Susana

Susana



Sigo trabajando en esta mina y cuando debo descansar cortos períodos me refugio en casa de Débora, esta mujer mayor de 39 años, que además de refugiarme dando cabida en su casa me recibe con grandes muestras de satisfacción de tenerme a su disposición y me lo demuestra en su cama la cual llega a crujir con nuestros encuentros amorosos a pesar de tener solo 25 años.

Un día es visitada Débora por su amiga del alma y consejeras ambas entre ellas se contaban todo hasta lo más secreto. Susana que es mayor que ella de 42 años, comienza a contarle las peripecias que tiene que pasar cuando viene su marido quien no la sabe satisfacer quedando ella con grandes dolores vaginales al no ser satisfecha. Y hoy ya se fue, pero me dejó con esos desastrosos dolores… y enojadísima se va a su casa vecina de Débora.

Débora le cuenta que está con su período de menstruación que su esposo lo sabe, pero no llega su esposo con las cosas solicitadas sino su amante, se aflige por que sabe que no podrá complacerle por su fecha menstruando y por que sabe ella que no lo podrá complacer… rápidamente piensa en su vecina …, si piensa dos que estarán felices y llama a Susana… esta sale al patio y en su cara se notaban sus molestias…, que quieres le dice…, voy a solucionarte tu problema y tu me ayudaras a resolver el mío… sorprendida Susana la mira, Débora me llama Leo ven…, cuando estoy descargando el vehículo y entrándome en la casa de la vecina me dice… esta es Susana mi amiga y confidente ambas nos conocemos nuestros secretos ella ahora está en un problema y yo también , miro extrañado y continua, Susana esta insatisfecha por que su marido no supo en verdad no sabe satisfacerla y está crispada, adolorida y anhelante de sentirse empotrada por un buen amante que la libere de sus apremios eróticos con un buen apareamiento de un súper macho y tú eres ese macho elegido…, poséela yo no puedo dártelo por estar en menstruación, pero ella esta incomodada y colmada de sus hormonas estimulada… al tiempo que me empuja contra Susana.

Susana estaba aun con un batín de de dormir que apenas cubría su cuerpo, y al tropezarse conmigo debido al impulso dado por su amiga caímos sobre uno de los sillones del recibidor, este ligero batín se abre y me muestra unos fabulosos senos y aunque esta dama tenía 42 años sus pechos estaban parados y ahora excitados con sus pezones exagerados, era una hembra de piel blanca y su aureola de los pezones me excitaron y los manipulos, estaba tan excitada que apenas los toque ella vibra gritando no, no, quiero ser poseída por mi marido no, no, pero me permite meter mis manos entre sus piernas acariciándole sus muslos, desesperada me abraza y solicita no me dejes caliente sáciame, desquítate conmigo quiero ser aplastada por un gozoso coito, retiro mis ropas y ella se abre de piernas, bajo mi cabeza y manoseaba sus nalgas y muslos, empecé a besar su vagina y a meterle mi lengüita. Como gemía y se retorcía, le gustaba lo que me estaba haciendo en sus entrepiernas

Ella me acomoda encima de su cuerpo y yo empecé a penetrarla con fuerza, sentía ella que la llevaba al cielo. Mi cabezota de glande estiraba al máximo su vagina y como se zarandeaba. La penetraba con mucha fuerza, y me sentía a las mil maravillas, el sillón se movía por la fuerza de mis embestidas.

Gemía, subía sus piernas en el aire al sentirse fuertemente penetrada y que su cuerpo comenzaba a sentirse cómodo con las penetraciones, seguía sollozando y gimiendo de placer.
Como a los 15 minutos tuvo su primer orgasmo, pero yo seguía penetrándola con fuerza. El sillón casi se desarmaba ante tal delirio de placeres, Susana suspiraba y pedía más quiero más sexo gritaba…, le daba en el gusto hasta que ella nuevamente se endurece y arquea su cuerpo ante el gozo de un nuevo orgasmo, como refunfuñaba y se afligía entregándome los fluidos que acompañaban a las contracciones de ese orgasmo y casi al mismo tiempo recibe en su matriz mis chorros de leche vaciados con furia en su útero.
Después solo tranquilidad, eres un buen semental como me inundaste mi pobre útero todavía se rebalza por la cantidad de leche que me regaste, pero lo mejor es que me saciaste hoy como nunca lo había hecho mi marido, eres exquisito te estaré esperando, vamos a la ducha y continuamos.
Nos duchamos ambos juntos en la regadera de su baño, mientras escurría el jabón por su cuerpo la acariciaba y amasaba esos admirables senos, cuántos nenes mamaron de estos senos le pregunto y ella me dice con mi marido a pesar de estar casada ocho años no hemos tenido hijos…, le digo en sus oídos entonces yo te haré mamá y te preñaré…, mientras ubicaba mi miembro entre sus piernas, ella no hablo solo se abre de piernas para facilitarme la penetración, y gimiendo me dice préñame, embaraza este cuerpo que te pertenece. Nos vamos mojados a la cama y en ella desnudos ambos comenzamos una loca penetración. Sobaba sus piernas, acción que me hizo enloquecer de pasión, llevaba días deseando a una mujer, sentir las carnes de ella me enloquecieron, ardió en nosotros la llama de la lujuria del sexo, comenzamos a besarnos, jugamos con nuestras lenguas en nuestras bocas, me está apretando mi vagina con su mano e introduce un dedo en ella, luego se arrodilla, su boca busca mi sexo entre mis piernas, logra penetrarme con su lengua en mi rajita, llegué al cielo, Dios hacía meses hambrienta de sexo que deseaba que me chuparan mi sexo y ahora este tierno macho me manosea y penetra mi sexualidad con su lengua, solo gemí “lo que haces es muy bueno, pero déjame…, por favor déjame…, eres muy joven, un adolescente para embarazarme”, se levanta y me levanta entre sus poderosos brazos abrazándome contra su cuerpo, y no perdió tiempo ni la ocasión y se abalanzó contra mía, comencé a gimotear como llorando, pienso ya soy de este hombre: mi nuevo macho, marido, amante, dueño, amo y señor de mi cuerpo, cuando este se abalanzo sobre mi cuerpo dueño de la situación, su mano la acomodo en la entrada de mi vagina y fue moviéndola lentamente, recogió mis gimoteados deseos de apareamiento, sujetándome suavemente por mi cintura y suavemente me metió toda su mano en mi desnuda vulva, comenzó a jugar con mi cuerpo, movía desesperadamente su mano en mi vagina, la movía hasta tocarme mi culo, subía, bajaba. Para luego arrodillarse en la cama y meter su lengua en ella, al tiempo que apretaba su cabeza contra mi vulva, enajenada por el goce, me quejaba abatida, gemía y jadeaba como loca, sentí contracciones, luego se soltaron todos mis líquidos dentro de mi matriz, me hizo gozar un orgasmo sin penetrarme, ese rico y miserable mini hombre se aprovechaba de mí, lo hacia tan delicioso, era rico sentirlo, no me atrevía a entregarme, pero mi mente se negaba a rechazarlo, luego este miserable macho me recuesta en el colchón y no sé en que momentos se acomoda sobre mí, empujo su pene hacia arriba hasta sentirlo palpitar dentro de mi sexo, abandonada a los empujones del pene que se movía complaciente tratando de penetrarme mi matriz, miro a mi amo y señor de ese momento, me abracé con fuerza a su cuerpo moviendo mis nalgas como hacia tiempo que no las movía, este empujó su pene contra mis entrañas y lo acompañé con mis movimientos de cintura, como las movía parecía que llegaría el fin del mundo las movía en un ondulamiento perfecto hasta que sentí llegar mi orgasmo, entre gritos y movimientos de cinturas comencé a recibir el semen que el macho inyectaba en mi profundo útero al tiempo que con desesperación entregaba mis orgasmos a ese pene que tan deliciosamente me mojaba con sus líquidos seminales, me había entregado a mi joven amante, él me había satisfecho, logrando mis mejores orgasmos en este apareamiento, mientras este respiraba agitadamente como un animal jadeante al concluir su faena, a mi lado, me decía , ahora tienes un macho nuevamente para ti, eres mía. Te deseaba, quiero ser tu hombre y colaborar contigo en todo hasta embarazarte me dice.
Mi mente recorre las fechas de mi sexualidad y concluye que si estaba en las fechas de procrear ese macho me podría embarazar hoy, asustado lo miro y veo sus deliciosos ojos acariciándome, sus manos acariciaban mi cuerpo, me entregué y pensé si me embaraza es premio a su excelente cópula.
Mi macho se viste y sale a continuar descargando la camioneta para volver a la mina. Feliz me acerco a Débora y abrazándola le doy las gracias a tan deliciosos momentos. Ahora este macho cuando viniera de descanso de la mina tendría a dos hembras desesperadas esperándolo.