Soy una de las locas en el carnaval de Loiza…

Es una vieja tradición, en la que muchas personas participan por vocación religiosa, otros por ser parte de la cultura, y en mi caso nada más los hago por pasar el rato y disfrutar. No les voy a explicar en qué consiste todo, solo les diré que hay un grupo de hombres que se disfrazan de vejigantes, vistiendo llamativos trajes de muchos colores vivos, usando mascaras con caras de diablo, otros se disfrazan de caballeros, que supuestamente representan a Santiago Apóstol, también hay quienes se disfrazan de viejo o vieja, según y sea el caso, y quienes como yo que nos disfrazamos de Loca.

Este año al igual que los anteriores, rento una casa por cuatro días, a la orilla de la playa, ya a eso de las cuatro de la tarde comienzo a cambiarme de ropa, y ponerme mi disfraz de loca, este año por ejemplo usé una peluca tipo afro de color rojizo. Como soy de piel blanca, maquillo todo mi cuerpo de color negro, me pinto un grueso bigote, los labios buen rojos, y me pongo unas grandes gafas de sol, bien oscuras, luego me coloco el par de tetas falsas así como las nalgas y sobre eso únicamente me puse un viejo vestido todo raido de color marrón, me calzó unas de chancletas, recogí mi bolso, lleno de botellas de ron barato además de otras cosas, y salgo por la puerta trasera ya a eso de las cinco de la tarde.

Desde luego que quien me ve de inmediato se da cuenta de que soy un hombre mal disfrazado de mujer, pero casualmente por eso es que al personaje le llaman la loca. Durante los tres días que dura la fiesta, me hago de varios amigos, que ya bien son vejigantes, caballeros, viejos, o simplemente andan sin disfraz alguno. En el paseo desde el pueblo, hasta Medianía, los Colobos o Miñi Miñi, comenzamos a beber, bailar, y si se puede discretamente hasta fumar, no me pregunte qué. Como la mayoría de las veces, al personaje de la loca, le agarran las nalgas, las tetas, le quitan el bolso, le levantan la falda, mientras que como en mi caso, hago que me enfado, y persigo a quienes se atreven hacerme pasar semejante vergüenza, para darles un beso.

Como en años anteriores ya bien tarde, por no decir ya de madrugada, a mi personaje hasta le han quitado las falsas nalgas, pero aun y así me siguen levantando el vestido, y dándome sabrosos agarrones en las mías propias. A esa altura de de la fiesta, los que quedamos del grupo nos fuimos a la orilla de playa donde hemos seguido bebiendo, y fumando. Hasta que a alguno de mis acompañantes se le antoja algo más que agarrar mis nalgas.

En está ocasión un moreno, que estaba disfrazado de vejigante, se abrió el mameluco que cargaba puesto y extrajo su tremenda verga, supuestamente para orinar. Yo nada más de verla quedé gratamente impresionado, soñando despierto en tener ese monstruo dentro de mí culo, sin quitarle los ojos de encima, me relamía los labios. Mientras que él con toda intención se colocó a mi lado y se puso a orinar.

No tuvo ni que invitarme, ya que yo después de darme otro trago de ron frente a todos los del grupo, le agarré su miembro, y descaradamente me lo llevé a la boca. Realmente no se la mamé mucho, ya que al poco rato él mismo me dijo que me pusiera en cuatro, así que antes de tirarme sobre la arena, embadurné el hueco de mi culo con la vaselina que cargo dentro de mi bolso.

Cuando el tipo ese me subió la falda y se dio cuenta de que era blanco, parece que le entró una gran alegría, ya que dándome una sabrosa nalgada le dijo al resto de los que nos acompañaban hoy el negro come carne blanca, y tras decir eso que me colocó su tremenda verga entre mis nalga y de un solo empujón me ha penetrado salvajemente. Si no fuera porque ya estoy acostumbrado a eso, seguramente me hubiera muerto del dolor. Por un buen rato el negro, me estuvo clavando su gruesa daga de carne dentro de mí, mientras que yo movía y restregaba mi culo contra su atlético cuerpo, buscando sentir más y más adentro de mi toda su gruesa y larga verga.

Ya estaba yo de lo más inspirado, moviendo mi culo, cuando al abrir los ojos encontré frente a mi cara, la verga de otro de los vejigantes que nos acompañaban, mientras que el resto del grupo no dejaba de decirme, mámasela maricón, yo ene se momento les respondía, maricón no Loca, yo soy la Loca. De inmediato le eché mano a la verga que tenía frente a mí y sin demora alguna frente a todos ellos, mientras el negro me daba divinamente por el culo, me dediqué a mamarle la verga al otro tipo, que también resultó ser negro, un poco más bajito y con una verga más pequeña pero gruesa.

Esa noche después de que el primero de los vejigante me dio por el culo, y terminó llenándomelo de su espesa leche, yo hasta me tragué todo el semen del otro. Ya una vez que ambos terminaron conmigo, me fui a la orilla de la playa, y en ese mismo lugar me dediqué a expulsar lo que mi salvaje amante había dejado dentro de mi cuerpo y lavar mi culo, frente a todos. No bien ya había terminado, cuando otro de los jóvenes que nos acompañaban, se me acercó y agarrándome las nalgas, descaradamente me exigió, que le diera el culo.

Por lo que de inmediato, me volví a recoger el vestido hasta la cintura y tirándome sobre la arena le ofrecía mis nalgas. Esa noche creo que unos diez o doce tipos, me han dado sabrosamente por el culo, ya cuando el sol comenzaba a despuntar regresé a la casa que tenía alquilada, el culo lo tenía más abierto que la entrada de un túnel.

Cuando me vine despertando, ya eran cerca de las cuatro o cinco de la tarde, me di un buen baño, y salí a dar un paseo, para comer algo, y más tarde volver a disfrazarme de loca. El resto de las fiestas lo pasé de esa manera, disfrazándome de la loca y dándole el culo prácticamente a quien me lo pidiera.

En una ocasión hubo un tipo que me llevó hasta el manglar entrando por la calle el Mahey, y ocultos entre las ramas del mangle, me dio una tremenda clavada, tras lo cual al terminar regresamos a la fiesta, solo que no me di cuenta de que él no se había quitado el cordón, ya que eso se quedó colgando de mis nalgas. Hasta que otro de los tipos que estaba pidiéndome que le diera el culo, se dio cuenta de que eso colgaba de mi culo.

En otra ocasión me tenían como pollo a la vara, uno por la boca y otro por el culo, cuando un grupo de una tres mujeres nos encontraron a mis amigos y a mí en la orilla de la playa. A mis acompañantes les dio algo de vergüenza desde luego, pero como ella se hicieron las que no nos vieron, mis amigos continuaron sabrosamente dándome por el culo.

En mi caso me gusta, que me den por el culo, pero no porque yo actué así quiere decir que todos los que se visten de loca, hagan lo mismo que yo, así que ojo, no se vayan a confundir y meterse en un problema al irle a agarrar las nalgas a algunas de las locas que vea en esas fiestas.