Soy una mujer de palabra… ( CON fotos)

Pero al día siguiente, unas amigas mías me invitaron a un nuevo Pub. Por la novedad, y la mucha promoción que le habían dado, el local estaba a punto de reventar, por tanta gente que había. Mis amigas, y yo nos divertíamos de lo lindo, bailando, y bebiendo como locas. Cuando vi por primera vez a un tío, al que por sobrenombre, o apodo, sus amigos le decían el Burro. Quedé impresionada, tanto que nada más me bastó una ligera insinuación, para que él me sacase a bailar. Yo estaba más que encantada de haberlo conocido, ya que aparte de bailar muy bien, no era nada miserable, como lo es mi novio. Algo que también me agradó mucho, ya que mis amigas, impresionadas por el Burro, trataban de llamar su atención, pero en todo momento Julián que es su nombre, estuvo muy pendiente de mí. Ya cerca de la una de la madrugada, mientras bailábamos de manera bien apretada, y él me besaba por mi cuello, se me ocurrió preguntarle, por qué le decían así, ya que yo en ningún momento lo vi, o escuche, hacer o decir una burrada. Sonriendo, y visiblemente sonrojado, Julián me confesó, que sus amigos le decían así desde niño. Ya que para su edad, y tamaño tenía, y aun tiene un miembro un poco más grande, largo, y grueso que cualquiera de su edad. Cosa que en realidad, me causó mucha gracia. Seguimos bailando, y en una de esas, le confesé que yo tenía un novio, que estaba en esos momentos practicando ejercicios, estratégicos en la mili. Julián me agradeció que hubiera sido sincera con él, por lo que también aprovechó, para decirme, que tenía novia, pero que estaba visitando a sus padres, en Tenerife. Los dos seguimos bailando, y besándonos, como si lo que dijimos, no importase. Hasta que cuando nos vinimos a dar cuenta, estaban cerrando el Pub, y mis amigas me habían dejado sola. Julián se ofreció llevarme a casa, y cuando nos despedíamos en la entrada del edificio, él entre besos y caricias, me propuso que subiéramos a mi apartamento. Yo en ese momento le dije. Julián, como ya sabes, tengo novio, y él se encuentra en ejercicios militares, pero como si eso fuera poco, le prometí que no iba a dejar que ningún otro hombre me tocase el coño, y yo soy una mujer de palabra. Julián se quedó como seco, al escucharme a mí decirle eso. Cuando guiñándole un ojo, le seguí diciendo. Pero no me dijo nada, con respecto a mi boca, o mi culo. La verdad es que yo deseaba desesperadamente, acostarme con Julián, pero a la vez también quería cumplir la palabra que le había dado a Beltrán. Sonriendo, Julián me volvió a besar, y acariciar todo mi cuerpo, así seguimos haciéndolo, mientras el ascensor subía hasta mi piso. Ya dentro, seguimos besándonos, y acariciándonos mutuamente, al mismo tiempo que él hábilmente comenzó a quitarme la ropa. En mi vida había estado tan deseosa de tener sexo, hasta que cuando él se quitó los pantalones y el slip, que vine a darme cuenta de tremenda herramienta que colgaba entre las piernas de Julián. Fue cuando pensé, que no era por exagerar, que le decían el Burro. En cierto momento hasta sentí miedo de que me fuera a meter toda aquella cosa, por culo. Yo estaba realmente sorprendida, y él se dio cuenta de eso. Por lo que me dijo, no te preocupes, que si me lo puedes mamar, por el culo fácil te va a entrar. No sé si fue, lo que dijo, o como lo dijo, la cosa es que me causó mucha gracia, y nuevamente seguimos besándonos apasionadamente. Hasta que en cierto momento, quizás por saciar mi curiosidad, agarrando su largo y grueso miembro, al principio, me dediqué a mamar aquel enorme glande. Y realmente aunque la abrí bastante, sentí como su verga, se fue deslizando dentro de mi boca, sin dificultad ninguna. Es más a pesar de su gran tamaño, no fue para nada incomodo, el seguir mamando gran parte de su verga, hasta que él, me dijo. Que deseaba darme por el culo. En ese instante yo hubiera preferido, seguir mama que mama. Pero como dicen, mal paso hay que darlo aprisa. Tras sacar su verga de mi boca, de inmediato me recosté boca abajo, separando mis piernas y mis nalgas, ofreciéndole mi apretado culito, a Julián. Resignada, esperaba que en cualquier momento, él comenzara a penetrar mi culo, con aquella enorme cosa. Cuando de momento comencé a sentir su lengua lamiendo mi esfínter, y a los pocos segundos, algunos de sus dedos penetrando mi culo. Quizás por lo inesperado de su acción, y porque jamás nadie me había hecho eso, de mamar mi culo, me fui relajando tanto, que cuando realmente el Burro comenzó a penetrarme con su enorme verga por el culo, lejos de sentir algún tipo de incomodo dolor, el placer que me produjo, fue bien grande. Yo casi de inmediato al sentir como aquella enorme cosa, me iba penetrando el culo, comencé a moverlo rítmicamente, a medida que tras enterrarme todo eso, comenzó a meterlo, y sacarlo una, y otra vez. Yo no dejé de chillar de placer, a medida que Julián seguía clavándome toda aquella enorme cosa. Cuando sin previo aviso, el Burro con una de sus manos, me agarró con fuerza mi coño. Apretando toda mi vulva, y clítoris. Yo en ese instante solo deseaba seguir sintiendo el enorme placer que su verga dentro de culo, me producía. Tan es así, que al sentir ese fuerte agarré en mi coño, disfruté de un increíble orgasmo. Luego de que Julián se viniera dentro de mis nalgas, yo sentí extremadamente satisfecha. Pero en pensé que había faltado a mi palabra, pero al levantarme para ir a lavarme, dejé de pensar en eso, ya que no fue algo que yo dejé que pasara voluntariamente. Tras expulsar toda su leche de mi cuerpo, y lavarme bien, regresé a la cama, donde nuevamente me puse a mamar su verga. Hasta que al poco rato, el Burro me volvía a clavar sabrosamente todo su miembro por el culo. Julián se marchó, casi a media mañana, yo me vine levantando de la cama, cerca del mediodía. Beltrán, nunca se enteró de lo sucedido, aunque por unos cuantos días, me quedo doliendo el culo, pero sumamente orgullosa de no haber faltado a la palabra que le di a mi novio, de que no dejaría que nadie tocase mi coño, por lo menos de manera consciente….