Cuando mis dos amigos y yo decidimos salir a pasar unos días, en contacto con la naturaleza. No pensé que yo la iba a pasar tan, y tan bien.
Relato
En principio, cada uno de nosotros, decidimos que llevaríamos, algo extra para divertirnos. Así que uno de ellos dos trajo, un puño de picadura, de la importada. El otro amigo mío, decidió traerse unas botellas de ron, del más barato, que su hermano mayor encontró, en la licorería. Mientras que yo sabiendo a donde nos dirigíamos, decidí llevar una docena de latas de leche condensada.
Al sitio a donde nos dirigíamos, se encuentra entre las montañas, es una especie de valle, en el que los habitantes de esa zona, llevan a pastar sus vacas lecheras. Además hay un riachuelo que justo antes de atravesar el valle, forma una pequeña laguna, de cómo un metro de profundidad, y de unos veinte metros de largo y ancho. En la que, mis amigos y yo, acostumbramos a bañarnos completamente desnudos.
Ya en otras ocasiones habíamos ido hasta ese sitio, y nosotros le llamamos el Valle Perdido. Pero por primera vez, nos íbamos a quedar acampando durante todo un fin de semana. Y también por primera vez, habíamos decidido llevar, algo extra para divertirnos, y pasar el rato.
Así que apenas llegamos, montamos la tienda de campaña, justo al lado del pequeño estanque de agua que se forma gracias al riachuelo. Así que después de que montamos todo, y prendimos la hoguera, fuimos sacando, las cosas que habíamos llevado.
Así que apenas Juaquín sacó el puño de picadura de marihuana, de inmediato comenzamos a preparar no uno ni dos, sino tres cigarrillos. Para que así, cada uno de nosotros pudiera fumar, cuando le diera la gana. Luego José sacó una botella de ron, la que de cuando en cuando nos tomábamos un trago, a pico de botella.
Pero cuando yo saqué las latas de leche condensada, mis dos amigos, hasta me preguntaron que para qué carajo, yo las había llevado. Fue cuando en medio de la nota que la marighuna me había dado, les dije. Cabrones, prepárense, vamos a salir a cazar homgos. Tanto Juaquín como José, parecieron no entender lo que yo les decía, hasta que casualmente a pocos pasos de donde yo me encontraba, había una gran plasta, que seguramente una vaca la había dejado hace unos días.
Yo me le acerqué, y casi como si tuviera un letrero luminoso señalándolo, en todo el centro de la plasta, había un tremendo hongo. Yo lo agarré, lo saque de la bosta de la vaca, y tras lavarlo con un poco de agua, le dije a mis amigos. No han oído hablar de estos hongos. Juaquín dijo que si, mientras que José dijo que no. Fue cuando les dije. Bueno estos hongos le suben a uno una nota tremenda. Ahora si los quieren probar, les recomiendo que los pasen con la leche condensada, ya que solos, son extremadamente amargos.
No terminé de decírselos, cuando abrí una de las latas, y vacié parte de su dulce contenido sobre aquel inmenso hongo, para luego darle un buen mordisco. Mis dos amigos solo se quedaqron viéndome, a medida que se fumaban sus cigarrillos. Tras masticalrlos ligeramente, me tragué todo, y para bajarlo me apuré otro trago de ron.
Si ya la marihuana sola, ya me había dado una tremenda nota, cuando me di el trago el primer trago de ron, la nota me subió mucho más. Pero cuando reventó en mi cabeza, aquel hongo, con leche condensada. La nota se multiplicó como por cien. De momento le dije a mis amigos, que tenía ganas de bañarme en aquella poza, y casi de inmediato, comencé a desnudarme completamente.
Juaquín y José no tocaron el hongo, pero si cada uno de ellos agarró una lata de la dulce leche condensada. José puso a funcionar un Cd, y todos comenzamos a escuchar música. Aunque a mi por lo elevado que me encontraba, me sonaba como si fuera la misma sinfónica quien la estuviera tocando a mi lado.
Yo me tire de cabeza en la poza, y al rato salí, me medio sequé con mi propia ropa, pero me quedé completamente desnudo, lo raro es que no sentía ni frío ni calor, luego me senté junto con mis dos amigos, para seguir fumando, y bebiendo ron, frente a la fogata. Fue cuando Juaquín me preguntó que sentía, y comencé a describirle, todos los sonidos, y colores que escuchaba, y veía. Cuando de momento José, para llamar mi atención, me tocó el hombro. Yo se que él me tocó, pero lo que sentí fue algo completamente indescriptible. Por lo que le pedí, que me volviera a tocar el hombro, o el brazo. Y cuando lo hizo, la sensación que sentí fue algo única, aunque bien diferente a cuando me rozó el hombro.
Cuando se los dije a mis dos amigos, a ver si los convencía, para que también se comieron uno de esos hongos. Ellos no quisieron, ni probarlos. Quizás porque como vieron de donde los saqué, seguramente les dio algo de asco, pienso yo. Pero como yo me sentía tan y tan bien, con la nota que esos hongos me estaban produciendo, que así desnudo como estaba, volví a ponerme de pie a buscar más hongos en la bosta de las vacas.
No se que mosca les picó a mis dos amigos, que mientras yo buscaba más hongos, decidieron acompañarme. Es más, fue José el que encontró, a la madre de todos los hongos. Y tras sacarlo de la bosta, me lo entregó. Por lo que yo de inmediato lo bañé con lo que me quedaba en la lata de leche condensada, y en un abrir y cerrar de ojos me lo tragué, sin tan siquiera lavarlo con agua. Y la nota me subió mucho más todavía.
Fue cuando mis dos amigos, tras prender otro tabaco de marihuna, y entregármelo, me volvieron a preguntar como se sentía. Y nada más bastó que uno de ellos me colocara una de sus manos en mi espalda, para que yo volviera a sentir como el calor de su cuerpo pasaba al mió. Cuando se lo dije, ni Juaquín ni José me creían. Y ambos se quedaron viendo como yo, saltaba y corría, hasta que de momento, como que perdí el equilibrio, y caí de boca sobre la tierra.
Donde estuve tirado, hasta que mis dos amigos me ayudaron a ponerme de pie. Yo en medio de la tremenda nota que cargaba, el solo sentir sus manos sobre todo mi cuerpo, y sus dedos recorriendo toda mi piel, me hicieron disfrutar de una experiencia única, que nunca antes había disfrutado. Y cuando se los fui contando. Creo que fue José, quien me agarró las nalgas. En otra situación, seguramente lo hubiera mandado al carajo. Pero en ese momento, el placer que me produjo José al agarrar mis nalgas, fue tal, que le pedí que continuase agarrándomelas. Sin darme cuenta de lo que les había dicho, ya mis dos amigos se habían comenzado a ir quitando los pantalones, y sus interiores.
José no tan solo continuó agarrando mis nalgas, sino que también comenzó a introducir, alguno de sus dedos dentro d mi culo. Cosa que cuando comenzó a suceder, la disfruté de manera inscribible. Por lo que, a los pocos minutos, ya José me tenía prácticamente en cuatro patas, recostado sobre la tierra, con mis piernas y nalgas bien abiertas. Fue cuando él comenzó a enterrarme completamente toda su verga, sin que yo me negase, a que el lo hiciera.
Por lo que a medida que José continuó enterrándome toda su verga, entre mis nalgas, yo las comencé a mover, de lado a lado. En mi vida había hecho algo semejante, pero en esos instantes, la sensación que tenía por todo mi cuerpo era como si yo le estuviera chupando toda la energía a mi amigo, a medida que él continuba dandodome por el culo.
Por una parte estaba má que consciente de que José me estaba dando por el culo, pero por otra parte, en medio de la nota que cargaba yo encima, lo disfrutaba de una manera gloriosa. Fue cuando al levantar la mirada me encontré con la verga de Juaquín frente a mi cara. Yo la veía como resplandecía, era como si una luz brillante, brotase por toda su piel, y sin dudarlo un instante, me la he metido dentro de mi boca, para chupársela completamente.
Así que mientras José me daba por el culo, Juaquín me tenía mamando su verga, pero lo que yo sentía, era algo de locura. En mi mente, les estaba succionando toda su energía. Al mismo tiempo que disfrutaba el hacerlo.
Por lo que cuando Juaquín le comentó a José, que no sabía que yo era maricón, escuché a José decirle, eso son los hongos que el loco este se ha tragado. La verdad es que no me importó nada, lo que ellos dos decían, lo que deseaba era seguir, y seguir, dejando que mis amigos me enterransen sus vergas por mi boca, y por el culo.
Yo la verdad es que no se ni cuando me quedé dormido, por lo que si se es que al despertarme, ya dentro de la tienda de campaña que habíamos levantado, aun tenía la verga de Juaquín frente a mi cara. Y al cabrón de José encima de mi.
Ya estaba amaneciendo, vi salir el sol, y tal y como me encontraba, volví a ponerme recoger hongos. Pero al regresar a la tienda tras darme un pequeño trago de ron, volví a quedarme dormido como un tronco. Así que cuando me desperté ya comenzaba a oscurecer. Vi a José y a Juaquín, comiendo algo de lo que trajimos, y completamente desnudo como me encontraba los acompañé. Fue cuando escuché a José decirme, lo de anoche estuvo bien loco, no sabia que los hongos te afectaban de esa manera. Yo al principio como que no entendí de que hablaba, pero casi de inmediato recordé todo lo que yo me había dejado hacer por mis dos amigos.
Y la verdad es que no se me ocurrió decirles nada. Por lo que me quedé callado, prendí un tabaco de marihuana, me di otro trago de ron, y Juaquín de momento sacó un hongo de quien sabe donde. Yo sin perder tiempo lo agarré, y tras bañarlo en leche condensada me lo comí. Y al poco rato, y estaba corriendo y saltando, completamente desnudo dentro de la poza.
Ya en esos momentos mis dos amigos se habían vuelto a quitar sus pantalones, y uno de ellos mantenía entre sus manos, un montón de esos hongos que tanto me gustaron. Así que a medida que me los fue dando, yo me los fui comiendo, algunos con leche condensada, y otros sin más nada.
Cuando mis dos amigos, nuevamente me comenzaron a agarrar las nalgas. Ya en ese momento, ni falta hizo que les dijera nada, es más en esos momentos la felicidad que sentía, era tal que cuando Juaquín comenzó a tratarme como si yo fuera una chica, diciéndome lo linda, y redonda que eran mis nalgas, y lo paradas, que eran mis tetillas, yo sumamente emocionado, sentí como si algo, tanto como por dentro, como por fuera de mi cuerpo cambiara.
Desde luego que ahora se, que se debió a la senda nota, que yo tenía en esos momentos. Por lo que cuando José colocándose frente a mi, se dedicó a lamer y chupar mis pechos, para mi en esos momentos de manera inexplicable, se habían convertido en un par de grandes, tetas, paradas y bien firmes.
Luego el mismo José, me tomó por los tobillos, los levantó, diciéndome que yo estaba bien rica. Luego de separar mis piernas, les juro que sentí que en lugar de una verga, yo tenía un peludo coño. Por el que mi amigo me enterraba completamente toda su verga, al mismo tiempo que Juaquín me penetraba divinamente por el culo.
La realidad es que tanto José como Juaquín, si me enterraron sus vergas, y al mismo tiempo. Pero los dos me las metieron por el ojete de mi culo. Es la única explicación, de lo que pasó, en esos momentos. Además después de que se me pasó la nota de los hongos, mis dos amigos me dijeron que eso era lo que realmente había pasado.
Pero para mi en esos instante, me había convertido en toda una chica, con coño, y tetas. Y hasta mi manera de actuar, y de hablar, sin darme cuenta la cambié, comportándome como si yo realmente fuera la putita de ellos dos. El resto de la noche yo seguí dejando que mis dos amigos hicieran conmigo lo que les diera la gana. Al punto que en cierto momento, cuando vi que uno de ellos derramaba su semen sobre un hongo de los que yo tan gustosamente me estaba comiendo, sin dudarlo por un instante, me lo comí. Y para mi fue la cosa más rica del mundo.
No hubo cosa que mis dos amigos no me hicieran esa noche, hasta en medio de la tremenda nota que yo cargaba, les mamé no tan solo sus vergas, sino que también sus culos, sin protestar siquiera. Claro que cuando ya comenzó amanecer, tanto José como juaquín, ya estaban agotados, mientras que yo seguía bien deseosa de seguir recibiendo verga.
Así que cuando comenzaba amanecer, me metí en la poza, me lavé. Y desnudo como me encontraba salí a caminar por los alrededores. Disfrutando en medio de mi nota, de los hermosos colores, y olores de la naturaleza. Fue que no se de donde salió un tío, tan desnudo como lo estaba yo, pero mucho más grande que todos nosotros, y al verme. Sin pensarlo se me ha tirado encima. Bueno en medio de mi nota, para mi era como una especie de negro príncipe azul, y yo su linda princesa.
Así que los mismo que me han hecho mis amigos, también me lo hizo ese tipo. Solo que su verga era mucho más grande y gruesa que las de José y Juaquín. El ni falta le hacía hablar, yo me pegué a su verga, y se la estuve mamando por un buen rato, hasta que entendí que deseaba enterrármela, por lo que sin perder tiempo, me puse en cuantro patas, y fui sintiendo como aquella larga y gruesa vara que tenía por verga, se abría paso dentro de lo que yo juraba era mi coño.
La realidad fue, y no se vayan a reir. Deambulando por aquel valle, entré sin darme cuenta, entré a un viejo y desvencijado establo, y lo que me encontré fue un jamelgo, de color marrón, no muy grande, que desde luego en medio dela gran nota, que me habían producido los hongos, la marihuana y el ron, para mi aquel animal, era todo un príncipe.
Bueno cuando mis dos amigos llegaron, encontraron dentro de aquel viejo establo, con aquel pequeño caballito, que me tenía bien clavado por el culo. Esperaron a que todo terminara. Desde luego que al caballo terminar conmigo, sacó su verga de mi culo. Yo en medio de mi gran nota, hasta había perdido el sentido. Y mis amigos me llevaron cargado hasta nuestro campamento, con mi culo extremadamente abierto, chorreando todo el semen que aquel jamelgo me había dejado dentro. Y diciendo cosas sin sentido.
Al despertarme estuve a punto de volver a comerme otro hongo, con leche condensada. Pero mis dos amigos me lo impidieron, y fue cuando comenzaron a contarme todas las locuras, que yo había hecho, cosa que al principio me negué a creer, pero a medida que ellos dos siguieron contándome, todo lo que yo había hecho, comencé a recordar todo lo que hice, y me dejé hacer. Todo gracias a la nota que me dieron esos condenados hongos…
Ahora sin que haya necesidad de que me coma ningún hongo, cuando mis amigos, o yo tenemos ganas, y me lo piden, les dejo que me vuelvan a comer el culo, o si lo prefieren les mamo sus vergas.
Entramos al cuarto y empezó todo, él me tomó por detrás y empezó a tocar mis nalgas y me susurraba cosas al oído: ¡eres una puta q aprenderá de mí!, ¡eres mi perra! Y yo se lo confirmaba le dije q seria su perra, el me volteo y quedamos frente a frente, y acercó su boca a la mía, pero mas q besarme su lengua paseaba por mi boca.
Relato erótico enviado por Putitacachonda el 29 de December de 2009 a las 23:34:17 - Relato porno leído 140730 veces
Aventuras en Paris
Jesús y Pablo marcharon a Paris para poder vender el video. Dejaron a sus tres amigos en una casa que habían alquilado en un pueblo muy pequeño en Huesca. Los dos habían quedado con Pierre, un ejecutivo muy interesado en esta clase de material.
Relato erótico enviado por mena55 el 24 de August de 2008 a las 13:55:00 - Relato porno leído 114317 veces
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Comentarios enviados para este relato
katebrown
(18 de October de 2022 a las 20:18) dice:
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