Bueno eso era lo que pensaba yo, cuando la mujer de mi jefe de manera bien seductora, me invitó a que le limpiase su finquita. Pero por temor a que mi jefe pensara que deseaba acostarme con su joven esposa, lo que no era del todo falso, me limité a sonreírle como un estúpido, pensando que ella nada más quería reírse a costillas mías un rato. Pero cuando de manera un poco más discreta, Sacha con su particular acento, acercándose a mí me dijo en un tono de voz bien bajito, que apenas alcancé a escucharle, decirme. Mi marido está noche como ya lo sabes, sale de viaje, así que te espero en casa.
Relato
Apenas dejé a mi jefe en el aeropuerto, y me aseguré que de que se había montado en el avión, de inmediato me dirigí a su casa. Apenas metí el auto en el estacionamiento, me dirigí a la entrada interna que comunica con la casa, y al tocar la puerta, de inmediato se abrió. Al otro lado de la puerta se encontraba la tal Sacha, una tremenda mujerona, alta de muy buenas formas, por no decir que tiene un tremendo culo y su buen par de tetas. De larga y abundante cabellera rubia, de ojos azules como el cielo, creo que de ascendencia rusa. Lo mejor de todo es que su cuerpo apenas y estaba cubierto por una transparente bata de dormir, que sin esfuerzo alguno yo podía ver que bajo la fina tela que se encontraba completamente desnuda.
No bien di el primer paso dentro de la casa, sin pensarlo mucho me le tiré encima, y comencé a tratar de besarla de manera desesperada, ya que yo me encontraba pasando un largo verano, porque mi novia hacía más de un mes que me cortó las patas, por no decir que me mando pal carajo, al ver como yo me babeaba por una amiga de ella. De momento Sacha me ha dado un fuerte empujón, que caí sentado de culo en el piso. Ella se me quedó viendo como quien ve algo despreciable, y dando media vuelta, moviendo divinamente sus hermosas nalgas, tomó asiento en una gran butaca frente a mí. Mientras que yo completamente asustado por lo sucedido, pensé que había metido las patas.
Sacha continuó viéndome como si yo no valiera nada, y entonces me dijo. Lo primero es que soy yo aquí quien da las órdenes, la que dice lo que vas hacer y como lo vas hacer. Si no te gusta ese no es mi problema, y de paso te puedes ir buscando otro trabajo. Al escuchar la manera tan autoritaria en que la mujer de mi jefe me hablaba, no me quedó más remedio que quedarme callado. Casi de inmediato me dijo, así que quiero que te quites ya mismo toda la ropa. Cosa que yo obedientemente hice de inmediato, solo que cometí el error de que me quedé con mis interiores puesto.
No bien terminé de quitarme las medias, cuando ella viéndome bien molesta me dijo, mientras que colocaba una de sus piernas sobre el descansabrazo de la butaca, y quedando con su peludo coño rubio completamente abierto frente a mí. Tú eres, o te haces el sordo, o el pendejo, te dije que quiero que te quites toda la ropa. Por lo que yo algo avergonzado por mi descuido, procedí a bajar mis interiores, y al terminar de hacerlo tímidamente, oculté mi empequeñecida verga entre mis manos. Sacha se comenzó a reír, pero de momento sin quitar su vista de mis manos que ocultaban mi verga, me dijo. Quiero que vengas hasta aquí gateando, y una vez que llegues, te pongas a mamar mi coño.
Yo la verdad es que no me esperaba nada de eso, ya que la idea que yo tenía era, simplemente acostarme con la mujer de mi jefe. Pero como dice mi abuela, del lobo aunque sea un pelo. Por lo que me tiré al piso y de inmediato me puse a gatear rápidamente, hasta que llegué a la enorme butaca en la que ella se encontraba sentada con sus piernas bien abiertas. Lo siguiente que me dijo fue. Ponte a lamerla por fuera hasta que yo te diga que más hacer. Y tímidamente comencé a pasar mi lengua, por sobre la piel de su llamativo coño, mi lengua se fue abriendo paso, por ese mar de pelos rubios. Y a medida que continuaba lamiéndole el coño por fuera a Sacha, ella comenzó a mover su cuerpo lentamente. Lo siguiente que me dijo, mientras gemía profundamente de placer, fue. Introdúceme tu lengua, y así lo hice. El aroma y el sabor del interior de su peludo coño rubio me tenía embriagado, así que con mucha más fuerza continué lamiendo, chupando, y mamando el clítoris, del sabroso coño de Sacha, mientras que ella me agarró por las orejas, ya que como recién y me había cortado el cabello al estilo de Bruce Willys. Y restregando una y otra vez todo mi rostro contra su coño, Saha de momento soltó sobre mi cara un caliente chorro, de algo que al principio creí era su orine. Pero después me enteré por ella que esos eran los flujos de su vagina.
Sacha sin soltarme las orejas, mientras yo aun continuaba lamiendo todo su coño tanto por dentro como por fuera, me ordenó que comenzara a pajearme. Cosa que de inmediato tirado en el piso entre sus larga y bien formadas piernas, comencé hacer, hasta que ya estaba a punto de venirme, cuando sin avisarme o decirme nada, con uno de sus pies me ha dado un golpe en mis bolas, por lo que yo, debido al dolor, y desespero, de inmediato dejé de hacerme la paja. Pero al mismo tiempo continuó ordenándome que siguiera mamando su delicioso coño.
Lo que yo a pesar del susto y del repentino dolor continué haciendo con más intensidad, mientras que ella restregaba su coño una y otra vez contra mi cara. Había momentos en que por poco me asfixiaba, ya que Sacha no dejaba que separase mi cara de su coño. Así estuvimos un largo rato, y nuevamente me ordenó que continuase haciéndome la paja, cosa que de manera obediente y sumisamente hice, pero bien atento a sus pies, ya que cuando yo más excitado me encontraba, ella con solo medio tocarme las bolas con los dedos de uno de sus pies, hacía que mi verga se bajase de inmediato. Llegó el punto en que no tan solo con mi lengua, boca y dientes la estaba satisfaciendo, sino incluso con la mano que tenía libre la fui introduciendo dentro de su coño, casi por completo, sin dejar de mamar su inflamado clítoris.
La mujer de mi jefe en varias ocasiones disfrutó de húmedos e intensos orgasmos, hasta que finalmente quedó casi desmayada sobre la butaca, fue cuando yo pensé en terminar de hacerme la paja. Pero para mi sorpresa me regaño diciéndome, no sigas que quiero sentir tu verga dentro de mi coño, y al terminar de decir esas palabras, se dio vuelta sobre la gran butaca, dejando su culo y coño al alcance de mi verga. Yo la verdad es que, me agarré a su cuerpo, y de la manera más salvaje que pude, la penetré por el coño. Pero a diferencia de ella, no habían pasado unos cuantos minutos cuando irremisiblemente me vine, como un verdadero pendejo.
Pero a Sacha eso por lo visto no le incomodó en lo más mínimo, ya que apenas terminé de disfrutar de su hermoso cuerpo, me ordenó que me fuera al baño y la esperase acostado dentro de la tina. Yo como se lo podrán imaginar la obedecí ciegamente. Y apenas entré al amplio cuarto de baño, sin más ni más me recosté dentro de la tina. Ya estaba por quedarme dormido, cuando la sentí entrar completamente desnuda, sin decirme nada colocó una de sus piernas en el borde de la pared de la tina, yo en silencio solamente vi como salía de su coño, mi semen que corría por entre la piel de sus muslos, y de golpe ella que se ha puesto a orinar.
Un fuerte chorro de caliente meado, comenzó a caerme sobre la cara, pecho y el resto de mi cuerpo, mientras que Sacha riendo me dijo, ahora te baña la lluvia dorada, disfrútala, pruébala, a lo que yo aunque no hubiera querido hacer hice, ya que cuando comenzó a orinar sobre mí, yo como todo un pendejo, tenía mi boca bien abierta, viendo fijamente su rubio coño. Después de eso abrió el agua y entregándome un jabón me dijo, báñate bien que después quiero que me enjabones toda.
Y tal como me dijo, al terminar de bañarme, ella entró a la tina y obedientemente le enjaboné todo su cuerpo y algo más. Ya que en cierto momento, colocándose en cuatro patas, levantó sus hermosas nalgas, y separándolas con sus propias manos, la muy puta me ordenó que le mamase el culo. Cosa que gustosamente hice, introduciendo mi lengua una y otra vez dentro de su apretado culo, hasta el momento en que me pidió que la penetrase. Ya mi verga de por si estaba bien dura en esos momentos, y la gran satisfacción que sentí cuando vi y sentí como mi verga se desaparecía entre sus nalgas, no tiene igual, para mi bien valió todo lo que me había hecho nada más por disfrutar de su sabroso culo.
Bueno desde ese día cada vez que mi jefe salía de viajes por cualquier motivo, yo terminaba en su casa, dejando que su mujer hiciera conmigo lo que le diera la gana. Y no exagero, ya que los gustos de Sacha son variados, pero siempre fui prácticamente su esclavo, al punto que en más de una ocasión hasta me ordenó vestirme de mujer, cosa que yo sin protestar hice. Aparte de seguir obedientemente todas las perversiones que a ella se le podían ocurrir.
Pero un día, cuando como cosa rara pasé a buscar a mi jefe por su casa, Sacha justo antes de que arrancase el auto le dijo a su marido, que una vez que yo lo dejase en el aeropuerto, me ordenase que pasara por ella para ir de compras. Y tal como ella lo pidió así me lo repitió mi jefe, por lo que apenas llegué al aeropuerto, en lugar de esperar que él se embarcase en el avión, como de costumbre. Regresé de inmediato a su casa, con la idea de recoger a su mujer, pero al llegar, Sacha como de costumbre me ordenó que me quitase toda la ropa, y comenzamos a jugar uno de sus juegos. En los que yo vestido de mujer, después de mamarle su coño y su culo por un largo rato, Sacha me ordenó que le diera a ella por el culo.
Yo estaba de lo más feliz comenzando a penetrar por el culo a la mujer de mi jefe, cuando de golpe que siento una cosa dura presionando mi cabeza, era el cañón del revólver de mi jefe, y al otro lado sosteniéndolo con una mano, me dijo. Así que comiéndole el culo a mi mujer, sabes lo que has ganado al hacer eso. Yo me quedé callado, esperando que de un momento a otro me soltase un tiro en la cabeza. De inmediato vi como con su otra mano, se comenzó a bajar su pantalón, y tras bajarse los interiores, sin retirar el arma de mi cabeza, me continuó diciendo, sin dejar de presionar su arma contra mí cabeza. Ahora vas a saber lo que es que te coman el culo a ti.
Sin soltar el arma, con la otra mano, me bajó las pantis que su mujer me había ordenado ponerme, luego levantó la corta falda del vestido que yo estaba usando, y después de eso dirigió su gruesa y larga verga contra mis nalgas, yo estaba en shock, es decir no podía decir nada, aunque quisiera hacerlo. Cuando comencé a sentir esa cosa dura y caliente entrándome por el culo, lloré de dolor, indignación, e impotencia por no poder hacer nada en lo absoluto para evitarlo. Así que a medida que mi jefe, continuó penetrándome, escuché a Sacha decirme, relájate, y mueve las nalgas para que lo disfrutes. Y yo también lo pueda disfrutar.
Mi jefe sin misericordia alguna, continuó penetrándome por el culo, metiendo y sacando su verga, a medida que su mujer restregaba su cuerpo contra el mío, aunque mi verga del susto prácticamente había desaparecido. Lágrimas de dolor me corrían por toda mi cara, aunque de momento mi jefe, retiró su arma de mi cabeza, yo no tenía fuerzas para oponerme a lo que me estaba haciendo. Así que sumisamente dejé que continuase dándome por el culo, sin oponerle resistencia alguna. Pero a medida que él continuaba sacando y metiéndome por el culo toda su verga, no sé que me fue sucediendo o pasando, que también al igual que Sacha, comencé a menear mis nalgas, y sentí como mi verga se volvió a poner bien dura golpeando una y otra vez el coño de la mujer de mi jefe.
Así que cuando vine a darme cuenta, yo tenía ensartada a Sacha, por el coño, y su marido me tenía bien ensartado a mí por el culo. Ese extravagante dolor que sentí que me partía en dos mi cuerpo, dio paso a un raro e inexplicable placer, que nunca antes había llegado a sentir. Por una parte Sacha movía y restregaba de manera única sus caderas contra mí, y por la otra su marido o sea mi jefe, me tenía gozando de una manera que yo había desconocido hasta esos momentos. No tan solo era que yo estaba disfrutando en gran parte de lo que me estaba sucediendo, sino que el ser usado por mi jefe y su mujer al mismo tiempo.
El resto de la noche, no hizo falta que mi jefe me volviera a poner su arma contra mi cabeza, yo voluntariamente, no tan solo continué dejando que me diera por el culo en varias ocasiones, sino que además tanto a él como a su mujer les mamé sus genitales. Además Sacha me recompensó posteriormente dejando que yo le volviera a dar por su sabroso culo. Actualmente continuó siendo el chofer de mi jefe, y algo así como la dama de compañía de su mujer y de él cuando ambos quieren divertirse conmigo….
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reconozco que tengo un busto pequeño pero también muy firme…..
Relato erótico enviado por Anonymous el 07 de February de 2009 a las 23:16:12 - Relato porno leído 61746 veces