Categorias

Relatos Eróticos

Ultimas fotos

Photo
Enviada por narrador

Photo
Enviada por ELCASUAL

Photo
Enviada por rodolfosalinas


 

TATUAJE SALVAJE

Relato enviado por : xabiport el 20/02/2013. Lecturas: 2627

etiquetas relato TATUAJE SALVAJE   General .
Descargar en pdf Descarga el relato en pdf
Resumen
Cuando quedaban ellos dos la imaginación se desborda


Relato
Disfrutaba tanto tocando su cuerpo... me gustaba tanto hacerle gozar... chuparle, besarle, lamerle, comerle enterito...
Me recreaba recordando cada una de las veces que había conseguido tenerle solo para mí. Acariciarle, desabotonar su camisa y quitarle el pantalón, empezar a besarle y no parar hasta hacerle gemir de placer. Cómo me excitaba pensar en él... En su piel suave, en sus labios, en su manera de besarme, en tener en mi boca su cómoda y sabrosa verga preparada para explotar... Recrearme y recrearme más. En eso se había convertido últimamente mi relación con él. Sabía que este viaje era una despedida, una bonita manera de entenderlo todo sin entender nada.

La noche anterior había conseguido sacar de mí lo peor y eso me tenía intrigada. No quería volver a recurrir al enfado, no quería sentir rabia hacia él pero, por otro lado, deseaba volver a sentir esa arrebatadora fuerza, ese ilimitado furor tan espectacular y que tanto placer me había otorgado.
Palabras sueltas volaban por mi mente, objetos de diferentes tamaños y durezas entraban y salían por cada uno de los orificios corporales causándome sólo con el pensamiento una excitación nerviosa y poco habitual.

No había dejado de sonreír en todo el día y eso le intrigaba. No osaba preguntarme en qué estaba pensando pero, con su mirada de "macho alfa", me demostraba tener las mismas ganas que yo de que se repitiera aquello de lo que tanto habíamos disfrutado. Lo difícil iba a ser hacer reaccionar a mi ego con furia. Cosa de normal tremendamente difícil.
Había salido de la habitación y regresaría en pocos minutos. Nunca le preguntaba dónde iba ni con quién hablaba de la misma manera que él no me lo preguntaba a mí. Tenía la certeza de que su respuesta me dolería y no tenía derecho ni a sentir pena de mí misma. Así que me limitaba a aceptar no ser la primera, ni la única, ni la mejor opción. Y eso siempre se me ha dado muy bien.
Sin darme cuenta empezaba a sentir cierta rabia. Su tardanza me incomodaba y tenía la necesidad de tranquilizarme antes de su regreso para intentar demostrar una entereza a veces inexistente. Le imaginaba mirando a otra, riendo con otra, comíendose a otra y mi rabia crecía irremediablemente.
"Ahora está contigo, disfrútalo joder!!"- me autoreprochaba constantemente.
El tiempo pasaba y él no regresaba. Mi mente recurría una y otra vez a excusarle, a entenderle. "No tengo porqué ser su mejor opción, no tengo porqué..."
Y cuanto más tiempo pasaba más fantasmas acudían a mi cabeza y todos y cada uno de ellos me arañaba los cinco sentidos haciendo lo posible por arañarme también el sexto. Cada vez se me hacía más y más difícil ser paciente conmigo misma. Mi cuerpo y mi mente lanzaban señales inequívocas de que algo no iba bien. Un terrible sentimiento de miedo se apoderó de mi ego, que no pensó más que en huir despavorido de aquella poco recurrente situación.
Busqué mi bolsa de viaje. Me sorprendió sobremanera comprobar que ya lo tenía absolutamente todo guardado. Como si mi mente hubiera ido preparando el momento con anterioridad. Como si mi otro yo hubiera conocido de antemano cual iba a ser mi reacción unas horas más tarde. Me temblaban los gestos. Me miré en el espejo y me sonreí dándome fuerzas. Busqué su camisa y la respiré profundamente. Eso era lo último que quería recordar. Retener ese aroma hasta la saciedad. Recordar lo último como lo primero.
Salí de la habitación cabizbaja y me dirigí al ascensor. Antes de poder apretar el botón, se abrió y ahí estaba él. Me miró a los ojos y sonrió. Una sonrisa que se frenó en cuanto bajó su mirada hacia mi bolsa. Arqueó las cejas preguntando sin hablar. Sonreí convenciéndole de que todo iba bien.
- No sé lo que he hecho... pero lo siento... -me resultó extraño escuchar una disculpa por su parte. Una disculpa, por otro lado, innecesaria.
- Ya estaba todo hecho... desde el primer día... ya estaba hecho.- asentí con seguridad.
Entré al ascensor esperando que él saliera. Pero no lo hizo. Se quedó y apretó el botón que nos haría subir a la última planta. Sus besos en los ascensores eran arrebatadoramente excitantes.

No lo pensó dos veces. Me arrinconó y mientras me besaba me apretó con ambas manos el culo, me subió la falda y deslizando su mano por dentro del tanga metió su dedo en mi vagina hasta el fondo haciéndome gemir en menos de diez segundos.
Sacó el dedo y lo lamió. Resopló. Y volvió a metérmelo acompañado de un segundo y un tercer dedo. Yo quería separarme de él pero me elevó cogiéndome sin sacar los dedos, directamente de la vagina con una mano y del culo con la otra. Y cogida en brazos, notando sus dedos juguetear en mi interior y besándonos como locos, salimos del ascensor y nos dirigimos de nuevo a la habitación.
Al entrar me lanzó en la cama y empezó a lamerme los pechos al mismo tiempo que hacía sus dedos entrar y salir. Bajó hacia el clítoris.
Estaba tan excitada que le apretaba la cabeza con las piernas. Aquello era increíble. Ni me había rozado todavía el clítoris con la lengua, pero lo sentía tan duro que casi dolía.
Llamaron a la puerta. Me dejó y fue a abrir.
Yo necesitaba seguir con lo que él había dejado a medias, estaba deseosa de que viniera airoso, que me arrancara la ropa a mordiscos y me metiera el rabo hasta doler, que me jodiera hasta los más hondo, que me hiciera chorrear de placer... pero los segundos se me hacían eternos, no podía más y me empecé a acariciar cada vez con más ansia. Volvió con un carrito del que sólo pude distinguir una cubitera con una botella de cava...
Se quedó a los pies de la cama y observó...
Me gustó verle ahí, mirándome. El bulto de su pantalón le delataba. Estaba excitadísimo. Yo le miraba mientras me mordía el labio inferior y deseaba con todas mis fuerzas que viniera, que me hiciera gritar, que me manejara como una muñeca de trapo. Estaba dispuesta a todo.
Levantó la servilleta con la que estaba cubierta la cubitera y cogió un hielo. Sólo de pensar lo que podía hacer con él me encendía.
Primero lo pasó por mis labios...me acarició el cuello...marcó diferentes surcos en mis pechos...lo dejó gotear en mi ombligo...continuó su camino y finalmente me lo introdujo hasta el fondo jugando de nuevo con los dedos dentro, haciéndome sentir un frío que me quemaba las entrañas. Me empezó a besar el clítoris... a succionarlo... a juguetear con su experimentada lengua. No podía creerme lo que me estaba haciendo. Empecé a gemir, a gritar, a pedirle más y más... entonces paró. No me lo podía creer. Quería pisotearlo, patalearle la jodida cara hasta dejarlo irreconocible, arañarle su maldito culo blanco dejándolo marcado de por vida...
Él sonreía y me pedía relax.
- Relájate gatita... tienes siete vidas... hoy perderás la primera... la muerte puede ser dulce... muy dulce...
- No por favor, otra vez no, no me hagas odiarte...
- Y qué es el odio sino un efímero sentimiento de amor rabioso? Una pasión desordenada? Una entrega sublime de una intimidad poderosamente desmedida? Una realidad etérea? Un fin sin un comienzo? Una fuerza interior que nos ayuda a afrontar nuestros miedos? Acaso crees que el mundo lo mueve el amor? La felicidad? La luna y las estrellas? No te das cuenta de que tu posición tan jodidamente optimista es en realidad un odio desmedido por todo? Por aquello que te toca vivir y te hace tan vulnerable? No será que te aferras a la vida por que te da miedo las ganas que tienes de abandonarla? Maldita hippie redomada... Jodida princesa con bragas rotas...

Eso sí que no me lo esperaba. Ahí me tenía. Desnuda, humillada y jodídamente caliente...
Podía querer follarme un deportista tullido, un abogado encorsetado, un marido infravalorado, un hedonista sectario, un creativo desmotivado, pero no un filósofo. Un puto filósofo.
Su mirada cambió. No supe acertar en qué se convertirían los próximos minutos. Solo sabía que aquel hombre que tenía delante no era el mismo con el que llegué al hotel. Me dí cuenta de que tenía ante mí a un perfecto desconocido. Y empecé a temer lo peor. Nadie sabía que yo estaba allí.

Se aseguró de que la puerta estaba bien cerrada y volvió hacia mí. No intenté huir. No tenía nada que hacer.
- Te voy a destrozar... jodida niña risueña...
- Ya me has destrozado...- miré con atención sus movimientos. No le temblaba el pulso. Ni un ápice de nerviosismo.
Se dirigió hacia el carrito y levantó la tapadera que cubría la bandeja. No podía creer lo que estaba viendo. Diversas frutas y verduras con forma fálica ordenadas púlcramente por tamaños se mostraban fírmemente dispuestas a ser utilizadas en su macabro juego.
- Por dónde empezamos gatita?...Uy!! Perdón!! -sonrió irónicamente- La puta princesa necesita protección...- dijo sacando un preservativo del cajón- Cómo prefieres que te llame? Gatita? O puta gatita?

Lo primero que cogió de la bandeja fué un pepino. Me dijo "Répétez aprés moi!! Con-com-bre... Concombre..."

No podía creer lo que me estaba pasando... La realidad superaba con creces la ficción. Me sentía vulnerable pero osada, mísera pero poderosa, atrevida y tremendamente excitada... Le miré con recelo y no contesté.

Me abrió las piernas, me miró fíjamente y con tono amenazante dijo "Vamos!! Repítelo!!"
Respiré hondo mientras le miraba desafiante. Y entendiendo la amenaza... callé.
Noté cómo la punta del pepino presionaba intentando abrirse camino entre mis piernas que, de manera autónoma, se abrieron todavía más.
Estaba excitantemente frío y húmedo. Y sin dejar de presionarlo contra mí empezó a besar mis labios, mordiendo el inferior con rabia. Sentí un pequeño dolor. Me mordía los labios mientras me metía y sacaba el "concombre" presionando cada vez más... Empecé a excitarme tanto que empecé a morderle yo y cogiendo yo también el pepino empecé a empujarlo más y más... Entonces lo sacó y paró.

Le miré intrigada... Se levantó de nuevo a la bandeja... Y cogío una sublime zanahoria...
- Jajajaja!!- reí altívamente- Ahora me vienes con eso?
- No te engañes. Te he dicho que te voy a destrozar...

Le puso el preservativo a la zanahoria, me levantó las piernas y se dispuso a urgar con sus dedos en mi culo...

- No te atreverás... - le dije - me puedes hacer daño...
- Répétez aprés moi!!- me dijo - Ca-ro-tte... Carotte...

Empecé a resoplar... A respirar hondo ante tal desafío... No dije nada.
Con las piernas bien abiertas noté cómo la punta de la "carotte" se abría paso en mi culo sintiendo un pequeño desgarro tremendamente placentero.
Sus dedos jugueteaban en mis labios, me besaba el clítoris, me lamía y relamía como nunca, alternaba con sus dedos metiéndomelos en la boca, en la vagina, en su boca... Yo quería tocarle, cogerle, acariciarle. Pero no se dejaba tocar. Estaba fírmemente dedicado a mí. Me apretó los pechos. Me besó con fuerza. Y se dedicó en exclusiva a hacerme gemir más y más alto. Jugando con su lengua y con sus dedos en mi interior, desecho la zanahoria para abrirse paso con la punta de la poya, que deseosa de sentirse asfixiada por mi culo, estaba más tiesa de lo que nunca pude imaginar en él. En cuanto le noté dentro empecé a vibrar, a combulsionarme, a gritar con todas mis fuerzas... Y me dejó llegar al final... Me estaba corriendo con una intensidad impensable... con una fuerza imparable... Tenía sus cinco sentidos puestos en mí...
Quería tenerle dentro, lo necesitaba. Sentirle en mi interior y seguir gritando. Se puso sobre mí y empezó a bombear con tal ansia que creía que me desgarraría hasta morir... Empezó a gritar él... a decir "Sí !! Oh!! Joder!! Sí!! ". Me volvía loca escucharle correrse. Loca perdida.

Le dejé en la cama extasiado y me fuí a la ducha. Gotas de sangre se deslizaban por mis piernas sin clara procedencia. Estaba aturdida y magullada. Empecé a ducharme centrándome en el relajante sonido del agua masajeándome la cabeza. Le noté por detrás. Me abrazaba intensamente, me besaba el cuello, me acariciaba con ternura. Me dí la vuelta y le besé. Le dije "gracias, maldito capullo..." y salí de la ducha.
Él también salió. Me agarró por detrás y me inclinó hacia adelante. No tenía opción. Me apoyé en el lavabo y noté como me metía la verga hasta el fondo. Me cogía de pelo con fuerza y me empujaba hacia él. No habían pasado más de diez minutos!! Y estaba absolutamnete enérgico de nuevo!! Cogía mi cadera con ambas manos y zumbaba a un ritmo frenético. Notar como me la metía y sentir sus huevos golpeándome me daba tanto placer como el propio orgasmo. Podía estar así toda la noche. Empezó de nuevo a gritar. Me apretaba más y más. Me mordía la espalda. Me tiraba del pelo con fuerza. Se había convertido en una bestia. Una bestia que rugía mientras se corria entrando y saliendo, inundándome por dentro.
Iba a volver a entrar a la ducha cuando me cogió en brazos y me llevo a la cama.

-No he terminado contigo... Comemos algo?
-Deja que me duche... Me duele todo el cuerpo...
-Ven. Relájate. Come.

Cogió un trozo de queso, me lo puso encima del pecho y con un cuchillo bien afilado empezó a cortar... El cuchillo se frenaba justo sobre mi piel notando cómo la hoja de corte se deslizaba fríamente justo al límite de cortarme también a mí.
Apoyaba el cuchillo dejando el filo en contacto con mi pezón y apretaba la punta poco a poco hasta dejarme la marca de un pinchazo en el pecho. Al mismo tiempo me ponía queso en la boca y me besaba, confundiendo así mi voluntad de poder hacer una cosa...u otra...u otra más... Seguía cortando queso presionando cada vez más el cuchillo sobre mi piel hasta que un frío desliz hizo brotar mi sangre... No lo sintió, no se disculpó, cogió el trozo de queso y lo pasó por entre mis piernas, lo lamió, lo olisqueó, lo tiñó de rojo... y me lo ofreció.
Mientras yo degustaba la mezcla de sabores, el empezó a deslizar el cuchillo por todo el cuerpo apretando la punta sobre mí, dejandome un terrible arañazo sobre la piel.
- Esto sí que es un tatuaje salvaje...
- Tardará en cicatrizar... Qué me has hecho? Estás loco...Has arruinado mi vida...
- Te quedan seis vidas más...
Y empezó a lamer su macabro recorrido alternado los besos más tiernos con rápidos lametazos... Con el cuchillo en la mano me abrió de piernas, puso la punta del cuchillo apoyada justo en el dintel de entrada y dijo "A veces la línea que separa el placer del dolor es muy fina".
Y dejando así apoyado el cuchillo empezó a estimularme lamiendo mis pechos, besándome ansioso, abriendo con ambas manos mi sexo y masajeando con su lengua mi clítoris erecto. No podía moverme. Cualquier movimiento era respondido por una descarga punzante. Me tenía completamente quieta. Excitadísima, con ganas de arquear mi cuerpo, de vibrar, de gritar y sin más opción que quedarme quieta. Llegué al climax y grité y grité... "joder!! cabrón!! Te odiooooo!!!". Las descargas de placer que me producía el orgasmo subían y bajaban por mi cuerpo sumísamente quieto haciéndome gemir a gritos durante màs de un minuto...

Cuando volví a poder respirar con normalidad él estaba acostado a mi lado. Le sonreí.
- Encantada de haberte conocido...
- jajaja!! No... No me conoces...

Otros relatos eroticos General

Es la historia de como mi suegro poco a poco me fue seduciendo y como termine en brazos de el hasta que me enamore y tuve que terminar con el y de como despues de 4 años nos volvimos a encontrar ayudandome en una situación.
Relato erótico enviado por Anonymous el 31 de August de 2010 a las 00:12:22 - Relato porno leído 121807 veces

follada por mi familia

Categoria: General
cuando cumpli 16 años mis padres me obligavan a tener sexo con mi familia
Relato erótico enviado por Anonymous el 30 de November de 2011 a las 00:00:08 - Relato porno leído 74287 veces
lo que hace una madre por ayudar a su hijo
Relato erótico enviado por Anonymous el 05 de January de 2010 a las 01:55:20 - Relato porno leído 51264 veces
Quinto relato de la saga, continuación del relato “Follando con dos compañeras de trabajo”. Estoy de nuevo aquí para seguir relatando las peripecias sexuales que tuvieron lugar después de la gran follada en el despacho de Debla. La siguiente historia se desarrolla en una pequeña habitación de un local de intercambios de parejas.
Relato erótico enviado por ELMORROCHO el 06 de July de 2009 a las 14:00:24 - Relato porno leído 46927 veces

el metro

Categoria: General
Le pregunte a mi esposa cuando tenia sexo con ella que sentia cuando la cojia por......y para algo me sirvio la pregunta.
Relato erótico enviado por Anonymous el 24 de October de 2008 a las 23:50:00 - Relato porno leído 45923 veces
Si te ha gustado TATUAJE SALVAJE vótalo y deja tus comentarios ya que esto anima a los escritores a seguir publicando sus obras.

Por eso dedica 30 segundos a valorar TATUAJE SALVAJE. xabiport te lo agradecerá.


Comentarios enviados para este relato
katebrown (18 de October de 2022 a las 21:15) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


Registrate y se el primero en realizar un comentario sobre el relato TATUAJE SALVAJE.
Vota el relato el relato "TATUAJE SALVAJE" o agrégalo a tus favoritos
Votos del Relato

Puntuación Promedio: 4
votos: 1

No puedes votar porque no estás registrado