rato, cuando Adrian llegue, tocará el claxon. Saldré vestida con el vestido tanto le gusta, rojo ceñido al cuerpo y con escotes por el frente que me llega hasta en ombligo y por la espalda que deja ver el nacimiento de mi culo, sin brasier por supuesto, una minitanga, medias naturalez y una zapatillas bajas. Papá se quedará boquiabierto, lo que me hará recordar el hecho que me vio semidesnuda, es un perverso pensaré. Me abraza, su abrazo es caluroso, y no estoy segura si percibí un bulto en la entrepierna. Mamá me despide con un beso.
Besaré a Adrian con un largo beso y dejare que meta su mano por el escote y soba una de mis tetas. Entonces me daré cuenta que viene con un amigo, Mauricio. Lo saludo. Durante todo el trayecto insistirá en meterme mano. No se da cuenta que desde los autos vecinos nos miran. Su mano navega, a ratos deja fura una teta para, sin saberlo, deleite de los mirones, y de nuestro acompañante, no le importa y, extrañamente, a mi tampoco, yo la vuelvo a su sitio con una sonrisa picara.
La fiesta será divertida, mucha bebida, charla y baile. No han venido muchos, es una fiesta intima. Será casi en la madrugada, cuando quedemos pocos, quizá algunas cuantas parejas, que la anfitriona decida poner un ambiente más romántico. Yo he estado bailando indistintamente con Adrian y su amigo. Mauricio me ha caído muy bien, es inteligente y le gusta la plática, aunque es un poco pasado, busca cualquier pretexto apara sobarse conmigo.
En fin, que el ambiente se ha relajado, las luces bajas y ya estamos algo embriagados. Adrian me invita a bailar, es un baile romántico, siento su mano entrar por el escote de mi espalda, se aprieta a mí, me besa, su beso es largo y con sabor a ron con cola, su lengua pasea por mi boca, su saliva es cálida. Muerde mis labios y me mira. De pronto siento la cercanía de alguien, es Mauricio que se ha unido al baile, se mantiene alejado lo suficiente para percibirlo y hacerme temblar.
La música acaba pero los tres nos quedamos esperando la siguiente tonada que no tarda. Aquí no hay espera, Mauricio me toma de las caderas y se pega a mí, siento su pene duro en mis nalgas. Adrian no protesta, sonríe, se pega a mi pelvis, lo está disfrutando, sus manos recorren mi espalda y me besa nuevamente, otras manos se encaminan a acariciar mis tetas. Las estruja cariñosamente, besa mi cuello, hunde su nariz en mi cabello. Estoy caliente.
No sé cuánto tiempo tiene que la música ha acabado, pero el trío continua en medio de la sala cachondeando. Siento un ataque de pudor y volteo a mirar en derredor. Hay parejas que están en lo suyo, y sólo algunos pocos se han puesto alrededor de la pista para vernos. Eso hace que me encienda más, mis manos recorren las cabelleras de mis dos acompañantes, meto mis dedos entre sus cabellos y las aprieto hacia mí.
Antonio baja mi vestido, deja al descubierto mis tetas, comienza a chuparlas. Mauricio levanta por detrás mi vestido y acaricia mis nalgas, las estruja, las aprieta, las acaricia y navega en ellas dejando que sus manos y sus dedos lleguen a mi vulva. Ahí también acaricia, hace a un lado el pequeño triangulito de la tanga que le estorba y empieza a masturbarme.
Antonio me lleva hasta un sillón sin dejar de besarme. Se sienta en el brazo de sillón. No me queda otra más que inclinarme. Mauricio aprovecha para sacarme la minitanga y la arroja. Siento sus besos en mi culo, siento como lengüetea mis nalgas, sus saliva correr por mis cachetes, sus besos se van acercando y su lengua se regodea en mi ano. Entra y sale llenándome de saliva, mojando mi oscuro hoyito mientras sus dedos magrean mis labios y el resto de mi vulva.
Adrian se saca el pene, lo pone frente a mi cara y me da un golpecito en la cara con él. Lo meto en la boca y comienzo a chuparlo. Percibo la sombra de alguien que se ha colocado en el quicio de la puerta, nos mira, se que goza del espectáculo y eso hace que me esmere en chuparle el pene a mi pareja. Lo siento dentro de mi boca, lo lleno de mi baba y lo saco y meto apretando los labios. Al mismo tiempo siento como el pene de Mauricio entra en mi vagina, la aprieto por inercia, no es nueva, ha sido usada pero nunca al mismo tiempo que como un sexo, también es mi primera vez.
Mi primera vez en trío, mí primera vez en ser medio infiel y con permiso, mi primera vez de exhibirme, que noche tan formidable. Mauricio entra y sale sosteniendo mis caderas y consiguiendo que el pene de Adrian entre más y más en mi garganta. Siento como estamos a punto de corrernos, primero se correrá Adrian, soy buena haciendo mamadas, me conozco, luego Mauricio y el placer será tanto que me harán correr a mí.
Esto no puede quedar así, cambiaran de lugares, Mauricio se sentara en el sillón obligándome a ponerme de rodillas, y Adrian, un poquito asqueado por el semen que me sale de la vagina preferirá inaugurar otra entrada. Fantástico otra primera vez.
Sentiré como se abre camino por mi ano, abriéndolo hasta el dolor. Hasta hacerme morder un poco el pene que tengo en la boca. Mis hombres, en ese momento serán míos gozan cogiéndome ambos al mismo tiempo, y yo muero de pasión. Me doy cuenta de que la persona que estaba en el quicio de la puerta se ha sentado en el brazo del sillón. Se muere de deseo y ganas de participar. Sólo atina a acariciar mi cabello y a bombear mi cabeza para ayudarme a mamar el pene que se regodea en mi boca. Yo termino mucho antes, y mis compañeros provocan espasmos en mí al intentar esforzarse.
Los tres quedamos tirados. Miro en rededor y veo a nuestro público intuirnos, o no, desde la semi penumbra. Algunas parejas hacen lo que nosotros terminamos de hacer, algunos solitarios nos ven desde sus asientos. Me levanto, recojo el vestido que ha quedado en el suelo, sólo tengo puestas las medias y las zapatillas, busco la tanga y no la encuentro. Me dirijo al baño a la vista de todos.
La persona que estaba en el quicio de la puerta, quien después me acaricio el cabello, me sigue, genial, otra primera vez, la de ser infiel sin permiso.
Regresaremos de madrugada a la casa, en dos semanas dejare a Adrian y veré más seguido a Mauricio. Nos despedidos. En casa papá está despierto viendo una película. Me mira subir por las escaleras. Ahora recuerdo que no encontré la tanga. Papá me ve ir a mi cuarto y sube… ¿Será otra primera vez?
Todo esto lo pienso e imagino mientras me enfundo en el vestido. Será una gran noche.
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 783768 veces
Si te ha gustado Soy exhibicionista de closet. vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.
Por eso dedica 30 segundos a valorar Soy exhibicionista de closet..
Ana Mireya
te lo agradecerá.
Comentarios enviados para este relato
ADMIN
(5 de August de 2013 a las 00:12) dice:
Hola, soy el administrador.
Sería genial si envías alguna foto. Me la puedes enviar por email y yo la subo a tu perfil, o a algun relato. katebrown
(18 de October de 2022 a las 19:52) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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