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Tragos de Pasión

Relato enviado por : cubanofeliz el 20/11/2011. Lecturas: 12756

etiquetas relato Tragos de Pasión   Borrachas .
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Resumen
Una fría tarde de enero mi esposa y yo nos encontrábamos en el hotel disfrutando de un descanso merecido. El día gris invitaba a beber unos tragos fuertes para compensar la descendente temperatura.
Bajamos al área de la piscina y pedimos unos rones dobles. Mi esposa no está acostumbrada a beber y esa tarde se excedió en los tragos por lo que rápidamente comenzó a reírse y coquetear conmigo descaradamente mientras, desde una de las mesas del frente, un chico apuesto nos observaba con interés.



Relato
Tragos de Pasión
Una fría tarde de enero mi esposa y yo nos encontrábamos en el hotel disfrutando de un descanso merecido. El día gris invitaba a beber unos tragos fuertes para compensar la descendente temperatura.
Bajamos al área de la piscina y pedimos unos rones dobles. Mi esposa no está acostumbrada a beber y esa tarde se excedió en los tragos por lo que rápidamente comenzó a reírse y coquetear conmigo descaradamente mientras, desde una de las mesas del frente, un chico apuesto nos observaba con interés.
Al rato se acercó y nos preguntó que si podía compartir la mesa con nosotros pues se aburría solo, a lo que rápidamente ella respondió que sí. Seguimos conversando animadamente y el muchacho no dejaba de observar las tetas de ella que sobresalían por su fina blusa. Pasada una hora ya los tres estábamos fuera de control y reíamos a carcajadas y nos tocábamos accidentalmente de vez en cuando hasta que por fin la conversación tomó un giro sensual y erótico. Conversamos acerca de los tríos y cada uno dio su criterio. Para mi sorpresa, mi esposa que estaba muy desinhibida, comenzó a opinar y expresó su disposición de hacerlo en algún momento. Él chico la miró fijamente y me guiño un ojo a mí. La conversación ya tomaba un giro inesperado para todos.
El exceso de bebida tenía a mi esposa fuera de control, muy ebria y hablando locuras por lo que le pedí disculpas al chico para llevarla a la habitación a lo que él respondió que me ayudaría a llevarla pues ella estaba muy ebria. Estuvimos de acuerdo y cada uno la tomó por un brazo, mientras el otro brazo rodeaba la cintura de ella que reclinaba su cabeza sobre el hombro de él.
Llegamos a la habitación y delicadamente acostamos a mi esposa sobre la cama con sus brazos y piernas extendidos. Invité al muchacho a sentarse y le ofrecí un trago de ron doble. La butaca donde él estaba sentado quedaba justo frente a mi esposa, que al tener una minifalda negra, se le subía casi a las ingles, por lo que sus muslos quedaban desnudos ante sus ojos que no se apartaban de ellos. Me percaté de la situación y le pregunté ¿te gusta? –él se puso muy nervioso- pero me respondió que sí. Le dije que hacía mucho tiempo deseaba ver a mi esposa singando con otro hombre y que si él lo deseaba podía brindársela. Me contestó que por supuesto, que le gustaba mucho mi mujer y que llevaba tiempo observando sus ricas tetas.
Pues hagámoslo –le dije- y lo invité a desnudarse. El estaba cauteloso y para que se convenciera que yo no bromeaba me acerqué a mi esposa y suavemente le fui levantando la minifalda. Se observaba su tanga negro metido en su raja y sus muslos separados eran una invitación, le acariciaba las tetas a ella y con mucha lentitud fui bajando el zipper de su blusa hasta dejarla en sostén solamente. Esto lo convenció y se comenzó a desnudar.
Era un chico de 1,70 m, trigueño, de labios hermosos y ojos color café, sus bóxers ocultaban una hermosa pinga rosada con un tamaño envidiable. Estaba depilado y sus huevos, rosados, también estaban rebosantes de semen caliente loco por salir.
Cada uno de nosotros se acostó por un lado de la cama y acariciábamos a mi esposa que seguía muy embriagada. Él le quitó el sostén a ella y comenzó a mamarle las tetas con glotonería, chupaba sus pezones, los mordisqueaba mientras sus manos acariciaban el chocho depilado de mi esposa con sus piernas completamente abiertas. Descendió por su abdomen y pasaba su lengua de arriba hacia abajo mientras yo pasaba mi pinga por los labios de ella, se los entreabría en un beso lleno de pasión y deseo y le colocaba mi capullo para sentirme besado. Me coloqué entonces de pie al lado de la cama, me masturbaba suavemente -acto seguido él se colocó entre las piernas de ella y deslizó su tanga dejándola completamente desnuda-. Mi pinga quería reventar de tanta calentura y tenía que contenerme para no venirme encima de ambos.
Él se quitó su bóxer y pude apreciar su enorme pinga., Estaba a punto de reventar. Se arqueo sobre ella, besó sus labios y entreabrió más sus piernas. Pude observar como lentamente le iba mamando su chocho, metiendo sus dedos, dilatándola con delicadeza. Al cabo de unos minutos el acercó su pinga a la entrada de la vagina de ella, aquella hermosa carne masculina comenzaba a entrar en el chocho de mi esposa que disfrutaba su letargo alcohólico, la penetró hasta el fondo y los huevos de él chocaban con los labios vaginales de ella mientras sus manos jugaban con las tetas y nalgas alternativamente. Estuvo un buen rato metiéndola y sacándola, se veía lubricadita y sudorosa su pinga cuando entraba y salía del chocho de mi esposa.
Me preguntó si podía darle por el culo a ella - a lo que respondí que s i- que se la podía meter por donde quisiera. Una sonrisa se dibujó en sus labios.
La sacó de su chochita y entre los dos acomodamos a mi esposa boca abajo con su hermoso culo en pompa. Debo decirles que tanto el chocho, como el culo de mi esposa, son estrechitos y calientes, lo que hace que la pinga quiera reventar de unas pocas bombeadas.
Él le mamó el ojete a ella, se lo ensalivó muy rico y yo le entreabrí las nalgas mientras él acercaba la pinga al culo de ella. Le restregó la pinga por las nalgas, se las golpeaba suavemente, chupaba su ojete y acariciaba su espalda hasta que por fin se puso de rodillas sobre ella. Como les decía yo mismo abrí las nalgas de ella para él, la pinga se acercó y con un ligero esfuerzo entró la cabeza enorme de su pingo dentro del esfínter de ella. Mi esposa ronroneo por la entrada imprevista, con unos ligeros movimientos le fue acomodando la pinga en el culo apoyando sus manos sobre la cintura de ella que estaba boca abajo y con el culo completamente abierto para él. Empezó a penetrarla suavemente, pulgada a pulgada de aquella carne iba entrando y ella se retorcía suavemente bajo su cuerpo, finalmente se la metió completa y comenzó entonces a moverse hacia delante y hacia atrás, rítmicamente en un mete y saca glorioso. Ella instintivamente se movía con lentitud y él se estaba comiendo aquel culazo en mi cara. Yo me masturbaba frenéticamente mientras observa el entra y sale de aquel tolete en el culo de ella. El acariciaba sus nalgas, le mordía la nuca, detrás de las orejas, el cuello y ella sentía aquel calor intenso en su interior, sentía su culo invadido por aquel enorme pingo, jadeaba inconsciente y borracha, gemía y pedía más por el culo, que se la metiera hasta el fondo, suponía que era yo el que la tenia empalada de pinga por el culo. Al cabo de unos segundos el muchacho se estremeció, tensó su cuerpo y me decía –me vengooooooooo- y soltó un enorme chorro de leche caliente dentro del culo de ella, mientras que se la sacaba suavecito. El resto de la leche corría por los muslos abiertos de mi esposa e iba a parar a su chochito enrojecido.
Por mi parte, me había venido espléndidamente y mi leche estaba regada por toda la espalda de ella.
Fui al baño y traje unas toallitas húmedas y entre los dos la limpiamos completamente, la dejamos como nueva, tapada con su edredón e inconscientemente satisfecha. El rostro de ella dormido expresaba una satisfacción verdadera como si hubiera vivido despierta aquel caliente momento.
Nos despedimos, mi nuevo amigo y yo, con la promesa de un próximo encuentro sin copas de por medio.
Al despertar mi esposa en la mañana, me contó que había tenido un excitante sueño con el chico de la piscina la noche anterior –sonreí- y le prometí que el chico y nosotros nos volveríamos a encontrar para hacer realidad su sueño –ella sonrió- en señal de aprobación, y besó suavemente mis labios.

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muy borracha, pero se movia sabroso, al tiempo que emitia pequenos quejidos, demostrando lo que le estaba gustando.
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esta fue mi primera experiencia con gente mayor y borrachas es muy real
bueno todo empieza un domingo muy normal hasta que llego la tarde.
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Hola saludos mi nombre es joselyn,
Tengo 43 anos ,
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Comentarios enviados para este relato
rolandosexo (6 de February de 2012 a las 09:04) dice: siempre quise hacer eso con mi esposa

katebrown (18 de October de 2022 a las 21:10) dice: SEX? GOODGIRLS.CF


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