Pero el me sorprendió con un frío gel, jugando con un dedo en mi esfínter, comprendí de inmediato
- No tío! No… por ahí no tío! – yo tenía la teoría de estas cosas, pero jamás lo hubiera practicado.
- Shhh! Shhh! No digas nada! dejalo trabajar el tico Rocco! El tío sabe, te va a gustar…
Relato
TIO ROCCO
Mi primera vez no fue muy tradicional que digamos, pasó hace dos años y me animo a contarlo ahora porque cumplí los dieciocho años y soy mayor de edad.
Soy única hija y mis padres son mayores, llegando a los cincuenta. Mi tía, hermana de mi madre es mucho más joven, de unos treinta años, como suele pasar frutos de un descuido de mis abuelos, no fue buscada, fue ‘un regalito’.
Los veinte años de diferencia entre ambas pesaban demasiado, mi madre una mujer muy reservada, jamás hablaba de sexo conmigo, usaba prendas íntimas grandes y siempre andaba muy bien vestida, es más, no recuerdo haberla visto jamás con vestimenta sexi, ó provocativa, ó haberla sorprendido en algo turbio, creo que mi padre al igual que yo solo la veíamos como una buena madre, buena esposa, pero jamás como mujer.
Mi tía Elizabeth era el otro extremo, muy sensual, muy provocativa, muy confidente, yo pasaba mucho tiempo en su casa y la sentía mas como a una amiga, no tenía secretos con ella y ella me contaba todos los secretos de la sexualidad femenina enseñándome a conocerme y también los secretos masculinos que pronto conocería.
La admiraba, era el espejo en el cual quería reflejarme, quería ser como ella, la feminidad le brotaba por los poros, las veces en que había tenido la oportunidad de verla en ropa interior, me dejaba extasiada, con diminutos y sensuales conjuntos, no había duda, quería ser como ella, era mi ídolo.
Sentimentalmente, ella estaba ligada en ese momento a Rocco, un tipo mayor, de casi cincuenta años, pero que no los aparentaba, deportista, de ancha espalda y gruesos brazos, amante del surf, siempre estaba con su piel bronceada, con cabellera desprolija a los hombros y barba rala de unas semanas. Era un bohemio, no tenía un empleo fijo y en realidad nadie sabía a ciencia cierta cómo se ganaba la vida. A mí me excitaba mucho ese hombre, me avergonzaba en silencio y rara vez podía sostenerle la mirada. A mis padres no le agradaban, sentía a menudo estar hablando mal de él, tal vez por envidiar su estilo de vida, tal vez por ser diferente, tal vez por intuir que a mí me atraía…
Esa mañana de Abril, como tantas otras tomé mi bicicleta y fui a lo de mi tía, ella siempre estaba sola, era muy raro encontrarlo a Rocco en esos horarios, así que aprovechábamos a tener hermosas charlas de mujer a mujer. Al llegar y no encontrarla me daría cuanta que en mi mente se habían confundido los días y ese martes ella no estaría, por suerte yo tenía una llave que ella me había confiado en secreto para estas ocasiones.
Alguna vez la había ayudado en la limpieza, otras veces solo viendo televisión ó escuchando música, ese día sería diferente…
La curiosidad me llevó al cuarto de mis tíos, comencé a hurguetear en los cajones de la habitación, por la ropa interior de Rocco, unos hermosos calzoncillos, los imaginé ajustados en su cuerpo, los pasé por mis labios, sentí su fragancia, me estaba excitando…
Luego me acerqué al primer cajón del lado de mi tía, saqué su ropa interior, guau! tenía un arsenal de combinaciones para lucir como una prostituta de cabaret, sentí el impulso irrefrenable de probar que se sentía, me desnudé por completo, me coloqué un sostén semitransparente en animal print, de seda suave y perfumada, como tengo pechos bastante más grandes que mi tía, los mismos lucían comprimidos, pareciendo saltar, incluso casi no lograba cubrir mis pezones, una tanga haciendo juego, pequeñísima, me sentí rara e incómoda cuando la parte trasera de la less se introdujo entre mis nalgas, nunca había estado con mis glúteos al desnudo, subí unas medias de nylon con cuidado de no romperlas y por primera vez en mi vida me acomodé un porta ligas en la cintura para sostener las mismas, me imaginé en un prostíbulo y caminé sola por el cuarto, la sensación era hermosa, sentía duros mis pezones, sentía mojarse mi vagina, sentía mi corazón palpitando fuerte, para salirse de mi boca…
Fui a al segundo cajón, bien escondidas en el fondo encontré preservativos y varias fotos pornográficas que se habían tomado mis tíos, cosa impensada por mí que no harían más que enloquecerme, ver a Elizabeth con su cuerpo bañado de líquido blanco, con el pene de Rocco en la boca, en la vagina y hasta en la cola eran cosas que salían de mi alcance, descubrí que ambos se depilaban por completo y mi tío tenía un miembro muy grande, estas imágenes no dejaban de bombardear mi mente…
Casi inconscientemente me recosté sobre la cama y acaricié la seda del sostén, acercándome lo suficiente a mis pezones, los sentía duros, cerré los ojos y me puse en lugar de mi tía Elizabeth, imaginaba a Rocco llegar y hacerme el amor con pasión, con locura desenfrenada, endulzándome los oídos con palabras de amor, me sentía hervir, me sentía mujer.
Desnude mis pechos y apreté con cariño mis pezones, sentía una electricidad llegar a mis entrepiernas, acaricié mi cara, mis labios y después bajé lentamente llevando la mano derecha a acariciar mi pubis, bajo la tanga, mi botoncito estaba hinchado, pensé que Rocco me penetraría con los dedos, así que metí uno en mi vagina, hasta el fondo, luego dos, estaba empapada en jugos, perdía la noción de tiempo y espacio, pero necesitaba más, necesitaba sentirlo al tío Rocco en mi interior. Me di un minuto, fui al baño pero no encontré nada que me gustara, luego a la cocina, a la heladera, ahí encontré una zanahoria de grandes dimensiones, -esta si! – me dije y volví a la cama, me costó demasiado trabajo colocarle un preservativo, de hecho era la primera vez que tenía uno en mis manos y luego me entregué nuevamente al placer.
Liberando nuevamente mi imaginación comencé a volar, retomé el masaje erótico de mis senos, mis pezones estaban duros y ahora me los apretaba hasta casi llegar dolor, en mi cerebro estaba mi tía Elizabeth semidesnuda, cabalgando sobre el pene erecto de Rocco, intercambiando interminables besos, caricias placenteras por doquier, disfrutando de hacer el amor, sin tiempos, sin fronteras, sin ‘no’.
Me enloquecía la idea de saber cómo sería un orgasmo provocado por un caballero, hasta acá solo podía imaginarlo, sabía que lentamente iba llegando al clímax de mi masturbación.
Tomé el vegetal, imaginando que era el pene de mi tío lo pasé por mis duros pezones, por mis pechos, por mi piel, mi respiración se entrecortaba y me sentía transpirada, acaricié dulcemente mi clítoris hinchado con la punta de la zanahoria, una y otra vez, una y otra vez, corrí la bombacha, abrí bien mis piernas y la introduje lentamente, sintiéndola, disfrutándola, mis terminales nerviosas me daban un placer brutal, con los ojos cerrados me concentraba en disfrutar mi fantasía, me sentía Elizabeth penetrada por Rocco.
Jugaba en mi interior y me mojaba más y más, la empujaba bien adentro, hasta mis entrañas, gemía en la soledad de la habitación, en el silencio de la nada.
Giré sobre mi misma poniéndome boca abajo, con la colita para arriba y mi carita apoyada en la almohada, mis pechos hervían, me moví rítmicamente acariciando mi botoncito, mi orgasmo llegaba, comencé a contraerme en espasmos involuntarios, me parecía estar viviendo el momento justo en que el pene de Rocco llenaba mi hueco de esperma, creí desmayarme de placer…
Estaba súper agitada, de pronto el sentí unos aplausos pausados que me trajeron a la realidad, miré espantada hacia donde venían los sonidos y vi la silueta desnuda de Rocco en la puerta, el miedo y la vergüenza me paralizaron, no podía moverme, el estaba ahí, no sabía cuando había llegado, no sentí nada, sin ropas, imaginé su propósito, su pene era largo y grueso, curvado y muy blanco, todo afeitado como en las fotos, era la primera vez que veía a un hombre desnudo, bronceado, hermoso, el entonces habló:
- Bueno, bueno… parece que la niña ha crecido… parece que necesita a un hombre de verdad, y yo te voy a enseñar lo que es un hombre de verdad
Sin decir mucho más se abalanzó sobre mi cuerpo, apoyando su pecho musculoso en mi espalda, sentí su pene duro refregarse en mis glúteos, tomándome con fuerzas por las muñecas impidiendo que me moviera y al estar boca abajo no podía hacer mucho, además prefería que con su experiencia tomara la iniciativa, su aliento recorrió mi cuello haciéndome cosquillas con su rala barba, sus besos llegaron a mis labios y mi lengua se entrecruzo con la suya, fueron varios minutos de juegos, lentamente sus besos fueron bajando por mi espalda y se fue incorporando hasta quedar sobre mí, con una pierna a cada lado, lo deseaba, como lo deseaba, cerré los ojos esperando sus movimientos, aun tenía la zanahoria en mi vagina.
Pero el me sorprendió con un frío gel, jugando con un dedo en mi esfínter, comprendí de inmediato
- No tío! No… por ahí no tío! – yo tenía la teoría de estas cosas, pero jamás lo hubiera practicado.
- Shhh! Shhh! No digas nada! dejalo trabajar el tico Rocco! El tío sabe, te va a gustar…
El siguió jugando con una mano al tiempo que con la otra tapaba la mía, luego de jugar lo suficiente, cuando creyó que estaba preparada, apuntó con su glande en mi pequeño orificio y comenzó a empujar, comprendía que no sería una tarea fácil…
- No! no! me duele!!!
- Tranquila! Respirá pausada, tranquila!
Así sus palabras me fueron tranquilizando y poco a poco mi colita fue cediendo, me dolía terriblemente, realmente era grande, pero confiaba en el, me iba soltando y mi apretado agujerito se rendía ante el invasor, pronto el dolor era placentero, nunca imaginé algo así…
Cuando Rocco consiguió el objetivo se recostó nuevamente sobre mi espalda, me hacía gritar de placer, me susurraba cosas hermosas al oído, me enloquecía, me encantaba como me hacía la cola
-Te gusta? Viste que te iba a gustar!
- Si tío! Mmmmm! Qué lindo que es! Movete! Mmmm!
No podía dejar de gozar, estaba entregada, en eso percibí que la zanahoria había abandonado mi vagina por la presión que ejercía Rocco por el otro lado.
Mi tío político se canso de hacerme la cola, entonces me giró sobre el colchón desnudando por completo mis pechos, apretándolos con dulzura y firmeza a la vez exclamó:
- Sebés mocosa? Siempre me encantaron tus hermosas tetas!
Dicho esto colocó gel en medio de las mismas y él se acomodó montándome como antes había hacho en mi trasero, solo que ahora sobre mi vientre, puso su enorme pene al medio y tomando mis manos me enseño a presionar mis propios pechos encerrando su miembro.
El empezó a moverse rítmicamente al medio de ellos, hacia atrás y hacia adelante, cuando retrocedía lo perdía de vista entre mis bubis, cuando avanzaba su glande estaba tan cerca de mi boca que casi podía lamerlo.
Sin decir nada contemplaba excitada, notando que el pronto acabaría, por primera vez vería en vivo y directo a un hombre lanzando semen.
Disparó en forma violenta, un chorro me tomó por sorpresa llegando hasta mis cabellos, luego mis mejillas, hasta un chorrito pude captar con mi lengua, que placer! Ese ese el famoso sabor a macho, un líquido blanco y pegajoso al que hice viajar por mi boca, no me animé a tragarlo así que lo dejé escapar por mis labios.
Cuando el terminó también mi cuello y mis pechos estaban manchados, para ser honesta tenía ganas de seguir jugando, pasé el semen por mis pezones, hubiera querido que penetrara mi vagina, al menos que me mimara un poco, pero el dio el juego por terminado.
Lo que siguió hasta el presente no fue bueno para mí, me avergonzaba mirar a mi tía a los ojos, había traicionado a la persona que me había abierto las puertas de su corazón y de su alma, además Rocco no perdía la oportunidad para acosarme y seducirme, todo esto me llevó a distanciarme un tanto de ellos.
Por suerte para mi hace dos meses que mi tía Elizabeth y Rocco rompieron relaciones, ahora tengo el camino libre para recomponer la situación.
No sé si será buena ó mala mi historia, solo sé que es mía, y fue mi primera vez.
Si eres mayor de edad me gustaría saber tu opinión sobre este relato. Escríbeme con título ‘TIO ROCCO’ a dulces.placeres@live.com