No espero que me comprendan, y mucho menos que entiendan, lo que me lleva hacer lo que hago. Pero cuando Javier mi hijo, estaba entre sus 18 años más o menos, gracias a mi esposo, que por sus sarcásticos y sínicos comentarios, hizo que me diera cuenta de lo apático que era, nuestro hijo menor, con relación a las chicas. Al hacerme ver en repetidas ocasiones, que a nuestro hijo, ni tan siquiera le conocíamos a una amiga, y mucho menos una novia.
Relato
Bueno eso sumado al los absurdos comentarios de su padre, que cuando se quedaba en casa, en ocasiones para mortificarme me decía. Bueno yo pensé que teníamos tres hijas y un hijo, a ahora por lo visto me tendré que acostumbrar a la idea de tener cuatro hijas. Y todo porque Javi, cuando se quedaba en casa, sin salir, le encantaba andar con su larga y abundante cabellera suelta, hasta que mi marido lo obligó a que se cortara todo su hermoso cabello, a la cero, además usaba unos ajustados pantalones, los que delineaban sus paradas nalguitas, cuando no era que se ponía alguna blusa de una de sus hermanas. Razón por la que en más de una ocasión, mi esposo se peleaba con Javi. Eso sin contar el sin número veces, que mi marido le decía, que hablase, y se comportase como un verdadero hombre.
Es verdad que mi hijo, físicamente se parece más a mí que a su padre, ya que es de tez blanca, delgado, de facciones finas, y nunca, salvo ver los programas de lucha libre, no le gustaron los deportes. Yo no dejaba de pensar, en que lo que insinuaba mi esposo, fuera cierto. No lo podía creer, o mejor dicho yo no quería ni pensar en eso. Pero cuando encontré bajo el colchón de la cama de mi hijo, un montón de revistas pornográficas, de todo tipo, incluso de chicos vestidos de mujer teniendo sexo con otros hombres. Esa fue la gota que derramó el vaso. Yo en infinidad de ocasiones, le había pedido a mi esposo que hablase con Javi, sobre el sexo. Y la única vez que lo hizo, apenas mi hijo le dijo, que eso no le interesaba, su papá no siguió tocándole el tema.
Yo estaba súper preocupada, así que aproveché que su papá no estaría en casa, hasta la próxima semana, y que la única de nuestras hijas, que aun vivía con nosotros, se había ido a pasar el fin de semana a casa de los padres de su novio. Para sentarme hablar con Javi, de madre a hijo. O por lo menos eso pensaba yo, al principio de nuestra conversación.
Mi mortificación era tal, que me dije a mi misma, que haría hasta lo imposible, para que mi hijo no llegara a descarriarse y convertirse en un pervertido. Así que esa tarde entré en su habitación, y lo único que se me ocurrió preguntarle fue, sino le gustaban las mujeres. Desde luego que Javi al escucharme se quedó, como sin saber ni qué hacer ni que responderme. De inmediato comencé a hablarle de mi gran preocupación por él, de cómo, desde mi punto de vista, desde luego. Ese estilo de vida lo llevaría a la perdición, en fin ahora que yo misma me escuchó, pienso que exageré un poquito.
Casi de inmediato le volví a preguntar, ¿si no le llamaba la atención el sexo? Pero por la cara y la expresión que vi en su rostro, en esos momentos, al ver su falta de interés en las mujeres, y su apatía hacia el sexo opuesto, al no llamarle la atención lo que yo le decía, en medio de mi desespero, le pregunté, al tiempo que me abría la blusa y le mostraba mis tetas, contenidas dentro de mí sostén. Es que esto no te llama la atención. En ese instante, la manera que Javi se le quedó viendo a mis tetas, con cierto brillo en sus ojos, me indicaron que yo iba por buen camino. Yo se que seguí hablándole, mientras que mi hijo únicamente me observó, y me dijo en un tono de voz aniñado. Mamá deja eso, y cúbrete.
Al escucharlo decir eso, mi mente comenzó a trabajar rápidamente, me imaginé a mi hijo preso, y siendo sodomizado por una larga fila de otros presos. De momento, en medio de mi desesperación, sentí una especie de arrebato, que me llevó a saltarle encima, y al tiempo que lo agarraba por la cara, sin poder contenerme le planté un enorme beso de lengua.
Aunque Javi infructuosamente trataba de separase de mi, y me preguntaba asustado que era lo que me sucedía. Yo estaba bien resuelta a que mi hijo, se interesase en el sexo. Por lo que a pesar de su rechazo, introduje mi mano por dentro de su pantalón, y en cosa de segundos, agarré su miembro. Con una habilidad que yo misma desconocía, logré bajarle el pantalón. Fue cuando vi, por primera vez en mucho tiempo, su erecto miembro entre mis dedos. Y sin pensarlo dos veces, me lo he llevado a la boca, poniéndome a mamárselo, casi de inmediato. Mientras que mi hijo, visiblemente asustado, y sumamente nervioso, no dejaba de preguntarme qué era lo que yo estaba haciendo, con su miembro dentro de mi boca.
Yo en cierto momento en que me tomé un respiro, le dije, aun con mis labios rozando la colorada cabeza de su glande, y con gran parte de su prepucio cubriéndola, le respondí. Esto hijo es una mamada. Y de inmediato continué pasando mi lengua, y mis labios, a lo largo de todo el tallo de su miembro. AL tiempo, en que ya Javi, había dejado de hacer fuerza para rechazarme, y en su lugar me comenzó a decir. Lo rico y sabroso que eso se sentía.
Al yo ver el cambio en la manera de actuar de mi hijo, rápidamente me deshice de mi sostén, y en un abrir y cerrar de ojos, coloqué su verga entre mis tetas, presionándolo, al tiempo que las movía de arriba abajo. Por el rostro de felicidad que puso mi hijo, supe que todo lo que yo le estaba haciendo le encantaba, ya que además de mantener su verga entre mis senos, lograba introducirla dentro de mi boca, empapándolo con mi cálida saliva.
En cosa de segundos, sentí el inconfundible sabor de semen, que inundaba toda mi boca, y como mi hijo parecía que le iba a dar una especie de ataque al corazón, por la cara que puso, a medida que se fue viniendo dentro de toda mi boca y garganta.
Tras un corto descanso, en el que ninguno de los dos dijo una sola palabra, me aminé a preguntarle, como se sentía, al tiempo que Javier, cubriéndose el rostro, me dijo sumamente avergonzado. Mamá me siento raro, por un lado me encantó lo que acabas de hacerme con tu boca, pero por otro lado, no sé realmente, si eso del sexo, me llegue a gustar. Y aunque no me siento interesado en el sexo, si me gustaría hacerlo, pero de otra manera. Como lo he visto en las fotos, y los videos, que me ha regalo mi papá.
Cuando escuché a mi hijo decirme eso, supe de inmediato que el siguiente paso sería, el más decisivo de todos. Por lo que al tiempo que me soltaba la falda, y me quitaba las bragas, separando mis piernas, le mostré todo mi coño, separando los labios de mi vagina con mis dedos, diciéndole. Puedes meter tu verga dentro de mí, te darás cuenta de que es tan húmeda y cálida como mi boca. Sin demora alguna sentí como mi hijo fue introduciéndome toda su verga dentro de mi caliente coño, no paraba de decirme lo sabroso que se sentía, lo húmedo y cálido, que era. Mientras que yo comencé a mover mis caderas, restregando mis nalgas contra su cuerpo, para sentir más y más dentro de mi toda su parada verga.
Así estuvimos por un cierto rato, yo disfrutando de la verga de mi propio hijo, y mi hijo disfrutando del coño de su propia madre. Fue cuando al ver mi rostro en uno de los espejos de su habitación me di cuenta, que tanto mi hijo como yo, teníamos la misma expresión de pervertidos en nuestras caras. Pero la verdad es que eso fue lo menos que me importó en esos instantes, lo que deseaba era sentir bien dentro de mí, todo su viril, y juvenil, verga.
La voz de Javier resonaba en mis oídos, diciéndome una, y otra vez que me amaba, que deseaba seguir haciendo eso conmigo por todo el resto de su vida. Sabrosamente sentí, al mismo tiempo que yo disfrutaba de un enloquecedor orgasmo, como mi hijo se venía dentro de mi coño, divinamente. Por un rato aun los dos seguimos moviéndonos, hasta que finalmente ambos nos quedamos quietos.
Al corto rato, y tras darle un gran beso de agradecimiento a mi hijo, le dije. Ya sabes Javi, cualquier cosa que quieras saber sobre el sexo, no pierdas tu tiempo preguntándole, ni a tu padre, ni a tus compañeros de clase. Ya que de seguro no te van a poder dar una buena respuesta. Así que cualquier duda, pregúntame a mí. Por lo que, a los pocos día mi hijo comenzó a preguntarme más sobre el sexo anal. A lo que yo gustosamente le di una buena y profunda explicación, dejando que me penetrase por el culo. Claro que todo eso, sin que mi marido, ni mis hijas se enteren….
Relato erótico enviado por Anonymous el 14 de December de 2007 a las 13:35:08 - Relato porno leído 786352 veces
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narrador
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 21:03) dice:
SEX? GOODGIRLS.CF
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