La puse en cuatro patas y a lo perra caliente la penetré por su abertura carnal afrodisíaco, como vibro y gimió
Relato
Finalicé mis estudios en esa casa siendo sin que lo supiera el ingeniero el macho semental de la casa y su mujer una dama cortejada, saciada y carnalmente satisfecha con una tercera hija fecundada por mí en su camada.
Al egresar me ofrecen trabajo en una minería en las cuales debería estar veinte días en la mina y diez de descanso en casa, converso los pro y contra con Rubén y este se entusiasma y también se contrata en la minera, con las mismas condiciones…, teníamos diferentes turnos…, cuando él estaba en la mina yo estaba en su casa, al revés cuando me tocaba turno…
Nuestros turnos no se encontraban entonces durante una semana Mirtha era mi incondicional amante, cortejada, saciada carnalmente y plenamente satisfecha en su erotismo. Esa semana dormíamos juntos en su lecho matrimonial y ella solicitaba de mis condiciones de macho semental apoteósicos apareamientos carnales.
Era ahora una mujer insaciable, buscaba solo saciar sus instintos retenidos por varios años, nos acostábamos y a los diez o más minutos mi miembro con tantas caricias se eleva apuntando al cielo activado por las hormonas y Mirtha se retuerce y gruñe complacida queriendo ser satisfecha por un macho, mis dedos ingresan en su gruta sagrada y ella dejando escapar un fuerte jadeo mueve sus caderas demandando algo mas que esos dedos, quería ser penetrada por un pene, pero que este pene la hiciera feliz resoplando de ansiedad al sentirse estimulada para el apareamiento de una unión sexual grandiosa, jadeando y refunfuñando de placer al ser tan bien espoleada.
Me acomodaba sobre ella y por media hora la penetraba salvajemente buscando sus orgasmos mientras ella me entrega quejidos de dolor y placer al ser así penetrada diciéndome seré tu mujer, voy a dejarte seco de semen, soy tuya…, eres mi amo…, soy tu hembra…, tu esclava…., oh…, ah…, eres mi nuevo marido, me convertí en tu amante, eres un joven semental, pero como me gozas y aquí tienes mis orgasmos , ah, oh, ah, tuya Dios, mi nuevo amo me compensa… eres mi marido…, mi amo y yo tu esclava.
Cada veinte días al salir de la mina mis diez días de respiro los pasaba en casa de Mirtha y ella me compensaba muy bien mis atenciones, en verdad éramos unos insaciables del sexo y ella cumplía sus obligaciones obligando a mí a cumplir las mías como semental.
Mirtha tenía en su vecina y amiga Dorotea una dama bien proporcionada, pero madura de unos 45 años, casada con un profesional de la planta donde antes trabajábamos y era madre de tres retoños de 17 años la mayor, 14 y 10 lo varones. Mirtha le había confesado sus infidelidades a esta con su marido y ella le solicitaba que contara todo, Mirtha contaba todo exagerando las situaciones mientras Dorotea con sus manos agasajando su sexo, sentía como se inundaba su vagina al escuchar los relatos de su amiga y este semental. En lo mas profundo de su ser deseaba estar a solas con este semental que era un súper semental según su vecina y amiga.
Un día en el supermercado acompañando a Mirtha nos encontramos con Dorotea, esta nos presenta y Dorotea fija sus ojos en mí sonriéndome. Era esta mujer una dama bien proporcionada por la naturaleza a pesar de su edad aun se notaban sus curvas y bondades de este cuerpo. Creo que aún los hombres se daban vuelta a mirarla.
A mi descanso siguiente llego a casa, pero Mirtha no estaba en casa, al verme desconcertado y hasta un poco furioso por no haber traído la llave Dorotea la vecina me invita a su casa en espera de su vecina. Acepto y al entrar veo una bonita casa bien decorada y mantenida, felicitando a la dueña de casa. Esta solo sonríe y me dice voy a cambiarme vestido poniéndome algo mas cómodo y te acompaño, entra en su dormitorio y con intención deja la puerta abierta, desde donde estoy tengo vista de medio dormitorio, distingo cuando ella comienza a sacarse su ropa…, con curiosidad me acerco mas para tener mejor visión veo cuando ella lucha con el vestido enredado en sus trenzas no permitiéndole despojarse de este, ofrezco ayuda y ella la acepta…, claro me dice sin mirar mucho que tengo marido…, me acerco la ayudo a la vez que la acurruco entre mis brazos, ella semi desnuda deja acariciarse, y siente cuando paso mis dedos por sus pezones excitándolos, con la boca entre abierta buscando aire, me reprime retándome, luego se menea y me dice tengo buen cuerpo ¿verdad?..., no contesto caliente como vengo de la mina y no soporto que jueguen conmigo la cojo y traslado a su cama la recuesto y desnudo ese cuerpo, admirándolo, ella solo resopla y gime asustada, luego se le acelera la respiración y acomoda sus piernas abriéndolas y moviendo sus caderas me provoca, que mujer…, se meneaba como una diosa esas caderas precian que tenían vida propia como se revolvían en un ocho perfecto, no se como me subí sobre su cuerpo y clavé con desesperación mi pene en su vulva introduciéndola de un golpe en su vagina extrayendo de sus labios gemidos de placer y dolor…, cálmate me dice, tenemos toda la mañana para nosotros.
Recordé todas las artimañas y tretas amorosas para llegar plenamente a satisfacer a una mujer ardiente, la prendí con mis habilidades enseñadas por mi primera amante una ex puta, a los quince minutos ronroneaba cual gata empalagosa y sensual se entrego a mis caricias y solo solicitaba poséeme por favor gózame, abría sus piernas y me abrazaba tratando de acomodarme sobre su cuerpo para que la penetrara, la puse en cuatro patas y a lo perra caliente la penetré por su abertura carnal afrodisíaco, como vibro y gimió satisfecha de sentirse penetrada y apreciaba como mi grueso pene entraba y salía de su matriz, diez minutos y estaba siseando solicitándome mas, dame mas, dame tu semen, a los minutos posteriores gimoteaba y llorisqueaba jadeante por sentir inundada su matriz por mis ríos de semen…, cuando estos comenzaron a mojar sus entrañas se entregó a un delirante orgasmo que mordía y desgarraba la almohada desesperada por sus contracciones sensuales al llegar a una entrega total de su cuerpo a este macho, amante de su amiga, pero que ella buscaría la forma de repetir esta sesión de conexión hormonal con este macho superior a su marido.
En verdad Dorotea es preciosa alta, morena clara, unas preciosas y enormes piernas bien hechas, unos muslos que están para acariciarlos, unos senos bien formados, redondos, deliciosos, para chuparlos. Su cabello precioso. Tiene un cobrizo hasta media espalda, que se desliza por sus senos. Es ondulado y brillante. No creo que nadie, al observarla, no la desee. Sus ojos son azules y su cara demuestra que es toda una mujer apasionada en la cama. Tiene cara de desasosiego sexual, es preciosa. Además posee un culo enorme y sin vestido se ve radiante. No puede negar que Dorotea es caliente, entonces nos acariciamos y nuevamente nos acoplamos dando cada cual lo que mas podía hasta llegar al extremo de quedar lacios sobre el lecho saciados de tanto placer y ella con su vagina inundada de mis semen entregados por litros en su matriz.
Nos regaloneamos con eróticos cariños y luego recuerdo que estoy en casa de la vecina de la mujer que esperaba encontrarme en casa y me visto para ir a casa de Mirtha, ella nada dice mientras me visto al despedirme desnuda se cuelga a mi cuello y me hace jurarle que esta será la primera entrega de muchas otras que tendremos, ella se encargará de comunicarle a Mirtha que ahora soy el amante de ellas dos.
Al irme pensaba los descansos de ahora en adelante serían agotadores.
Ambos iniciamos a besarnos con toda pasión, con aun más pasión que la primera vez, mientras nos besamos Armando comenzó a tocarme mi zona intima debajo la falda de mi vestido y como consecuencia a esto de inmediato me moje toda, ¡Quiero hacerte el amor! Me dijo suavemente al oído, -Lo sé y también quiero- le conteste.
Relato erótico enviado por putita golosa el 29 de August de 2010 a las 23:31:22 - Relato porno leído 513555 veces